martes, 17 de noviembre de 2020

«Medio siglo con Borges», Mario Vargas Llosa

Medio siglo con Borges

[2020] 

Mario Vargas Llosa

[Perú, 1936]

Premio Nobel de Literatura 2010


Editorial Alfaguara; 108 págs.

          Dos autores de renombre, Jorge Luis Borges [1899-1986] y Mario Vargas Llosa [1936], unidos en este libro impecable en su edición. 
          Vargas Llosa es un escritor que admiro más allá de sus múltiples premios, y que siempre recomiendo leer, sobre todo La ciudad y los perros [1963], La fiesta del Chivo [2000] y otros en los que ahora no me voy a detener. 
          Este es un libro corto —demasiado diría, solo 108 páginas. Reúne ensayos, conferencias y entrevistas donde vemos la larga relación de Vargas Llosa con uno de los mejores escritores a nivel mundial, Borges.


Borges, Vargas Llosa y Alicia Jurado

          Para ser sincera y que mi comentario sea tomado con esta advertencia, debo confesar la desconfianza con la que abordé este pequeño libro. El tándem Vargas Llosa-Borges y una recopilación de publicaciones de años anteriores sin ningún agregado que aclarara o profundizara en ciertos temas me daba a oportunista y comercial. Así lo empecé a leer y, comprobé en una primera lectura que no había nada nuevo. Me encontré con material fácilmente encontrado en internet.
          Admiro a Vargas Llosa y ni decir a Borges, ya lo he dicho. Esperaba más, eso es todo. 
          Luego, hay algo que me cansa enormemente: son las anécdotas repetidas hasta el cansancio. Quizá, la primera vez que uno escucha sobre el pequeño y humilde departamento de Borges, la habitación de su madre y el vestido sobre la cama, sus respuestas políticamente incorrectas, su falsa humildad —sentirse indigno de tal o cual halago—, puede ser que uno se sonría y lo disfrute. Luego, con el tiempo y tanto abuso, sucede todo lo contrario.
          Sin embargo, hay algo que no me cansa, y es cuando el tema son sus lecturas y su propia obra. Acá viene lo bueno que encontré: las conversaciones sobre estos aspectos, y observar la emoción y gratitud de un escritor consagrado hacia otro. La misma que sentí cuando escuché a otro escritor que admiro, Ricardo Piglia [1941-2010], en situaciones parecidas. Acercarnos a su biblioteca y a sus libros es lo mejor que nos puede pasar como lectores. Este aspecto es el que rescato, el que puede llevarnos a la lectura o relectura de la obra de Borges y sus favoritos.

Mi comentario

Síntesis del libro


Mar del Plata, noviembre, 2020, cierro este libro y escribo 
la reseña.

          En este libro econtrarán la lectura que hace Vargas Llosa de la obra de Borges, las entrevistas y encuentros que han tenido lugar a lo largo de, como dice el título, medio siglo. Toda su admiración y su placer intelectual quedan expuestos en un poema y diez capítulos breves, o apartados, que nombraré sin detallar demasiado, sin repetir lo repetido y agregando algo propio, solo como dato:
  • «Poema "Borges o la casa de los juguetes"». [...] Demasiado inteligente / para escribir novelas / se multiplicó en cuentos / insólitos, / perfectos, cerebrales... Inventó una prosa / en la que había tantas palabras / como ideas [extracto]. [Firenze, 4 de junio de 2014]
  • 1- «Medio siglo con Borges». La experiencia de de Vargas Llosa de lecturas, afianzadas con relecturas, a lo largo de los años. Cuentos y ensayos que le revelan siempre nuevos secretos y sutilezas. El mundo borgiano, tan inusitado y elegante, abstracto y metafísico, intelectual y fantástico, no decepciona con los años. Diferencias que marca Vargas Llosa: él es un escritor de novelas, impregnado de la realidad, fascinado por la historia pasada y presente, la política y el erotismo, diametralmente opuesto a Borges. Esto no es un obstáculo para apreciar el genio del autor de Ficciones* [1944], para muchos su mejor libro y el que lo ubicó en un primer plano de la literatura universal. [Lima, febrero de 2004]


Edit. Random House Esp.; 221 págs.

  • 2- «Preguntas a Borges». Entrevista que le hace Vargas Llosa en París, donde Borges, de sesenta y cinco años, cuenta la razón de su visita a Francia, un país que lo admira profundamente, y otros países europeos. Su sinceridad e ironía, siempre presentes, refiriéndose a los «vanos» encuentros de escritores. El vértigo de no acordarse de sus personajes, sobre todo cuando un lector lo interpela y parece saber más del que los ha creado. Sus estudios en Ginebra durante la Primera Guerra Mundial. Autores que destaca, como Flaubert [el mejor, para él] y Montaigne, Hugo, Apollinaire y Verlaine —la poesía, su género preferido, en prosa o verso. La pérdida de visión y cómo es trabajar mentalmente. Luego, la pregunta del millón: ¿qué libros llevaría a una isla desierta? Nombro solo uno de los que eligió Borges: Introducción a la filosofía matemática [1919], de Bertrand Russell [1872-1970]. Lo elijo porque su elección se basa en la dificultad para comprenderlo, así era. [París, noviembre de 1963]
  • 3 y 4- «Borges en su casa» y «Borges en su casa: una entrevista». Nuevamente la admiración hacia Borges: a sus historias fantásticas, que pueden suceder tanto en la Pampa como en Buenos Aires, China, Londres o cualquier lugar real o imaginado. Porque su imaginación es prodigiosa, y culta. Pero su erudición nunca es académica ni densa, sí brillante y entretenida. El lector siempre sale sorprendido, y se enriquece. La entrevista tiene lugar en su departamento del centro de Buenos Aires, muy austero. Allí vive con una empleada que lo asiste [ya ha perdido la vista] y Beppo, un gato que lleva el mismo nombre del gato de Lord Byron, poeta al que Borges admira. Hablan de la biblioteca, ¡sus libros!, la fascinación por las literaturas exóticas —nórdica o anglosajona— el porqué de no elegir novelas. Dickens, Conrad y Henry James son algunos de los novelistas exceptuados. Al hablar de sus declaraciones políticas y el nacionalismo dice considerarse un pacifista. Es un escéptico. Es como es. Ser Borges y no otro, con sus antepasados, en un país como Argentina, casi sin pasado, y con la nostalgia de Europa a cuestas. [Buenos Aires, junio de 1981]
  • 5- «Las ficciones de Borges». Vargas Llosa expone sus propias creencias de juventud aprendidas con Sartre acerca del rol de la literatura cambiando la historia, o al menos haciendo algo al respecto: el artista comprometido con su tiempo. Concepto alejado de Borges, dice, «él representa la antítesis». Presenta a un Borges desdeñoso de la política, como si fuera un artista evadido de su mundo y de la actualidad. Luego, Borges traspasando las fronteras de Sur, la revista de Victoria Ocampo donde publicaba. Los seguidores se multiplican en Lima y otras ciudades lationoamericanas, allá por los años cincuenta. Sus tigres y espejos que multiplican, laberintos, sus sorprendentes adjetivos y adverbios, sus ficciones son tema de conversación entre los escritores de la época. Los temas que giran alrededor de la metafísica de Schopenhauer están en los cuentos de Borges, y atrapan. También los mitos, Las mil y una noches, Dante, Homero, Stevenson. Y los cuchilleros, compadritos los gauchos de Martín Fierro: un Buenos Aires fantaseado. El hechizo borgiano fue inevitable, todos se rinden ante la elegancia y limpieza de su prosa, donde cada palabra se paladea. Hay verbos que ya son borgianos: conjeturar o fatigar, por ejemplo. Borges le debe a Alfonso Reyes [1889-1959], uno de los latinoamericanos que admira, ser claro y directo. El cuento es el género que mejor le va para crear sus artificios literarios, porque los argumentos pierden vaguedad y abstracción, tienen tensión. Y en ellos logra plasmar los asuntos que le interesan: el tiempo, la identidad, la teología, la filosofía, la lingüistica, todo se vuelve literatua. El dominio de lenguas extranjeras lo agranda. Borges, cercano a T. S. Eliot, otro extraordinario estilista, y a Quevedo, al que amó especialmente y del que hizo una preciosa antología comentada —no valoloró tanto a Góngora. [Marbella, 15 de octubre de 1987]
  • 6- «Borges en París. Francia celebra el centenario de Borges [1899-1999]. Su ingreso a la Pléiade, único argentino en la Biblioteca de los Inmortales. Exposiciones, reediciones, conferencias y publicaciones. Francia es el país europeo que detectó temprano el genio de Borges, lo entronizó y se lo apropió. Este entusiasmo por su obra hizo que fuera uno de los autores más traducidos y alcanzara el reconocimiento del mundo. Vargas Llosa recuerda esa primera entrevista en París, año 1963 ya mencionada, donde sintió, quizá por única vez, que hubo una conexión. En esa oportunidad, Borges había sido invitado a participar en un homenaje a Shakespeare. De él destacó el haber podido eclipsarse como autor para que sus personajes fueran más nítidos y libres. No fue su única exposición. Hubo otras y en todas deslumbró, atrajo a gran cantidad de público, a escritores como Roland Barthes, entre otros. «Parecía llevar en la memoria la literatura universal y desenvolvía su argumentación con tanta elegancia como astucia... Sí, venía del país de los gauchos, pero no tenía nada de exótico ni de primitivo y su obra no alardeaba de color local». Se pregunta, Vargas Llosa, si habrá sido consciente de su fama e influencia de su obra en la literatura. Todo lo que nos dejó con su concisión matemática, su estilo límpido e inteligente, sus adjetivos audaces, sus argumentos e ideas, donde no sobra ni falta nada. Cuando lo leemos «rozamos a cada paso ese inquietante misterio que es la perfección». De las anécdotas de su humor, malentendidos, incorrecciones de sus declaraciones no hablo porque es la parte que menos me atrae.
  • 7- «Borges, político». Comienza por destacar la vasta obra de Borges. La que se publicó en vida y las valiosas recopilaciones póstumas, como Borges en Sur, 1931-1980 [1999], textos publicados en la revista que dirigía Victoria Ocampo [1890-1979]. La curiosidad universal de Borges quedó reflejada en estas colaboraciones: ensayos, traducciones, artículos sobre cine y misceláneas. Opiniones sobre Perón, Hitler y Mussolini. Su escepticismo político y religioso, que no significa un desinterés —se tomó bastante en serio el idealismo del obispo Berkeley [1685-1753], el filósofo irlandés leído también por Pessoa [1888-1935]. «Ser es percibir y ser percibido», fue una de las fuentes filosóficas para su narrativa. Recordemos el excelente «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius». Borges no dejó de denunciar la «pedagogía del odio», previendo el nacionalismo. También hizo público su aversión al patriotismo demagógico. Lo demostró durante la guerra de las Malvinas: «la pelea de dos calvos por un peine», dijo. Por ser partidario de los Aliados fue penalizado por el gobierno de Perón [otra anécdota muy conocida]. Su indignación cuando era acusado de «falta de argentinidad», como si tuviésemos que estar condenados a lo meramente vernáculo y fuésemos «indignos de tratar de considerar el universo». Luego, el «apoyo» de Borges a dos de las dictaduras argentinas: la de Aramburo y Rojas [derrocamiento de Perón], y la de Videla [derrocamiento de Isabelita Perón]. Más tarde, sobre todo a partir del conflicto de Argentina con Chile sobre el Beagle, tomó distancia con el régimen militar y lo censuró abiertamente. Demasiado tarde y no tan contundente, para muchos. [Washington D. C., octubre de 1999]

Editorial Emece. 358 págs.


  • 8- «Onetti y Borges». Una gran diferencia entre ambos. La obra de Borges está impregnada de erudición, referencias culturales y literarias. En Juan Carlos Onetti [1909-1994], el escritor uruguayo, existencialista, autor de El astillero [1961], brillan por su ausencia. Una de las coqueterías de Onetti era despreciar el intelectualismo y la ostentación libresca. A Borges le fascinaban los temas abstractos: el tiempo, la eternidad, la irrealidad. En Onetti, los elementos fantásticos e imaginarios que encontramos están embebidos de realidad, de pura carnalidad. Borges es escueto y preciso, claro. Juega con la filosofía, la teología, la historia, la geografía, la literatura, y con todo esto crea un mundo de conceptos y espejismos intelectuales, desprendido casi de pasiones e instintos humanos. Onetti, en cambio, con su estilo tortuoso e intrincado, cargado de psicología, explora las pasiones, los excesos, los vicios. Pero la influencia de Borges en Onetti fue esencial, y lo vemos en su obra maestra: La vida breve [1950]. Dejo en Notas un link para que lean o escuchen sobre esta excelente novela, donde la mítica ciudad Santa María [ficticia] aparece una vez más. Todo allí se mueve en un mundo entre real e imaginario. El publicista Brausen, protagonista de la historia, inventa ser otros. El ser otro-s de Borges, quien incorpora la ficción a la vida real en una «operación mágica o fantástica». Onetti vivió en Buenos Aires en la década del cuarenta, fue lector de Sur. Así descubre a William Faulkner [1897-1962] y lee a Borges, quien había traducido Las palmeras salvajes [1939]. En «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» se cuenta sobre una conspiración de un grupo de eruditos para inventar un mundo e interpolarlo secretamente en la realidad. Esta región imaginaria de Tlön fue muy importante para la creación de la Santa María de Onetti, como lo habrán sido para Borges la Yoknapatawpha de Faulkner y la pequeña localidad de Rancy, «tan tranquila y mediocre», de Viaje al fin de la noche [1932], de Louis-Ferdinand Céline [1894-1961], novela imprescindible. Hay diferencias, sí, Onetti hace gala de su realismo empecinado, de lo cotidiano y previsible. Todo lo que Borges rehuye. Pero, lo imaginario no existe sin lo real y concreto y en algún lugar se unen. Queda a los lectores descubrirlo.

Editorial Edhasa. 576 págs.

  • 9- «Borges entre señoras». Este capítulo se refiere a la colaboración de Borges con la revista El Hogar [1936-1939], «concebida para hacer más llevadera la rutina de las amas de casa», en palabras de Vargas Llosa. Estos artículos fueron reunidos y publicados en 1986 con el título: Textos cautivos. Ensayos y reseñas en «El Hogar» [Editorial Tusquets]. Vargas LLosa lo lee en Mallorca y recuerda el tiempo que Borges pasó en esta isla después de terminar sus estudios en Ginebra. Allí, en España, escribió sus primeros versos vanguardistas. Al hablar de esta antología nos cuenta de su sorpresa ante la probidad con la que Borges encara estos escritos y se imagina el alto nivel cultural de la Argentina que los recibe. Cada reseña revela lo meticuloso que era Borges con sus lecturas. Ya sea que hable de la traducción de Sir Richard Burton de Las mil y una noches, de una novela de Faulkner o de Virginia Woolf, todo lo analiza profundamente. Su curiosidad, su prosa, donde no dice nada que no sea absolutamente indispensable, con adjetivos y adverbios que lo harían famoso, quedan de manifiesto. Los autores que frecuentará en toda su obra —puertas que nos ha abierto generosamente—, como Schopenhauer, Chesterton, Stevenson, Kipling, Poe, Joyce, Eliot, Mann y tantos más ya aparecen en estas páginas dirigidas a «señoras amas de casa» y seguirán apareciendo para nuestro deleite. En estos años ya publica un libro importante: Historia universal de la imfamia [1935]. [Mallorca, agosto de 2011]
  • 10- «El viaje en globo». Este es mi viejo libro: Atlas [1984]. Vargas Llosa confieza que para él fue un hallazgo reciente. Una muy buena idea para terminar el libro: el viaje que unió a Borges y María Kodama, su ex alumna de anglosajón y pareja, en el entusiasmo y pasión por visitar lugares tantas veces leídos. María se los relata y Borges los «ve» con su imaginación y la complicidad que los une. No me voy a referir a lo que Vargas Llosa dice no querer hacer, «chismografía morbosa» y, a mi parecer, algo hace. Al menos menciona ciertos aspectos y siembra la semilla de la curiosidad.


Conclusión

          
          Espero que hayan disfrutado de esta reseña. Seguramente notarán algunas ausencias y conceptos con los que no están de acuerdo, después de leer el libro. Pero, estoy segura que también despertará en ustedes el deseo de leer a Borges y habrán disfrutado del decir de Vargas Llosa.
          No es mi intención señalar cada disconformidad [ni agotar lo que me despierta como lectora]. Solo mencionar alguna que otra para fundamentar mi primera opinión.
          En «Borges político», uno de los aspectos más controvertidos de siempre, sabemos que se decía a sí mismo conservador, anarquista, cosmopolita y, sobre todo, individualista: «Soy un modesto anarquista spenceriano». Recomiendo acá leer a Herbert Spencer* [1820-1923] para comprender mejor este concepto.
          Entiendo que son publicaciones pasadas, pero el autor aclara que ha leído prácticamente todo de Borges y da opiniones... Me animo a decir, entonces, que podría haber ahondado en un Borges intelectual que encaró una posición ética. O algo de sus conferencias, que fueron inolvidables.
          Más allá de lo controvertido, lo desafortunado que todos conocemos [Videla y Pinochet], cabe recordar, para equilibrar, lo que dijo en 1946: «Las dictaduras fomentan la opresión, el servilismo, la crueldad; más admirable es que fomenten la idiotez». 
          Siempre leemos a los escritores y sus contemporáneos, ubicarlos en su tiempo es fundamental. Las posiciones políticas de Faulkner, Gombrowicz o Céline, solo por nombrar tres ejemplos, también tuvieron sus lados cuestionables. Y la intelectualidad argentina era [o es] mayoritariamente de izquierda, o peronista. En todo caso, las expresiones de estos escritores, excelentes todos, tienen la importancia de una opinión y cada uno decidirá si deja de leerlo por este aspecto. 
          Nada se dice tampoco del joven Borges que ataca el golpe del 30 [Uriburo], del que apoyó a Yrigoyen, ni del libro de Jauretche que prologó: El paso de los libres. Relato gaucho de la última revolución radical [1933]. El mito de un Borges alejado de su tiempo queda entonces algo desdibujado, en mi opinión. 
          Les recomiendo leer lo que Borges escribió en Sur* y la no contradicción entre su literatura fantástica y sus mecanismos para evitar los prejuicios del nacionalismo y la xenofobia* [debajo encontrarán los links].
          Luego, hay algunas parcialidades y omisiones sospechosas. Habrán descubiero que la visita que Vargas LLosa le hace, en su departamento de Buenos Aires, Piglia, entre otros, la cuenta con algunas diferencias muy reveladoras. Claro, cada uno cuenta su historia y personalmente no es lo que más me interesa.
          Lo que sí me hubiese interesado, por ejemplo, es si en esta misma entrevista, cuando Vargas Llosa le pregunta si está contento con su destino o si le hubiese gustado ser otro y, bueno, quizá podría haberse asomado a una de sus claves literarias: la dualidad, las entidades, Borges desdoblado como personaje de su ficción. «No sé quién de los dos escribe esta página», así termina el brevísimo cuento «Borges y yo»* [El hacedor, 1960], donde también cita a Spinoza. O con su «nadie está exento de ser otro».




          Voy a terminar esta reseña, habría mucho más para decir pero acá me detengo. Les dejo un extracto tomado del Atlas, esperando que disfruten de la obra de Jorge Luis Borges, y que tomen mis comentarios por la vía positiva de mejorar una lectura. 

Este es el laberinto de Creta cuyo centro fue el Minotauro que Dante imaginó 
como un toro con cabeza de hombre y 
en cuya red de piedra se perdieron tantas generaciones 
como María Kodama y yo nos perdimos aquella mañana y 
seguimos perdidos en el tiempo, ese otro laberinto.

Hasta la próxima lectura.

Cecilia Olguin Gianelli


Notas

- Ficciones [1944], Jorge Luis Borges: Compuesto de dos partes: El jardín de los senderos que se bifurcan y Artificios. Dos prólogos. Los cuentos: «Tlön, Ukbar, Orbis Tertius», «El acercamiento a Almotásim», «Pierre Menard, autor del Quijote», «Las ruinas circulares», «La lotería de Babilonia», «Examen de la obra de Herbert Quain», «La Biblioteca de Babel», «El jardín de los senderos que se bifurcan»; Artificios, 1941: Prólogo, «Funes el memorioso», «La forma de la espada», «Tema del traidor y del héroe», «La muerte y la brújula», «El milagro secreto», «Tres versiones de Judas», «El fin», «La sexta de Fénix» y «El Sur». 
http://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/Borges%20Jorge%20-%20Ficciones.pdf

- La vida Breve. Por Roberto Ferro: Análisis de la obra.
https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/385619/mod_resource/content/1/Ferro.%20Juan-Carlos-Onetti-La-Vida-Breve.pdf

La vida Breve, Juan Carlos Onetti: Audiolibro.
https://www.youtube.com/watch?v=m-vY8FzDj54

- «Borges y yo», J. L. Borges: Cuento corto.
https://ciudadseva.com/texto/borges-y-yo/

- *Jorge Luis Borges: Nota sobre la paz:
https://borgestodoelanio.blogspot.com/2015/11/jorge-luis-borges-nota-sobre-la-paz.html

- *Jorge Luis Borges y las guerras mundiales:
file:///Users/Cecilia/Downloads/Dialnet-JorgeLuisBorgesYLasGuerrasMundiales-6824331.pdf

- «Los dos linajes», Ricardo Piglia: Sobre el ensayo de R. Piglia publicado en Punto de Vista.
https://www.bn.gov.ar/resources/conferences/pdfs/EDonatoDosbalasdeRemington.pdf

- Herbert Spencer:
https://www.ecured.cu/Herbert_Spencer


martes, 10 de noviembre de 2020

«La prueba», poema, Jorge Luis Borges

 «La prueba»

del libro La cifra, 1981

Jorge Luis Borges

[Buenos Aires, 1899-1986, Ginebra]


Editorial Sudamericana. 96 págs.

          Este libro, su anteúltimo de poesía, reúne un conjunto de poemas escritos desde 1978 hasta 1981. Abajo encontrarán un link para leer todos.
          Leamos ahora «La prueba», a ver qué les parece:

Del otro lado de la puerta un hombre
deja caer su corrupción. En vano
elevará esta noche una plegaria




a su curioso dios, que es tres, dos, uno,
y se dirá que es inmortal. Ahora
oye la profecía de su muerte
y sabe que es un animal sentado. 
Eres, hermano, ese hombre. Agradezcamos
los vermes y el olvido.

*

          Un poema con un título contundente: «La prueba», la prueba escurridiza que será revelada. Apenas nueve versos donde Borges recorre un camino circular que va desde lo más ominoso a lo más sublime y viceversa, con una resolución notable de una cuestión metafísica mayor. Borges fue un gran lector de filosofía y está presente en su obra.
          La puerta en Borges es un elemento recurrente y decisivo: «Lo jamás soñado por ninguna filosofía puede hallarse detrás de las puertas». En este poema, detrás de ella hay simplemente un hombre. 
          ¿Quién es ese hombre nombrado en el anteúltimo verso?, ¿puede ser cualquiera?, ¿nosotros mismos ante el momento de la verdad? El «ahora» nos marca un tiempo. 
          Con una ancianidad corporal a cuestas el hombre reza una plegaria inútil a un dios curioso por su imposibilidad numérica. El agnosticismo lúdico de Borges y la condición mortal se evidencia con la pulsión de la muerte. La finitud. La frágil singularidad de la vida humana. La prueba o el desciframiento.
          Hay que agradecer a los gusanos y al olvido, concluye y determina, implacable.
          
          Espero que les haya gustado leer este poema que, en apenas nueve versos dice tanto. Y que sigan explorando el rico universo de Borges, la profundidad de su poética. Siempre se redescubre. Hasta la próxima lectura.

Cecilia Olguin Gianelli

Notas

- La cifra. Jorge Luis Borges: Poemario completo. Este es su anteúltimo libro de poemas.
https://ellaberintodelverdugo.blogspot.com/2016/10/jorge-luis-borges-la-cifra-1981.html

- Philip Guston: Neoexpresionismo con denuncia social.
https://3minutosdearte.com/seis-cuadros-un-concepto/philip-guston/