martes, 31 de marzo de 2015

Charles Bukowski, dos poemas y una carta





Charles Bukowski, Hank

Andernach, 16 de agosto de 1920-

Los Ángeles, 9 de marzo de 1994

 

 

 «no soy un hombre muy agradable, no conozco esa palabra»
                                                                                                           «la clave consiste en resitir»

 «existen cosas peores que estar solo/ pero a menudo lleva décadas darse cuenta»
                                           «por primera vez en mi vida voy a tener el lugar/ y el tiempo para/ crear»

Charles Bukowski



«¿dónde han ido a parar las audiencias/ que eran capaces de elegir y/ discriminar?»

                                                                  «ella ya no es/ la hermosa mujer/ que fue./ ella regala/  fotos en la que está/ sentada sobre una roca/ en el oceáno»

«me gustan los colores/ de sus ropas,/ su manera de andar,/ 
la crueldad de algunos rostros/ de vez en cuando/ la belleza casi pura de una cara/ total y encantadoramente femenina»


*     *     *



Nacía en una de las ciudades más antiguas de Alemania, a orillas del Rin [conocerán la zona los que recorrieron el «Rin Romántico»], Andernach. Un 16 de agosto de 1920.
Con el nombre Heinrich Karl Bukowski, luego sería Charles y lo llamarían Hank.

Las secuelas de la guerra hicieron que fueran años de gran recesión y desajustes económicos, hiperinflación y desempleo.
La familia Bukowski, como tantas otras en el periódo entre guerras, emigró a EE. UU. tres años después de su nacimiento y se instalaban en Baltimore, una de las ciudades del Este preferida por los inmigrantes sajones.

Pronto se marcharían a la otra costa y se instalarían en Los Ángeles, donde Charles viviría la mayor parte de su vida y llegaría a ser uno de los poetas y escritores más admirados —también incomprendido y despreciado— , símbolo del «realismo sucio». Provocador y underground, icono de nuevas generaciones, su atmósfera fue la ciudad.

¿Andernach?, no creo. ¿Los Ángeles? ¿New Orleans, Philadelphia, many cities...? nos lo dice el poeta, Hunk.



Un poema es una ciudad


un poema es una ciudad llena de calles y cloacas,
llena de santos, héroes, pordioseros, locos,
llena de banalidad y embriaguez,
llena de lluvia y truenos y períodos
de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntando a un reloj por qué,
un poema es una ciudad ardiendo,
un poema es una ciudad bajo las armas
sus barberías llenas de borrachos cínicos,
un poema es una ciudad donde Dios cabalga desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche y persiguen 
la bandera; un poema es una ciudad de poetas,
muchos de ellos muy similares
y envidiosos y amargados...
un poema es una ciudad ahora,
a 50 millas de ninguna parte
a las 9:09 de la mañana,
el sabor a licor y a cigarrillos,
sin policía, sin amantes, caminando por las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
fortificada, casi vacía,



Hopper, «Entrando en la ciudad», 1946



 enlutada sin lágrimas, envejecida sin pena,
las montañas rocosas,
el oceáno como una llama de lavanda,
una luna carente de grandeza,
una leve música de ventanas rotas...
un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo...

y ahora pongo esto bajo cristal
para el loco escrutinio del editor
y la noche está en cualquier lado



«Nightwalks», Hopper, 1942



y lánguidas damas grises se alinean 
el perro sigue al perro al estuario
las trompetas anuncian los patíbulos 
mientras los hombrecillos deliran sobre cosas
que no pueden hacer.



Los días corren como caballos salvajes por las montañas, 1969



Es la ciudad de cualquier parte, en un tiempo preciso, paradigma vigente.



*     *     *








   
Charles Bukowski fue un escritor prolífico, además de poeta, autor de obras atemporales y prosa desgarradora.

                                                               Desde su famosa primera novela con el protagonista Henry Chinaski —álter ego de Bukowski—, Post Office / Cartero, —con la increíble anécdota que lo acompañará siempre con John Martin...

          Como muchos autores célebres, alguna vez tuvo un trabajo común, esos del montón. Fue cartero alrededor de los treinta años. Pasaron diez años y más, seguía en el Servicio Postal. Escribía solo en sus ratos libres, una columna en la revista Open City y en otra revista literaria de corta duración. En 1969, un año antes de cumplir 50, llamó la atención del editor de Black Sparrow Press, John Martin, quien le dijo que le pagaría 100 USD al mes [una cuarta parte de su propio sueldo] si dejaba su trabajo y se dedicaba a escribir a tiempo completo. Buk aceptó encantado. 
No habían pasado dos años y Black Sparrow Press publicaba su primera novela, apropiadamente titulada Post Office / Cartero.
Buk la escribió en un mes.

John Martin junto a su mujer, Barbara, fue responsable de la publicación de todos los libros de Bukowski

Pasaron diecisiete años, ¡dicisiete!, y en agosto de 1986 Bukowski envió a su primer patrocinador una carta de agradecimiento, tardía, hermosa.

Con sus características, mezcla de jococidad y desazón, incorrección y profunda sensibilidad, esta carta se puede leer en Reach for the Sun: Selected Letters 1978-1994, la traduzco:

 

«August 12, 1986

Hello John:

Thanks for the good letter. I don´t think it hurts, sometimes, to remember where you came from. You know the places where I came from. Even the people who try to write about that or make films about
it, they don´t get it right. They call it "9 to 5". It´s never 9 to 5, there´s no free lunch break at those places, in fact, at many of them in order to keep your job you don´t take lunch. Then there´s overtime and the books never seem to get the overtime right an if you complain about that, there´s another sucker to take your place.


Hola, John:

Gracias por la amable carta. No creo que duela recordar a veces de dónde venimos. Vos conocés los lugares de donde yo vengo. Todavía las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman "de 9 a 5". Nunca es de 9 a 5, no hay un descanso para almorzar en esos lugares; es más,en la mayoría, si querés conservar tu trabajo ni siquiera almorzás. Luego, están las horas extras, pero nunca se contabilizan, y si te quejás, siempre habrá otro papanatas dispuesto a tomar tu lugar.


You know my old saying, "Slavery was never abolished, it was only extended to include all the colors".
And what hurts is the steadily diminishing humanity of those fighting to hold jobs they don’t want but fear the alternative worse. People simply empty out. They are bodies with fearful and obedient minds. The color leaves the eye. The voice becomes ugly. And the body. The hair. The fingernails. The shoes. Everything does.


Ya conocés mi viejo dicho: "La esclavitud nunca fue abolida, solo se extendió para abarcar todos los colores".
Y lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una peor alternativa. La gente simplemente se vacía. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo.

As a young man I could not believe that people could give their lives over to those conditions. As an old man, I still can’t believe it. What do they do it for? Sex? TV? An automobile on monthly payments? Or children? Children who are just going to do the same things that they did?


Cuando era joven no podía creer que la gente pudiese entregar sus vidas en dichas condiciones. Ahora, como un hombre grande que soy, todavía sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen así? ¿por sexo? ¿por un televisor? ¿por un auto financiado mensualmente? ¿o por los chicos? ¿chicos que estarán haciendo lo mismo que ellos hicieron?


Early on, when I was quite young and going from job to job I was foolish enough to sometimes speak to my fellow workers: “Hey, the boss can come in here at any moment and lay all of us off, just like that, don’t you realize that?”

They would just look at me. I was posing something that they didn’t want to enter their minds.


Antes, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era lo bastante tonto como para decirles a veces, a mis compañeros: "¡eh! el jefe puede entrar en cualquier momento y ponernos de patitas en la calle, así como así, ¿no se dan cuenta?"

Ellos solo me miraban. Yo estaba planteando algo algo que ellos no querían registrar.


Now in industry, there are vast layoffs (steel mills dead, technical changes in other factors of the work place). They are layed off by the hundreds of thousands and their faces are stunned:
“I put in 35 years…”
“It ain’t right…”
“I don’t know what to do…”

 Ahora, en la industria, hay muchísimos despidos (plantas siderúrgicas apagadas, cambios técnicos en otros factores del lugar de trabajo). Ellos son despedidos por cientos de miles y sus rostros están estupefactos.
"Laburé acá 35 años...".
"No es justo...".
"No sé qué hacer...".


They never pay the slaves enough so they can get free, just enough so they can stay alive and come back to work. I could see all this. Why couldn’t they? I figured the park bench was just as good or being a barfly was just as good. Why not get there first before they put me there? Why wait?

I just wrote in disgust against it all, it was a relief to get the shit out of my system. And now that I’m here, a so-called professional writer, after giving the first 50 years away, I’ve found out that there are other disgusts beyond the system.

Ellos (los patrones) nunca pagan lo necesario como para que los esclavos se liberen, apenas lo suficiente para sobrevivir y tener que volver al trabajo. Yo podía ver todo eso. ¿Por qué ellos no? Suponía que el banco del parque era tan bueno como andar por los bares. ¿Por qué no ir allí primero antes que me manden ellos? ¿Por qué esperar?

Pronto escribí indignado contra todo eso, fue un alivio sacar esa mierda de mi cuerpo. Y ahora que estoy acá, siendo un supuesto escritor profesional, después de haber donado los primeros cincuenta años, descubrí que hay otras repugnancias más allá del sistema.


I remember once, working as a packer in this lighting fixture company, one of the packers suddenly said: “I’ll never be free!”
One of the bosses was walking by (his name was Morrie) and he let out this delicious cackle of a laugh, enjoying the fact that this fellow was trapped for life.

Recuerdo una vez, trabajando como empaquetador en esa compañía de artefactos de iluminación, uno de los empaquetadores dijo repentinamente: "¡Nunca seré libre!".
Uno de los jefes que pasaba por ahí (su nombre era Morrie) soltó esa deliciosa risotada, gozando del hecho de que ese tipo estuviese atrapado de por vida. 


So, the luck I finally had in getting out of those places, no matter how long it took, has given me a kind of joy, the jolly joy of the miracle. I now write from an old mind and an old body, long beyond the time when most men would ever think of continuing such a thing, but since I started so late I owe it to myself to continue, and when the words begin to falter and I must be helped up stairways and I can no longer tell a bluebird from a paperclip, I still feel that something in me is going to remember (no matter how far I’m gone) how I’ve come through the murder and the mess and the moil, to at least a generous way to die.
To not to have entirely wasted one’s life seems to be a worthy accomplishment, if only for myself.
yr boy,
Hank

Así que la suerte que finalmente tuve en haber podido salir de esos lugares, no importa cuanto tiempo me llevó, me ha dado un tipo de dicha, la dicha alegre del milagro. Ahora escribo con una mente vieja y un cuerpo viejo, mucho tiempo después de que la mayoría de los hombres pensaba en que ni siquiera iba a continuar, pero dado que empecé tan tarde, me lo debo a mí mismo, continuar. Y cuando las palabras empiecen a flaquear y deba ser ayudado a subir las escaleras y no pueda distinguir más un azulejo de un clip, todavía sentiré que algo dentro mío va a recordarme (no importa cuan lejos me habré ido) como sobreviví a lo jodidamente difícil y al cuartucho y al trabajo monótono, y llegué hasta acá, hasta al menos esta generosa manera de morir.
No haber desperdiciado mi vida completamente parece ser un logro que valió la pena, auque sólo sea para mí mismo.
Tu chico,
Hank»



*     *     *


Completo esta carta, tan emotiva y reveladora... es que nos damos cuenta del rol importantísimo que tuvo John Martin en el desarrollo de su talento literario... con el poema «So you want to be a writer», en la misma línea, con la esencia de esta invitación, de como encontrar tu meta o tu camino, y tratar de hacerlo con este fuego, lo que uno ama y elige, más allá de la literatura.

Este poema, pasado de mano en mano, lema de Bukowski y cita en su lápida: «No lo intentes», podría parecer en un principio un mensaje contra la pereza y la falta de ambición, pero realmente no lo es, no lo creo. Lo que quiere significar es que mientras escribes, no debería ser algo difícil en el sentido de  afanoso y arduo, algo estresante para INTENTAR cumplir, sino solamente suceder con esa intensidad y vocación, trabajo que no pesa.

Muestra cuán apasionado era Bukowski, en su escritura y en lo que le molestaba de otros escritores, de las demás personas.
Creo que la mayoría esté de acuerdo o no con esta filosofía, aún escribiendo o haciendo «cosas menores», o dedicándose a otra profesión, reconocerá el sentido.




¿Así que quieres ser escritor?


Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.

A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.

Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.



Théo Van Rysselbergue. Émile Verhaeren. Grand Palais, Musée d´Orsay


Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.

Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.

Si tienes que sentarte 
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.

Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.

Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.

Las bibliotecas del mundo 
bostezan hasta dormirse
con esa gente.

No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.

A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.

Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.

No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.


*     *     *


Bukowski. Born Into This [subtítulos en español]


Irreverente y directo, sin tapujos, los que se asusten facilmente y sean muy pudorosos, abstenerse.





*     *     *


¿Lo escucharon?
Como habrán observado no es para lectores susceptibles a ciertas «indecencias». La sordidez no es para cualquiera, aunque aceptemos convivir con «la suciedad» y ciertas inmoralidades que son moneda común.

Podemos ir más allá y ver a al hombre que escribió lo que valoramos, tarde según él. Luego, la notoriedad, la adulación y toda esa m... que no soportaba, es anécdota.
Reconoce y agradece en alguna entrevista, eso sí, haberse encontrado en el lugar y momento exactos.

Ya sea en una de sus lecturas frente 20 o 30 personas en Los Ángeles o en alguna de sus presentaciones para más de 700 admiradores enfervorizados, auditorios que se venían abajo, festejándoles todas sus extravagancias, o su columna «Escritos de un viejo indecente», ... era siempre el mismo: «Hey baby, cuando escribo yo soy el héroe de mi m...». Cada uno con su película.

Él siempre en contra de los «necios héroes ricos», irónico y escéptico, diciéndonos «no extiendas tus dedos hacia un Dios que no responde», y «encontrarás el silencio más bello nunca oído», encontrarás lo que buscas, sí.

Pensador decadentista, vale la pena descubrir sus ideas y estética, dejando de lado el estereotipo.




SyntheticChild



Es autor de una amplia obra, me gusta su poesía. La prefiero a sus novelas —algunas son tan duras—, pero me gustaría dedicarles más tiempo [Factótum, Pulp, Cartero, Mujeres, Shakespeare nunca lo hizo]. En una hasta se ocupa de la «escritura basura», se burla literalmente.

Pero en su poética [no es que me guste absolutamente todo] logra transmitir su mensaje a la perfección, su idea, su sentimiento. Con su brutalidad sí, ese famoso «realismo sucio»... algunos poemas son un deleite. Un talento muy particular el suyo, sacude al lector, le dice de la miseria y acto seguido, te ayuda a descubrir ese rincón escondido y mágico. Pero, repito, no es para todos los gustos, sin pelos en la lengua ni «corrector» que pula, subversivo y transgresor, necesita violentar el lenguaje con que se recrea ante la vida.


Después de leerlo,

                                                                                ¿qué les parece? ¿quizá no sea una lectura amable?


Siempre nos piden 
que entendamos
el punto de vista de los demás
no importa cuán 
estúpido
o aburrido sea.

Te piden que veas
su fatal error
sus vidas malgastadas
con amabilidad,
especialmente si son
viejos.

Pero la vejez es el total
de nuestros actos
ellos envejecieron mal
porque vivieron
mal,
rehusaron ver. 

¿No es su responsabilidad?
¿De quién es?
¿mía?

Me piden que no les diga
lo que pienso
por miedo de su 
miedo. 

La vejez no es un crimen.
Pero la vergüenza
de una vida
deliberadamente
malgastada
entre tantas
vidas
deliberadamente
malgastadas.
Sí lo es.

«Se amable», Charles Bukowski




Y con este poema me despido.

C. G.



Mis notas, lecturas, referencias, fuentes


- Hank [La vida de Charles Bukowski]: Neeli Cherkowski


- Poetry Foundation: Charles Bukowski
 http://www.poetryfoundation.org/bio/charles-bukowski


- Charles Bukowski website:
http://bukowski.net/ 


- Bukowski timeline:
 http://bukowski.net/timeline/


- Entrevista a John Martin, editor de Bukowski: una de las personas que mejor lo conoció.
http://www.vice.com/es_mx/read/platicamos-con-el-editor-de-bukowski


 - «So You Want to be a Writer», by Charles Bukowski: Escucharlo y leerlo en inglés.

 https://www.awesomestories.com/asset/view/So-You-Want-to-be-a-Writer-by-Charles-Bukowski



Pinturas

 - Exposición de Edward Hopper en el Thyssen: [1882-1967] célebre pintor estadounidense, famoso por los retratos de la soledad en la sociedad contemporánea. Escuela Ashcan, quienes representaban la vida urbana cotidiana.

http://arelarte.blogspot.com.ar/2012/08/exposicion-de-hopper-en-el-thyssen.html
http://arelarte.blogspot.com.ar/2011/11/la-ciudad-en-la-pintura-de-edward.html


Edward Hopper at the National Gallery of Art:
http://www.nga.gov/exhibitions/2007/hopper/introduction/index.shtm




- Théo [Théophile] van Rysselberghe: [1862-1926] pintor belga, movimientos artísticos de finales del siglo XIX [impresionismo, puntillismo, postimpresionismo, modernismo]. Asociado al movimiento denominado «luminismo belga».
En la pintura elegida para acompañar el poema, aparece Émile Verhaeren [1855-1916], poeta en lengua francesa de origen flamenco, uno de los principales fundadores del modernismo.




























viernes, 27 de marzo de 2015

¿Qué te hace un buen lector? , Vladimir Nabócov, «Curso de literatura europea» y más



¿Qué te hace un buen lector?

 

Un buen lector siempre: 
se compromete con la lectura en el momento y reflexiona después sobre lo que ha leído.







Analiza y evalúa:
se forma una opinión propia, utiliza sus lecturas previas y aprende.







Antes o después se abstrae, se deja llevar por las emociones que le produce.
Luego, las discute y expresa oralmente.
Encuentra la magia y la comparte.








Hay un escritor por todos los lectores conocido, fundamentalmente por su novela escrita en idioma inglés a pesar de haber nacido en San Petersburgo, llevada al cine por Stanley Kubrick [1962] y Adrian Lyne [1997].

                        La famosa novela es Lolita [1955] y el escritor ruso, Vladimir Nabocov [1899-1977].




Vladimir Nabókov, entomólogo famoso, coleccionista de mariposas



Además de ser leyenda por la «inmoral», escandalosamente célebre historia, lo fue por sus clases en el Wellesley College y en la Universidad de Cornell en EE. UU. Su exilio de Rusia tras la Revolución, lo había llevado a vivir en Inglaterra, Alemania, Francia y finalmente, por la guerra de 1940 [huyendo de los nazis con su esposa Vera], en el país del norte, donde pasaría 20 años.



Vladimir Nabokov y su esposa Vera Slónim [editora y traductora]



Nadie quería perderse esas clases algo extravagantes, aunque exigía de una manera descomunal a quienes asistían. Cuentan que en uno de los primeros encuentros con sus alumnos, pidió que leyeran Ana Karenina [León Tolstói] y les dió dos semanas [800 páginas], así «tendrían tiempo de volver a leerla dos veces más antes de terminar el curso».

El resultado de estas famosas clases son tres libros: Curso de literatura europea, Curso de literatura rusa [Universidades Wellesley y Cornell] y Curso sobre El Quijote [Universidad Harvard, 1951-52], ahora reeditados juntos.

De él podemos tomar algunos conceptos, sabiendo de antemano que es alguien que le da un valor alto a «la gran literatura» y a los «elegidos» que saben apreciarla.

De familia rica y aristocrática, estudió literatura rusa y francesa en Cambridge y Berlín. Dio clases de idiomas [inglés, francés y ruso] y de literatura rusa. Su esposa fue su mano derecha, asistente, crítica y gran lectora.
Aunque estos datos no vendrían al caso si estuviéramos leyendo alguna de sus ficciones [Lolita, Pnin, Pálido fuego, Ada o el ardor]. Según su teoría: «El buen lector sabe que no tiene sentido buscar la vida real, la gente real y demás, cuando se trata de novelas».

Por supuesto no está de más conocer su aversión a notables autores como Dostoievski, Faulkner, André Gide, Gorki y Mann, [tampoco le gustaba Freud] y su negación a las teorías literarias. Sobre todo en este caso que vamos a considerar sus consejos para el lector.



Nabókov enseña a leer las grandes novelas  
                                                                              y admira sobre todo a Pushkin, Shakespeare y Joyce. También a Dickens, Flaubert, Proust, Kafka; con Jane Austen tuvo que hacer un esfuerzo para que le gustara. Ellos y él mismo están entre sus preferidos.

Sobre Ulises, su obra predilecta, dice: «es una divina obra de arte y vivirá a pesar de los insignificantes académicos que la convierten en una colección de símbolos o de mitos griegos».


Es un apasionado, despliega su gran inteligencia y erudición en sus conceptos, a veces cuestionables.

Enseñar a leer no debe ser facil, tampoco aprender, es un arte.
Acercarnos a los libros con amor a las imágenes que nos transmiten es sólo una de las claves, no la última lección.





La lectora de novela, Vincent Van Gogh [Arles, 1888] Óleo sobre tela.



 Vladimir Nabokov enseñó a:
  1. acariciar los detalles.
  2. apasionarse con la lectura de Jane Austen, Dickens, Stevenson, Proust, Flaubert, Joyce, Kafka,...
  3. releer a fondo las grandes novelas de la literatura.




Título origina: Lectures On Literature. Edit.: RBA Libros, 560 págs.





Pasajes elegidos de su Introducción:


No es la cantidad...
 
 «Cómo ser un buen lector», o «Amabilidad para con los autores»; algo así podría servir de subtítulo a estos comentarios sobre diversos autores, ya que mi propósito es hablar afectuosamente, con cariñoso y moroso detalle, de varias obras maestras europeas. Hace cien años, Flaubert, en una carta a su amante, hacía el siguiente comentario:

«Qué sabios seríamos si sólo conociéramos bien cinco o seis libros».



Detenernos en los detalles para crear el nuevo mundo propuesto donde nos sumergiremos. Sólo después levantar la vista...

Al leer, debemos fijarnos en los detalles, acariciarlos. Nada tienen de malo las lunáticas sandeces de la generalización cuando se hacen después de reunir con amor las soleadas insignificancias del libro.

Si uno empieza con una generalización prefabricada, lo que hace es empezar desde el otro extremo, alejándose del libro antes de haber empezado a comprenderlo. 

Nada más molesto e injusto para con el autor que empezar a leer, supongamos, Madame Bovary, con la idea preconcebida de que es una denuncia de la burguesía. Debemos tener siempre presente que la obra de arte es, invariablemente, la creación de un mundo nuevo, de manera que la primera tarea consiste en estudiar ese mundo nuevo con la mayor atención, abordándolo como algo absolutamente desconocido, sin conexión evidente con los mundos que ya conocemos. Una vez estudiado con atención este mundo nuevo, entonces y sólo entonces estaremos en condiciones de examinar sus relaciones con otros mundos, con otras ramas del saber.



La novela histórica goza de mala fama... [sin embargo, pensemos en Sir Walter Scott, lo digo yo, no V. N., pero no es lo que se ve en el curso]

Otra cuestión: ¿Podemos obtener información de una novela sobre lugares y épocas? ¿Puede ser alguien tan ingenuo como para creer que esos abultados best-sellers difundidos por los clubs del libro bajo el enunciado de «novelas históricas» pueden contribuir al enriquecimiento de nuestros conocimientos sobre el pasado?

                                                   Pero ¿y las obras maestras? ¿Podemos fiarnos del retrato que hace Jane Austen de la Inglaterra terrateniente, con sus baronets y sus jardines paisajistas, cuando todo lo que ella conocía era el salón de un pastor protestante? Y Casa Desolada [agrego: de Chales Dickens], esa fantástica aventura amorosa en un Londres fantástico, ¿podemos considerarla un estudio del Londres de hace cien años? Desde luego que no. Y lo mismo ocurre con las demás novelas de esta serie. La verdad es que las grandes novelas son grandes cuentos de hadas… y las que vamos a estudiar aquí lo son en grado sumo.



El encuentro del lector con el arte del escritor...

El tiempo y el espacio, el color de las estaciones, el movimiento de los músculos y de la mente, 

todas estas cosas no son, para los escritores de genio [por lo que podemos suponer, y confío en que suponemos bien], nociones tradicionales que pueden sacarse de la biblioteca circulante de las verdades públicas, sino una serie de  

sorpresas extraordinarias que los artistas maestros han aprendido a expresar a su manera personal.

La ornamentación del lugar común incumbe a los autores de segunda fila; éstos no se molestan en reinventar el mundo; sólo tratan de sacarle el jugo lo mejor que pueden a un determinado orden de cosas, a los modelos tradicionales de la novelística.

Las diversas combinaciones que un autor de segunda fila es capaz de producir dentro de estos límites fijos pueden ser bastante divertidas, pese a su carácter efímero, porque

a los lectores de segunda les gusta reconocer sus propias ideas vestidas con un disfraz agradable

Pero el verdadero escritor, el hombre que hace girar planetas, que modela a un hombre dormido y manipula ansioso la costilla del durmiente, esa clase de autor no tiene a su disposición ningún valor predeterminado: debe crearlos él.

el arte de escribir... el arte de ver el mundo

El arte de escribir es una actividad fútil si no supone ante todo el arte de ver el mundo como el sustrato potencial de la ficción. Puede que la materia de este mundo sea bastante real [dentro de las limitaciones de la realidad], pero no existe en absoluto como un todo fijo y aceptado: es el caos; y a este caos le dice el autor:

—¡Anda !

                                              dejando que el mundo vibre y se funda. Entonces, los átomos de este mundo, y no sus partes visibles y superficiales, entran en nuevas combinaciones. El escritor es el primero en trazar su mapa y poner nombre a los objetos naturales que contiene. Estas bayas son comestibles. Ese bicho moteado que se ha cruzado veloz en mi camino se puede domesticar. Aquel lago entre los árboles se llamará Lago de Opalo o, más artísticamente, Lago Aguasucia. Esa bruma es una montaña… y aquella montaña tiene que ser conquistada. El artista maestro asciende por una ladera sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el viento, ¿con quién diréis que se encuentra?

Con el lector jadeante y feliz. 

Y allí, con un gesto espontáneo, se abrazan y, si el libro es eterno, se unen eternamente.


*     *     *


Póngamosnos a prueba.

Simple encuesta para saber si somos «un buen lector»:

Selecciona cuatro respuestas a la pregunta «¿qué cualidades debe tener uno para ser un buen lector?»:

1. Debe pertenecer a un club de lectores.
2. Debe identificarse con el héroe o la heroína.
3. Debe concentrarse en el aspecto socioeconómico.
4. Debe preferir un relato con acción y diálogo a uno sin ellos.
5. Debe haber visto la novela en película.
6. Debe ser un autor embrionario.
7. Debe tener imaginación.
8. Debe tener memoria.
9. Debe tener un diccionario.
10. Debe tener cierto sentido artístico.


La mayoría se inclina por la identificación emocional, la acción y el aspecto socioeconómico o histórico. Naturalmente, como habrán adivinado,

el buen lector 
es aquel que tiene imaginación, memoria, un diccionario y cierto sentido artístico.



El valor de la relectura...

A propósito, utilizo la palabra lector en un sentido muy amplio. Aunque parezca extraño, 

los libros no se deben leer: se deben releer. 

Un buen lector, un lector de primera, un lector activo y creador, es un «relector». 

¿Por qué? Cuando leemos un libro por primera vez, la operación de mover laboriosamente los ojos de izquierda a derecha, línea tras línea, página tras página, actividad que supone un complicado trabajo físico con el libro, el proceso mismo de averiguar en el espacio y en el tiempo de qué trata, todo esto se interpone entre nosotros y la apreciación artística

                                                                                          Cuando miramos un cuadro, no movemos los ojos de manera especial; ni siquiera cuando, como en el caso del libro, el cuadro contiene ciertos elementos de profundidad y desarrollo. El factor tiempo no interviene realmente en un primer contacto con el cuadro. Al leer un libro, en cambio, necesitamos tiempo para familiarizarnos con él. 

No poseemos ningún órgano físico [como los ojos respecto a la pintura] que abarque el conjunto entero y pueda apreciar luego los detalles. Pero en una segunda, o tercera, o cuarta lectura, nos comportamos con respecto al libro, en cierto modo, de la misma manera que ante un cuadro. 

                                                   Sin embargo, no debemos confundir el ojo físico, esa prodigiosa obra maestra de la evolución, con la mente, consecución más prodigiosa aún. Un libro, sea el que sea —ya se trate de una obra literaria o de una obra científica [la línea divisoria entre una y otra no es tan clara como generalmente se cree]—, un libro, digo, atrae en primer lugar a la mente

                                 La mente, el cerebro, el coronamiento del espinazo es, o debe ser, el único instrumento que debemos utilizar al enfrentarnos con un libro.


Autor y lector aliados...

Sentado esto, veamos cómo funciona la mente cuando el melancólico lector se enfrenta con el libro risueño. Primero, se le disipa la melancolía, y para bien o para mal, el lector participa en el espíritu del juego. El esfuerzo de empezar un libro, sobre todo si es elogiado por personas a las que el lector joven considera en su fuero interno demasiado anticuadas o demasiado serias, es a menudo difícil de realizar; pero una vez hecho, las compensaciones son numerosas y variadas. 

 Puesto que el artista maestro ha utilizado su imaginación para crear su libro, es natural y lícito que el consumidor del libro también utilice la suya.



La imaginación del lector...

Sin embargo, hay al menos dos clases de imaginación en el caso del lector. Veamos, pues, cuál de las dos es la más idónea para leer un libro. En primer lugar está el tipo, bastante modesto por cierto, que busca apoyo en emociones sencillas y es de naturaleza netamente personal [hay diversas subespecies en este primer apartado de lectura emocional]. Sentimos con gran intensidad la situación expuesta en el libro porque nos recuerda algo que nos ha sucedido a nosotros o a alguien a quien conocemos o hemos conocido.

                              O el lector aprecia el libro sobre todo porque evoca un país, un paisaje, un modo de vivir que él recuerda con nostalgia como parte de su propio pasado. O bien, y esto es lo peor que puede hacer el lector, se identifica con uno de los personajes.

                              No es este tipo modesto de imaginación el que yo quisiera que utilizasen los lectores. Así que ¿cuál es el auténtico instrumento que el lector debe emplear?

 La imaginación impersonal y la fruición artística. 

Tiene que establecerse, creo, un equilibrio armonioso y artístico entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente —apasionadamente, con lágrimas y estremecimientos— de la textura interna de una determinada obra maestra.



Moderación en nuestras representaciones...

Por supuesto, es imposible ser completamente objetivo en estas cuestiones. Todo lo que vale la pena es en cierto modo subjetivo. Por ejemplo, puede que vosotros allí sentados no seáis más que un sueño mío, y puede que yo sea una de vuestras pesadillas. Lo que quiero decir es que...

el lector debe saber cuándo y dónde refrenar su imaginación; 

lo hará tratando de dilucidar el mundo específico que el autor pone a su disposición. Tenemos que ver cosas y oír cosas: visualizar las habitaciones, las ropas, los modales de los personajes de un autor. El color de los ojos de Fanny Price, protagonista de Mansfield Park, y el mobiliario de su pequeña y fría habitación, son importantes.


Abstraer el verdadero sentido con justo entusiasmo y perseverancia...

Cada cual tiene su propio temperamento; pero desde ahora os digo que el mejor temperamento que un lector puede tener, o desarrollar, es el que resulta de la

combinación del sentido artístico con el científico. 

El artista entusiasta propende a ser demasiado subjetivo en su actitud respecto al libro; por tanto, cierta frialdad científica en el juicio templará el calor intuitivo. En cambio, si el aspirante a lector carece por completo de pasión y de paciencia —pasión de artista y paciencia de científico—, difícilmente gozará con la gran literatura.


Reconocer el arte en la literatura...

La literatura no nació el día en que un chico llegó corriendo del valle neanderthal gritando «el lobo, el lobo», con un enorme lobo gris pisándole los talones; la literatura nació el día en que un chico llegó gritando «el lobo, el lobo», sin que le persiguiera ningún lobo. El que el pobre chaval acabara siendo devorado por un animal de verdad por haber mentido tantas veces es un mero accidente. Entre el lobo de la espesura y el lobo de la historia increíble hay un centelleante término medio. Ese término medio, ese prisma, es el arte de la literatura.


No equivocarnos con la adjetivación de «verdadero»...

La literatura es invención. La ficción es ficción. Calificar un relato de historia verídica es un insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa Naturaleza. La Naturaleza siempre nos engaña. Desde el engaño sencillo de la propagación de la luz a la ilusión prodigiosa y compleja de los colores protectores de las mariposas o de los pájaros, hay en la Naturaleza todo un sistema maravilloso de engaños y sortilegios. El autor literario no hace más que seguir el ejemplo de la Naturaleza.


Génesis de la historia...

Volviendo un momento al muchacho cubierto con pieles de cordero que grita «el lobo, el lobo», podemos exponer la cuestión de la siguiente manera: la magia del arte estaba en el espectro del lobo que él inventa deliberadamente, en su sueño del lobo; más tarde, la historia de sus bromas se convirtió en un buen relato. Cuando pereció finalmente, su historia llegó a ser un relato didáctico, narrado por las noches alrededor de las hogueras. Pero él fue el pequeño mago. Fue el inventor.



Captar la magia del escritor, distinguir su estilo, descubrir los andamios sobre los que se paró para volar...

Hay tres puntos de vista desde los que podemos considerar a un escritor: 
  1. como narrador, 
  2. como maestro, 
  3. y como encantador. 
Un buen escritor combina las tres facetas; pero es la de encantador la que predomina y la que le hace ser un gran escritor.

Al narrador acudimos en busca del entretenimiento, de la excitación mental pura y simple, de la participación emocional, del placer de viajar a alguna región remota del espacio o del tiempo. Una mentalidad algo distinta, aunque no necesariamente más elevada, busca al maestro en el escritor. 

Propagandista, moralista, profeta: ésta es la secuencia ascendente. Podemos acudir al maestro no sólo en busca de una formación moral sino también de conocimientos directos, de simples datos. ¡Ay!, he conocido a personas cuyo propósito al leer a los novelistas franceses y rusos era aprender algo sobre la vida del alegre París o de la triste Rusia. Por último, y sobre todo, un gran escritor es siempre un gran encantador, y aquí es donde llegamos a la parte verdaderamente emocionante: cuando tratamos de captar la magia individual de su genio, y estudiar el estilo, las imágenes, y el esquema de sus novelas o de sus poemas.


Placer sensual e intelectual...

Las tres facetas del gran escritor —magia, narración, lección— tienden a mezclarse en una impresión de único y unificado resplandor, ya que la magia del arte puede estar presente en el mismo esqueleto del relato, en el tuétano del pensamiento.

                                                                 Hay obras maestras con un pensamiento seco, limpio, organizado, que provocan en nosotros un estremecimiento artístico tan fuerte como puede provocarlo una novela como Mansfield Park o cualquier torrente dickensiano de imaginación sensual.

                                       Creo que una buena fórmula para comprobar la calidad de una novela es, en el fondo, una combinación de precisión poética y de intuición científica.

                                                                 Para gozar de esa magia, el lector inteligente lee el libro genial no tanto con el corazón, no tanto con el cerebro, sino más bien con la espina dorsal. Aquí donde tiene lugar el estremecimiento revelador, aun cuando al leer debamos mantenernos un poco distantes, un poco despegados. Entonces observamos, con un placer a la vez sensual e intelectual, cómo el artista construye su castillo de naipes, y cómo ese castillo se va convirtiendo en un castillo de hermoso acero y cristal.


*     *     *


En una entrevista concedida a Bernard Pivot en 1975, coincidiendo con la publicación de Ada o el ardor, en el famoso programa de contenido literario —uno de los más famosos e influyentes de la televisión francesa—, Apostrophes [1975 a 1990], lo habrán visto o escuchado nombrar, dijo Vladimir Nabócov, entre otras interesantes revelaciones que recomiendo¹:

«En aquellos años de exilio me veo a mí y a miles de rusos blancos llevando una vida extraña pero nada desagradable en la indigencia material y el lujo intelectual».

«La historia de mi vida, pues, se parece menos a una biografía que a una bibliografía: 10 novelas en ruso entre los 25 y los 40 años, y 8 novelas en inglés entre los 40 y ahora. En 1940 salí de Europa para ir a América y hacer de profesor de literatura rusa. De pronto me descubro una incapacidad total de hablar en público. Por tanto, decido escribir por adelantado más de cien conferencias anuales».

[Había acudido a la entrevista con todas las respuestas, a las preguntas anteriormente pactadas, escritas cuidadosamente en fichas].


Hablando de lo interesantes que suelen ser las historias inventadas, más que las de la propia vida: «La historia verdadera de una vida también ha tenido que ser contada por alguien, y si es una autobiografía escrita con pluma pudibunda por un personaje sin talento puede parecer muy sosa al lado de una invención maravillosa como el Ulises de Joyce».

«¿Es su libro favorito? Sí, mi gran modelo».

«Muchas veces me preguntan quién me gusta y quién no, entre los novelistas, comprometidos o no, de mi siglo maravilloso. Primero, no aprecio al escritor que no ve las maravillas de este siglo, las pequeñas cosas, la ropa masculina informal, el cuarto de baño que substituye al lavabo inmundo. Las grandes cosas como la sublime libertad de pensamiento en nuestro doble occidente. ¡Y la luna!

Recuerdo con qué escalofrío delicioso, envidia y angustia, miraba yo en la televisión los primeros pasos flotantes del hombre sobre el talco de nuestro satélite y cómo despreciaba a quienes decían que no valía la pena gastar tantos dólares para pisar el polvo de un mundo muerto. Detesto pues a los divulgadores comprometidos, a los escritores sin misterio, a los infelices que se alimentan con los elixires del charlatán vienés. Aquellos que aprecio saben que sólo el verbo es el valor real de la obra maestra. Principio tan viejo como verdadero, y eso no ocurre a menudo. No es preciso dar nombres, nos reconocemos por un lenguaje de signos, a través de los signos del lenguaje, o bien, al contrario, todo nos irrita en el estilo de un contemporáneo detestable, incluso sus puntos suspensivos».


*     *     *



Comentario final

Este libro que propongo, Curso de literatura europea, del que ya leímos parte de la introducción, es,  en las propias palabras del autor, «entre otras cosas, una especie de investigación detectivesca en torno al misterio de las estructuras literarias».

La primera edición es de setiembre de 1983, Editorial Bruguera, Barcelona, España.

Consta de una biografía de Nabokov en la introducción, escrita por John Updike [de él son algunos de los conceptos] y traducción de Francisco Torres Oliver.

Los que tengan ganas de leerlo, creo que será una manera de «presenciar» las maravillosas conferencias, «todavía con olor a clases», dice Updike, ya que la revisión y edición se cuidó de no eliminar los ánimos, asombros y «envolvente calor pedagógico».

Dijo Nabocov de esta experienia: «El trabajo con este grupo ha supuesto una asociación especialmente agradable entre la fuente de mi voz y un jardín de oídos: unos abiertos, otros cerrados, muchos de ellos muy receptivos, unos pocos meramente ornamentales, pero todos humanos y divinos».

Nos lo imaginaremos leyendo los largos párrafos de famosas novelas con el placer contagioso, ¿por qué no? con la locución teatral y apasionada de este profesor ruso que hizo honor al prestigio de la tradición oral de su país.

Seremos de alguna manera afortunados estudiantes que se topan con un buen maestro que ayudará a comprender y analizar grandes libros, lo hace con un lenguaje fácil y hurgando en detalles que uno podría haber dejado pasar. Para deleitarse leyéndolo junto a una re-lectura de los títulos que explica [ofrezco abajo los links].

La primera escritora que aborda es la novelista británica Jane Austen [1775-1817] y su novela, Mansfield Park. Luego sigue con Charles Dickens [1812-1870], eligiendo Casa desolada. Dejamos Inglaterra y nos trasladamos a Francia con Gustave Flaubert [1821-1880] y su famosa y escandalosa para la época, Madame Bovary, [se habrá sentido unido, por haber sido acusados, ambos, de «inmorales»]. Volverá al Reino Unido, pero esta vez a Escocia con Robert Louis Stevenson [1850-1894] y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hide.

A Franz Kafka [Praga, 1883-Austria 1924], a quien mucho admira, lo presenta, como no podía ser de otra manera, con La metamorfosis.

Nos queda el último, y quizá el más admirado de todos: James Joyce [Irlanda, 1882-Zúrich, Suiza, 1941] y, acá tampoco quedaba duda, con el famoso y poco leido por el común de los lectores, Ulises.
La gran obra maestra del siglo XX.

Y con esta mención llego a mi punto de partida. Ya que en este momento estoy leyendo Ulises, de una manera dedicada y con la guía inapreciable de una excelente profesora.
Me considero una lectora puntillosa, de esas que, como dice Nabocov, «acaricia los detalles».

Corroboro ahora que debo leerlo como quien observa una obra de arte, dejando de lado los datos y referencias, una vez dilucidados. Ahí me puedo entregar con libertad a la belleza de las palabras en la creación artística, en una relectura.

Nabokov nos advierte: «Ulises es una estructura sólida y espléndida, pero un poco sobrestimada por esa clase de críticos más interesados por las ideas, las generalidades y los aspectos humanos que por la obra de arte en sí».
No niega el eco homérico de la novela —vago y general—, ni las numerosas alusiones clásicas, entre muchas otras, pero no nos quedemos en eso.
Nabocov se enoja con los «pelmas eruditos, o lo que es peor, con los seudoeruditos» que nos detienen en buscar paralelos y alegorías.

— ¿En qué nos debemos detener entonces, profesor?

— Muy sencillo, en el pasado irremediable. El presente y el futuro con la figura central de Bloom y todos los personajes que lo rodean, en círculos siguiendo la marcha del destino, que se presenta a veces con una pequeña cortesía.

Podríamos también, agrego, trazarnos un propio mapa a mano a la manera de Nabokov¹, de los encuentros y desencuentros de los principales personajes. Ese mapa de Dublín preciso y meticuloso que trazó Joyce, tenerlo siempre a la vista mientras leemos la novela, desde ya.


*     *     *



Elegir un libro al que le vamos a dedicar tiempo y, a veces esfuerzo, no es fácil. No hay tiempo para leer todo lo que quisiéramos, elegimos unos y dejamos otros.

Me ha pasado que iba a empezar un libro, entonces tomé otro, imparcialmente, y habiendo tenido quizá la elección acertada... como dice Frost en el hermoso poema, yo tomé el menos transitado, y eso hizo toda la diferencia.

C. G.






Los libros no se deben leer: se deben releer.
Sapientia: ningún poder, un poco de prudente saber y el máximo posible de sabor.
Roland Barthes [El placer del texto y lección inaugural]








Mis notas, lecturas, fuentes, referencias


- ¹ Entrevista a Vladimir Nabokov:
http://www.enfocarte.com/1.11/entrevista.html 

 http://aletheiamuip.com/escritores/vladimir-nabokov/
 

- ² Hand-Drawn Map of Jame Joyce´s Ulysses, by Vladimir Nabokov: 
  http://www.openculture.com/2013/08/vladimir-nabokov-creates-a-hand-drawn-map-of-james-joyces-ulysses.html


- Poema «El camino no elegido», Robert Frost: mencionado en mi frase final.


- Nabokov, En las postrimerías de la modernidad: Íñigo F. Lomana.

Borges y Nabokov, dos escritores de la «modernidad tardía». Borges, entre los pocos admirados por Nabokov. La postmodernidad y la pérdida de la creencia del escritor asociado a la figura del genio.

«Nabokov participa del concepto tradicional de genio a través del cual se piensa al autor como un alquimista dispuesto a convertir el vulgar lenguaje cotidiano, en luminoso lenguaje poético».

También Borges compartirá esta idea, como demuestra, por ejemplo, el prólogo a Los conjurados [1985] en el que proclama lo siguiente:
«Escribir un poema es ensayar una magia menor. El instrumento de esta magia, el lenguaje, es asaz misterioso».
La inspiración sigue siendo, para Nabokov, el impulso que explica el alumbramiento de la obra de arte. Considera a la labor literaria como algo próximo a la experiencia mística.

                                                                              Nabokov persiste en ese espíritu elitista propio de la modernidad que pretende evitar la contaminación de la «alta cultura». Ada o el ardor [1969], la más importante de las obras de Nabokov, y su tiempo detenido, uno que fija el devenir, ... Entonces no lo vemos como a un autor moderno en el sentido pleno, sino ubicado en una modernidad liminal.

Nobokov anticipa. El sujeto instalado en la postmodernidad se concibe como un centro vacío atravesado por las miradas que lo construyen. Es un individuo que depende de la capacidad simbólica de las miradas ajenas.
A este drama postcontemporáneo están dedicadas algunas de las mejores obras de Vladimir Nabokov.

Todo lo que uno cree ser, representar o proyectar, puede quedar absolutamente por el veredicto de la mirada ajena, única autoridad capacitada para decidir la conformación de las identidades [Desesperación, 1936].

Obras como la citada, o El ojo [1930], así como buena parte de la producción de Borges y que podemos adscribir a esa modernidad tardía o liminal, nos presentan la fragmentación de un sujeto que carece de una esencia más allá de las miradas que lo crean.

La aparición de «la literatura del agotamiento» [John Barth, 1930] trae como consecuencia la instalación de un planteamiento según el cual toda ficción debe convertirse en metaficción, y todo texto en palimpsesto.

Si todo está escrito, escribamos sobre lo escrito, así, Pierre Menard [..., autor del Quijote, 1944] y Charles Kinbote [ Pálido fuego, 1962, para muchos «la novela perfecta»]... habitantes de un mundo autoreferencial.

Con respecto a su obra más famosa, Lolita [1955], Nabokov nos ofrece la visión de ese momento privilegiado, al que él asiste desde su condición liminal, en el que se produce la apertura de la alta cultura a la cultura de masas, «la hospitalidad hacia lo popular».

 Leer el estudio completo:
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero13/lomana.html



Las excelentes novelas expuestas por Nabokov , para leer:


- Mansfield Park, Jane Austen: novela completa
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/a/Austen,%20Jane%20-%20Mansfield%20Park.pdf


- Casa desolada, Charles Dickens: novela completa
http://www2.ayto-sanfernando.com/biblioteca/files/Casa-Desolada.-Vol.I.pdf


- Madame Bovary, Gustave Flaubert: nevela completa
 http://www.battaletras.com/docs/madamebovary.pdf


- El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hide, Robert Louis Stevenson: novela completa
http://www.cva.itesm.mx/biblioteca/Files/Robert_Louis_Stevenson_-_El_extrano_caso_del_Dr_Jekyll_y_Mr_Hyde.pdf


- La metamorfosis, Franz Kafka: novela completa
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/K/Kafka%20-%20La%20metamorfosis.pdf


- Ulises, James Joyce: novela completa
http://www.google.com.ar/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CBwQFjAA&url=http%3A%2F%2Fxa.yimg.com%2Fkq%2Fgroups%2F16873480%2F1593632473%2Fname%2FJames%2BJoyce%2B-%2BUlises%2B%2528espanhol%2529.pdf.pdf&ei=bz4VVcPIAae1sATqwIJY&usg=AFQjCNFS3eM-s5fyQ6YKg7v0uLKcxmkV8A&sig2=NT9_X5b0HpWiQjOdUtkHHw&bvm=bv.89381419,d.cWc





lunes, 23 de marzo de 2015

Margo Glantz Shapiro en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2015



Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

23 de abril al 11 de mayo de 2015,

tres semanas a puro placer...




En La Rural, Predio Ferial Buenos Aires, barrio de Palermo.
Lunes a viernes de 14:00 a 22.00
Sábados, domingos y feriados de 13:00 a 22:00



Este año la Ciudad Invitada de Honor de la Feria es México. Tendremos oportunidad de ver y escuchar a escritores consagrados con una amplia trayectoria y a jóvenes autores de gran calidad, las nuevas generaciones. También  otras personalidades de la vida cultural y artística del maravilloso país de Octavio Paz, Carlos Fuentes y Juan Rulfo.

Somos muchos los lectores que disfrutamos de estos y otros muchos autores mexicanos, nos apasionamos con conocer la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz —si nos remontamos lejos en el tiempo— y llegamos a Alfonso Reyes Ochoa, tan relacionado con una destacada generación literaria argentina como lo fue la de Victoria Ocampo, Xul Solar, Borges o Bioy Casares.

¿Quién no recitó algún poema de Amado Nervo? o leyó y se conmovió con los de Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013. Y sigo recordando a otros grandes, en mi Club de Lectura siempre hay alguna amiga y socia que vuelve a leer Pedro Páramo o El llano en llamas y nuevos comentarios aparecen sobre la obra de Juan Rulfo. Habrán visto la película Como agua para chocolate, basada en el libro de Laura Esquivel ... es que ella empezó como guionista, luego llegaría con uno de los personajes más controvertidos y fundamentales de la historia de México, Malinche.

Y si hablo de la tierra mexicana y de la condición femenina —a lo que seguramente remitió este último título— llego de inmediato a la escritora que nos visitará en esta Feria... y que no nos podemos perder.


México DF Ciudad Invitada 2015




La delegación estará integrada por casi 50 escritores y personalidades destacadas.


Entre estos participantes sobresale:

                                                       la escritora y ensayista Margo Glantz Shapiro [1930]. Margo es una de las máximas figuras de la cultura mexicana, miembro de la Academia de la Lengua desde 1995 y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004. Ese mismo año obtuvo el premio Sor Juana Inés de la Cruz. En 2010 ganó el premio FIL [Feria Internacional del Libro en Guadalajara] por su novela El rastro

Tiene un estrecho vínculo con la Argentina, pero... por si alguien no la recuerda o no la conoce, aquí está la imagen de una mujer polifacética, de inagotable curiosidad y gran espíritu crítico. Acuariana [28 de enero] de origen judío-ucraniano, su familia vive en México desde la segunda mitad de la década de 1920.

Joven entusiasta, no se cansa de aconsejar lecturas, frente a la «competencia» del espectáculo...Leer amplía la conciencia, nos conecta con nosotros mismos y miles de paisajes internos y externos, con otros mundos,... es fascinante.

No podemos decir que nació con las tecnologías e internet, sin embargo, como referente indispensable para nuevas generaciones que es, acepta y usa las múltiples posibilidades de Facebook y Twitter sobre todo, valora su rol de comunicación inmediata y poder enorme en despertar conciencias que podrían parecer inertes.

Se confiesa una twittera empedernida,... como ejercicio literario, es muy interesante tratar de decir algo muy importante en 140 caracteres... me fascina escribir twitters, los días que no los escribo siento como que no desayuné o algo así.
Aunque reconoce... demerita el pensamiento profundo.
Así es ella, a sus 85 años.

Y si hablamos de apariencia física, reconoce su condición de extravagante, es posible que me venga por genealogía, dice. Entre figura de Gustav Klimt —mujeres seguras de sí y desafiantes— y algún rostro desaforado de Orozco, su pelo rebelde confirma su desobediencia al estereotipo de belleza femenino.
Una mirada curiosa y coqueta, eso sí.





Margo Glantz Shapiro, una voz clara y distinguida


      
Pero lo que más interesa es saber de qué trata su escritura y leer algún texto de su autoría.

          Los temas... el primero que surge es el viaje, que a Margo, hábil novelista y visitante asidua de lugares y museos, la sedujo desde un primer momento, tanto a nivel vivencial como intelectual... el viaje es la actividad más inquietante de la vida, dice. Máxime cuando se realiza a través de un tiempo compartido, como sucede en su novela Las genealogías [2013], libro «autobiográfico organizado como un libro de ficción». Experiencia de sus padres y los mexicanos en una obra ya clásica, que «exhibe con elegante desparpajo los dobleces de la identidad y de la literatura».

          Unas líneas tremendas de la novela: ... La lloro, la admiro, me lleno de culpas, vuelvo a llorarla, a admirarla, a llenarme de culpas y escribo estas precarias palabras totalmente insuficientes, para recordarla y para ponerle un punto final, ahora sí, a mis genealogías.

Coronada de moscas [2012] es otra de sus obras donde los viajes tienen que ver, este es fruto de sus recorridos por la India. Viajes en México, Crónicas extranjeras [1964] fue uno de los primeros sobre este tema, pero con la diferencia del lugar y que es un libro académico —no personal como Coronada...—, de viajeros que llegaros a México en el siglo XIX.

          El erotismo en una novela que tuvo mucho éxito y también generó mucha controversia,  Apariciones [1996]... donde conviven escenas eróticas descritas de manera descarnada y una gran intertextualidad con una carga fuerte de erudición. Con textos fascinantes de Sor Juana... ,de sus contemporáneas y de monjas medievales en una historia que se desdobla, el amor carnal y el místico, la imposibilidad de prescindir del cuerpo, ¡hay que leerla!

          Tres autores que por sobre los demás han trazado sendas en la sensibilidad de la autora: Borges, Kafka y el anónimo escritor de Las mil y una noches, quienes en conjunto han mostrado que un texto no es sino un intersticio por donde se cuela el sentido de la vida y tantas frases que hemos leído... «en algún lado».
La intertextualidad es una de sus características.

          La conquista de América y figuras fundacionales de la historia de México son algunos de  de sus temas en los tan valorados ensayos [temas introducidos también en sus ficciones]: La malinche, sus padres y sus hijos [2001], escritoras mexicanas reflexionando sobre su propia identidad¹. «La Malinche», figura fundamental en la historia mexicana, entregada a los conquistadores como parte de un tributo, convirtiéndose en la «principal lengua» de Hernán Cortez [además de su amante], aclarando que «los lenguas» eran los intérpretes. Margot la llama «nuestra traductora y traidora más eminente».

          Sorjuanista por excelencia, Sor Juana Inés de la Cruz ocupa gran parte de sus estudios y escritos —su «caballito de batalla»— , la admira profundamente. Una mujer con una capacidad, una inteligencia, una destreza infinita... con su caligrafía, tan maravillosa como sus versos, el acto de escribir y sus rituales, la retórica amorosa de su poesía...







          Literatura comparada e iberoamericana, crítica literaria son también sus materias de estudio e investigación, su constante indagación en las posibilidades de la escritura... por ejemplo en Intervención y pretexto [1981], La lengua en la mano [1984], Borrones y borradores [2002], Esguince de cintura, literatura mexicana del siglo XX [1994].

          Un tema recurrente en su escritura es el cuerpo humano, casi una obsesión ... la suya es una mirada cuidadosa y fragmentada, especialmente del cuerpo femenino, los pies, el cabello [De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos, híbrido de varios temas y personajes, extremos de la belleza y la muerte], Las mil y unas calorías [1979], escrita en circunstancias algo graciosas de querer recuperar su físico perdido en EE. UU., «un lugar donde uno se aburre y come», a la moda de las novelas culinarias.

Agrego en este espacio a Saña [2006, la marca que deja la moda en el cuerpo femenino, India, Auschwitz, pintores y Rimbaud, entre mucho más, mutilaciones metafóricas o reales], después volvería al tema de la India, con otra visión y otra edad, otra etapa de su vida, con Coronada de moscas [2012], ya mencionado. Y termino con Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador [2005], donde Nora García es la protagonista —y de otras historias más, «una mujer que experimenta el mundo a través de su cuerpo... y de otras nimiedades».

          Vincula la literatura con otras artes, en Apariciones [1996], por ejemplo, con la pintura y en El rastro [2002], con la música, además también de la pintura.


          Cuentos, o un largo relato fragmentado, es  Zona de derrumbe [2001], cuyo vínculo entre las historias es el personaje, ya nombrado, Nora García. El cuerpo también es tema, pero no el cuerpo erótico, sino... ¡ya verán!

En estos relatos explora varias posiblidades, el que elijo podría ser considerado a primera vista un tema banal, no lo es. El tema de los pies y los problemas que nos ocasionanan a veces,... adquirir o no un atuendo de diseñador, ¿superficial?

Aquí está, veamos de que se trata y después las opinemos:


      
         

  Zapatos: «andante» con variaciones

del libro Zona de derrumbe [2001]




Para Beatriz Aguad


A medida que pasa el tiempo, el zapato olvida su procedencia y su etimología. ¿Quién recuerda que la palabra zapato en español proviene del turco? Es, pues, una palabra renacentista, antes no existía en castellano, se usaban otros vocablos: calzas o calzado. En el primer diccionario de la lengua castellana, el de Covarrubias, se informa que calzado quiere decir el que lleva zapatos, por oposición a los religiosos que hicieron profesión de no llevarlos, por ejemplo Teresa de Jesús o Juan de La Cruz, vulgarmente conocidos como los carmelitas descalzos...


2 - Los grandes colosos egipcios llevan los pies desnudos. Los héroes homéricos también, aunque pueda cabernos alguna duda. En cambio, Moisés, en el Deuteronomio, puede enorgullecerse de decirle a los hebreos: «Os he hecho marchar durante cuarenta años por el desierto y vuestras sandalias no se han gastado bajo vuestros pies», y ésta es, pienso, la primera mención escrita que existe sobre el calzado. Aunque, si lo reflexionamos bien, Dios ya había pensado, al crearnos, en la necesidad de proveernos de un buen sostén sobre la tierra: nuestro primer zapato es el que nos brinda la propia anatomía: la planta de los pies nos garantiza una pisada firme y sólida. La suavidad y la elasticidad de este calzado primigenio se deben sobre todo a un conjunto maravilloso de huesitos, los sesamoides, situados bajo el primer metatarso.



3 - Y este preámbulo es necesario para quien quiere escribir la historia de una mujer cuya máxima ambición fue caminar el camino de la vida con zapatos de diseñador.



4 - No había nacido en sábanas de seda ni probó sus primeros alimentos con cucharita de plata. Estaba empleada en una zapatería de provincia que vendía modelos [imitaciones] del centro a precios accesibles. Es más, la especialidad de esa tienda eran los choclos Elizalde [glacé negro, corte austero y perfecto] para el confort de las matronas; también las zapatillas estilizadas que combinaban el beige y el rojo, el gris y el negro o el blanco con el café o el azul marino, especialmente diseñadas para señoritas ambiciosas de barrio popular.

  
5 - Es hora de confesar que esta historia es autobiográfica, y por tanto profundamente sincera.



6 - El diseñador preferido de la protagonista, Nora García, es Ferragamo. Nació el 6 de junio de 1898, en Bonito, Irpinia: el onceavo hijo de una familia de 14 niños; sus padres, pequeños propietarios agrícolas. Desde pequeño tuvo obsesión con el calzado, pero a su padre [como al de mi madre] la parecía una profesión indigna. Una noche trabajó para confeccionar un par de zapatos blancos para la primera comunión de su hermana preferida. Fue un predestinado. De la misma manera que Leonardo da Vinci, nacido para pintar la Mona Lisa y diseñar inventos revolucionarios, Salvatore Ferragamo nació para diseñar zapatos.



7 - Cuando empiezo a escribir mi vida, me entran algunas dudas, aunque mi infancia fue también humilde. Esas dudas se fortalecen después de leer las memorias de Nabokov. La verdad es que cuando yo, Nora García, leo cosas tan profundas como las que él escribe, me siento disminuida, inútil, y, lo que es peor, mis obsesiones se convierten —como la naturaleza americana para Buffon— en algo inferior. ¿Cómo puede equipararse alguien, cuya tragedia ha sido sólo un exilio de colonia a colonia proletaria durante su infancia, con un exiliado de la nobleza de un país que produjo a Gogol, Dostoievski, Chéjov, y, claro, a Nabokov afterwards?

                     Mi historia trata de una mujer [quizá yo misma] que ama desesperadamente y la consecuencia de ese amor fatal no es el suicidio, al estilo de Anna Karenina echándose a las vías del tren o de Madame Bovary tomando arsénico para pagar sus deudas o de Madame de Cléves entrando a un convento para no ceder al amor carnal; no, su tragedia consiste en una paulatina deformación del pie izquierdo que le produce un dolor continuo y mediocre [opacado por analgésicos] como el de un callo o una muela inflamada, dolores nada comparables con el dolor lacerante que les producía a las santas mártires del cristianismo la amputación de un seno, la mutilación de un miembro, el desollamiento o la crucifixión. En Nabokov muchas veces la tragedia degenera en una parodia sutil; en mi caso, la parodia cae en la farsa como los perros americanos cayeron en la inferioridad cuando Colón descubrió que no ladraban. Y mis padres eran ya de por sí inferiores [judíos-rusos]. [¿No lo determinó así Hitler y exterminó a los judíos?] Mis padres ni siquiera fueron a América, la verdadera, sino a México, al sur del Río Bravo, donde los habitantes somos despreciables. Si yo hubiera nacido en Nueva York hubiera estudiado en Cambridge o en Harvard y mi inglés sería impecable, como el de Carlos Fuentes. Insisto, nací aquí al sur del Río Bravo, e insisto en contar la historia de una mujer que ama demasiado. ¿Habrá mayor necedad?


8 - Nabokov creía en Dios, un dios formado por una especie de corros de fantasmas que volaban como mariposas. ¿En qué Dios puedo creer yo, sin siquiera ser de Rusia y teniendo como herencia sólo un exilio menor? Porque a fin de cuentas los que se exiliaron fueron mis padres y su exilio fue menos productivo que el de Nabokov [que escribió en inglés y no en español como yo, Nora García] o el de algunos conquistadores del siglo XVI. Mi madre me dio el otro día la clave de por qué no regresó a Rusia: no tenía nada de qué vanagloriarse: no se volvió rica ni famosa, ¿entonces, para qué emigrar? Todavía no estaba en su total apogeo el estalinismo aunque ya se perfilaba, pero el acto de exilarse consistía en hacer algo grandioso y mi mamá se exiló sólo para seguir a un aventurero que   en aquel entonces ni siquiera usaba barba. Las cosas se hubieran mejorado si hubiésemos tenido un destino singular, pero mi padre tuvo una serie de tienditas, una serie de mudanzas, una serie de libros, una serie de hijas, y una serie de pinturas y de esculturas que están esperando ser reconsideradas como obras de arte, al estilo de las obras que los prerrafaelitas en Inglaterra pusieron de nuevo en circulación.

             Las guerras no nos tocaban siquiera de cerca, las oíamos en la radio o las veíamos en los noticieros en el cine, mientras mis tíos y primos en la Unión Soviética morían en el combate, en el aire o de hambre. Quizás esta obsesión por los zapatos —que intento volver heroica para compensar la falta de heroísmo familiar— tenga su origen en la profesión de mi tío Iván, el hermano mayor de mi madre que era zapatero, profesión nefasta, vergonzosa para la familia, sobre todo si se tiene en cuenta que ese tío ni siquiera producía un par de zapatos entero, apenas la parte superior del calzado sin la suela, como ahora en las maquiladoras; además, nunca he sabido si confeccionaba zapatos de hombre o de mujer. Mi tío Aliosha llegó a México, mandado por mis abuelos para proteger a mi madre de mi padre y del exilio, se dedicó también a vender materia prima para calzados; él vendía  sólo la suela, la carnaza, y los dos tíos juntos y nosotros —que luego vendimos zapatos elegantes, modelos metropolitanos a precio de pueblo o de barrio bajo— tampoco podríamos equipararnos con el gran Ferragamo que hizo de la confección de zapatos un arte tan grandioso como el que ahora alcanzan con sus diseños Yves Saint Laurent o Armani, en los años treinta Cocó Chanel o antes Bach con el arte de la fuga.



9 - Creo haber demostrado que no teníamos nada de excelso y que para poder levantar el nivel de esta historia que relata un amor desgraciado y convertirlo en una tragedia tengo que hacer un esfuerzo hercúleo. Lo intentaré.

                                     Ya decía yo que mi tío Aliosha llegó a México enviado por mi abuelo a cuidar a mi mamá y al llegar aquí cayó en la profesión nefanda, o mejor dicho, merodeó por ella porque tenía una tienda de pieles [de inferior calidad] por la calle de Jesús Carranza, calle que no es evidentemente la flor de la elegancia, y, para agravar aún más las cosas, vendía lo que los zapateros que hacen calzado en el pueblo llaman despectivamente la carnaza. Completo el cuadro, antes de proceder a narrar mi historia de la mujer que amó demasiado, quizá una historia en donde me     retrato a mí misma, Nora García. Mis propios padres tuvieron varias veces unas zapaterías en un barrio polvoriento de la ciudad, en aquella época todavía un pueblo, y es más, allí se copiaban a la, perfección y con humildad los zapatos de mi ídolo avant la lettre, Salvatore Ferragamo [que para agravar las cosas fue, además, fascista]. ¿Cómo hubiera yo podido saber, cuando entre lecturas de Faulkner y Dos Passos, sentada tristemente en la zapatería rogándole a Dios que ya no vinieran más clientes para que pudiera terminar de leer con tranquilidad Santuario o Manhattan Transfer, que mi ídolo sería más tarde Ferragamo y que me habría de apasionar de manera tan obsesiva por los zapatos? ¿Que hubiese yo descendido tan bajo sólo para comprarme zapatos de ese diseñador, cuyos herederos, en la actualidad, también diseñan joyas, perfumes y ropa de alta costura? Por esa época, o quizá antes de que yo pudiera leer sentada en la zapatería [era demasiado joven], podía percibir la tristeza que mi madre sentía a veces cuando tenía que vender zapatos y mi padre no hacía nada de provecho más que escribir poesía. Con todo, a pesar de ser tan joven, ya sabía apreciar la elegancia de esos zapatos [copias quizá inconscientes de los de Ferragamo] confeccionados graciosamente con tiritas verdes y grises, negras y blancas, café y color hueso, rojas y azules [marino] con tacón altísimo y puntiagudo —esas agujas y esas tiritas sabiamente distribuidas para que el pie se vea sexy—  que se han vuelto a poner de moda gracias a Manolo Blahnik, tanto que su apellido es el epítome del calzado de diseñador, y por ello, en lugar de hablar de sus zapatos, las modelos hablan de sus Blahniks.

Nosotros vendíamos los zapatos a la módica suma de veintitrés pesos con cincuenta centavos, el tacón no era tan aguzado como el que han puesto de moda los grandes costureros actuales y por tanto eran más elegantes, más cómodos, más graciosos, en una palabra, la maravilla; zapatos, lo veo bien hoy, poco adecuados para transitar por esas calles que en época de lluvias eran tan lodosas y profundas como el lago de Xochimilco [el de antes, cuando la ciudad estaba situada en la región más transparente del aire] y por las que se circulaba en canoa o a lomo de cargador indígena, alias tameme, por la módica suma de cincuenta centavos, pieza de plata conocida como tostón, medida colonial de moneda.


10 - Como venía yo diciendo, los zapatos que mi madre vendía en su zapatería de pueblo estaban hechos concienzudamente a mano, e imitaban sin saberlo los diseños de Ferragamo, y en Neiman Marcus de Dallas se vendían aproximadamente a cuarenta dólares de esa época, suma exorbitante si se piensa que nosotros, lo subrayo, los vendíamos a ventitrés cincuenta el par, y el peso estaba a dos cuarenta y cinco por un dólar. Vuelve a surgirme la duda: ¿podré seguir escribiendo una novela con estas pequeñeces?


11 - En el Times de julio de 1989 se lee que la tan violentada y guillotinada María Antonieta se ha convertido en la niña de los ojos de los franceses quienes la han absuelto de sus culpas dos siglos después, es más, aún la lloran, lamentan su trágica muerte. El objeto más visitado en el Museo de Caen donde se organizó una exposición para celebrar el bicentenario de la revolución francesa es el zapato que la infortunada reina dejó caer al montar al patíbulo. Tres arquitectos fueron comisionados para crear seis nichos abstractos que albergan —por turnos— el precioso calzado de raso de seda. Guardianes vestidos a la moda de las postrimerías del siglo XVII lo trasladan de uno a otro espacio, protegidas sus manos con guantes de tafilete: los espectadores, para contemplarlo, deben arrodillarse sobre un cojín de brocado dorado cubierto con un lienzo blanco.
 
12 - He decidido ponerle a este libro el título de Historia de una mujer que quiso andar por el camino de la vida con zapatos de diseñador...


13 - Tengo que empezar a contar la historia en el momento en que la mujer [es decir, yo, Nora García] va caminando por una calle de zapateros, quizá esa calle en Lisboa donde se vendían zapatos de mala calidad, detrás de una plaza parecida a la de mi infancia, donde se vendía calzado de pueblo. Y ahora que lo cuento, me gustaría escribir un texto tan fino como los zapatos finos que diseñó Ferragamo y no puedo, porque ella, Nora García, conoció de niña sólo zapaterías de barrio donde se vendían zapatos de imitación para la gente de la clase media baja y a veces para los limosneros que todas las semanas pasaban con su lata vacía a recaudar sus monedas reglamentarias de a centavo y entre semana llegaban con sus zapatos rotos y sin calcetines o sin medias y pedían zapatos mineros de a siete cincuenta o choclos de viejita de glacé negro con agujetas de a cinco pesos. Sólo mi maestra de piano, chaparrita y con bloomers de algodón color mamey, compraba zapatos con tiritas verdes y gris que combinaba con primor con su bolsa del mismo tono aperlado de las tiritas. Nosotros sólo vendíamos zapatos: alguna vez in illo tempore, tuvimos una boutique en el mero centro donde mi madre vendía bolsas, guantes y sombreros, hoy objetos obsoletos.


14 - Una prestigiosa revista de anticuarios registra un hallazgo excepcional: un par de zapatos del siglo XVII rematado en la casa de los lores de Northampton por veinte mil libras esterlinas. Lo excepcional, debe agregarse, no estriba en el hecho escueto de que se hayan encontrado zapatos del siglo XVII, lo extraordinario es que se trata de un par en perfecto estado de conservación. Recuérdese que como la Cenicienta, María Antonieta sólo dejó caer un zapato cuando subió a la guillotina.


15 - Una mujer pasa repetidas veces frente a una vitrina, mejor, por una calle donde hay zapatos; su obsesión es doble, está fijada en los zapatos y en una novela que tiene relación con un camino por andar, obsesión que también tuvieron Santa Teresa y San Ignacio o San Juan, y los franciscanos seráficos de México. La idea es trazar un paralelismo entre la mujer que tiene que andar simplemente un camino amoroso o el camino nel mezzo del camin di nostra vita, digamos, y, paralelamente, a manera de alegoría, los frailes seráficos, Santa Teresa o San Juan, que andan descalzos o con sus pobres y primitivas sandalias.

                                              Por ello, continúo escribiendo el texto donde una mujer camina con zapatos de diseñador el camino de su vida, su vocación martírica contrasta con ese afán y de ello resulta su nostalgia de Santa Teresa de Jesús y de los frailes seráficos de México; lo remata todo con San Juan, el más importante de los místicos. Debe subrayarse que quizá esa obsesión cambie totalmente el plan de la novela.


16 - Primero, pasea por las calles donde hay zapaterías y al mirarlas su pensamiento está ligado indisolublemente al comienzo de la novela, entrevista como un largo camino por andar, camino que se haría intransitable si no llevara los pies calzados con zapatos especiales, el par más maravilloso y suave, más estético que existe en el Universo.

                                                                  En sus andanzas topa con una zapatería en donde hay un par de zapatos que le fascina; están de barata: le parecen sin embargo excesivamente caros porque está acostumbrada a ser abonera, a comprar en retazos: sus padres fueron aboneros como quien dice porque llegaron a México y lo primero que se encontraron en el tren que iba hacia lo desconocido fue a un señor hebreo que llevaba miles de corbatas alrededor del cuello y miles de sombreros encimados sobre la cabeza, y no sé bien qué en las manos, pero habló con mis padres en ruso y les dijo que no hablaran ruso, que hablaran alemán, y eso marcó sus vidas porque mi padre llevó en la cabeza una canasta con pan que lo inició en el camino de los aboneros, luego se compró un caballo, ¿de dónde lo sacó si no tenía dinero? Nunca lo supe, pero hay que convenir en que comenzó con el pie derecho el camino de la vida en México, o más bien, montado sobre un caballo y que ese caballo era para llevar el pan, y que sus zapatos —unas botas— los apoyaba en los estribos; cuando mi padre andaba a caballo parecía un conquistador, porque la canasta de pan la llevaba sobre la cabeza un indio que para mayor precisión se llamaba Serafín. Mi padre prefería leer poesía mientras Serafín cargaba, vendía y cobraba las mensualidades, porque aunque parezca mentira el pan se vendía en abonos. Y si yo voy a pie por el camino de la vida con zapatos de diseñador, Ferragamo o Maud Frizon [no Christian Dior ni Yves Saint Laurent], entonces sí que las cosas me van a ir bien, sobre todo si conservo a la vez mis viejos hábitos ancestrales, los de abonero, y si consigo, en barata, el último par de zapatos color verde fatiga de Ferragamo, con un tacón ni muy bajo ni muy alto, medio botines, con una hebilla preciosa, divino calzado que cumple una función múltiple: permitirme que camine por la vida con zapatos de diseñador, perfectos, elegantes, y, cosa fundamental, no demasiado caros.


17 - Nunca lo había pensado antes, pero ¿no tendrá ella los pies deformados y adoloridos porque no solía comprarse zapatos de diseñador? Pero, sigo: ella recorre Bond Street, pasa por Armani, se pasma ante sus trajes y sobre todo cuando toca la textura de las telas; Ungaro, vestidos exquisitos, pero demasiado juveniles [ya no tiene tan estrecha la cintura], Yves Saint Laurent, maravilloso, pero ¿dónde usaría esos zapatos? Podría comprarse un traje de Armani, tiene el dinero ahora que están de barata, pero está acostumbrada a gastar el dinero en pequeñeces: ocupan tanto lugar las prendas en su clóset que podría comprarse, sumándolas, algo maravilloso, pero no lo hace, lo recalco, porque tiene mentalidad de abonera. Sus pasos ciegos la dirigen de nuevo a Ferragamo donde ha visto los zapatos, sabe que no podrá escribir si no está bien calzada, ya lo ha comprobado: lleva ahora unos zapatos de Oxford Street, de Ravel, tienda barata para los que vienen de fuera o los que no tienen, como ella, mucho dinero, o adolecen de la misma mentalidad de abonero que tengo yo, Nora García, además de sentir una nostalgia inmensa [como de tango] por esos zapatos de tiritas de colores, verde y gris, rojo y gris, azul marino y blanco, tacón alto y esbelto de mi zapatería de infancia, la que tuvo mamá, al lado de los zapatos de glacé de viejita de Elizondo que íbamos a buscar a Tacuba con papá y cuando los de vamp costaban veintitrés pesos con cincuenta centavos y los de viejita doce cincuenta. Quizá debiera comprarme unos zapatos así; antes me los compraba en las baratas, recuerdo un par gris con verde Christian Dior, tacón muy alto, zapatillas con hebilla abrochadas en forma de T, como las de los años veinte, zapatos que tuve que regalar el otro día, aunque estaban muy buenos todavía, pero ya no puedo usarlos porque tengo juanetes y tener juanetes calza perfectamente con la mentalidad de abonera y no con los zapatos estilosos.


18 - Un pie alterado como un zapato demasiado usado, el tacón pelado y las deformaciones de los pies ya no se ocultan con el calzado: las puntas abolladas o arrugadas exhiben una parte que ya nunca podrá ser llenada por el pie. Nada recibe tanto el impacto de la realidad como los pies calzados sobre la tierra. Por eso de niña usé zapatos de charol negro con hebilla y traba en forma de T, achatados, de piso, con tacón de goma o blancos y durante los primeros días no quería caminar con ellos para no mancharles la suela y para evitarlo caminaba sobre periódicos. Esa operación detiene el efecto de realidad, mantiene la belleza intacta, como sucede en las naturalezas muertas en las cuales se pinta un poco de basura que nunca se deteriora: la pintura conserva para siempre su equilibrio.


19 - Sus pasos ciegos la dirigen de nuevo a Ferragamo donde ha visto los zapatos, sabe que no podrá escribir si no está bien calzada, entra, pregunta por los zapatos, se los muestran, son de un gris verdoso, con un reflejo plateado producido por el tratamiento que le han dado a la piel, el tacón no es demasiado delgado, es mediano, con una pequeña curva interior como los de los zapatos del catálogo de Ferragamo ahora que están en exhibición en el Museo Victoria y Albert de Londres. Ha ido al museo, ha pasado por las innumerables salas donde se amontonan erráticas colecciones de estatuas medievales, cerámicas azules, alfombras persas; piensa que debería detenerse, porque las alfombras persas están definitivamente asociadas a los zapatos o mejor dicho a la falta de zapatos, porque uno no debe pisarlas, hay que descalzarse antes de entrar a una mezquita o a una casa, y allí hay siempre alfombras; sigue sin detenerse, sin embargo, sólo el pensamiento le sirve de lastre en ese camino hollado por sus zapatos; las alfombras están en la pared: sus pies nunca podrán alcanzarlas ni usando sandalias especiales. Encuentra por fin, ¡oh maravilla! la sala donde se exhiben los zapatos del genial Ferragamo. Los admira, entusiasmada, y se decide, nada le impedirá comprarse un par de zapatos de este genial diseñador.


20 - Vuelve sobre sus pasos y, ya en la tienda, se prueba los zapatos que le han traído después de señalarlos en la mesa redonda en la que se exhiben los objetos de barata; le aclaran que es el único par, se mide el pie izquierdo, en el que tiene el juanete; comprueba que la hechura es perfecta: soluciona a la vez el problema de la belleza y el de la comodidad; sin embargo, no puede evitarlo, le parecen demasiado caros, aunque estén de barata. Sale sin comprarlos. Recorre de nuevo las tiendas, ningún zapato le gusta de la misma manera, pero le siguen pareciendo caros, está acostumbrada a gastar en cosas pequeñas, baratas, le parece que es lo único que se merece, pero, eso sí, también sabe que la novela que quiere escribir no podrá escribirse cabalmente si no se compra el calzado ideal, de Ferragamo, su ábrete sésamo, su zapatilla de cristal, su hada madrina.


21 - Lo que más le preocupa en ese momento es que come demasiado turrón de yema y bebe demasiado jerez y engorda y además no puede usar zapatos Ferragamo ni quitárselos en la playa para pisar la arena porque tiene juanetes y a menos que la arena le cubra los pies esa deformidad es visible. Piensa en otros zapatos que ha hecho Ferragamo, y en esas hormas a la medida de cada pie diplomático, imperial o de artista del jet set. En ese momento desea tener los pies de la Mangano, Silvana Mangano, quien como la que cuenta este cuento, Nora García, perteneció, cuando era niña, a las clases inferiores y probablemente, como ella, usó zapatos de marcas ordinarias y puede darse que, también como a ella, se le haya formado un juanete, por cuestiones hereditarias y por usar zapatos apretados y de mala calidad, pero, todo hubiese podido acabar como en los cuentos de hadas, ¿por qué no pensarlo así?, más tarde, Ferragamo pudo haberle hecho una horma a la medida de su juanete.


22 - Me interesa mucho la vida de Ferragamo, pensé hoy por la tarde. Idea por lo menos curiosa en alguien que tiene los pies deformes y está tirada en la playa en traje de baño y con los pies descalzos, y en uno de los pies ostenta un juanete imposible de disimular cuando se está descalza, y me pregunto ¿cómo me puede interesar la vida de un señor gordo que se pasó la vida siempre inclinado, midiendo pies, estudiando su anatomía, su estructura y luego confeccionando hormas de madera y que además fue fascista?

                                                Aunque, claro, esas hormas eran únicas, una para cada pie, porque como la huella de las manos o como la voz, la huella de nuestros pies es única, así es la vida o la anatomía, un simple designio de la naturaleza. Además, en cada una de las hormas que hacía Ferragamo inscribía el nombre del dueño de los zapatos que permitían caminar por el mundo con solidez y natural elegancia. Las hormas eran perfectas, de madera de magnífica calidad. Ahora las hormas, aún las más ordinarias, se venden a precio de oro, si son de buena madera y están bien confeccionadas, pero habría que comprarlas, hechas a la medida, si uno quiere mantener sus zapatos impecables. No me canso de pensarlo: las huellas de cada pie son excepcionales y únicas como las huellas de la mano y como las huellas de la voz; pero en estas épocas de democracia, o mejor dicho de globalización, nadie lo quiere admitir y en lugar de mandarse a hacer la ropa a la medida se la compra uno ya hecha, prét á porter, y, lo mismo, sobra decirlo, pasa con los zapatos.


23 - Mientras piensa en los zapatos, Nora García sabe que escribirá un texto que tiene que parecerse a la ópera que detiene la historia y los sentimientos: los inmoviliza. En el teatro los sentimientos se activan y en la ópera lo que parece trágico se vuelve grotesco por la voz, los ademanes y el atuendo y también porque, vuelve Nora García a reflexionar, tiene deformados los pies, se le han ido deformando cada vez que canta su aria triunfal, aria en la que siempre se duerme su principal acompañante: la ama pero no soporta la ópera; la escena se repetirá degradada en la zapatería, mientras lo piensa escucha en el impecable compact disc a la Callas cantando Aída, quien, semejante a Nefertiti, inicia el descenso a los infiernos con su intensa y prodigiosa voz de soprano.


24 - Me detengo, esto es muy importante; la obsesión principal de Nora García proviene de una concepción especial de la idea de la fama, está relacionada con el honor del nombre. Convencida, regresa a Ferragamo, vuelve a probarse los zapatos, la empleada le comenta, usted ya estuvo aquí, Nora asiente, ruega que se los muestren de nuevo, los contempla, los acaricia, se los pone, verifica que no se le note demasiado el juanete, se decide, se los quita, se encamina a la caja y los paga, pero antes de hacerlo pronuncia un voto, una manda a Santa Teresa de Jesús: usarlos solamente cuando se siente a escribir, como ahora lo hace, con los zapatos puestos, los zapatos Ferragamo que ha comprado en una exclusiva boutique de la calle Bond en Londres, acompañando al calzado, unas medias de ese mismo, exacto color [se comprará luego varios pares de Fogal, pues son las únicas que calzan con los zapatos del gran artesano, mejor, del gran artista del calzado] y, por fin, con solemnidad, ¡ya era hora!, sentada como franciscano seráfico a la máquina de escribir o frente a la computadora, fumándose un cigarrillo, oyendo a Bach, comiendo turrón de yema y bebiendo un oporto, comienza el acto más heroico de su vida; escribir la historia de la mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador.


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               El tono con el que Margo escribe es casi siempre festivo, acá lo comprobamos, y agradecemos. Hasta cuando nos va a hablar de lo más terrible, «recurre al guiño, al gracejo o al juego de palabras que despojan a la expresión de cualquier tremendismo y la dotan de fresca vitalidad». El intersticio que habrán notado, noción que define la obra glantciana, le puede dar un sentido fragmentario, en principio incoherente, pero con un enlace interno incuestionable. Así sucede, a veces, en la de la vida... y bueno la comprensión resultaría mucho más sencilla si le agregamos un componente lúdico. Basta con que sigamos el consejo que Margo nos da en Las genealogías:

     «Hay que meterse profundamente como cuando uno se baña en el agua; eso es la eternidad».

En esta narración de fácil lectura palpamos «su juego». Podría parecer en apariencia simple y de tema femenino. No, escapa a este encasillamiento y apela a la inteligencia, cautiva con su extraordinario manejo de la palabra.

Esta es sólo una invitación para seguir conociendo a una autora que no quiere que cataloguen su obra, esa necesidad es terrible, porque lo obliga a uno a quedarse en límites muy estrechos.

A ella le gusta la literatura, ... también la pintura, la música, viajar, ver mezquitas, saber por qué los musulmanes viven de cierta manera, comprarse ropa, estar a la moda, la fibrolidad también es maravillosala, dice.
 Y ama la lectura, todo en perfecto equilibrio.

No se logra fácil, requiere un largo camino por andar, camino que se haría intransitable si uno no llevara los pies calzados con un par de maravillosos, suaves, estéticos zapatos de diseñador.


C. G.


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Los otros destacados escritores mexicanos que visitarán la Feria: Paco Ignacio Taibo II, Fabio Morábito, Álvaro Enrigue, Carmen Boullosa, Guadalupe Nettel, Ana García Begua, Daniel Saldaña y el argentino residente en México Néstor García Canclini.

Completan la delegación: Alfonso Morales Carrillo, Ana Franco, Bernardo Fernández BEF, Carla Faesler, Christopher Domínguez, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, Daniela Tarazona, Eduardo Antonio Parra, Eduardo Lizalde, Eduardo Matos Moctezuma, Eduardo Milán, Enrique Serna, Fabrizio Mejía Madrid, Francisco Hinojosa, Francisco Mata Rosas, Francisco Segovia, Guillermo Fadanelli, Guillermo Osorno, Hernán Bravo Varela, Humberto Musacchio, José María Espinasa, Leonardo López Luján, Luigi Amara, Magali Tercero, Marco Antonio Campos, Mardonio Carballo, María Baranda, Mario Bojorquez, Myriam Moscona, Pedro Tzontémoc, Rafael Barajas El Fisgón, Rafael Pérez Gay, Ricardo Cayuela, Salvador Martínez della Rocca, Sandra Lorenzano, Sergio González Rodríguez, Verónica Gerber, Vicente Quirarte y Vivian Abenshushan.


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Mis notas, fuentes, referencias, bibliografía


- La lectura y visita de varias entrevistas:
 http://pijamasurf.com/2013/06/por-que-leer-nos-conviene/

http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/la-escritora-y-academica-margo-glantz-cumplira-85-anos-1422373229

 http://lajornadajalisco.com.mx/2014/10/en-las-redes-sociales-se-demerita-el-pensamiento-profundo-margo-glantz/

https://www.youtube.com/watch?v=0LvgZlaF4hQ


- Su Twitter:
https://twitter.com/margo_glantz


- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
  http://www.cervantesvirtual.com/portales/margo_glantz/presentacion/


- Academia Mexicana de la Lengua: audio del programa radial «Letras y voces». Escuchar su voz en un excelente reportaje, saber de su notoriedad, de su libro más famoso, Las genealogías
  http://www.academia.org.mx/Margo-Glantz


- Zapatos «andante» con variaciones
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/zapatos-andante-con-variaciones--0/html/f6a6261b-6bfe-4662-b710-0733ac11af1f_2.html#I_0_


¹- Las hijas de la Malinche:
http://www.debatefeminista.com/PDF/Articulos/lashij1053.pdf


- Sitio web oficial de la Feria:
  http://www.el-libro.org.ar/