miércoles, 4 de mayo de 2016

«La tristeza del Samurái», Víctor del Árbol


La tristeza del Samurái

[2011]

Víctor del Árbol

 [Barcelona, 1968]


Editorial Revólver, 2014


Víctor del Árbol [1968] ganó el Premio Nadal 2016 con su novela La víspera de casi todo*, y fue a propósito de una entrevista por este premio y de la lectura de algunos párrafos publicados que supe del escritor catalán.

Hice en ese momento lo que hay que hacer para conecer a todo escritor que por alguna razón llega a tu vida: leerlo. El único libro que conseguí en Mar del Plata, mi ciudad, fue La tristeza del samurái.

Comienzo a leer esta novela en el mismo café de la esquina de la librería donde la compro. Qué  combinación de placeres: empezar un libro, tomar un buen café y fumamerme un cigarrillo. Empiezo, y ya desde los primeros capítulos me doy cuenta que no quiero levantar la vista para que ningún posible encuentro interrumpa mi lectura, la trama [sin querer banalizar la tan usada frase] me atrapa desde el principio.
Un lenguaje directo y un estilo que transmite emociones.
 
Tengo la primera visión, un esquema o como quieran llamarlo... no lo analizo demasiado porque surge de manera incosciente, una especie de figura o dibujo que me hago de cómo está planteada la historia.
En este caso me imagino un laberinto.

No es algo negativo por lo complicado. Solo necesito saber que el ovillo [como todos los ovillos]  para llevarme al final de este laberinto tendrá dos puntas: una sale del centro —es el pasado—, la otra del exterior —es el presente.
Caminos alternativos, circulares.

La circunferencia absurda que traza el destino.
Pensará César Alcalá, uno de los personajes.


Me entusiasma esta posibilidad de vivir el paralelismo de dos tiempos, que se van develando de a poco. Solo cuando llego a una encrucijada puedo ver el tiempo que sigue. Todos los personajes del pasado y del presente —con ecuánimes representaciones—  me darán un plus en este sentido. Como observadora privilegiada, le voy a sacar provecho.

Siento que como lectora voy descubriendo los personajes, al tiempo que ellos se van descubriendo a sí mismos.


¿Así soy yo? ¿Así eran mis sentimientos hasta hace una semanas?

 Se preguntará María, la protagonista, en algún momento.


No me doy cuenta de esto último hasta más allá de la mitad del libro, momento que me obliga volver sobre algunos pasos, tal es la vorágine en la que me sumerge el autor y cómo me involucro con lo que le sucede a estas personas.
Es una historia de la que te adueñás.

El lenguaje que fluye, los argumentos que atraen, la tensión en un crescendo a medida que relacionamos eventos y personajes, tiempos... todo hace que ya les entregue este ovillo con las dos puntas de partida:

                Barcelona, 1981 y Mérida, 1941


Sí, como ya se darán cuenta no estamos en el antiguo Japón. Elegir un título debe ser un arte, y en este caso, que lo es, hay mucha sutileza.

No quisiera adelantar demasiado en este sentido, mucho menos adueñarme de un nexo título-obra, me limitaré a hacerles una pregunta que los puede inducir, la misma que hice a mi grupo de lectura, hace unos días cuando presenté este libro:







El que no creías tu enemigo te hiere.













¿En qué momentos sacas tu katana?
No te apures en responder...







*     *     *



Además de responderse esta pregunta y entrar en mi juego de anticipos...

                                                                                                                      deben tener en cuenta fechas y lugares. Será necesario prestar debida atención e identificar quién es quién en esta atrapante historia, contada en tercera persona por una voz omnipresente.


*     *     *
 

María Bengoechea es la primera que aparece en escena —transcurre en una Barcelona de 1981 y será casi el final del libro [anacronía*].

Sí, el escritor altera el orden cronológico, nos pide concentración en estos saltos temporales entre el presente narrativo y los traslados al pasado [racconto]. Estos «viajes» nos ayudan a entender por qué suceden las cosas o por qué las personas resultan ser lo son.
Haremos un camino inverso, en cierto modo.

En ese principio, María es una joven abogada penalista de 35 años, casada con Lorenzo — un hombre violento, con modales zafios. Tiempo después María será amante de Creta, también abogada y compañera de bufete.

El padre de María es Gabriel, un hombre frío y calculador, difícil. Supo trabajar en su forja en Mérida, haciendo cuchillos y espadas, pero tuvo «otras actividades» relacionadas con la política. Él aparecerá en las dos fechas, entrelazando los personajes y dándole sentido a lo que se nos presenta como enigma.
Tejiendo vínculos.

Marchán es el inspector de policía que está también desde el principio, en el hospital donde está internada María, y no es una visita de cortesía.
La semilla negra empieza a germinar.

Una vieja fotografía vista por María nos anticipa a la otra protagonista clave: vemos una mujer casi perfecta, hermosa, fumando con boquilla y con halo misterioso. A pesar de sus escasas apariciones, tendrá muchísima presencia y será causante del desenlace —según la opinión de uno de los personajes.
Podemos no estar de acuerdo.

Isabel Mola es su nombre, y es el centro del ovillo la que nos llevará a su vida. Saltamos al año 1941 y ya no estamos en Barcelona, sino en un fría mañana de posguerra en Mérida, Extremadura. Un niño que juega con una espada de madera la acompaña, es su hijo Andrés, de diez años.
Él sueña con una catana de verdad.

Andrés es un niño lleno de portentosa energía e ingente imaginación. Cualidades que pueden transformarte en un genio o en un monstruo. Tenía la fantasía de la catana y otras, relacionadas con...[me guardaré esta información]. Lo peor y para disgusto de Isabel era que su padre Guillermo las alentaba.


Ya se imaginan que es un niño especial en muchos aspectos:

Para él no existía diferencia entre la imaginación y el mundo real.


*     *     *

  
El ambiente allí era muy denso. La guerra había terminado, sin embargo se respiraba desconfianzas y miedos. La derrota de unos, la victoria de otros, había dado lugar a las nuevas tensiones de toda guerra sorda.
Isabel pertenece al bando de los perdedores y debe tomar decisiones con audacia y valentía en un ambiente muy hostil.

La violencia de los falangistas [de los que su marido Guillermo Mola es el jefe], la presencia de los jóvenes «camisas negras» provocando, altivos y desafiantes, angustiaban a todos menos a Andrés. Él admiraba esos uniformes de trajes azules y botas altas que también usaban su padre y hermano mayor, Fernando.










«Isabel y Andrés buscaron un lugar en la estación para sentarse. Ella encendió un cigarrillo , lo ajustó en la boquilla y aspiró el humo dulzón. A su hijo le extasiaba verla fumar. Nunca después volvería a ver a otra mujer hacerlo con aquella elegancia».












Isabel, pese a su estado de desamparo en el que se encuentra muy al principio de la historia, sola con su hijo en una estación de trenes, tiene un consuelo, una esperanza: un trozo de papel con una dirección de Lisboa, se la había dado Marcelo, el maestro particular de Andrés.

Marcelo Alcalá es un joven profesor rural, un viudo errante que ama la literatura y el arte, y sobre todo ama la libertad. Es el que en un principio le enseña a su hijo César cómo descubrir un mundo feliz, pese a las inclemencias que les toca sufrir en una vida llena de necesidades. Siempre tiene la enseñanza justa:

Un cuerpo frío agradece el primer rayo de sol que le calienta. Un estómago vacío se emociona con una sopa caliente. Un hombre encerrado disfruta de la inmensidad de los paisajes.

 
Su hijo César Alcalá, escucha extasiado estas palabras sabias de su padre. Lo vemos niño y adulto. Llegará a ser inspector jefe de la Brigada de Información, pero luego... encarcelado en una prisión de Barcelona por razones que no voy a contar, con una hija de doce años, Marta. Él será el poseedor de la prueba y motivo de este transcurrir lleno de vericuetos.
Muy valioso en la red de callejuelas que transitamos.


*     *     *


Tres familias: los Bengoechea, los Mola y los Alcalá. Y personajes que andarán alrededor de ellos, vinculándolos. Algunos de los bajos fondos, como Jesús Ramoneda, chivato de la policía. Otro, que ocupará toda la novela es Publio, adlátere de Guillermo Mola y diputado con contactos al más alto nivel en el Gobierno, un hombre poderoso. Todos ustedes conocerán la ferocidad de este esbirro.

El coronel Pedro Recasens es otro de los personajes que rodearán a esas tres familias, jefe de Lorenzo en el CESID [Servicio de Inteligencia]. Había sido en el pasado un joven soldado y testigo involuntario de un hecho significativo. Él se va a relacionar con Fernando —hijo mayor de los Mola—, en el frente soviético, donde pelean apoyando a los alemanes. Allí había mandado el desamorado Guillermo Mola a su hijo Fernando, a formar parte de la famosa «División Azul», integrada mayormente por falangistas.

Las relaciónes entre estos personajes: padres-hijos, hermanos, amantes, marido-mujer, camaradas, vínculos irrompibles, paradójicamente verán, barreras imposibles de romper pese a todo. 
Incapacidades, fanatismos políticos y secretos de familia.

Todos tenemos puertas que conviene dejar cerradas.
Va a decirle Gabriel a su hija.


Pero hay puertas que se habren solas, y el pasado, ese pasado que se cree olvidado para siempre, vuelve, como si nunca se hubiera ido. Regresa sediento y se cobra venganza.


*     *     *


La historia política y social de España es el marco real perfecto para que creamos en esta hisoria de ficción a pie juntillas. El coronel Tejero y Milans del Bosch son solo un ejemplo de los personajes reales que aparecen para hablar del Golpe de Estado de 1981. El presidente Adolfo Suárez es otro. Hechos que sí ocurrieron como atentados de ETA o gente protestando por las calles, enarbolando crucifijos y excesivos en sus posturas intransigentes contra medidas que la sociedad que avanza demanda. Acontecimientos y el mundo girando de prisa.
Apenas algo se percibe, ya se olvida.

Ahora todo aquello era como si no hubiese existido nunca.
 

*     *     *


Hay un policía y varios asesinatos, violencia y misterio, personajes siniestros y tensión en el aire, y política, pero es mucho más que una novela negra o suspense, aunque tenga sus ingredientes.
Sutilezas y presentimientos aquí son tenidos muy en cuenta:

De pronto, toda la angustia y malestar que se siente, sensaciones extrañas,... cobran peso y dimensión.
 

*     *     *


Les decía al principio que el hecho de que te atrape no es una figura banal, tampoco el ritmo ágil pero no rápido. El autor se toma el tiempo para cada uno de los personajes. Personalidades con gran fuerza emocional que van diciendo lo suyo, en sus lugares del mundo que les toca o eligen vivir.

Paisajes, ambientes y personajes descritos con holgura y profundidad. El que supo ser un «héroe invencible» a los ojos de una niña, la vida y la edad lo coloca revestido de todas las heridas, debilidades y miserias. El que fue amado con pasión mostró esa otra cara oscura que tienen todas las lunas, esa que no había querido verse. La que dice sacrificarse por el otro, en realidad enmascara un fracaso personal.
Personas que se nos revelan en un instante como perfectos desconocidos.

Cambian los otros, cambiamos nosotros.

A veces, la intransigencia se hace callo, cicatrizan en falso todos los rencores y las decepciones, los reproches y los enfrentamientos, y ya no hay manera sincera de romper ese silencio ni esa distancia infinita, ni siquiera después de muertos, ni siquiera en el recuerdo.
Pensamiento de María en relación con su padre. 
 

*     *     *


Lugares reales impregnados de sensaciones llenas de vida transcurrida, como San Lorenzo, Sant Feliu de Guíxols, Barcelona, la Costa Brava, Badajoz,... toda la Extremadura, mundos y micromundos.


Lugares a los que no llegaba la literatura ni el romanticismo de la pobreza, sitios en los que nadie podía entrar sin salir contaminado por el miasma de la más abosoluta contaminación.
   Plubio adentrándose en una de esas «fronteras invisibles». 


Y sitios como la cárcel, con sus reglas y códigos, favores concedidos y ciertas «jerarquías» entre los presos. Ambientes desconocidos por la mayoría.


*     *     *
 

Trama creada con creatividad, con textura adecuada que no se fragmenta en ningún momento pese a este ir y venir en el tiempo, nada condescendiente. Dependerá de la ductilidad de cada lector adaptarse a este ritmo que, después de todo, es la vida con sus venturas y nuestras elecciones.

Cuando la vida ya no es una opción, no hay que dejar que el azar te arrebate el último acto digno que te queda.
Dice María el algún momento.


Y nuestras elecciones suelen ser decisivas. María había estado esperando «su oportunidad», y esta golpea a su puerta. No piensa desaprovecharla, aún si para lograr su éxito profesional tuviese que dejar pasar ciertas «incomodidades».


*     *     *
 

De aquí en más verán ustedes como se plantean las cosas. Nada sucede como se creía.
Los caminos se cruzan y cierta comunión de destinos incomoda, no estamos preparados para sufrir las mismas crueldades que sufren personas de otro estrato social:

María pensó que se trataba de un típico caso de malos tratos, que el marido de aquella mujer era un auténtico hijo de puta, como tantos otros... Y de repente se sintió avergonzada y perpleja: como tantos otros. ¿Acaso existía mucha distancia entre...?
Piensa María en su entrevista a la mujer de Ramoneda. 


*     *     *

Existe una desazón en no comprender porqué suceden las cosas, por qué la gente es como es. El narrador dice ante la imposibilidad de explicarlo:

No existen palabras para todo.

Aquí las palabras escritas de Víctor del Árbol existieron y nos contaron esta historia que gira alrededor de las palabra destino. Transcurrir que se nos va revelando de a poco, como la vida. Personas que son y que eran.

Cada acción en la vida de estos personajes parece ser el resultado de pensamientos oscilantes y del tiempo, que con su compás y su arbitrar marcando el ritmo, dice quién es quién.

Quizá se pregunten qué relación hice entre un antiguo mito y esta trama que se articula con un todo. Los hilos que nos guían en el tiempo y deshacen lo bordado, quizá. Ellos me dan suficiente flexibilidad para aceptar a estas personas moviéndose al compas de sus personalidades, temperamentos y circunstancias cambiantes.

No son los sitios los que cambian y se pierden en nuestra memoria, sino lo que llevamos dentro.
Piensa María cuando vuelve a su San Lorenzo de infancia.


*     *     *

 
Y por último está el tema de la venganza. Sabrán ustedes qué respondieron a mi pregunta y por qué. Quizá les interesó sondear en este sentido.

Mis amigas del Club de Lectura e hija Albertina respondieron muy variado a mi pregunta: «La gran tristeza bloquearía la acción de revancha o de dar su merecido», dijo una de ellas. «Tomaría mi tiempo» o «Sacaría la catana en el acto», dijeros otras. «Dejaría actuar al sabio destino» y «Sacaría el arma cuando menos se lo espera», fueron otras opiniones, a la que se sumó la inteligente «Dejaría en evidencia a mi enemigo y me haría humo, no gastaría más energía que esa, lo justo».



Club de lectura Mar del Plata, Argentina. Comentario de La tristeza del Samurái, de Víctor del Árbol



Creo que en el mensaje escrito de un visitante, entre onírico y real, uno que le deja a María en su mesa de luz del hospital este papel, podríamos encontrar una de las dos posibles respuestas a la pregunta del principio:

Recuerda el mandato del samurái, le dice, no existe honor o deshonor en la espada, sino en la mano que la empuña.


Y la otra de las respuestas creo encontrarla en la frase del principio de La técnica del sable:

La gran virtud del arte de la espada radica en la sencillez: 
Herir al enemigo en el justo momento que te hiere.


Quedarán algunas preguntas. Si tenemos la suerte de discutirlo con alguien, hablaremos de 
la ambiguedad de las personas, de la rebeldía de la memoria y los resortes que la activan, de la inocencia y culpabilidad, del pasado negativo y traumatizante, y del presente positivo y con futuro.

La historia rastrea todas estas posibilidades en una excelente creación de situaciones y argumentos que dejan al descubierto personas no tan lejanas, motivadas, erradas o no, por la discreción de la individualidad.

Voy a terminar con música,... María se sienta frente a una ventana, con una tetera de porcelana y un gran tazón, alguien enciende una radio, Billy Joel está en Madrid...





Hasta la próxima lectura, gracias Víctor del Árbol, no se pierdan esta novela,

C. G



Lecturas, links y sitios de interés


- Víctor del Árbol en facebook:
 https://www.facebook.com/victor.delarbol?fref=ts


- Víctor del Árbol en twitter:
 https://twitter.com/victordelarbol?lang=es


Víctor del Árbol


- Víctor del Árbol, Premio Nadal 2016 con su novela La víspera de casi todo*:
http://blogdecee.blogspot.com.ar/2016/01/victor-del-arbol-premio-nadal-con-la-la.html


- Anacronía: ruptura en el orden cronológico de una historia, con saltos hacia adelante [prolepsis] o hacia atrás [analepsis]. El narrador interrumpe el hilo narrativo con saltos hacia el pasado y se entremezclan los planos temporales.


 - Auge y esplendor de la novela negra española:
 http://www.20minutos.es/noticia/2068567/0/novela/negra/espanola/





 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
.................................
.................................
..................................