lunes, 26 de febrero de 2024
«Love», by Billy Collins
viernes, 23 de febrero de 2024
«Picasso», un cuento de César Aira [inglés y español]
«Picasso»
un cuento del libro
Relatos reunidos
[2013]
César Aira
[Coronel Pringles, Argentina, 1949]
Editorial: Literatura Randon Housem, 224 págs. |
Si ya respondiste a esta simple pregunta que ya han respondido muchos de mis amigos y amigas del Club de Lectura, si te tomaste tu tiempo para hacerlo porque consideraste mi pregunta con la seriedad que se merece, sigo.
El relato que vas a leer comienza y termina en el encantador patio del museo Pablo Picasso, aquí, justamente donde estoy en la foto, imaginándolo todo.
Bueno, a él, bajo este influjo y sentado en el café del museo, se le presenta una posibilidad, la de elegir, ¿ser Picasso o tener un Picasso? Tiene que decidirlo y por ahí va la trama y el argumento, los pros y contras en una elección. No se dejen llevar [o sí, un poco] por el tono siempre travieso de César Aira, el tema, en el fondo, es serio. Y así he ido planteando esta pregunta a mis amigos. Atesoro esas respuestas tan inteligentes y originales, muchas me han ayudado a expandir mis comprensiones.
Es uno de los 17 cuentos reunidos el libro de la foto, escritos entre 1994 y 2011.
Qué disfruten de la lectura bilingüe y del audio, que queden con ganas de leer más de este gran escritor argentino, inclasificable y admirado, siempre con su tono juguetón, César Aira.
Yo me despido, los dejo con lo mejor: la lectura del relato y con todo a lo que él les lleve a pensar y sentir. Con Aira y con Picasso, ellos nos muestran que hay otras maneras de mirar el mundo.
Hasta la próxima lectura,
It all began when the genie came out of the Magic Milk Bottle and asked me what I would prefer: to have a Picasso or to be Picasso. He could grant me either wish but, he warned me, only one of the two. I had to think about it for quiet a while —or, rather, I obliged myself to think about it. Folklore and literature are so full of stories about greedy fools who are punished for their haste it makes you think those offers are all too good to be true. There are no records or reliable precedents on which to base a decision, because this sort of thing happens only in stories or jokes, so no one has ever really thought about it seriously; and in the stories there´s always a trick, otherwise it would be no fun and there would be no story. At some point, we´ve all secretly imagined this happening. I had it all worked out, but only for the classic "three wishes" scenario. The choice the genie had given me was so unexpected, and one of the options was so definitive, that I needed some time to weigh them up.
Extraña pero no intempestiva; al contrario, muy oportuna. Yo salía del Museo Picasso, en plena euforia de una admiración desorbitada, y en ese momento no se me podía haber ofrecido otra cosa, otras dos cosas, que me tentaran tanto. De hecho, todavía no había salido. Estaba en el jardín del museo, y me había sentado en una de las mesitas al aire libre, después de comprar en el bar una botellita plástica de esa Magic Milk que veía consumir a los turistas por todas partes. Era (es) una tarde perfecta de otoño, de luz suave, aire templado, todavía lejos del crepúsculo. Había sacado del bolsillo mi libreta y la lapicera, para tomar algunas notas, pero en definitiva no escribí nada.
It was a strange choice but not inappropriate; in fact, it was particularly apt. I was leaving the Picasso Museum, in a state of rapture and boundless admiration, and at that moment I could not have been offered anything, or any two things, that would have tempted me more. I hadn´t actually left the museum yet. I was in the garden, sitting at one of the outdoor tables, having gone to the café and bought a little bottle of the Magic Milk that I´d seen tourists drinking everywhere. It was (it is) a perfect autumn afternoon: gentle light, mild air, and still a while to go before dusk. I took my notebook and pen from my pocket to make some notes, but in the end I didn´t write anything.
Trataba de ordenar mis ideas. Me repetía en silencio las palabras del genio: ser Picasso, o tener un Picasso. ¿A quién no le gustaría tener un Picasso? ¿Quién rechazaría un regalo así? Y por otro lado, ¿quién no habría querido ser Picasso? ¿Qué otro destino individual, en la historia moderna, era tan deseable? Ni siquiera los privilegios del mayor poder temporal podían comparársele, porque estos estaban amenazados por la política o la guerra, mientras que el poder de Picasso, sublimando el de cualquier presidente o rey, estaba libre de problemas. Cualquiera en mi lugar se inclinaría por esta segunda alternativa, que incluía a la primera; la incluía no solo porque Picasso podía pintar todos los Picasso que quisiera sino también porque es bien sabido que él había conservado muchos de sus cuadros, y de los mejores (el museo que acababa de recorrer se había formado con su colección personal de su propia obra), y hasta había vuelto a comprar en su madurez cuadros que había pintado de joven.
I tried to put my ideas in order. I silently repeated the genie´s words: to have a Picasso or to be Picasso. Who wouldn´t want to have a Picasso? Who would turn down a gift like that? But, on the other hand, who wouldn´t want to have been Picasso? Was there a more fate in modern history? Not even the privileges of supreme worldly power are comparable to what he had, because they can be removed by political events or wars, while the power of Picasso, transcending that of any president or king, was invulnerable. Anyone else in my place would have preferred the second option., which included the first, not only because Picasso could paint all the Picassos he liked but also because it´s well known that he kept a lot of his own paintings, including some of the best (the museum i´d just visited had been founded with his personal collection), and in his later years he even bought back works that he´d sold as a young man.
Claro que esta inclusión no agotaba, ni de lejos, las ventajas de una transformación en el artista: el «ser» iba mucho más allá del «tener», se extendía sobre las dichas proteicas de la creación, hasta un horizonte inimaginable. Porque «ser Picasso», después y más allá de lo que hubiera sido el verdadero Picasso, era ser un Superpicasso, un Picasso elevado a la potencia de la magia o el milagro. Pero yo conocía a mis genios [je m´y connaissais en fait de génies] y pude adivinar perfectamente que no era tan simple. Había motivos para vacilar, y hasta para retroceder horrorizado. Para ser otro hay que dejar de ser uno mismo, y nadie consiente de buena gana a esta renuncia. No es que yo considerada mi persona más valiosa que la de Picasso, ni más sana ni más capaz de enfrentar la vida. Sabía, por las biografías, que él había sido bastante perturbado; yo lo era más, así que cambiándome a él ganaría un margen de salud mental. Pero un largo trabajo de toda mi vida me había llevado al punto de hacer las pases con mis neurosis, miedos, angustias y otros impedimentos, o al menos tenerlos a raya, y nadie me aseguraba que esa cura a medias serviría con los problemas de Picasso. Ese más o menos fue el razonamiento que hice, no con palabras sino a golpes de intuición.
This inclusion did not, of course, exhaust the advantages of being transformed into Picasso, not by a long shot: the "being" went far beyond the "having", taking in all the protean joys of creation, stretching away to an unimaginable horizon. "Being Picasso", in the wake of the real-life Picasso —whatever he was really like— meant being a Superpicasso, a Picasso raised to the power of magic or miracle. But I knew my geniuses (je m´y connaissais en fait de génies), and I could tell or guess that it wasn´t quite so simple. There were good reasons to hesitate, and even to recoil in horror. In order to become someone else, one has to cease being oneself, and no one willingly consents to that surrender. Not that I considered myself to be more important than Picasso, or healthier, or better equipped to face life. He had been fairly unstable (I knew that much from the biographies), but not as unstable as me, so by becoming him I would improve the state of my mental health to some degree. Still, thanks to a lifetime´s patient efforts, I hada made peace with my neuroses, fears, anxieties, and other handicaps, or at least reached a point where I could keep them under control, and there was no guarantee that this partial cure would work with Picasso´s problems. That was more or less my reasoning, although I didn´t put it into words; it was just a series of hunches.
En el fondo, la situación era un caso extremo de la problemática de la identificación, que va más allá del maestro de Málaga ya que se plantea ante cada artista admirado o venerado o estudiado. Va más allá, pero al mismo tiempo se queda en Picasso. La identificación es una de esas cosas que no se pueden generalizar. No hay identificación en general, como concepto, sino que la hay en particular con esta o aquella figura. Y si esa figura es Picasso, como lo es, entonces no hay ninguna otra. El concepto se invierte sobre sí mismo, como si dijésemos [pero es una manera burda de decirlo] que no se trata de «la identificación con Picasso» sino de «el Picasso de la identificación».
Fundamentally, this was an extreme case of the problem of identification, which is raised not only by the master of Málaga but by every artist one admires or venerates or studies. The problem goes beyond Picasso, and yet remains within him, too. Identification is one of those things which can´t be generalized. There is no identification in general, as a concept, only identification with this or that figure in particular. And if the figure is Picasso, as in this case, there can be no other. The concept turns itself inside out, as if we were to say (although it´s a clumsy way to put it) that it´s not about "identifying with Picasso" but about "Picassifying identification".
De pocos hombres se ha escrito tanto; todos los que tuvieron algún contacto con él dejaron testimonios, anécdotas, retratos. Es casi inevitable encontrar ahí algún rasgo que coincida. por ejemplo, cuentan que tenía problemas con la acción. Veía un papel tirado en el piso de su estudio, y le molestaba, pero no lo recogía, y el papel podía quedar meses tirado en ese sitio. A mí me pasa exactamente lo mismo. Son como pequeños tabúes incomprensibles, parálisis de la voluntad, que me impiden hacer algo que quiero hacer, y me lo siguen impidiendo indefinidamente. La sobrecompensación correspondiente es la producción frenética de obra, como si pintando cuadro tras cuadro ese papel fuera a levantarse solo.
Few individuals have inspired so much writing; everyone who came into contact with Picasso left a testimony, an anecdote, or a character sketch. One is almost bound to find a common trait. For example, I´ve read that he had problem with action. He would see a piece of paper lying on the floor of his studio, and it would bother him, but he wouldn´t pick it up, and the piece of paper could lie there for months. Exactly the same thing happens to me. It´s like a tiny, incomprehensible taboo, a paralysis of the will, which keeps me from doing what I want to do, and does so indefinitely. Picasso overcompensated for this with his frenetic production of art, as if by painting picture after picture he could make the piece of paper pick itself up.
Sea como sea, de lo que no podía dudar era de la continuidad de la producción, a través de todas las transmigraciones. Picasso no era Picasso sino en tanto pintor, de modo que siendo Picasso yo podía pintar todos los Picassos que quisiera, y venderlos, y ser rico, y eventualmente [dado que los ricos hoy día lo pueden todo] dejar de ser Picasso si me sentía aprisionado en un vida que descubría que no me gustaba. Por eso dije que el don de «ser» incluía el de «tener».
Whatever the reason, there was no doubting the continuity of his production, through all his metamorphoses. Picasso was only Picasso in so far as he was a painter, so if I were Picasso I could paint all the Picassos I liked, and sell them and get rich, and maybe (since the rich can do anything these days) stop being Picasso if I felt trapped in a life I wasn´t enjoying. That´s why I said the gift of "being" included that of "having".
Picasso [el histórico] dijo una vez: «Querría ser rico, para vivir tranquilo, como los pobres».
Picasso once said, "I´d like to be rich, so I could live in peace, like the poor".
Aun dejando de lado la ilusión de que los pobres no tienen problemas, en la frase hay algo extraño: él ya era rico, y muy rico. Pero no tanto como lo habría sido hoy, treinta años después de su muerte, con la valorización de sus cuadros. Es sabido que los pintores tienen que morirse, dejar de producir, para que sus cuadros se hagan realmente valiosos. De modo que entre «ser Picasso» y «tener un Picasso» había un abismo económico, como lo había entre la vida y la muerte. Habría que interpretar esa frase, más allá de su ingenio facilongo, como una profecía de la situación en la que me ponía el genio, como un mensaje de ultratumba que me dirigía desde el pasado, sabiendo que mi máxima aspiración era una vida realmente tranquila, sin problemas.
Setting aside the deluded belief that the poor have no problems, there´s something odd about the remark: he was rich already when he made it, very rich. But not as rich as he would be now, thirty years after his death, with the rise in the price of his paintings. Everyone knows that painters have to die, and therefore stop producing, for their work to become really valuable. So there was an economic gulf between "being Picasso" and "having a Picasso", as there is between life and death. The remark about living in peace, leaving aside its facile ingenuity, could be applied to the situation in which the genie had placed me; it was a message from beyond the grave, sent in the knowledge that my dearest wish was for a truly peaceful life, without problems.
Pero, con los precios actuales, y con la relativa modestia de mis ambiciones, con un solo cuadro me bastaba para ser rico y vivir en paz, dedicado a la creación novelesca, al ocio, a la lectura... Mi decisión estaba tomada. Quería un Picasso.
Given the current prices, and the relative modesty of my aspirations, a single painting would be enough to make me rich and allow me to live in peace, writing my novels, relaxing, and reading... My mind was made up. I wanted a Picasso.
No bien lo hube pensado, el cuadro apareció sobre la mesa, sin llamar la atención de nadie porque en ese momento los ocupantes de las mesas vecinas se habían levantado y se alejaban, y los demás me daban la espalda, lo mismo que las chicas del bar. Contuve la respiración, pensando: Es mío.
No sooner had the thought formed in my mind than a painting appeared on the table, without anybody´s noticing; by then, the people who had been occupying the neighboring tables had got up and walked away, and the others had their backs to me, as did the waitresses at the café. I held my breath, thinking, It´s mine.
Era espléndido, un óleo de los años treinta, de tamaño mediano. Me sumí en su contemplación, largo rato. A primera vista era un caos de figuras dislocadas, en una superposición de líneas y colores salvajes pero intrinsecamente armónicos. Lo primero que aprecié fueron las bellas asimetrías que saltaban al encuentro de la mirada, se escondían, volvían a aparecer desplazadas, volvían a ocultarse. El empaste, la pincelada [estaba pintado alla prima] exhibían con imperioso desenfado esa seguridad que solo un virtuosismo olvidado de sí mismo puede alcanzar. Pero los valores formales no hacían más que invitar a una exploración del contenido narrativo, y este empezó a revelarse porco a poco, como jeroglíficos.
It was splendid; a medium-sized oil painting from the thirties. For a long time, I gazed at it intently. At first glance, it was a chaos of dislocated figures, a superposition of lines and wild but fundamentally harmonious colors. Then I became aware of the beautiful asymmetries that leaped out at the viewer, then hid, then reappeared elsewhere, then concealed themselves again. The impasto, the brushwork [it had been painted alla prima], was a masterly demonstration of the assurance that can be achieved only by unself-conscious virtuosity. But the painting´s formal qualities were merely an invitation to explore its narrative content, which began to reveal itself little by little, as if I were decoding hieroglyphics.
El primero fue una flor, una rosa carmesí, asomando de la multiplicación de sus propios planos cubistas, que eran los pétalos; enfrentado, en espejo, un jazmín en blancos virginales, renacentista salvo por las volutas en ángulos rectos de sus zarcillos. En la habitual colisión picassiana de figura y fondo, hombrecitos moluscos y hombrecitos chivos llenaban el espacio, con sombreros emplumados, jubones, calzas, o bien armaduras, gorros de cascabeles de bufón, también alguno desnudo, enanos y barbudos; era una escena de corte, y la figura que la presidía tenía que ser la reina, a juzgar por la corona, la reina monstruosa y desvencijada como un juguete roto; pocas veces la torsión del cuerpo femenino, uno de los rasgos más característicos de Picasso, había sido llevada a semejante extremo. Piernas y brazos le salían por cualquier parte, el ombligo y la nariz se perseguían por la espalda, los rasos multicolores del vestido se le incrustaban en el molinete del torso, un pie calzado en un zapatón de taco saltaba al cielo...
First, there was a flower, a crimson rose, emerging from the multiple Cubist planes of its petals; facing it, like a mirror image, was a jasmine in virginal whites, painted in Renaissance style, except for the right-angled spirals of its tendrils. In a collision of figure and ground, typical of Picasso, the space between was filled with little snail-men and goat-men, wearing plumed hats, doublets and breeches, or armor; one wore a fool´s cap and bells; there were nude figures, too, dwarflike and bearded. Over this court scene presided a figure who must have been the queen, to judge by her crown: a monstrous broken-down queen, like a damaged toy. Rarely had the distortion of the female body, one of Picasso´s trademarks, been taken to such an extreme. Legs and arms stuck out of her any old how, her navel and her nose were chasing each other across her back, the windmill of her torso was inlaid with the multicolored satins of her dress, and one foot, encased in an enormous high-heeled shoe, shot up skyward...
El argumento se me apareció de pronto. Estaba ante la ilustración de una historia tradicional española, menos una historia que un chiste, y de los más primitivos y pueriles, el artista debió de volverse desde el fondo de la infancia.
Suddenly, the plot revealed itself to me. I was looking at an illustration of a traditional Spanish fable, or, rather, a joke, and a joke of the most primitive and pueril variety; it must have come back to Picasso from his early childhood.
«Carnaval» [1958], Pablo Picasso |
Se trataba de una reina coja, que no sabía que lo era, y a la que sus súbditos no se atrevían a decírselo. El ministro del Interior ideó al fin una estratagema para enterarla con delicadeza. Organizó un certamen de flores, en el que competían con sus mejores ejemplares todos los jardineros del reino. Cumplido por los jurados especializados el trabajo de selección, quedaron como finalistas una rosa y un jazmín; la decisión final, de la que saldría la flor ganadora, sería de la reina. En una ceremonia de gran aparato, con toda la corte presente, el ministro colocó las dos flores frente al trono, y dirigiéndose a la soberana con voz clara y potente le dijo: «Su Majestad, escoja».
The joke is about a lame queen, who´s unaware of her handicap, and whose subjects don´t dare tell her about it. The Minister of Interior finally comes up with a strategy for tactfully letting her know. He organizes a floral competition, in which all the kingdom´s gardeners compete with their finest specimens. A jury of specialists narrows the field down to two finalists: a rose and a jasmine. The final decision, the choice of the winning flower, is up to the queen. In a grand ceremony, with the whole court in attendance, the minister places the two flowers before the throne, and, addressing his sovereign in a clear, loud voice, says, "Su Majestad, escoja", which means "Your Majesty, choose", but also, if the last word is broken up, "Your Majesty is lame".
El tono humorístico de la conseja se traducía en el abigarrado tejido de cortesanos boquiabiertos, el achaparrado ministro con el dedo índice [más grande que él] levantado, y sobre todo la reina, hecha de la intersección de tantos planos que parecía sacada de una baraja doblada cien veces, desmintiendo la probada verdad de que un papel no puede plegarse sobre sí mismo más de nueve veces.
The tale´s humorous tone was translated visually by the multicolore tangle of gaping courtiers, by the stocky minister raising his index finger [which was bigger than the rest of him], and, above all, by the queen, composed of so many intersecting planes that she seemed to have been extracted from a pack of cards folded a hundred times over, refuting the idea that nine is the maximum number of times a piece of paper can be folded in half.
Algunos puntos eran intrigantes, y le daban espesor a la iniciativa picassiana de llevar la historia a la imagen. El primero de ellos era el hecho de que la protagonista fuera renga y no lo supiera. Uno puede ignorar muchas cosas de sí mismo, por ejemplo, sin ir más lejos, puede ignorar que es un genio, pero es difícil concebir que no advierta un defecto físico tan patente. La explicación puede estar en la condición de reina de la protagonista, es decir su condición de Única, que le impediría usar los paradigmas físicos de la normalidad para juzgarse.
The fable had some intriguing features, which gave Picasso´s decision to turn it into an image further layers of significance. First, the fact that the protagonist was lame and didn´t know it. It´s possible to be unaware of many things about oneself [for example, to take the case at hand, the fact that one is a genius], but it´s hard to imagine how this could extend to an obvious physical defect like lameness. Perhaps the explanation lay in the protagonist´s regal condition, her status as the One and Only, which prevented her from judging herself by normal physical standards.
Única como había sido Picasso. Había algo autobiográfico en el cuadro, como lo había, antes, en la elección de un chiste infantil que seguramente había oído de boca de sus padres o de sus condiscípulos en la escuela; y antes aún, estaba el uso de su lengua materna, fuera de la cual el chiste no tenía gracia ni sentido. Para la fecha de cuadro Picasso llevaba treinta años en Francia, a cuya cultura y lengua ya estaba completamente asimilado; que recurriera al castellano para dar la clave sin la cual una obra suya se hacía incomprensible era, por lo menos, curioso. Quizás la Guerra Civil española había reactivado en él una célula nacional, y ese cuadro era una suerte de homenaje secreto a su patria desgarrada por el conflicto; quizás, hipótesis que no excluía la anterior, un recuerdo infantil, en la forma de una deuda a pagar cuando su arte hubiera llegado al estado de poder y libertad que lo hiciera posible, estaba en el origen de la obra. Después de todo, para esa época Picasso se había coronado como el pintor por excelencia de las mujeres asimétricas; introducir el rodeo lingüístico para la lectura de un cuadro era una torsión más a que las sometía, y lo hacía con una reina para certificar la importancia capital que le daba a la maniobra.
The One and Only, as there had been only one Picasso. There was something autobiographical about the painting and about the idea of basing it on a childish joke that he must have heard from his parents or his schoolmates, and even about the implicit use of his mother tongue, without which the joke wasn´t funny and made no sense. The picture dated from a time when Picasso had been in France for thirty years and had completely adapted to the language and the culture; it was curious, to say the least, that he had resorted to Spanish to provide the key to a work that was otherwise incomprehensible. Perhaps the Spanish Civil War had renewed a patriotic streak in him, and this painting was a kind of secret homage to his homeland, torn apart by the conflict. Perhaps, and this need not exclude the previous hypothesis, the root of the work was a childhood memory, which had lived on as a debt to be repaid when his art had acquired a sufficient degree of power and freedom. By the thirties, after all, Picasso had bee recognized as the preëminent painter of asymmetrical women: complicating the reading of an image by introducing a linguistic detour was just another means of distortion, though crowned, in this case, by its application to a queen.
Una tercera hipótesis, que estaba en otro plano respecto de las anteriores, debía tomar en cuenta la procedencia sobrenatural del cuadro. Nadie había sabido de él [hasta hoy] y su naturaleza de enigma y secreto se había mantenido intacta hasta materializarse en mí, un hispanoparlante, escritor argentino adicto a Duchamp y Roussel.
There was a third hypothesis, on a different level from the first two, which took the painting´s supernatural origins into account. Up until then, no one had known that it existed; its enigma, its secret had remained intact until it materialized before me, a Spanish speaker, an Argentine writer devoted to Duchamp and Roussel.
Fuera como fuera, se trataba de una pieza única, singular aun dentro de la producción de un artista en el que la singularidad era la regla; no podía menos que aspirar a un precio récord. Antes de internarme en una de mis habituales ensoñaciones sobre la prosperidad futura, me deleité un poco más en la contemplación de la obra maestra. Lo hice con una sonrisa. Esa reinita chueca, que había que rearmar a partir de un remolino de miembros entremezclados, era conmovedora, con su cara de gallega, una vez que uno le encontraba la cara, con su corona de papel dorado de chocolatín y sus manos de títere. Ella era el centro, aunque de un espacio en el que no había centro. La ronda de cortesanos, una verdadera corte de los milagros pictóricos, estaba pendiente de su elección; la fugacidad de las flores recordaba el tiempo que para ella no era tiempo externo sino era el instante de comprender, de hacerse cargo al fin, después de toda una vida de ilusión. Una versión más cruel del mismo chiste podía decir que la reina siempre había sabido que era coja [¿cómo iba a ignorarlo?], pero la buena educación había impedido que nadie hablara de lo que ella prefería no hablar; y entonces sus ministros habían hecho una apuesta, que ganaría quien se atreviera a decírselo a la cara.
In any case, it was a unique piece, singular even among the works of an artist for whom singularity was the rule; it could hardly fail to fetch a record price. Before embarking on one of my habitual fantasies about future prosperity, I took a little more time to enjoy contemplating the masterwork. I smiled. This crooked little queen, who had to be put together again from a whirl of tangled limbs, was touching, with her biscuitlike face [once you found it], her golden chocolate-wrapper crown, and her puppet´s hands. She was the center of a centerless space. The round of courtiers, a veritable gallery of painterly miracles, was waiting for her choice; the evanesce of the flowers was a reminder of time, which for her was not a duration but an instant of undertanding, a final realization, after a lifetime of illusion. A crueller version of the joke can be imagined: the queen has always known that she´s lame [how could she not know?], but good manners have prevented her subjects from broaching a topic that she prefers to avoid. One day, her ministers dare one another to say it to her face.
Era una versión más realista, pero no la que había quedado registrada en la pintura. A esta reina nadie la haría objeto de una broma, nadie se burlaría de ella. La querían, y querían que supiera. Era ella la que debía oír y entender el mensaje oculto [«es coja»] bajo el visible [«escoja»], y entonces, en una iluminación, entendería de pronto porqué el mundo se balanceaba cuando ella caminaba, porqué el ruedo de su vestido era en diagonal, porqué el gran chambelán se apresuraba a darle el brazo cada vez que tenía que bajar una escalera. Habían recurrido al mensaje de las flores, eterno vehículo de los mensajes de amor. Porque ella debía elegir la flor más bella del reino, como yo había debido elegir entre los dones que me había ofrecido el genio...
This may be more realistic, but it´s not what the painting represented. No one would make that queen the butt of a joke; no one would mock her. The courtiers all loved her, and wanted her to know it. Beneath the surface message [«choose»], the hidden message [«is lame»] was meant for her: she would hear it and then, in a flash of insight, understand why the world rocked when she walked, why the hems of her dresses were cut on the diagonal, and why the lord chamberlain rushed to give her his arm each time she had to descend a staircase. They had resorted to the language of flowers, that eternal vehicle for messages of love. She had to choose the most beautiful flowers in the kingdom, just as I had been to choose between the two gifts offered by the genie...
En ese momento yo también tuve mi iluminación, y la sonrisa se me congeló en la cara. No pude explicarme cómo no se me había ocurrido antes, pero no tenía importancia; se me ocurría ahora, y con eso bastaba. La angustia de un problema sin solución me envolvió, como sucede en las pesadillas. Seguía dentro del museo; tarde o temprano tendría que irme; mi vida de rico no podía empezar sino afuera. ¿Y cómo salir del Museo Picasso con un Picasso bajo el brazo?
And at that moment my flash of insight came, and freezing the smile on my face. Why this hadn´t occurred to me before I could´n understand, but all that mattered was that it was occurring to me now. As in a nightmare, an insoluble problem loomed, engulfing me in anxiety. I was still inside the museum: sooner or later I would have to leave; my life as a rich man could begin only outside. And how could I leave the Picasso Museum with a Picasso under my arm?
Notas
domingo, 4 de febrero de 2024
Jacques Prévert
Jacques Prévert
[Francia, 1900-1977]
Jacques Prévert ya disfrutaba, desde el joven contestataire que era, del cine y del teatro, junto a su padre. Y, más tarde, ya instalado en París, de la compañía de artistas surrealistas —André Breton entre otros. Frecuentó a Picasso y a Miró. Fue amigo estrecho del cofundador de OuLiPo [Ouvroir de littérature potentielle], Raymond Queneau y del pintor surrealista Yves Tanguy —ellos fueron su segunda familia.
Esa comunidad artística parisina que frecuentaba, pronto lo descubrió y consideró un artista talentoso, un par.
Palabras [Paroles, 1946], es uno de los libros que ha tenido mayor número de lectores y una repercusión inigualable. «Habla antes que escribe», dice el famoso crítico y ensayista Gaëtan Picon. Y destaca su elocuencia instintiva, con la que llega a todo tipo de lector. Con agudeza y picardía cuenta historias que quieren ser escuchadas.
Más tarde seguirían Histoires [1946] y Les Enfants qui s´aiment [1947]. Durante las décadas de 1950 y 1960 publica con gran éxito La Pluie et le Beau temps [1955], Fatras [1966] e Imaginaires [1970]. Las últimas colecciones de poesía son Choses et Autres [1972], Soleil de Nuit [1980, póstumo] y La Cinquième Saison [1984, póstumo].
Le gustaba jugar con las palabras, y amaba París, fue un icono del barrio de Saint-Germain-des-Prés.
París, ciudad que siempre celebró su obra. Este vínculo estuvo y seguirá estando en muchas y variadas expresiones artísticas y homenajes que revelan su vigencia.
Tenía muchos talentos, además del de poeta. Lo que hizo en teatro, en cine y en fotografía lo prueban.
Entre toda su amplísima y polifacética obra, hay una historia que se remonta al año 1945. Año en que Jacques Prévert escribió una de las canciones más hermosas, Les Feuilles Mortes [Las hojas muertas]. La música es de Joseph Kosma, nada menos, quien fue alumno de Bartók en la Academia Liszt de Budapest.
Fue escrita para la película de Marcel Carné, Les Portes de la nuit —Jaques Prévert fue también su guionista.
La película fue un fracaso comercial, pero este tema se convirtió en un éxito internacional después de unos años. Además de Yves Montand, la interpretaron grandes cantantes, como Frank Sinatra, Juliette Gréco y Nat King Cole.
Yves Montand
Espero que hayan disfrutado, y que sigan deleitándose con uno de los poetas que logró tal reconocimiento internacional.
Hasta la próxima lectura,
Cecilia Olguin Gianelli