lunes, 17 de febrero de 2014

Sándor Márai, La mujer justa, a partir de una charla




A partir de una charla con una amiga que estaba terminando de leer La mujer justa, de Sándor Márai, surgió este recuerdo.
Yo la había leído ya hacía un tiempo, y me gustó eso de ver a los personajes a la distancia. Recordar la capacidad del autor para planificar una historia que nos llega a través de la confidencia que los tres protagonistas hacen a una amiga, a un amigo y a un amante respectivamente. Luego pensar en quién fue este gran escritor.

Ciertas historias merecen un tiempo de maduración.
Volver brevemente sobre las vidas de Marika,  Peter y Judith, reafirmar la solvencia del autor, es lo que comparto.




Sándor Márai

(Hungría, 1900-Estados Unidos, 1989) 

 

 




"Uno también construye lo que ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que tiene que ocurrir. Así es el hombre. Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer
instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como si se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no. La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos hemos abierto, invitándola a pasar."

S. Márai, El último encuentro



Cuando hemos leído uno o varios libros de este escritor húngaro nacido en el 1900 (fecha compartida con nuestro Roberto Arlt (madre también húngara) y con el autor de ... le livre le plus lu dans le monde, hablo del francés Antoine de Saint-Exupéry, sabemos de la virtud de su prosa, de la fuerza de sus pensamientos elevados y de una de las sensibilidades más finas y despiadas de mirar y mirarnos.

Nadie debería perderse los libros de este escritor y periodista nacido en Kassa, un 11 de abril. Ciudad que hoy ya no pertenece al Reino de Hungría, poderoso Imperio Austrohúngaro* (el mismo de Rilke, Kafka, Zweig), sino a Eslovaquia.


El Reino de Hungría existió en la Europa Central desde 1000 hasta 1919. Junto con los Reinos de Inglaterra, Francia, Polonia, España y el Sacro Imperio Romano Germánico, fueron las potencias europeas de la Baja Edad Media y parte de la Época Moderna






Si me detengo en los lugares políticos-geográficos es porque ellos están presentes en la obra de Márai, intelectual burgués y humanista que huyendo del comunismo, abandonó su país, Hungría, en 1948.
Después de haber perdido Kassa, su adorada ciudad natal (en 1921 dejó de pertenecer a Hungría), su biblioteca de más de seis mil libros, su casa de Budapest incendiada, bombardeada en la Segunda Guerra. Ante la llegada de la dictadura comunista (había prohibido la publicación de su obra mientras durara este régimen), tenía que buscarse un lugar donde pudiese escribir con libertad.
Como sobreviviente de regiones destruídas, se instaló en Italia un tiempo, y definitivamente en Estados Unidos (1952).

En 1956 tiene lugar la Revolución Húngara*, este acontecimiento conmueve profundamente a Márai, y escribe su poema Ángel del cielo* (el título del poema son las primeras palabras de la famosa canción que la gente canta cuando enciende las velas del árbol de Navidad).

En ese momento los poetas no callaban. Ahora "los poetas están callados, retirados a su mundo, porque la democracia no es un campo fértil para la poesía política", dice la traductora Vera Székács.



Es importante pues que nos ubiquemos en época, sociedad y costumbres que rodearon al autor de los
inolvidables: El último encuentro, La amante de Bolzano, Confesiones de un burgués, La mujer justa, La hermana, La extraña, La gaviota y tantos otros.


  He escuchado por ahí comentarios de que es "un poco deprimente", "triste", "los personajes parecieran cambiar una existencia miserable por una ... felicidad pasable", y muchos más en este tono.
Puede ser. Pero no es sólo eso.
Para leerlo tenemos que desprendernos de toda ingenuidad.
Hay que leer la historia. Hay que ver la desilución, la tristeza, los cambios sociales-políticos. Es con la historia de sus personajes que debemos armar la trama.
Es la historia y son las personas con su grado de responsabilidad en sus propias vidas. Es la esencia de cada uno de los personajes con sus elecciones, soledades y desamparos.

   Con esta concepción integrada es como abordo las novelas de Márai, cultivándolas crecen con las relecturas.

"Algunos quieren un texto (un arte, una pintura) sin sombra ... ; esto es querer un texto sin fecundidad, sin productividad, un texto estéril." dice R. Barthes en El placer del texto.

  No es una mirada excéptica lo que despierta en mí. Al contrario. Es la posibilidad de huir de ideales inculcados que no existen e ilusiones que nos vamos inventando. De enfrentar "lo real", lo que nadie pronostica ni te advierte.
 Pero, dejemos de echar culpas, recordemos las palabras de Márai: "Uno también construye lo que ocurre ... "


*     *     *


Por suerte todavía no leí todos sus libros. Me aguarda ese enorme placer. También de la relectura, como ahora, que una amiga me contaba con entusiasmo pasajes de La mujer justa
Entonces, vuelven las escenas. No, no hablo de la obra de teatro*, hablo de una lectura que dejó imágenes imborrables.

Veo a una Budapest* de los años cuarenta (Segunda Guerra Mundial), charlamos de esa cinta violeta encontrada por azar (símbolo de gran intensidad), comparamos a Marika y a Judith. Imposible hacerlo, son dos mundos. Como es diferente el del enigmático Peter, el marido. Ellos conforman los tres monólogos de la novela. Son sus voces, sus sentimientos y percepciones lo que recibimos: mucho más que sus historias de amor.

Contada en primera persona (como otras novelas de Márai), narrador omnisciente que da la palabra a los protagonistas. Estos cambios en el nivel narrativo nos causa, a veces, una sorpresa, y nos mantiene muy comprometidos con su argumento.

Ahora, a años de haberla leído, pienso en el encuentro que tuvieron Judith y Peter tantos años después. Todo sucede en un puente de Budapest, un día gris  ...





Él ya no es el señor adinerado ni vive rodeado de comodidades. Pero, en cierta medida sigue siendo un burgués. Ella ya no es la mucama, tampoco su esposa. Ahora es su historia, creo que lo fue siempre, el lugar donde creció, la tierra que pisaron sus pies pobres y es el hambre, el miedo y el rencor.

Vale la pena releerlo. Es una novela para leer sin prisas, para ir dibujando esos perfiles psicológicos y esas realidades sociales dentro de un momento histórico determinado.

Son personas que construyen lo que les ocurre (como dice la frase ya nombrada por tercera vez), también son su origen y su fatalidad
Cabe aclarar que "la fatalidad" para Márai, no viene desde afuera la mayoría de las veces, sino del carácter y de la personalidad del individuo.

Estos dos aspectos que señala el párrafo de Sándor Márai: lo irremediable, esa fuerza desconocida que llamamos destino y la voluntad, pura decisión de abrir o cerrar la puerta, los dos aspectos viven en una desigual competencia. 
 "Una decisión de peso va unida a la voz  del Destino".*

Esta no es una reseña formal de la novela, es simplemente un recuerdo, un comentario de un escritor y una novela que mi amiga María está terminando de leer. Márai tiene ese efecto, como dicen los franceses: èvoque-provoque.
 
Y así quedamos, estimulados a nuevas miradas a tal diversidad de relaciones humanas y sus vínculos, reviviendo historias magistralmente narradas, con un lenguaje de gran riqueza, pero cuidadosamente liviano, nada complicado o difícil. 

Vamos aprendiendo, una vez más, como cada persona, aún conformando un grupo íntimo, compartiendo el mismo tiempo y lugar en una etapa de la vida, vive una historia diferente.

¿Buscar la mujer justa? ¿el hombre perfecto? ¿existe? ¿confiamos en el mito griego y buscamos "el medio, la fracción" que nos complementaría ?

Quizá venga bien recordar las palabras de Tomás en La insoportable levedad del ser, de Milán Kundera, que por supuesto no pretendo sea "la respuesta".

"El hombre nunca puede saber qué debe querer porque vive sólo una vida y no tiene manera de compararla con vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.
¿Es mejor estar con X o ... quedarse solo?
No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como un actor que representa una obra sin ningún tipo de ensayo."

 Los amantes, sin saberlo, se mueven constantemente en ese deseo de plenitud, de encontar ese todo originario. Cada uno de nosotros tiene en algún lugar del mundo a su mitad, con la que alguna vez formó un solo cuerpo.

En la novela de Kundera, la mitad de Tomás era la muchacha que había soñado.
Entonces ... ¿qué hace? en lugar de esa muchacha de los sueños, le llega Teresa, y está con ella. 
¿Qué sucedería si esa otra mujer apareciera? la otra mitad de sí mismo. ¿con quién se queda?
Puede elegir la "mujer perfecta", "la mujer justa", sin embargo podría elegir a la otra, entonces toda teoría se desmorona.

El primer ensayo es la vida misma. Para seguir pensando sobre "la otra mitad", "nuestra otra mitad".*


C. G.


Mis notas:


-Judit Xantus: filológa, gran divulgadora de la literatura húngara. Graduada en Filología Hispánica, especializada en traducción literaria. A ella se deben las traducciones de la obras de Sándor Márai, de Péter Esterházy y también del Premio Nobel de Literatura 2002, Imre Kertész ( Sin destino).


-Erno Zeltner: autor del libro Sándor Márai, una vida en imágenes. Detalles de la vida del escritor, frente a su deliberado hermetismo en todo lo relacionado a su vida privada. Complementa con fotografías.


- Actualmente lo que fue el Imperio Austrohúngaro se divide en trece estados europeos: las naciones de Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina y las regiones de Voivodina en Serbia, Bocas de Kotor en Montenegro, Trentino – Alto y Trieste en Italia, Transilvania y parte del Bánato en Rumanía, Galicia en Polonia y Rutenia (región Subcarpática en Ucrania).


-Revolución Húngara: En 1945, después de la Segunda Guera Mundial, Hungría pasó a formar parte de los territorios ocupados por la Unión Soviética. Cuatro años después el inestable equilibrio político del país quedó definitivamente alterado cuando los comunistas se adueñaron completamente del poder, bajo la dirección de Mátyás Rákosi y el obvio respaldo de Moscú.

Luedo de siete largos años de rígida dictadura comunista, en octubre de 1956 una manifestación estudiantil encendió la mecha de lo que sería una de las rebeliones más sangrientas de la historia.

Stalin había muerto tres años antes, y en marzo de ese mismo año de 1956 Nikita Khrushev había pronunciado su famoso discurso (ante el Congreso del P. C.), criticando al otrora hombre fuerte de URSS. Así se despertaron expectativas de una apertura del régimen hacia formas menos dictatoriales.

Se había iniciado la "desestalinización" del comunismo soviético. La represión comenzaba a debilitarse en Rusia. Llegaba el momento en que la presión que URSS ejercía sobre Europa Oriental debía empezar a aligerarse. Así lo sentían los líderes comunistas de los países satélites: Polonia, Hungría.

Hungría, un país de frecuentes revoluciones, fue el segundo "satélite" en revelarse. 
La Revolución Húngara de 1956 comenzó espontáneamente como corolario de la apertura polaca, y desatada y en buena medida conducida por estudiantes e intelectuales.

Los soviéticos, que habían mantenido el control sobre Polonia, temieron perderlo con el pueblo húngaro. En consecuencia, mandaron sus tanques y literalmente ahogaron la revolución en sangre.
A pesar de la inferioridad de condiciones, los revolucionarios húngaros, pelearon con un valor y una determinación que sorprendió al mundo.
A un mundo al que pidieron ayuda, desesperadamente. Ayuda a ese "Mundo Libre" que los habían alentado (con transmisiones radiales desde Munich). 
Ese mundo consideró más importante virar ahora hacia el conflicto del Medio Oriente. Fue cuando Israel, Francia e Inglaterra atacaron Egipto, a finales de octubre de 1956. Abandonaron a Hungría a su propia suerte.
La batalla estaba perdida. Tuvieron que esperar 33 años para que Hungría recuperara su libertad.

Con la perspectiva del tiempo, hoy se cree sin embargo, que la Revolución Húngara no fue en vano. 
Fue una derrota gloriosa. Constituyó la primera fisura seria en el sistema comunista. 
Habría que esperar a la otra revolución, la de octubre en Rusia, encabezada por Lenin y Trotski, cuyo colapso definitivo comienza en noviembre de 1989 con la destrucción del Muro de Berlín






-Poema:


Ángel del cielo

( Mennyből az angyal)
                                    

Ángel del cielo, vé de prisa
a Budapest frío y tiznado.
Allí donde entre tanques rusos
las campanas se silenciaron.
Donde la Navidad no brilla,
ni hay dorado sobre los árboles.
Sólo hambre, hielo, escalofrío.
Dilo de modo que comprendan
en voz alta desde la noche:
el milagro anúnciales, Ángel.

Haz susurrar veloz tus alas,
vuela a prisa que ellos te esperan.
No les vayas a hablar del mundo
donde ahora hay velas prendidas,
tibias casas y mesas puestas,
cura y sermón de frases bellas,
papel crujiente de regalos, 
palabras sabias, deseos buenos,
y en el árbol brillan centellas.
Háblales, Ángel, del milagro.

Diles del milagro del mundo:
el árbol de un pueblo que sufre
en la Noche de Paz ha ardido, 
y ahora muchos se persignan, 
lo miran las gentes del mundo, 
unos comprenden y otros no, 
les queda grande y cabecean,
rezan o miran espantados.
En el árbol no cuelgan dulces,
sino Hungría, Cristo de pueblos.

Y ante ella hay muchos que pasan:
el soldado que hirió su pecho,
el fariseo que la vendiera,
el que la negó las tres veces,
el que se ha lavado las manos,
el que al darla en treinta monedas
la humilló, la golpeó, la hiriera: 
y comió de su cuerpo y sangre
muchos, lelos, paran a verla,
pero a hablar no se atreve nadie.

Tampoco ella habla ya ni acusa.
Como Cristo de la cruz mira.
Qué árbol de Navidad tan raro
que trajera el Ángel o el Diablo. 
Y quienes se juegan su manto,
no saben lo que están haciendo,
sólo huelen, gimen, sospechan
el gran secreto de esta noche,
pues está en este extraño árbol
el pueblo húngaro colgado.

Y comenta el mundo el milagro,
los curas hablan de coraje,
un estadista da el responso.
El Santo Padre lo bendice.
Y los pueblos de toda especie
preguntan a qué todo esto.
¿Por qué no se ha acabado Hungría
como ellos lo demandaban?
¿Por qué se partió en dos el cielo,
cuando un pueblo dijo: Ya basta?

Tántos hay que no entienden esto.
¿Qué creció aquí como un océano?
¿Por qué tembló el orden del mundo?
Gritó un pueblo, y luego el silencio.
¿Qué pasó? se preguntan muchos.
¿Quién dio esta ley de sangre y huesos?
Y otros más preguntan, preguntan,
balbuceando pues no comprenden,
los que han sido sus herederos.
¿La libertad es tan preciosa? 

Ángel del cielo, da la nueva:
siempre dará vida la sangre.
Ellos antes ya se encontraron
(El pastor, el asno y el Niño)
en las pajas, junto al pesebre,
al partir la vida a un viviente,
ellos cuidan hoy del Milagro,
montando guardia con su aliento:
arde una estrella, brota el alba.
Díselos todo, Ángel del cielo.

Sándor Márai, Nueva York, 1956



Este poema, como Dándole lustre a Octubre, de György Gömöri, nacieron en la emigración, y son un hermoso gesto poético para defender la verdad frente a la mentira.
El gobierno de Kádár rebautizó la Revolución llamándola "Contrarrevolución". Decir la palabra "Revolución" arriesgaba la vida de los que se atrevían, sus trabajos o la libertad. Fueron treinta años de mentiras, de ensuciar esta palabra y de criminalizarla.




-Obra de teatro: En Buenos Aires, Argentina: Graciela Dafau, Arturo Bonín y Victoria Onetto. También en Madrid, Barcelona y otros lugares del mundo.


-Budapest: es la ciudad más poblada de Hungría y de Europa central-oriental. Se convirtió en ciudad única cuando ocupó las dos orillas del río Danubio, unificando las ciudades de Buda y Óbuda, en la orilla oeste, con Pest, en la orilla este. Esto ocurrió en 1873.
En el siglo XV fue uno de los principales centros de cultura del Reanacimiento Humanista.
Trás 150 años de dominio otomano (turco), tuvo un periódo de gran prosperidad y desarrollo (siglos VIII y XIX), convirténdose en una ciudad global después de su unificación (1873). También fue la segunda capital de Austria-Hungría, una gran potencia que se disolvió en 1918 (al perder la Guerra, Hungría se declaró independiente).
En 1944 (finales de la Segunda Guerra) fue parcialmente destruida por los ataques aéreos británicos y americanos (W), luego sitiada y más tarde sufrió otros graves daños por fuerzas soviéticas y rumanas y las tropas defensoras alemanas y húngaras. Todos los puentes fueron destruidos por los alemanes y más de 38.000 personas (civiles) murieron, gran parte eran judíos (genocidio nazi).
En 1949 fue declarada República Popular comunista (destrucción del Castillo de Buda, considerado símbolo del régimen anterior).
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 Desde el 2004 pertenece a la Unión Europea. Nunca perdió su identidad (en el transcurso de los siglos se habían establecido franceses, italianos, alemanes, polacos, turcos, judíos; actualmente: alemanes, eslovacos, serbios, rumanos, romaníes y otros). 
Es una de las ciudades más bellas de Europa.


-Milán Kundera: (Checoslovaquia, 1929) frases  del escritor checo en La insoportable levedad del ser.-

Además de las frases, vale la pena volver a leer el discurso de Aristófanes (Atenas, 446-386 a.C.), el famoso comediógrafo griego que Kundera menciona en esta excelente novela.
En el Banquete de Platón está este bello mito sobre los orígenes del amor:

"En un principio los hombres eran de una sola especie: cuerpos circulares con cuatro manos, cuatro piernas y dos caras.
Se movían en círculo apoyados en sus ocho miembros, y eran de tres sexos:
-el masculino provenía del sol,
-el femenino de la tierra,
-y el andrógino de la luna.
Cada uno de estos seres poseía tal totalidad y plenitud que no necesitaba complemento alguno, pues estaban completos tal y como eran.
Debido a su naturaleza fuerte, querían también ser poseedores del poder de los dioses, así que intentaron subir a los cielos y agredirlos.
Las divinidades decidieron entonces darles castigo a tal ofensa y, encabezados por Zeus, escindieron en dos partes los cuerpos esféricos y dejaron a cada criatura con un solo par de brazos y piernas, y un rostro. El ombligo, representaba el símbolo de lo que alguna vez fue la plenitud.
En consecuencia de ello, cada mitad deseaba incansablemnte encontrar a su otra mitad perdida. Al encontrarla y no quererse separar nuevamente ambas partes, morían de hambre e inacción.

Zeus, un tanto conmovido, desplazó sus órganos genitales hacia adelante para que la procreación se diera por medio de éstos y no del modo como era antes: donde el producto caía a la tierra y allí nacían los seres vivientes.

De este modo empezaron a unirse hombre y mujer, y cada uno de ellos, también con seres de su mismo género (Cfr. Banquete, 189 d-191 e).

El objetivo de este mito, es explicar y clasificar las especies del amor humano. El verdadero amor sólo se da entre semejantes.
Eros es la búsqueda de la otra mitad, la solución para aquella división.











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