«La cólera de Sansón»
[1839]
Antología poética
Alfred de Vigny
[1797-1863, Francia]
Sansón y Dalila, una historia bíblica fascinante que inspiró muchas expresiones artísticas.
Ópera y canciones populares, cine, pinturas, poemas...
Aquí, uno de ellos:
Samson et Dalila, Gerard van Honthorst [1592-1656].
Cleveland Museum or Art, Ohio, Estados Unidos
Está mudo el desierto, solitaria la tienda.
¿Qué animoso pastor la plantó en un lugar
de arenales y fieras? No ha calmado la noche
esa hoguera del día que inflamaba los aires
Se levanta una brisa muy ligera que arruga
grandes mares de polvo como un límpido lago.
El blanquísimo lino de la tierra se agita
Un candil encendido está en vela alumbrando
como estrella interior a los dos viajeros
y proyecta sus sombras alargadas y trémulas.
Como un manso leopardo es elástica, vierte
destrenzando el cabello a los pies de su amante.
Comme un doux léopard elle est souple, et répand
Ses cheveux dénoués aux pieds de son amant.
Una es grande y soberbia, la otra yace a sus pies:
es Dalila, la esclava, abrazando sumisa
las rodillas de aquel amo joven y grave
cuya fuerza divina a la esclava obedece.
Como un manso leopardo es elástica, vierte
destrenzando el cabello a los pies de su amante.
Entreabiertos los ojos como se abre la almendra,
son cual brasas que piden el placer al mirar,
despidiendo fulgores de luz móvil e inquieta.
Son morenos sus brazos que un sudor tibio cubre,
y sus pies voluptuosos que se cruzan ocultos,
sus caderas, más finas que las de una gacela,
brazaletes la adornan, broches de oro y ajorcas,
y según se acostumbra el Jasor y su reino,
sus dos pechos cargados de amuletos antiguos
castamente se esconden bajo telas de Siria.
Sansón junta con fuerza sus rodillas, igual
que hace Anubis, coloso de rodillas de piedra.
Ella al fin se adormece, muy risueña y mecida
por la mano gigante que le sirve de almohada.
Él un fúnebre canto doloroso murmura,
su garganta se llena de palabras hebreas.
La mujer no comprende esos sones extraños
que son como un hechizo que la sume en el sueño.
«Un eterno combate en la tierra se libra
en presencia de Dios: la bondad, que es el Hombre
y el ardid, la Mujer, puesto que es la Mujer
una impura criatura por su cuerpo y por su alma.
Siempre amor y caricias necesitan los hombre,
al nacer les prodiga las caricias su madre
L´Homme a toujours besoin de caresse et d´amour,
Sa mère l´en abreuve alors qu´il vient au jour
Siempre amor y caricias necesitan los hombres,
al nacer les prodiga las caricias su madre,
y los brazos maternos aletargan, les dan
un deseo perenne de indolencia y amor.
Mientras obra o medita algo en sí le perturba,
siempre sueña que un pecho o un regazo le acogen,
que le mecen canciones por la noche, que un beso
le despierta en la aurora, que unos labios de fuego
hacen que ardan sus labios, que unos sueltos cabellos
voluptuosos resbalan cual caricia en su frente
y el recuerdo de un lecho por doquier va a seguirle.
Cuando va a la ciudad, unas vírgenes necias
sin más que unas palabras le harán suyo en sus redes.
Cuanto más fuerte sea, su caída es más fácil,
pues si el río es mayor más se agitan sus aguas.
Cuando el Hombre combate la batalla que Dios
le hace siempre librar contra el mundo y su prójimo,
y después busca un pecho que le sirva de apoyo,
cuando lloran sus ojos, lo que busca es un beso.
Pero entonces aún su tarea no acaba,
pues hay otro combate más secreto y más ruin;
dentro de él y en sus brazos otra lucha le espera;
la mujer será siempre más o menos Dalila.
la mujer será siempre más o menos Dalila.
La Femme, plus o moins, est toujours DALILA.
«Ríe y triunfa; en su artera frialdad cuando está
de mujeres rodeada en la espera se jacta
de que nunca aquel fuego hace presa en su cuerpo.
Y a su amiga más fiel algún día confiesa
que ha de hacerse amar mucho sin amar ella misma;
Tiene miedo a los amos. Lo que quiere es placer:
son tan toscos los hombres que aunque saben sentirlo
darlo ya no lo saben. Sacrificio asombroso
que más que oro realza a los ojos de todas
la belleza que da maravillas por fruto
y que riega sus pasos con la sangre más noble.
—¡Oh, Señor! ¡Luego es cierto que lo que tanto quise
no ha existido jamás, y que el ser elegido
a quien va nuestro amor, de quien viene la vida,
por orgullo termina por ser nuestro enemigo!
La Mujer es ahora aún peor que en los tiempos
en que al ver a los hombres dijo Dios: «¡Me arrepiento!»
Retirándose a un reino espantoso tendrán
las mujeres Gomorra y los hombres Sodoma.
Y mirándose así, desde lejos, coléricos,
morirán los dos sexos cada cual por su lado.
tendrán las mujeres Gomorra y los hombres Sodoma.
La femme aura Gomorrhe et l´Homme aura Sodome.
John Martin [1789-1854]
»¡Dios eterno, Dios fuerte! Tú que sabes que mi alma
se nutría tan solo de un amor de mujer,
y que más fortaleza santa daba este amor
que el cabello divino fuerza daba a mi pecho,
juzga Tú, aquí la tienes ya dormida a mis pies.
Por tres veces vendió mi secreto y mi vida,
y a vertido tres veces ese llanto falaz
tras el cual adivino el furor de sus ojos;
con vergüenza aún mayor que su propia sorpresa,
descubierta por mí y a la vez perdonada;
porque nada más fuerte que la bondad del Hombre,
que anonada absolviendo al ser débil que miente.
»Ahora el tedio me vence. Siento un peso en el alma
que mi cuerpo gigante y mi fuerte cabeza
que sostienen el peso de columnas de bronce
ya no pueden llevar por congoja insufrible.
Ver serpear junto a mí esa víbora de oro
que se arrastra en su fango y que cree estar oculta.
¡Compañera que tiene corazón traicionero,
oh, Mujer, niña enferma doce veces impura!
Tener que estar siempre encerrando la cólera
en un pecho ofendido como en un santuario,
un lugar entre llamas que, si se abren las puertas,
puede todo arrasar; prohibir a los ojos
el que vean o lloren. ¿No es acaso excesivo?
Sopla, Dios, si lo quieres en mi propia ceniza.
Mi secreto ya es tuyo. Ella va a traicionarme.
Son hermosos los pies del que venga hasta aquí
a anunciarme la muerte. ¡Sea lo que ha de ser!»
Finalmente Sansón sacudió las columnas...
Et quand enfin Samson secouant les colonnes...
Así dijo y quedó a su lado dormido
hasta que, temblorosos, los guerreros ocultos,
que pagaron a peso de oro cada cabello,
fueron a atar sus manos y quemaron sus ojos,
le arrastraron cargando de una inmensa cadena
de la cual doce toros con esfuerzo tiraban,
le pusieron de pie, y en silencio quedó
ante aquel dios, Dagón, que gimió sordamente,
y dos veces girando, se hizo atrás en su base
y llenó de terror a sus adoradores,
encendieron incienso y hubo luego un festín
cuyos ecos se oyeron en lejanas montañas;
la ternera ofrendaron a su dios, y muy cerca
se sentaba Dalila, meretriz palidísima,
coronada, adorada, del banquete la reina,
más también temblorosa, y entre tanto alboroto repitiéndose:
«Ahora nunca más me verá».
¡Tierra y cielo! ¿Es que habéis retemblado de gozo
viendo a aquella mujer traicionera que sigue
con mirada extraviada las dos manchas de sangre
que buscan el sol con afán impotente?
Finalmente Sansón sacudió las columnas
que aguantaban el peso de unos arcos inmensos,
y de golpe aplastó entre ruinas mortales
a tres mil enemigos con su dios y su altar.
¡Tierra y cielo! Tal es la justicia que venga
las traiciones urdidas en amores ficticios,
el secreto del alma que se vende arrancado
entre brazos y besos que son solo traición.
*
Este bello poema, al principio se llamó «Dalila». En sus últimos años de vida, Alfred de Vigny, le cambió el nombre con el que lo conocemos actualmente, «La colera de Sansón».
Un poema sobre el soporte de una historia bíblica. Una intertextualidad donde la frontera es extremadamente permeable.
Son los métodos de Vigny, dice uno de los estudiosos de su obra*: Vigny lee textos y luego hace sus propias mise en vers.
Se apropia, de alguna manera, de lo que otros dijeron, para decir lo suyo.
Muchos dirán: «puntos de apoyo» y soportes externos a merced de su universo imaginario.
Hay cambios de palabras y, por consiguiente, significados y enfoques propios.
En este caso, la complejidad de la relación entre el hombre y la divinidad, conductas bajo su mirada, el honor y la justicia, la omnipotencia del espíritu y la lucha desigual contra el destino, la traición en el amor, son algunos de los tópicos.
Pero el cambio de título nos dice algo, el poeta no quiere enfatizar solo la traición de la mujer, sino también la causa justa del hombre.
Es muy interesante profundizar sobre la génesis de los textos literarios. Pero no es algo imprescindible, a mi parecer. Cada lector del poema elegirá leerlo y disfrutar sin más, de toda la ambivalencia de Sansón hacia Dalila o, lo que a cada uno le llegue, también podrán elegir ir al avant-texte y, corroborar en las palabras de Isaías los cambios a través del tiempo y licencias, que ha hecho el poeta*.
Personalmente, lo encuentro tierno por momentos «Siempre amor y caricias necesitan los hombres /al nacer les prodiga las caricias su madre». También lo encuentro sensual «siempre sueña que un pecho o un regazo le acogen, / que le mecen canciones por la noche, que un beso / le despierta en la aurora, que unos labios de fuego / hacen que ardan sus labios, que unos sueltos cabellos /
voluptuosos resbalan cual caricia en su frente». y me gusta el final, donde se diferencia de la Biblia. No solo muere Sansón, también Dalila.
Al volver a leerlo, va despertando nuevas sensaciones: Sansón al borde la la ira, su propia esencia divina —tan cerca de adorarse a sí mismo. El tema de la adoración acompañado del tema de la muerte. La demanda y la sospecha hacia la mujer. El fuego purificador pero también amenazante..., en fin, podríamos seguir, tantos sentimientos puede despertar, tantas reacciones experimentar.
Sumado al placer estético.
La cita que encontramos al principio de Sodoma y Gomorra, cuarto libro de En busca del tiempo perdido [Marcel Proust] es un verso de este poema, no es casual la elección de Proust.
Es resaltar algo, es ser parte del juego intertextual del poeta.
Por él llegué a este poema que comparto.
Hasta la próxima lectura,
Cecilia Olguin Gianelli
Notas
- «La colère de Samson», Alfred de Vigny:
https://www.bonjourpoesie.fr/lesgrandsclassiques/Poemes/alfred_de_vigny/la_colere_de_samson
- Biblia. Jueces 16, Jueces 17,2, Pedro 2, Isaías 14:
https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jueces%2016%2CJueces%2017%2C2%20Pedro%202%2CIsa%C3%ADas%2014&version=RVR1960
- La investigación sociocrítica sobre la génesis de los textos literarios. Manuel Benavides:
https://www.cervantesvirtual.com/obra/la-investigacion-sociocritica-sobre-la-genesis-de-los-textos-literarios-940466/file:///Users/Cecilia/Downloads/Dialnet-
- Literatura, Religión y Política en Francia en el siglo XIX: Alfred de Vigny:
LiteraturaReligionYPoliticaEnLaFranciaDelSigloXIX-4858987%20(1).pdf
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