martes, 22 de noviembre de 2016

Leviatán, Paul Auster


Leviatán

[Leviathan, 1992]

Paul Auster

[Newark, New Jersey, 3 de febrero de 1947]



El encanto de un libro gastado por manos amigas.

Editorial Anagrama, Barcelona
Traducción: Maribel De Juan. Ilustración: Ángel Jové
Ejemplar del Club de Lectura Mar del Plata 

     Los lectores de Paul Auster, que son muchísimos y en aumento, no necesitan presentación. Pero hay otros, ocasionales o conocedores sólo de sus títulos, lectores atraídos por sus entrevistas o reseñas de sus obras, que les cuesta quizá tomar la decisión de elegir uno de sus libros.

No es para menos en el caso de estar frente a un escritor tan prolífico y publicitado. Si bien es famoso por su Trilogía de Nueva York [1985-87, Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada], destaco otros: La invención de la soledad [1982], El palacio de la luna [1989], El cuaderno rojo [1995], Tombuctú [1999], El libro de las ilusiones [2002], La noche del oráculo [2004], Brooklyn Follies [2005], Un hombre en la oscuridad [2008], y su novela autobiográfica, Diario de invierno [2012], entre muchos más que también valen la pena.

Esta es una invitación a leer [o releer porque lo merece] una de las novelas, Leviatán, de este autor neoyorquino y actual, que seguramente conocen de una u otra manera. Paul Auster no sólo es protagonista desde hace muchos años de la literatura contemporánea estadounidense, sino también de la europea y de nuestro país, Argentina, al que visita asiduamente. 
Lo considero un gran narrador de nuestro tiempo. Sin duda muy publicitado, sí. Bueno, que su fama y publicidad no impida el acercamiento de algún lector desconfiado de tanto atributo que los medios seguramente potencian a veces con obstinadas armas que terminan jugando en contra.
Para no alimentar tales prejuicios, me limitaré a pasar al comentario de Leviatán, y dejaré en sus manos la calificación y decisión de lectura de un autor, que, siempre nos está recordando algo interesante en sus ficciones:

  el azar es una posibilidad.

Quizá el encontrarse con esta lectura lo sea.

Leviatán

                                             mi comentario


     La historia comienza con un acontecimiento trágico, con fecha y lugar precisos: a finales de junio de 1990, un hombre sentado al borde de una carretera junto a su coche, en el norte de Wisconsin, ha volado en pedazos, al parecer por una bomba que él mismo estaba fabricando. Su identidad parece ser un difícil cometido a resolver por las autoridades, ya que tanto el auto como los documentos que se encontraron en el lugar, eran robados, y las huellas dactilares, imposibles de tomar sin entrar en detalles morbosos que ya imaginarán.

En el momento en que los lectores [siempre ansiosos y adueñándonos de lo que no nos corresponde] estamos dispuestos a ver cómo prospera la investigación llevada a cabo por el FBI, la policía y toda parafernalia estadounidense,... [había que descubrir la identidad de la destrozada víctima], nos encontramos con la primera sorpresa que nos descoloca: el relator que nos está contando la historia, nos confiesa que también la está escribiendo en su casa alquilada de Vermont. Y no quiere, de ninguna manera, que la investigación de la policía se adelante a su escritura, pues en ese caso su historia perdería todo sentido.

¿Dónde estamos parados los lectores, entonces? Recapitulando, dirán muchos con ágil gimnasia lectora: el narrador en primera persona es un personaje dentro de la misma historia y a partir de aquí todo toma otro rumbo de la idea primera que nos habíamos hecho. No los quisiera complicar, pero aquí también hay «un ingenio extra», para llamarlo de alguna forma. Esta voz narradora en primera persona testigo, que no podría conocer tan profundamente a los personajes como se nos presentan, se transforma en una tercera omnisciente en algunos casos, sobre todo en los que él mismo Aaron es el centro de la acción. 

El narrador protagonista es un escritor de novelas, y se siente en la obligación de escribir la historia de Benjamin Sachs [ya conocemos el nombre por él, no por los investigadores], antes de que la prensa destroce la reputación de su amigo.

¿Cómo sabe el escritor personaje que el muerto de cuarenta y un años es Benjamin Sachs?, y ¿por qué debe, por el momento, ocultar su identidad? Bueno, son cuestiones que irán develando a medida que avancen en la lectura. No se desanimen si la historia les pareció enredada con este principio, no lo es, pero sí tiene los condimentos para tenernos alertas y partícipes, disfrutando. Porque ya tenemos un permiso, sí sí, el permiso del escritor protagonista que sabe que vamos a ir un poco más allá, adueñándonos de la historia y aventurándonos en hipótesis. Si no me creen, miren lo que dice el personaje [que encontrarán muy atractivo]:

No tengo ni idea de la gente que lee mis libros. 
Entro en la vida de esos desconocidos [nosotros], y mientras tienen mis libros en sus manos, mis palabras, son la única realidad para ellos.

Y como si fuera poco, continúa diciendo: 

A veces sucede que esas personas [nosotros] están locas.
Leen tu libro y algo de él toca una cuerda del fondo de su alma, y piensan que...

Muy irónicamente gracioso, Auster usa este tipo de sarcasmo que no llega nunca a la irritación, un placer.

Mentir sin remordimiento de conciencia, desdoblarse, como fingiendo una actuación y ver todo como quien mira una obra de teatro donde las escenas se suceden sin daños colaterales, son algunos de los mecanismos a los que apelará el escritor protagonista [pido disculpas si repito esto de «escritor protagonista», es que no quisiera que se confundieran estos dos roles tan importantes]. Las facetas psicológicas son un plato fuerte.

La casa alquilada de Vermont, donde el escritor está trabajando, tiene su propia historia, como así él mismo, con una esposa e hija [muchos dicen el alter ego del mismo Auster, personalmente creo que tiene también mucho de Sachs]. Cumplir con la promesa de guardar un secreto y que ese secreto salga a la luz a través de las páginas de una novela parecieran dos premisas inviables [o al menos para pensar], sin embargo el narrador ya nos habló del desdoblamiento y de la «falta de culpa», si vamos prestando atención a sus comentarios «al pasar».

El atractivo que tiene siempre leer sobre escritores, sus dudas, búsquedas y mundos ficcionales que tocan realidades [y a veces las contaminan], es un plus en una historia de suspenso, con ritmo urbano neoyorkino a veces, acompasado con vívidas nevadas otras o cálidos atardeceres californianos con aromas a madreselva. Todos los paisajes interactúan con los estados de ánimo y vivencias.

Con un lenguaje plagado de gracias y agudezas no solo intelectuales, también pueriles que nos relajan, nos vamos enterando de la amistad, dudas existenciales y del trabajo de los dos escritores, el ya nombrado Benjamin Sachs y Peter Aaron, nuestro escritor protagonista [y narrador]. Leer sobre sus personalidades masculinas será un deleite. Y no quiero omitir un viaje, ese tipo de viaje tan particular que es el que se hace a través de uno mismo, quizá el más largo y arriesgado que se pueda emprender.

A esta dupla de amigos se sumará Fanny, la esposa de Ben Sachs, y entre los tres, pero no necesariamente juntos, las charlas sobre arte, literatura y la vida nos llevarán a otros encuentros y sus historias.
Benjamin había escrito un libro histórico con bastante éxito, El nuevo coloso, situado entre 1876 y 1890 y basado en hechos reales. La lectura de esta obra por parte de Peter es uno de los puntos de partida de una amistad que incluye admiración mutua. La relación entre ellos dará lugar a la de Peter con una excéntrica artista llamada María [personaje clave], y ella a su vez nos hará conocer a su mejor amiga, la atractiva Lillian Stern. Hay momentos de gran seducción y erotismo.


María era artista.
El trabajo que hacía no cuadraba en lo que comúnmente conocemos.
Algunos decían que era fotógrafa, otros escritora o la llamaban conceptualista.
 Ninguna de estas descripciones era exacta.



Viviremos, que no les quepa duda, episodios muy singulares: métodos con los que llevan a cabo sus trabajos artísticos experimentales, el misterio de una novela inconclusa llamada... Leviatán, ciertas fobias conectadas con actos políticos y maneras de redimirse nada convencionales, o sí, cada uno con sus métodos de salvación.

La política y realidad social de esos años [los que rodean1989] donde el mundo sufría cambios extraordinarios son el marco y fondo de un argumento que se nos hace verosímil: la caída del Muro de Berlín, Václav Havel convertido en el último presidente de Checoslovaquia, la finalización de La Guerra Fría,... hasta el terremoto de San Francisco y Reagan presidente. Y mientras tantas cosas importantes sucedían, Sachs, dice Peter, seguía allí, como una partícula solitaria en la noche americana.
También volamos al pasado con un negación a ir a la guerra de Vietnam.

A pesar de los años que han pasado, tiene una gran actualidad y efecto conmemorativo en los lectores, sobre todo por lo que se está viviendo en lo que respecta a los sentimientos nacionalistas y a veces peligrosamente dogmáticos en el sentido de recuperar ciertos valores sociales a cualquier precio. 

Los lectores de Auster se sentirán en casa con algunas referencias autobiográficas. El protagonista, por ejemplo, ha vivido varios años en Francia para no ser llamado a Vietnam y traduce a poetas franceses. También encontrarán algunos recursos o lugares conocidos, como el capricho del destino que de repente todo lo cambia. Lo cuento sólo a modo de un dato más, suele ocurrir con otros escritores. Como sea, todos tendrán el placer, no siempre dado, de encontrarse a sí mismos en muchas vueltas de página.

Casi toda la historia transcurre en Brooklyn, pero también en otros distritos de Nueva York, como el Bronx y Manhattan.

Los cambios de roles sobrevuelan toda la novela, el personaje que creíamos tener calificado con determinada personalidad, nos obliga a dar un viraje en nuestra apreciación. Descubrimos los personajes y ellos se descubren, no siempre son lo que parecen, al menos bajo la mirada del otro. Sí, todo está cargado de una irremediable ambigüedad, pero todo se irá dilucidando, aunque como Peter, prefiramos aferrarnos a las dudas hasta último momento.

Las dudas... Y leo en muchas reseñas que hablan de una biografía, bueno, en una parte el protagonista habla de los recuerdos en los que se basa para escribir su novela [no tiene otra cosa en qué apoyarse], y nos aclara que no es una biografía ni un retrato psicológico de Sachs principalmente, y de los personajes que interactúan con él: No hay nada definitivo, sólo estoy en posesión de una comprensión parcial... no puedo descartar la posibilidad de equivocarme, de que la verdad sea muy diferente.

Aunque debo decir que es mucho lo que sabrán de él, y será un personaje muy atractivo, más allá de su admiración a Thoreau y su idea de cómo debía plantarse ante la vida. Porque Sachs es un hombre que siente ira ante la hipocresía política y los mitos nacionales.
Al margen de las ideas profundas, están las anécdotas de todo tipo, eróticas, fraternales y de la niñez. El relato que le hace a Peter y a Fanny de su visita con la madre a la Estatua de la Libertad cuando tenía seis años es realmente apoteósico.

Recomiendo esta lectura, que tiene la particularidad de hacernos sentir en un medio familiar, aunque para nada lo es, así la transitamos, con esta confianza y comodidad. Es que la historia, como les dije al principio, nos la está contando Peter, un escritor que es parte y conoce muy bien a cada uno de los personajes.
Hasta la próxima charla de libros, espero que hayan disfrutado de este comentario y ahora aborden con ganas la lectura de esta novela, muy corta, apenas 269 páginas, dos meses en la vida de Peter Aaron.

C. G. 




- Algunos párrafos y frases elegidos: 

- No creo que nadie me haya desarmado nunca tan totalmente como lo hizo Sachs aquella tarde. Entró a saco desde el principio, asaltando mis mazmorras y escondites más secretos, abriendo una puerta cerrada tras otra... una actuación típica de él... su forma de moverse por el mundo. [Pág. 28, cuando Peter y Sachs se conocen].

- Dado su carácter y su particular modo de mantener vivas todas las facetas de su personalidad, uno suponía que Sachs no estaba casado. Parecía demasiado desarraigado para la vida doméstica, demasiado democrático en sus afectos para ser capaz de mantener relaciones íntimas con una sola persona. [Pág. 30].

- Tampoco Fanny era la clase de esposa que parecía adecuada para él... [la que Peter se podría haber imaginado]... una mujer dócil y maternal, dedicada a proteger a su hombre-niño... Pero Fanny era en todo su igual, una mujer compleja y sumamente inteligente... era Sachs quien tenía el talento [en sus veinte años de matrimonio] para entenderla y mantenerla en equilibrio consigo misma. [Pág. 30, Fanny esposa de Sachs].

- No digo que sea malo. Es joven, simplemente. Demasiado literario, demasiado orgulloso de su propia inteligencia. [Pág. 31, Sachs hablando de su primer libro].

- Nació el 6 de agosto de 1945... Se refería a sí mismo como el primer niño de Hiroshima nacido en Estados Unidos, el verdadero niño de la bomba, el primer hombre blanco que respiró en la era nuclear... siempre me pareció que esto era una exageración. [Pág. 35, Peter hablando de Sachs]. 

- Un detalle importante, las ideas políticas de Sachs nunca encajaban en categorías convencionales. Desconfiaba de los sistemas y las ideologías, y aunque podía hablar de ellos con considerable comprensión y profundidad, la acción política se reducía para él a un asunto de conciencia. [Pág. 38]. 

- Mi primer matrimonio se había roto dos años antes y en mi destino no estaba conocer a Iris hasta finales de febrero, para lo cual faltaban sus buenos tres meses, Mi hijo David tenía tres años... [Pág. 40, Peter].

- Mrs. Sachs [la madre de Sachs] me agradó enormemente... su aspecto no era en absoluto de viejecita o abuelita... una mujer franca, con opiniones, y un sentido del humor desinhibido... cuando se trataba de política, demostraba tener una lengua perversamente afilada... era una matriarca subversiva que aún disfrutaba lanzando puñetazos al mundo. [Pág. 41].

- Nunca tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo. Eso no significa que no fuese productivo, pero el muro que separa el trabajo y el ocio se había desmoronado para él hasta tal punto que apenas se daba cuenta de su existencia. [Pág. 55, acerca de Sachs].

- [...] me presentó a su mujer. Fanny, graduada en Historia del Arte... terminando su tesis sobre paisajismo norteamericano del siglo XIX. Por casualidad la había visto bastantes veces antes... la encontraba atractiva, pero nunca pude reunir el valor necesario para hablarle. Había algo en su elegancia que intimidaba... [Pág. 56, Peter hablando de Fanny, la esposa de Ben].

- No era graciosa en el sentido que podía serlo Ben,... sin embargo yo siempre tenía la sensación que era la más lógica de los dos, la más inteligente, la más analítica. La mente de Ben era toda intuición, osada pero no especialmente sutil, una mente a la que le gustaba correr riesgos, penetrar en la oscuridad, hacer conexiones improbables. Fanny, por el contrario, era concienzuda y desapasionada, perseverante en su paciencia, nada propensa a los juicios rápidos o los comentarios infundados. [Pág. 58, algo de las personalidades de Fanny y Ben, según la mirada de Peter].

- No conviene quedarse anclado en el pasado. La vida es demasiado interesante para eso. [Pág. 61, Fanny, la esposa de Ben, a Peter].

- Una cosa lleva a la otra... de no haber sido por la ruptura de mi matrimonio con Delia Bond, nunca habría conocido a María Turner, y si no hubiese conocido a María Turner, nunca me habría enterado de la existencia de Lilian Stern, y si no me hubiese enterado de la existencia de Lilian Stern, no estaría aquí sentado escribiendo este libro... Cada uno de nosotros está relacionado... no me sería posible contar la historia de Sachs sin contar al mismo tiempo cada una de nuestras historias. [Pág. 66].

- María fue el vínculo entre Sachs y Lillian Stern, y de no ser por la costumbre de María de cortejar cualquier tipo de dificultades que se le pusieran por delante, Lillian Stern nunca habría entrado en escena. [Pág. 80, primavera de 1976].

- La mayoría de la gente se habría olvidado de ella, creo yo, pero María no era persona que rehuyese las oportunidades inesperadas o hiciese caso omiso de las insinuaciones del azar. [Pág. 81, cuando María encuentra la libreta con el nombre de Lillian].

- Lillian no había cambiado. Era la misma chica estupenda que había conocido siempre. Alocada, traviesa, excitante. No se consideraba a sí misma una furcia o una mujer caída, su conciencia estaba limpia. Eso era lo que me impresionaba tanto: su absoluta libertad interior, su forma de vivir de acuerdo con sus propias normas sin importarle un comino lo que pensaran los demás. [Pág. 89, María contando de su amiga a Peter].

- Fueron precisos tres años... nuestros caminos se cruzaron en el piso de Sachs... aparecí en el momento oportuno... yo era únicamente un hombre entre muchos hombres posibles, mercancía averiada... ella estableció las reglas... y yo las cumplí... Todo era juego para María, una llamada a la invención constante, y ninguna idea era demasiado disparatada como para no probarla una vez. [Pág. 93, Peter contando de su relación con María].

- La culpa es un poderoso persuasivo, y Delia instintivamente pulsaba los botones adecuados siempre que yo estaba cerca. [Pág. 94, Peter hablando de su ex esposa].

- Abrirse a mí parecía aliviar cierta presión en su interior, ahora que ella también había cometido un pecado, quizá podría perdonarle los pecados que él había cometido contra ella. Ésta era la economía de justicia, por así decirlo, el quid pro quo que convierte a la víctima en victimario, el acto que equilibra la balanza. [Pág. 102, Fanny con Peter]. 

«Hasta el mes pasado yo siempre había pensado que el vuestro era un matrimonio perfecto».

«Nunca sabemos nada de nadie. Yo solía pensar lo mismo acerca de tu matrimonio y mirá lo que os sucedió a Delia y a ti. Ya es bastante difícil seguir la pista de uno mismo. Cuando se trata de otras personas, no tenemos la más remota idea». [Pág. 113, diálogo entre Peter y Ben]. 

- Luego vino mi encuentro con Iris, y la locura de aquellos dos años terminó bruscamente... eso ocurrió un año después de que Fanny y yo rompiésemos nuestra relación amorosa, seis años después de que empezase mi amistad con Sachs... Maria Turner fue la que hizo posible ese encuentro... no fue nada intencionado... fue la noche que María inauguraba su segunda exposición... María como espíritu del azar, como diosa de lo impredecible. [Pág. 118, 119 Peter contando su encuentro con la que sería su segunda esposa].

- Comenzó la era de Ronald Reagan... la posición de Sachs se hizo cada vez más marginal... casi imperceptiblemente, llegó a ser considerado un caso atávico, alguien en discordia con el espíritu de la época... el mundo había cambiado a su alrededor... ya era bastante malo que la derecha estuviera en ascenso... El Partido Demócrata se había hundido; la izquierda había desaparecido; la prensa estaba muda... Sachs continuó fastidiando, defendiendo aquello en lo que siempre había creído, pero cada vez eran menos las personas que se tomaban la molestia de escucharle. Él fingía que no le importaba... la batalla le estaba agotando. [Pág. 121].

- De repente me daba cuenta de que ya no éramos jóvenes... nuestras vidas se estaban escapando...estábamos envejeciendo y sólo podíamos contar los unos con los otros. Fanny y Ben, Iris y David: aquella era mi familia. [Pág. 126, Peter].

- Su conversación se convirtió en uno de esos absurdos y elípticos intercambios que se producen cuando la gente coquetea en una fiesta, una serie de acertijos, conclusiones erróneas y hábiles estocadas en el arte de cómo superar a otro... era muy sencillo: deseaba a una mujer desconocida y atractiva, y se despreciaba por ello... después de comprender lo que estaba haciendo, continué coqueteando con ella. [Pág. 130-131, Sachs seduciendo a María].

- Le bastaba con pensar en un solo momento de aquella noche para que la noche entera regresara con toda su nauseabunda inmediatez: la fiesta, María Turner, la escalera de incendios, los primeros momentos de la caída, la certidumbre de la muerte. [Pág. 137, Sachs contando su accidente]. 

- Lo que María consiguió a lo largo de esos meses fue sacarlo de su propia piel. La tensión sexual fue parte del asunto, pero también estaba su cámara, el constante asalto de se cámara ciclópea. Cada vez que Sachs posaba para una fotografía, se veía obligado a representarse a sí mismo, a jugar al juego de fingir ser quien era... Dicen que una cámara puede robarle el alma a una persona, en este caso creo que fue justamente lo contrario... el alma de Sachs le fue devuelta gradualmente. [Pág. 148, la relación que se establece entre María y Sachs].

- Ben descubrió lo de Charles por pura casualidad... el momento no pudo ser más inoportuno [...]. [Pág. 157, la relación de Fanny con Charles].

- Sachs dejó de trabajar en su libro... Una tarde salió a dar un paseo y se lo tragó la tierra... desde ese día no volvió a escribir una palabra más. Para conmemorar lo que nunca existirá, le he dado a mi libro el mismo título que Sachs planeaba para el suyo: Leviatán. [161].

- Dimaggio había pertenecido a un grupo ecologista de izquierdas... no era un delincuente común... había sido un idealista enloquecido... eso no eliminaba el hecho de que había matado a un muchacho inocente... Él y Sachs habían defendido las mismas cosas. En otro tiempo y en otro lugar, incluso pudieran haber sido amigos. [Pág. 191, del esposo muerto de Lillian].

- No hay forma de saber cuánto tiempo podría haber durado aquello... Tal vez habrían conseguido hacer algo con aquella explosión sexual, aquella historia de amor disparatada y absolutamente increíble... es posible que Sachs y Lillian hubiesen podido tener una vida real juntos. [Pág. 233]. 

- Contrariamente a lo que ocurre con el típico pronunciamiento terrorista, con su inflamada retórica y sus demandas beligerantes, los comunicados del Fantasma no pedían lo imposible, sencillamente querían que América mirase hacia adentro y se enmendase. [Pág. 239, acerca de las nueve estatuas destruidas en distintos lugares del país y los mensajes].

- Hay un momento en el cual un libro empieza a apoderarse de tu vida, cuando el mundo que has imaginado se vuelve más importante para ti que el mundo real... [Pág. 241, Peter escribiendo su novela].

- Porque eres mi mejor amigo y sé que puedes guardar un secreto... Puedes guardar un secreto, ¿no? [Pág. 244, Sachs a Peter].

- No había ninguna vacilación en su voz, nada que me hiciese sentir que no podía confiar en él. Ésa fue la noche en que me contó lo del Fantasma de la Libertad, y en ningún momento parecía un hombre que estaba confesando un delito. [Pág. 254, cuando Sachs llega sorpresivamente a la casa de Vermont y encuentra a Peter].

- Tu has ido mucho más lejos de lo que yo fui nunca, Peter. Te admiro por tu inocencia, por la forma en que te has mantenido fiel a esto durante toda tu vida. [Pág. 259, la nota que deja Sachs a Peter].

- El Fantasma de la Libertad atacó dos veces durante ese período..., pero no me reí. Ahora que conocía la historia, no podía sentir más que tristeza, un inconmensurable dolor. [Pág. 260, Peter hablando de Sachs].

- Le había dado mi palabra de no decir nada... No sé de dónde venía mi obstinación, pero nunca le dije nada a nadie. Ni a Iris [esposa de Peter], ni a Fanny [ex esposa de Sachs], ni a Charles [actual marido de Fanny], ni a un alma. [Pág. 260, el secreto que Peter prometió guardar a Sachs].

- Conseguí convencerla de que me diese la dirección y el número de teléfono de Lillian... Pensé que tenía una voz interesante... La promesa de ese encuentro me mantuvo ese mes y medio. Cuando el terremoto sacudió San Francisco... Autopistas destruidas, edificios en llamas, cuerpos mutilados y aplastados; todos estos desastres no significaban nada para mí excepto en la medida en que pudieran impedirme hablar con Lillian Stern. [Pág. 264, Peter, felizmente casado y con una hija, ante la posibilidad de encontrarse con la famosa Lillian, gracias a María que le da el teléfono, y luego, la frustración]. 

- Le debía a Sachs el mantener la boca cerrada y le debía escribir este libro. Él tuvo el valor de confiarme su historia, y no creo que pudiese vivir conmigo mismo si le hubiese fallado. [Pág. 267, reflexiones de Peter].


- Paul Auster [1947], algunos datos del autor [muchos tienen relación con sus personajes]: escritor, guionista y director de cine estadounidense, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006. Nació en Newark, New Jersey, su familia es de origen judío de ascendencia polaca. Empezó a escribir a los 12 años, estudió literatura francesa e inglesa en la Universidad de Columbia de New York. Tradujo a autores franceses como Jacques Dupin y Andre du Bouchet. Vivió algunos años en París, de esta manera evitó ir a la Guerra de Vietnam. Tradujo poesía francesa y escribió la propia.
En estos sitios podrán tener la información completa de su vida y obra, siempre actualizada:
  • Website: http://www.stuartpilkington.co.uk/paulauster/body.htm
  • Facebook: https://www.facebook.com/auster.paul/?fref=ts

Club de Lectura Mar del Plata, desde 1993.






domingo, 20 de noviembre de 2016

Jacques Dupin


Jacques Dupin,

y su amigo Joan Miró


«En sus últimos años dice su biógrafo y amigo, el poeta Jacques Dupin—, Joan Miró habló de su amor por las formas naturales, el espíritu independiente y la candidez, que es a la vez hermosa y sorprendente..."va directo al corazón de las cosas, nunca deja de conmoverme". Y con estas palabras se describió a sí mismo. Con su honestidad, espontaneidad, y entusiasmo ingenuo por la forma, la materia y el color, creó un universo artístico que deleita, desconcierta, maravilla y gratifica».  
J. D. 


El grano de su desnudez                                           Le grain de sa nudité
nos acosa                                                                   nous harcèle


Nude, Joan Miró, 1926. [Style: Surrealism. Genre: Abstract]

sin más ley que la espuma                                            sans autre loi que l´écume
de una fracción,     la rebaba                                         d´une fraction,     l´ébarbure     
del cuchillo                                                                    du couteau


Vuelo de pájaros, Joan Miró, 1968 [Abstract Expressionism, Surrealism].

Cobra cuerpo                                                                 ayant pris corps
En un remolino de vinagre                                            dans un remous de vinaigre


Femme, Oiseaux, devant le soleil, Joan Miró, 1972 [Abstract Expressionism, Surrealism].

aunque se disuelva                                                   quand bien même elle fondrait
sobre nosotros, manada                                            sur nous, harde
de jabalíes,     amor,     derrumbe                             des sangliers,     amour,     éboulement 


El nacimiento del mundo, Joan Miró, 1925 [Surrealism, Abstract]. MoMA, New York


de graves peñascos,                                              de roches lourdes,
devenir,     monstruosidad                                    devenir, monstruosité



Character, Joan Miró, 1934 [Surrealism, Figurative.]. Georges Pompidou, París

Y su frívolo gruñir                                                  et son grognement frivole


Head of  a Man, Joan Miró, 1935 [Surrealism, Figurative]. Georges Pompidou, París



un grito amarillo                                                  un cri jaune
de recién nacido                                                   de nouveau né


Maternity, Joan Miró, 1924 [Surrealism, Figurative]. Scottish National Gallery, Edinburgh, UK

El sendero frugal,
Antología poética [1963-2000],
[Prólogo: de Paul Auster
Selección, traducción y epílogo: de Iván Salinas].






El despojo y la imperfección... la imperfección es la cima, dijo Bonnefoy.

Años de formación detrás de un aparente automatismo, transformaciones de apariencias hasta que mutaron en realidades, procesos creativos sin aparente proceso de dos artistas que se admiraron y quisieron, colaboraron el uno con el otro: Jacques Dupin y Joan Miró.
Uno francés, el otro, catalán. Ellos nos dejaron su arte, técnicas y planteamientos diferentes, capas de pinturas y de palabras, pulidas mas nunca alisadas cierta aspereza era inevitable— con la libertad de derramar, quizá a último momento, esa palabra, esa gota que desentonaba, que molestaba... devenir monstruosité. Poemas y pinturas que perduran en espíritus irreflexivos, algo alocados.

Hasta la próxima lectura, termino con los palabras de Jaques Dupin:

Lo que impulsa a Miró a grabar y a litografiar con tanta fuerza y energía,
es la poesía.
Y el deseo de unir la poesía de su pintura a la escritura de los poetas.

C. G. 


Notas

Jaques Dupin: [1927-2012, Francia] Poeta, crítico de arte y dramaturgo. Premio Nacional de Poesía 1988.
En su adolescencia le tocó vivir la ocupación alemana de 1942. Mientras cursaba sus estudios secundarios, leyó a Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Mallarmé, Balzac, Proust y algo de Sigmund Freud. Más tarde le llegaría el turno a Kafka, Maurice Blanchot, William Faulkner y Georges Bataille.

Desde 1944 vivió en París donde cursó estudios de Derecho, Historia y Ciencias Políticas, sin terminar ninguna carrera. Visitó el Louvre, el Museo de Arte Moderno y las galerías, quedando impactado con las obras de Picasso que vio en el Salón de Otoño. Además de la pintura, en esa época descubre la poesía contemporánea y el surrealismo. 

Mantuvo una amistad con el poeta y fotógrafo, Jean Suquet [1928-2007] y a través suyo conoció la obra del precursor del arte cinético, Marcel Duchamp [1887-1968, Desnudo bajando la escalera, El gran vidrio]. Así mismo frecuentó al filósofo francés, especializado en estética e historia del arte, Hubert Damisch [1928]. 

En 1947 conoció al poeta René Char [1907-1988] y es a él en quien confía la lectura de sus poemas. Gracias a su influencia le publican alguno de ellos en revistas literarias. Nace entre ellos una fuerte amistad.

Además de haber publicado libros de poesía, publicó varios libros sobre artistas contemporáneos. Es uno de los fundadores de la hermosa revista L´éphemère, junto a otros escritores como Paul Celan [1920-1970], André du Bouchet [1924-2001], Henri Michaux [1899-1984] e Yves Bonnefoy [1923-2016], entre muchos más
Esta revista, patrocinada por la Galería Maeght y con páginas muy bien alternadas de literatura y artes plásticas, fue punto de referencia de la cultura francesa de la época. Dupin publica poemas y artículos sobre los pintores que admiraba: Tàpies, Chillida, Francis Bacon, Alberto Giacometti y, particularmente, Joan Miró, con quien le unirá una larga amistad. Porque en esa época frecuentaba sus talleres, a ellos les dedicó los catálogos para sus exposiciones, monografías y ensayos. 

Artistas unidos por una época de posguerra y vanguardias, escepticismo ante los poderes del lenguaje y enemigos de todo sentimentalismo. 

Jaques Dupin y Joan Miró. La Fundación Miró evocó en varias oportunidades la estrecha amistad de más de treinta años, y rindió merecidos homenajes al poeta francés por su contribución a la obra mironiana.
Dupin conoció a Miró en Barcelona en 1954, y allí comenzó a escribir la Monografía sobre el artista catalán. Su publicación apareció en 1961, y todavía hoy es la publicación más importante sobre el artista, un libro de referencia para todo el que le interese su obra.


Editorial Flammarion

Jacques Dupin, amigo, y colaborador de Joan Miró desde 1956, ayudó al pintor en su obra como grabador y litógrafo, así como en la preparación de catálogos, álbumes y libros ilustrados. Este libro es una revisión del contenido de los análisis del primer gran estudio de la obra de Joan Miró, que apareció en 1961, ahora rediseñado y enriquecido.

Paul Auster tradujo su poesía al inglés.


- Jacques Dupin, La centella y el granero:
http://web.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena_75/Francia/Jacques_Dupin.pdf


- Joan Miró: [Barcelona, 1893 - Palma, 1983] Nació en Barcelona y sus paisajes emocionales, los que lo formaron como persona y como artista, fueron Mont-roig, París, Mallorca, en un principio. Más tarde le seguiría Nueva York y Japón. En París vive y comparte la agitación intelectual con los artistas surrealistas que allí se congregaban en los años veinte, y en Nueva York descubre el expresionismo abstracto de los años cuarenta. En plena Segunda Guerra Mundial, abandona su exilio en Francia y se instala en Palma de Mallorca. 

Esta hermosa isla de las Islas Baleares y el anterior, Mont-roig, la localidad catalana donde Miró pasó largas temporadas, fueron dos lugares determinantes en su obra el vínculo con la tierra del que siempre se habla —. Los múltiples objetos que rodeaban su vida y el entorno natural serán parte de sus construcciones, siempre arriesgando técnicas e investigando. Miró escapa del academicismo, busca una obra global y pura, no sujeta a ningún movimiento determinado. Allí radica su rebeldía: en las formas y colores, composiciones con un lenguaje único.
  • Fundación Joan Miró, Barcelona: Biografía, colección y catálogo de obras, exposiciones y actividades. http://www.fmirobcn.org/fundacio/es_index/