lunes, 7 de marzo de 2016

Julio Verne, un cuento elegido: «En el siglo XXIX: La jornada de unperiodista norteamericano en el 2889»

 

Un cuento elegido:

«En el siglo XXIX: La jornada de un periodista norteamericano en el 2889»

de Julio Verne

 [1828-1905, Francia]





Querer viajar a la luna, al centro de la tierra o al fondo del mar,
dejar la comarca natal,
realizar viajes extraordinarios, —exceso de impaciencias,
estar invadido por esa pasión impostergable.
Y hacerlo.


 C. G.




Reatrato en lápiz, Thildou78, Francia. Stars Portraits.


A principios de la segunda semana de febrero, el 8 más precisamente, los seguidores y admiradores de Julio Verne —fanáticos en el mundo entero— festejaron el aniversario número 188 de su nacimiento. Y lo hicieron leyendo su obra, interpretándola en toda su diversidad, recordando algunos momentos de su vida y valorando la riqueza de las colecciones verniennes.

Un viaje al conocimiento de un gran escritor, esta es mi invitación de hoy.


*     *     *


Inventos, creaciones, inspiraciones,... poblaron su literatura.

¿O fue «simplemente» un intuitivo?

Hagamos juntos este viaje de anticipación.



¿Quién no se conmueve ante una mirada infantil fascinada, aun hoy, por uno de los inventos de Julio Verne?




Collections Musée Jules Verne, Nantes. Objets appartenant à l’écrivain et légués par ses descendants.



Explorando una vida y obra fascinantes.

Escritor, poeta y dramaturgo, trabajador infatigable, es quizá una de las personalidades más conocidas y nombradas, a las que se alude cuando se habla de lo que está pasando en materia de avances.
Él lo vió antes.

En su imaginación, sí, pero también con investigación, inteligencia y percepción. Y todo lo volcó en sus páginas, con datos científicos y descripciones impecables para apasionar a sus lectores.
Creía en la educación y en la ciencia como motores de progreso.

Sus novelas de ciencia ficción y aventuras marcaron historia, ¿quién no recuerda Viaje al centro de la Tierra [1864], donde aborda temas de geología, mineralogía, paleontología... o Veinte mil leguas de viaje submarino [1869-70], con el tan famoso Nautilus.
Sorprende.

Sí, porque pensar en los trajes de buceo y «recipientes» que guardaban oxígeno o en el uso de la electricidad en lugar del carbón y el petróleo,... Pero tampoco todo era ciencia y tecnología, un mundo marino fantástico, el de las profundidades de los mares y océanos, nos cautiva a adultos, niños y jóvenes a través de historias atrapantes.

¿Y La vuelta al mundo en ochenta días? ¡una joya literaria aún hoy!, y fue escrita en 1872. Si quisiéramos recordar o leer a hijos y nietos, viajar con ellos y con esos dos señores tan distintos: el flemático Mr. Fogg y su ayudante Jean Passepartout —«Picaporte» entre nosotros—.
¡Y pensar que todo nació de un proyecto alocado de un periódico y una apuesta entre amigos!
Trenes, barcos o elefantes, por París, Bombay o Hong Kong.
Apasionante.

Traducidas a todos los idiomas, no debe haber en el mundo quien no las conozca, al menos de nombre o por películas, comics o revistas.


*     *     * 

Algo de su vida


  Rápidamente. Ya los lectores, interesados por su figura fascinante y época llena de atractivos, después de leer este relato elegido tentrán la oportunidad de rastrear mil sitios vernianos —en número creciente los últimos años—, en un lugar que habría hecho sonreír de satisfacción al propio Julio Verne: la Web o Internet.
Al final encontrarán varios sitios seleccionados personalmente.



Julio Verne nació el 8 de febrero de 1828 en Nantes, donde tiene su museo*, y falleció el 24 de marzo de 1905, en la ciudad de Amiens. Allí también tiene un lugar dedicado a su memoria: la Casa de la Torre —o la Maison à la Tour—, donde vivió de 1882 a 1900*.
¿Por qué elige a la encantadora Amiens?




Le cabinet [escritorio], lugar de trabajo de Julio Verne en su casa de Amiens



Sur le désir de ma femme je me fixe à Amiens, ville sage, policée, d´humeur égale, la societé y est cordiale et letrée. On est près de Paris, assez pour avoir le reflet, sans le bruit insupportable et l´agitation stérile.


[Por deseo de mi esposa me radico en Amiens, ciudad culta, ordenada, estable. Una sociedad que es  cordial y educada. Estamos cerca de París, lo suficiente para disfrutar de su brillo, sin el ruido insoportable o el desorden estéril].


Fue el mayor de cuatro hermanos. Vivió una infancia tranquila e imaginativa en l´île Feydeau. Muy compañero de su hermano Paul, su álter ego, un año menor y..., muchos lo llaman, «el verdadero navegante». Sus tres hermanas que le siguieron en edad: Anna, Mathilde y Marie.

Hasta los catorce años, que fue cuando su familia se muda, tuvo ante sus ojos la vista de puertos y barcos —sería uno de sus temas favoritos en sus historias. Ese lugar donde vivía era una verdadera isla entonces, la confluencia del Loire y el Erdre, uno de los ríos más lindos de Francia para recorrer.



Nantes from the Ile Feydeau, Watercolor, 1829-30. William Turner [1775-1851]



Buen alumno, comenzó a escribir poesía siendo muy joven, era una práctica habitual en su familia, todo se celebraba con poemas.


Esa que amo tiene grandes ojos / Celle que j´aime a des grands yeux
bajo pupilas castañas; / Sous de brunes prunelles;
esa que amo bajo los cielos / Celle que j´aime sous les cieux
es la bella entre las bellas*. / Est la belle de belles.



Y «esa que amo» tuvo un nombre: Caroline Tronson.


Caroline Tronson, Verne´s Cousin and First Love. [From: Julio Verne: The Definitive Biography, William Butche]


Un amor adolescente, dos años mayor y su prima hermana. Lamentablemente para él se casaría unos años depués con otro hombre. Hay muchas anécdotas de este enamoramiento, de los juegos y «descubimientos» con sus primos Tronson.

Su fascinación temprana por el mar y los viajes, las máquinas y mecanismos se acrecentaba en esa época juvenil.

A los 19 años, Jules ya había empezado a escribir prosa y,... debe pensar en su futuro.

Comienza sin mucho entusiasmo sus estudios de Derecho, al ser el primogénito debía seguir el legado familiar —padre y abuelo vinculados a la jurisprudencia se lo demandaban.

En 1847 escribe la obra de teatro Alejandro VI , personaje apasionante. De gran poder e influencia entre la jerarquía eclesiástica, recuerden, la familia Borgia. Llegó a ser el papa Alejandro VI en medio de rumores, sobornos y manipulaciones [1492, Edad Media].


Amigos y lecturas van de la mano


Verne obtiene finalmente en París el título de abogado [1850], que no usará jamás. Conoce a Honorine de Vyane, del que resulta un matrimonio sin mucho amor con la joven viuda con dos hijas [1857]. Comienza a frecuentar a los que serían sus dos grandes amigos.
Con ellos sí compartirá lo que más disfruta, los viajes y conversaciones de literatura, ciencia, tecnología y teatro, un grupo divertido, apasionado por lo que hacen, su misógino grupo de amigos.

Ellos son el músico Aristide Hignard [1822-1897], quien musicaliza algunas obras de teatro de Verne [La gallinita ciega, 1853] y con el que viaja a Escocia y Escandinavia. Y el explorador y también narrador de viajes, Jacques Arago [1790-1855]aunque grande y casi ciego, pudieron mantener con el injustamente olvidado novelista y explorador una entrañable amistad, con ricos intercambios, tanto en cuestiones literarias como personales.




Le Colin-Maillard / La gallinita ciega. Ópera cómica, 1852. Música: A. Hignard. Autores: J. Verne y M. Carré.



En París lleva la vida que le gusta, e intensifica su lectura: Victor Hugo [1802-1885], Alfred de Musset [1810-1857], Alejandro Dumas [padre e hijo, 1802-1870; 1824-1895]. Contemporáneos a los que muchos de ellos frecuenta. También se siente especialmente atraído hacia los románticos alemanes [Goethe, Schiller, Hoffmann, Hölderlin] y siempre a Shakespeare, venerado por los románticos de la época.

Disfruta de la vida parisina, les decía, y es en uno de estos famosos salons littéraires parisiens que conoce, a través de su tío Châteaubourg, a los Dumas. Alexandre hijo, cuatro años mayor que Verne, disfrutaba del éxito: pleno suceso teatral de La dama de las camelias [1853].
Obra que fue inspiración para muchos. Apenas la vio en esos días Giuseppi Verdi [1813-1901], compuso La Traviata [1853], basada en esta obra tantas veces y magistralmente interpretada.

Y adivino que seremos muchos los que relacionamos esta obra con una de las mejores Margarite Gauthier:


Monstre sacré Sarah Bernhardt.



Sarah Bernhardt [1844-1923], como Marguerite en La Dame aux camélias, 1880.



En aquella época, Verne escribe varias obras de teatro. Una de ellas Las pajas rotas [1850], que gustó mucho a su amigo Dumas, la estrena con su ayuda en los ecenarios parisinos. Le seguirían en esa década de los cincuenta otras piezas menores: Los sabios [1851], Quiridine [1851], La Torre de Montlhery [1852] y Los felices del día [1856].
Las escasas ganancias que obtenía por estas obras no le alacanzaban para cubrir sus gastos en el lugar que quería vivir, la capital cultural del mundo.


La alimentación insuficiente, a base de pan y leche muchos días, no lo movía de esa París tan favorable al espíritu creador. Vuelvo a esta imagen porque hay que reparar en ella, le XIX ème siècle est véritablement l´âge d´or de Paris.
Cabarets, teatros, boulevards poblados de cafés también poblados de gente que bullía, bullían ideas y espíritu.
Los parisinos se ríen y lloran ante toda clase de dramas, melodramas, vaudevilles, óperas y obras cómicas.


*     *     *

Les Parisiens vont rire et pleurer devant toutes sortes de drames, mélodrames, vaudevilles, opéras et opéras-comiques. - See more at: http://www.histoire-image.org/site/etude_comp/etude_comp_detail.php?i=388#sthash.a00nflhI.dpuf

Otro de sus grandes amigos es el fotógrafo Gaspard-Felix Tournachon, conocido en el mundo entero como Nadar [1820-1910]. De él toma Verne el nombre para uno de sus personajes emblemáticos. El Michel Ardán, protagonista de De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna, no es otro que el anagrama del famoso seudónimo.

Fueron presentados por un hombre esencial en la difusión de la obra de Verne: el editor Pierre-Jules Hetzel, a quien conoce a su vez por otro de los amigos, el escritor francés Alfre Guézenec [1822-1866].

Nadar, pionero de la fotografía, compartió con Julio Verne muchas de sus pasiones. Estaba obsesionado con la construcción de «El Gigante», un gran globo dotado de una hélice. Gracias a él Verne se sumerge de lleno en los conocimientos de aeronáutica.
La navegación aérea tomaba forma y color. Ciencia y arte unidos.

Admirado fotógrafo Nadar. Los grandes artistas, hombres y mújeres célebres del siglo XIX posaban para él. Recomiendo ver estos retratos: de Sarah Bernhardt, Charles Baudelaire, Émile Zola, Franz Liszt, George Sand, Gérard de Nerval, Guy de Maupassant, Édouard Manet, Gustave Doré, Gustave Coubert, etc.


Comédie Française
Felix Nadar, Portrait of Sarah Bernhardt, 1864 [From The Red List]

  

Hay una anécdota que no puedo dejar de contar, aunque me vaya de tema [saltéenla si no les interesa]:
                      En 1915 le amputan una pierna a Sarah Bernhardt, la Divine, esto no le impidió seguir actuando, lo hacía sentada y decía su lánguido, único motto a quien quisiera escucharla: Quan même... [A pesar de todo].

Ella, la llamada Monstre Sacré por Jean Cocteau [1889-1963], y el mundo tomaría la expresión que la determinaba, conocía ya entonces la importancia de la publicidad. 

Así escenificaba cada aspecto de su vida y lo daba a conocer, sin falsas modestias. Nadar la captó en innumerables circunstancias, una de ellas mientras dormía en un atáud en el que solía descansar.



*     *     *

 
Nadar fue periodista, ilustrador, aeronauta, además de fotógrafo. Sin embargo, fueron sus caricaturas, las que van a ocupar un lugar de privilegio, en lo que a él le gustaba llamar «El Panthéon de Nadar».

«Un vrai casse-cou», este Nadar, un atrevido, un peligro, como el mismo se llamaba.
¿Cómo no iba a ser amigo de Julio Verne?



 Su amigo, dibujante y caricaturista, Honoré Daumier, lo representa con mucha gracia.
Lo muestra en toda su intrepidez tomando sus fotos desde las alturas.
Una humorada premonitoria: Nadar elevó la fotografía a la altura de Arte.


Gaspard-Félix Tournachon, dît Nadar [1820-1910, París]


En realidad frecuentaban muchos más los mismo ambientes y podríamos seguir con muchos personajes interesantes y dignos de ser nombrados.


*     *     *


Una matrimonio insustancial

En el casamiento de uno de sus amigos de la época de juventud, en Amiens, los que formaban parte del «Club de los once sin mujeres», fundado por él mismo, conoce a Honorine de Fraysse de Viane —joven viuda de 26 años, madre de dos niñas.
Se casan después de ocho meses de noviazgo. Verne era el último soltero.
Mariage d'amour ou de convenance?



Honorine Hebe du Fraysse de Viane Morel, portrait Maggie Cook



De este particular matrimonio nace su único hijo, Michael Verne* [1861-1925], también escritor y encargado de la publicación de muchos de los últimos manuscritos de su padre. Por causa de su nacimiento, Verne tuvo que regresar anticipadamente del viaje que estaba realizando con dos de sus mejores amigos, el músico Hignard y el abogado Emile Larois. Experiencia «desagradable» para él, descrita en los manuscritos de su novela inconclusa, Miserias felices de tres viajeros en Escandinavia* [1861].




Leer y escribir van de la mano


Lee mucho, vorazmente, con curiosidadad efusiva, quería saberlo todo y todo compartirlo. Colecciona artículos científicos y también escribe. Desde el momento que decide, en París, no ser abogado, lo hará de una manera sistemática, dedicándole todo el tiempo disponible.
El teatro había sido su primera vocación, escribe libretos para vodevils y operetas, tragedias y comedias.

La experiencia de escribir estas historias para ser actuadas le da un gran dominio en la escritura de diálogos. Su narración se agiliza y las puestas en escena son recreadas vívidamente. Los personajes adquieren elementos psicológicos dignos de ser estudiados. Enriquece su conocimiento de geografías y temperamentos.
Concibe la literatura, en definitiva, como un verdadero espectáculo.

Y hablando de espectáculo, su primera novela aparece: Cinco semanas en globo [Cinq semaines en ballon, 1863], aventuras y emociones, descripciones técnicas, geográficas e históricas, todos los ingredientes encontrando su propio sello. África, un continente lleno de secretos, terre incognita.

Siempre dando credibilidad a las historias.
Un nuevo género había nacido.



 Cinq Semaines en Ballon
Ilustrador francés Édouard Rieu [1833-1900], quien ilustró seis de sus novelas y otros trabajos de Julio Verne.

*     *     *


Un encuentro decisivo, con su ya famoso editor 

  
Durante 40 años, Jules Hetzel [y luego su hijo] le publicaría las novelas y cuentos. De los más de 60 títulos [agrupados en 47 volúmenes] de sus Viajes extraordinarios menciono algunos de ellos: Viaje al centro de la tierra [1864], De la Tierra a la Luna [1865], Los hijos del Capitán Grant [1867], Veinte mil leguas de viaje submarino [1869], La isla misteriosa [1874], La vuelta al mundo en 80 días [1873], Miguel Strogoff [1876], La esfinge de los hielos [1897], El soberbio Orinoco [1898].

Dentro de esta editorial, fundamental para su carrera, Julio Verne no es solo un escritor prolífico, también es codirector de la revista literaria: Le magasin d'éducation et de récréation, o Bibliothèque illustrée des Familles, al principio, cuyo fin principal era enseñar y divertir a toda la familia.

«Le roman de la science»  [La novela de la ciencia], así denomina el género Hetzel, el brillante editor que publica a los grandes de la época [Victor Hugo, Émile Zola, Balzac, Stendhal, George Sand, etc].
Esta frase puede sintetizar su espíritu, compartido por Verne:

Il s´agit de constituer une enseignement de la famille dans le vrai sens du mot, un enseignement sérieux et attrayant à la fois, qui plaise aux parents et profite aux enfants.

Pierre-Jules Hetzel  


[Se trata de establecer una educación de la familia en el verdadero sentido de la palabra, una enseñanza seria y atractiva a la vez, que guste a los padres y que beneficie a los niños en el disfrute].



Périodique pour la jeunesse publié par Pierre-Jules Hetzel, Jules Verne et Jean Macé.


Todas sus historias tienen un estilo ágil y entretenido. Los diálogos son agudos y los personajes inolvidables.



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Grande entre los grandes

  

Julio Verne fue maestro de la ciencia ficción, como lo fueron H. G Wells [La máquina del tiempo, La guerra de los mundos] y Edgar Allan Poe [anticipando el género, logrando la hibridación que domina hoy la literatura fantástia; «El camelo del globo», «Revelación mesmérica»].

Una mención especial para «el olvidado» Hugo Gernsback [Ralph 124C41+], valioso por sus predicciones en técnicas futuras y la creación de una de las primeras revistas de radio del mundo.

Los temas de J. V. fueron temas de otros: la ciencia y el progreso en primerísimo lugar, los viajes tomados como exploración a lugares conocidos o desconocidos, las utopías, universos utópicos o distópicos. También los viajes iniciáticos, tardiámente estudiados y analizados.

Influyó en autores de literatura vanguardista y del surrealismo. Y llega a nuestros días, a la narrativa francesa contemporánea. En cuanto a viajes se refiere, nombro a Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008, y a Jean Echenoz. Ellos son muy diferentes, pero ambos hablan de homenaje a las novelas de ciencia-ficción, de viajes infrecuentes y de críticas a la sociedad.
La metatextualidad usada por Echenoz, con sus alusiones e ironías a La isla misteriosa de Julio Verne, en su primera novela El meridiano de Greenwich es uno de los ejemplos.

Saliendo de Francia, el escritor estadounidense de origen ruso, Isaac Asimov [1920-1992; «Los robots del amanecer», Viaje alucinante], el principal representante de este estilo llamado tecnológico, con una visión del mundo futuro y de nuevas formas de organización social, siempre basado en premisas de carácter científico.

Encontrarán muchísimos escritores dedicados al estudio de su obra, doy el nombre del físico nuclear francés y divulgador científico, Charles-Noël Martin [1923-2005], porque creo que es el que los lidera, apasionado toda su vida por Jules Verne escribió importantes libros sobre su vida y obra.

Dejo al finalizar, un link con una amplia variedad de libros y autores que analizan desde nuevos puntos de vista, temas específicos referentes a la vida y obra de Julio Verne.


*     *     *


¿Quién fue Julio Verne? ¿quién es hoy? 


Algunos escritores de literatura científica* opinan que es un lugar común decir que Julio Verne anticipó adelantos que se hicieron realidad mucho tiempo después, y argumentan su posición, explican dónde radica este equívoco.
La mayoría lo comprueba marcando sus «errores» o quitándole el título de «inédito».

Por otro lado, sus lectores [no críticos profesionales] nos animamos a recordar, por ejemplo: tres eran los tripulantes en De la Tierra a la Luna [1865] y tres fueron los tripulantes del «Apolo 11» [1969].

Estados Unidos fue el país organizador en ambos viajes, y hoy lo vemos lógico. En 1865 el país del norte era lo que hoy los expertos en geopolítica llaman «una superpotencia emergente», ¿no hubiese sido más lógico que Verne eligiera a Gran Bretaña como arquetipo de país emprendedor para realizar tal viaje descabellado?

Y cuatro días tardaron ambos para llegar a destino, habiendo partido —con ciento cuatro años de diferencia —, ¡oh casualidad! de Florida. El real fue uno de los momentos más significativos, impactantes, en cualquiera que lo haya seguido por televisión. ¿Cómo lo tomarán los lectores de hoy? Los de este siglo XXI, que «viven en medio de un espectáculo de magia continua, sin que parezcan darse cuenta de ello», emulando al narrador del cuento que van a leer y ya introduciéndolos en el tema.

¿Coincidencias entre el viaje imaginario y el real?

Muchos lectores entre los que me incluyo, no leemos los libros de Julio Verne como revelaciones geográficas, científicas, metereológicas, tecnológicas,... aunque nos guste jugar con ciertos paralelismos.

Lo cierto es que Verne describió, con precisión científica, progresos tecnológicos inimaginables para el lector común. Fue un hombre conectado con la realidad científica que lo rodeaba y es indudable que sí percibió lo que estaba por venir. Si no acertó completamente en sus «predicciones», no creo que hoy le hubiese importado, esa no fue su finalidad.

Julio Verne quería hacer literatura, mostrarnos un mundo en su totalidad desde una perspectiva de viaje —elevándose o sumergiéndose— priorizando a un ser humano activamente conectado con la naturaleza, propia y la que lo rodeaba.

«Su grandeza», dice Le Clézio, «la clave de su genio fue construir un mundo imaginario donde todos los elementos se corresponden y enlazan según su propia lógica»*.

Gracias a sus propias lecturas y dotes para inventar sus historias logró romper moldes y crear un estilo, «literatura científica» le gustaba llamarlo.

Un acuariano, para los que aman la astrología, que asombró y sigue asombrando, más allá del viaje a la luna, internet, fax, buzos y escafandras, energía marina, grandes ciudades iluminadas eléctricamente, rascacielos, el metro y el tren a gran velocidad, correo electrónico, comunicación audiovisual, submarino atómico, cálculos,... equivalentes vernianos.

Pero lo que aquí intento es correrme un poco de estos aspectos ya subrayados tantas veces —imaginación desbordante y extraordinario saber científico, amante de la aventura—, sin dejar de valorarlos, pero tratando de ir hacia aspectos no tan considerados, y descubrirlos.
Volver a su «testamento espiritual», sus libros o relatos no tan aludidos.

Para lograr nuevas lecturas, quizá para quitarle el cliché de «literatura para jóvenes» [haciéndole compañía a Stevenson, Rudyard Kipling o Jack London], o para conectar obra-vida, buscando la profundidad de su esotérico universo, penetrar en los perfiles psicológicos de sus personajes.

Los invito ahora a leer [también en francés, idioma del autor] el relato elegido, sin adelantarles el tema pero sí habiéndolos puesto «en clima verniano». Saber cómo es la jornada de este tal señor Francis Bennett, un periodista nortemaericano del año 2889 y encontrarnos como siempre, al final de la lectura.
Escrito en 1869, ¡hace ciento cuarenta y siete años!



*     *     *

Cuando los tubos neumáticos empezaron a utilizarse en el siglo XIX, simbolizaron el progreso tecnológico y se imaginaba que serían comunes en el futuro. París en el siglo XX (1863) de Julio Verne incluye tubos neumáticos de trenes suspendidos que se extenderían a través de los océanos. The Twentieth Century (1882) de Albert Robida describe un París en la década de 1950 donde trenes en tubos reemplazarían a los ferrocarriles, el correo neumático sería omnipresente, y las empresas de catering competirían para ofrecer comidas a los hogares a través de tubos neumáticos. Looking Backward (1888) de Edward Bellamy tiene una visión del mundo en el 2000 donde distintos lugares están interconectados entre sí con tubos para la entrega de mercancías. Un Express de L'Avenir (1888), de Michel Verne cuestiona la sensibilidad de un metro transatlántico neumático. En la novela La Journée d'un journaliste américain en 2889 (1889) de Michel y Julio Verne, tubos submarinos transportan personas más rápido que los aero-trenes y la Sociedad de Suministro de Alimentos para el Hogar permite a los suscriptores recibir comidas neumáticamente.
Más tarde, debido a su uso por los gobiernos y las grandes empresas, los tubos comenzaron a simbolizar la burocracia. En la novela 1984 de George Orwell, los tubos neumáticos en el Ministerio de la Verdad reparten periódicos hasta la mesa de Winston, que contienen artículos para ser "corregidos". (En el mismo año en que Orwell escribió su libro (1949), la novela Gulf de Robert A. Heinlein ofrece una visión más neutral de su utilización en la prestación de servicios postales en general.)
En 1985, en la película Brazil, que tiene temas similares a 1984, también se usan tubos (así como otras tecnologías que parecen anacrónicas) para provocar el estancamiento de la burocracia. En el comienzo de cada episodio de la serie de televisión de 1998 Fantasy Island, una oscura versión de la original, las reservas para los futuros visitantes de la isla son enviados al diabólico Mr. Roarke por medio de tubos neumáticos desde una polvorienta y vieja agencia de viajes, haciendo que los tubos parezcan no tan burocráticos como siniestros.

 Ahora sí, el cuento prometido



Ilustración de Marcos Morán*
Cuando los tubos neumáticos empezaron a utilizarse en el siglo XIX, simbolizaron el progreso tecnológico y se imaginaba que serían comunes en el futuro. París en el siglo XX (1863) de Julio Verne incluye tubos neumáticos de trenes suspendidos que se extenderían a través de los océanos. The Twentieth Century (1882) de Albert Robida describe un París en la década de 1950 donde trenes en tubos reemplazarían a los ferrocarriles, el correo neumático sería omnipresente, y las empresas de catering competirían para ofrecer comidas a los hogares a través de tubos neumáticos. Looking Backward (1888) de Edward Bellamy tiene una visión del mundo en el 2000 donde distintos lugares están interconectados entre sí con tubos para la entrega de mercancías. Un Express de L'Avenir (1888), de Michel Verne cuestiona la sensibilidad de un metro transatlántico neumático. En la novela La Journée d'un journaliste américain en 2889 (1889) de Michel y Julio Verne, tubos submarinos transportan personas más rápido que los aero-trenes y la Sociedad de Suministro de Alimentos para el Hogar permite a los suscriptores recibir comidas neumáticamente.
Más tarde, debido a su uso por los gobiernos y las grandes empresas, los tubos comenzaron a simbolizar la burocracia. En la novela 1984 de George Orwell, los tubos neumáticos en el Ministerio de la Verdad reparten periódicos hasta la mesa de Winston, que contienen artículos para ser "corregidos". (En el mismo año en que Orwell escribió su libro (1949), la novela Gulf de Robert A. Heinlein ofrece una visión más neutral de su utilización en la prestación de servicios postales en general.)
En 1985, en la película Brazil, que tiene temas similares a 1984, también se usan tubos (así como otras tecnologías que parecen anacrónicas) para provocar el estancamiento de la burocracia. En el comienzo de cada episodio de la serie de televisión de 1998 Fantasy Island, una oscura versión de la original, las reservas para los futuros visitantes de la isla son enviados al diabólico Mr. Roarke por medio de tubos neumáticos desde una polvorienta y vieja agencia de viajes, haciendo que los tubos parezcan no tan burocráticos como siniestros.




«En el siglo XXIX: La jornada de un periodista norteamericano en el 2889»

Relato de Julio Verne [1828-1905]

«Au XXIXième siècle: La journée d´un journaliste américain en 2889»


De la colección de cuentos Ayer y mañana, publicada por su hijo Michel Verne, en 1910.
Originalmente escrito en inglés para la revista norteamericana, The Strand Magazine



Los hombres de este siglo XXIX viven en medio de un espectáculo de magia continua, sin que parezcan darse cuenta de ello. Hastiados de las maravillas, permanecen indiferentes ante lo que el progreso les aporta cada día. Siendo más justos, apreciarían como se merecen los refinamientos de nuestra civilización. Si la compararan con el pasado, se darían cuenta del camino recorrido. 


Les hommes de ce xxixe siècle vivent au milieu d’une féerie continuelle, sans avoir l’air de s’en douter. Blasés sur les merveilles, ils restent froids devant celles que le progrès leur apporte chaque jour. Tout leur semble naturel. S’ils la comparaient au passé, ils apprécieraient mieux notre civilisation, et ils se rendraient compte du chemin parcouru. 



La ciudad del futuro. Le Corbusier, su fascinación y asombro hacia nuevos centros urbanos


                                                                    Cuánto más admirables les parecerían las modernas ciudades con calles de cien metros de ancho, con casas de trescientos metros de altura, a una temperatura siempre igual, con el cielo surcado por miles de aerocoches y aeroómnibus. Al lado de estas ciudades, cuya población alcanza a veces los diez millones de habitantes, qué eran aquellos pueblos, aquellas aldeas de hace mil años, esas París, esas Londres, esas Berlín, esas Nueva York, villorrios mal aireados y enlodados, donde circulaban unas cajas traqueteantes, tiradas por caballos. ¡Sí, caballos! ¡Es de no creer! 


                           Combien leur apparaîtraient plus admirables nos cités modernes aux voies larges de cent mètres, aux maisons hautes de trois cents, à la température toujours égale, au ciel sillonné par des milliers d’aéro-cars et d’aéro-omnibus ! Auprès de ces villes, dont la population atteint parfois jusqu’à dix millions d’habitants, qu’étaient ces villages, ces hameaux d’il y a mille ans, ces Paris, ces Londres, ces Berlin, ces New-York, bourgades mal aérées et boueuses, où circulaient des caisses cahotantes, traînées par des chevaux, — oui! des chevaux ! c’est à ne pas le croire! 


                              Si recordaran el funcionamiento defectuoso de los paquebotes y de los ferrocarriles, su lentitud y sus frecuentes colisiones, ¿qué precio no pagarían los viajeros por los aerotrenes y sobre todo por los tubos neumáticos, tendidos a través de los océanos y por los cuales se los transporta a una velocidad de 1500 kilómetros por hora? Por último, ¿no se disfrutaría más del teléfono y del telefoto, recordando los antiguos aparatos de Morse y de Hugues, tan ineficientes para la transmisión rápida de despachos?


                                S´ils se représentaient le défectueux fonctionnement des paquebots et des chemins de fer, leurs collisions fréquentes leur lenteur aussi, quel prix les voyageurs n’attacheraient-ils pas aux aéro-trains, et surtout à ces tubes pneumatiques, jetés à travers les océans, et dans lesquels on les transporte avec une vitesse de quinze cents kilomètres à l’heure ? Enfin ne jouirait-on pas mieux du téléphone et du téléphote, en se disant que nos pères en étaient réduits à cet appareil antédiluvien qu’ils appelaient le « télégraphe»?



Metro elevado neumático experimental de Alfred Ely Beach, 12 pasajeros y el conductor, 1867, N. Y.
 


¡Qué extraño! Estas sorprendentes transformaciones se fundamentan en principios perfectamente conocidos que nuestros antepasados quizás habían descuidado demasiado. En efecto, el calor, el vapor, la electricidad son tan antiguos como el hombre. A fines del siglo XIX, ¿no afirmaban ya los científicos que la única diferencia entre las fuerzas físicas y químicas reside en un modo de vibración, propio de cada una de ellas, de las partículas etéricas?


 Chose étrange! Ces surprenantes transformations reposent sur des principes parfaitement connus de nos aïeux, qui n’en tiraient, pour ainsi dire, aucun parti. En effet, la chaleur, la vapeur, l’électricité, sont aussi vieilles que l’homme. À la fin du xixe siècle, les savants n’affirmaient-ils pas déjà que la seule différence entre les forces physiques et chimiques réside dans un mode de vibration, propre à chacune d’elles, des particules éthériques?



Nuages éthérique autour de la silhouette [Cuerpo etérico]


 
Puesto que se había dado ese enorme paso de reconocer la similitud de todas estas fuerzas, es realmente inconcebible que se haya necesitado tanto tiempo para llegar a determinar cada uno de los modos de vibración que las diferencian. Es extraordinario, sobre todo, que el método para reproducirlas directamente una de la otra se haya descubierto muy recientemente.
Sin embargo, así sucedieron las cosas y fue solamente en 2790, hace cien años, que el célebre Oswald Nyer lo consiguió.


Puisqu’on avait fait ce pas énorme de reconnaître la parenté de toutes ces forces, il est vraiment inconcevable qu’il ait fallu un temps si long pour arriver à déterminer chacun des modes de vibration qui les différencient. Il est extraordinaire, surtout, que le moyen de passer directement de l’un à l’autre et de les produire les uns sans les autres ait été découvert tout récemment.

C’est cependant ainsi que les choses se sont passées, et c’est seulement en 2790, il y a cent ans, que le célèbre Oswald Nyer y est parvenu.


¡Este gran hombre fue un verdadero benefactor de la humanidad! ¡Su genial invención fue la madre de todas las otras! Así surgió una pléyade de innovadores que condujo a nuestro extraordinario James Jackson. Es a este último a quien debemos los nuevos acumuladores que condensan, unos, la fuerza contenida en los rayos solares, otros, la electricidad almacenada en el seno de nuestro globo, aquellos, por fin, la energía que proviene de una fuente cualquiera: vientos, cascadas, ríos, arroyos, etc.
También de él procede el transformador que, extrayendo la energía de los acumuladores bajo la forma de calor, de luz, de electricidad, de potencia mecánica, la devuelve al espacio, después de haber obtenido el trabajo deseado.


Un véritable bienfaiteur de l’humanité, ce grand homme! Sa trouvaille de génie fut la mère de toutes les autres ! Une pléiade d’inventeurs en naquit, aboutissant à notre extraordinaire James Jackson. 

C’est à ce dernier que nous devons les nouveaux accumulateurs qui condensent, les uns la force contenue dans les rayons solaires, les autres l’électricité emmagasinée au sein de notre globe, ceux-là, enfin, l’énergie provenant d’une source quelconque, chutes d’eau, vents, rivières et fleuves, etc. C’est de lui que nous vient également le transformateur qui, obéissant à l’ordre d’une simple manette, puise la force vive dans les accumulateurs et la rend à l’espace, sous forme de chaleur, de lumière, d’électricité, de puissance mécanique, après en avoir obtenu le travail désiré.

¡Sí! Es el día en que estos dos instrumentos fueron ideados cuando verdaderamente se origina el progreso. Sus aplicaciones son incalculables. Al atenuar los rigores del invierno por la restitución del exceso de los calores estivales, han ayudado eficazmente a la agricultura. Al suministrar la fuerza motriz de los aparatos de navegación aérea, han permitido que el comercio se desarrollara magníficamente. A ellos se debe la producción incesante de electricidad sin pilas ni máquinas, de luz sin combustión ni incandescencia y, por último, de una inagotable fuente de trabajo, que ha centuplicado la producción industrial.


Punch, 1840. Revista de humor y sátira británica.



Oui! c’est du jour où ces deux instruments furent imaginés que date véritablement le progrès. Ils ont donné à l’homme une puissance à peu près infinie. Leurs applications ne se comptent plus. En atténuant les rigueurs de l’hiver par la restitution du trop-plein des chaleurs estivales, ils ont révolutionné l’agriculture. En fournissant la force motrice aux appareils de navigation aérienne, ils ont permis au commerce de prendre un magnifique essor. C’est à eux que l’on doit la production incessante de l’électricité sans piles ni machines, la lumière sans combustion ni incandescence, et enfin cette intarissable source d’énergie, qui a centuplé la production industrielle.


 


¡Pues bien! Vamos a encontrar al conjunto de estas maravillas en una mansión incomparable, la mansión del Earth Herald, recientemente inaugurada en la avenida 16823 de Centrópolis, la actual capital de los Estados Unidos de las dos Américas. 

  
Eh bien ! l’ensemble de ces merveilles, nous allons le rencontrer dans un hôtel incomparable, — l’hôtel du Earth Herald, récemment inauguré dans la 16823e avenue d’Universal-City, la capitale actuelle des États-Unis des deux Amériques.

Si el fundador del New York Herald, Gordon Bennett, volviera a la vida hoy, ¿qué diría al ver este palacio de mármol y oro, que pertenece a su ilustre nieto, Francis Bennett? Veinticinco generaciones se sucedieron y el New York Herald se mantuvo en la distinguida familia de los Bennett.

Hace doscientos años, cuando el gobierno de la Unión se trasladó de Washington a Centrópolis, el periódico lo siguió —a menos que el gobierno haya seguido al periódico— y tomó el nombre de Earth Herald.




James Gordon Bennett, 1860, Vanity Fair [Papers of James G. Bennett]



Si le fondateur du New York Herald, Gordon Bennett, renaissait aujourd’hui, que dirait-il, en voyant ce palais de marbre et d’or, qui appartient à son illustre petit-fils, Francis Benett ? Trente générations se sont succédé, et le New York Herald s’est maintenu dans cette famille des Benett. Il y a deux cents ans, lorsque le gouvernement de l’Union fut transféré de Washington à Centropolis, le journal suivit le gouvernement, — à moins que ce ne soit le gouvernement qui ait suivi le journal, — et il prit pour titre: Earth Herald.


Que no se piense que haya declinado bajo la administración de Francis Bennett. ¡No! Su nuevo director, por el contrario, iba a infundirle una energía y vitalidad sin paralelos al inaugurar el periodismo telefónico. Conocemos este sistema, llevado a la práctica por la increíble difusión del teléfono. Todas las mañanas, en lugar de ser impreso, como en los tiempos antiguos, el Earth Herald es "hablado": es en una rápida conversación con un reportero, un político o un científico, que los abonados se informan de lo que puede interesarles. En cuanto a los clientes no suscriptos, se sabe que por unos centavos toman conocimiento del ejemplar del día en las innumerables cabinas fonográficas. 


Et que l’on ne s’imagine pas qu’il ait périclité sous l’administration de Francis Benett. Non ! Son nouveau directeur allait au contraire lui inculquer une puissance et une vitalité sans égales, en inaugurant le journalisme téléphonique.

On connaît ce système, rendu pratique par l’incroyable diffusion du téléphone. Chaque matin, au lieu d’être imprimé comme dans les temps antiques, le Earth Herald est « parlé ». C’est dans une rapide conversation avec un reporter, un homme politique ou un savant, que les abonnés apprennent ce qui peut les intéresser. Quant aux acheteurs au numéro, on le sait, pour quelques cents, ils prennent connaissance de l’exemplaire du jour dans d’innombrables cabinets phonographiques.
 

Esta innovación de Francis Bennett revitalizó el antiguo periódico. En algunos meses su clientela ascendió a ochenta y cinco millones de abonados y la fortuna del director aumentó gradualmente hasta los treinta mil millones, cifra altamente superada en la actualidad. Gracias a esta fortuna, Francis Bennett ha podido edificar su nueva mansión, colosal construcción de cuatro fachadas, cada una de las cuales mide tres kilómetros, y cuyo techo se ampara bajo el glorioso pabellón de setenta y cinco estrellas de la Confederación.



Illustrations pour La jounée d´un..., Antoine Alves


Cette innovation de Francis Benett galvanisa le vieux journal. En quelques mois, sa clientèle se chiffra par quatre-vingt-cinq millions d’abonnés, et la fortune du directeur s’éleva progressivement à trente milliards, de beaucoup dépassés aujourd’hui. Grâce à cette fortune, Francis Benett a pu bâtir son nouvel hôtel, — colossale construction à quatre façades, mesurant chacune trois kilomètres, et dont le toit s’abrite sous le glorieux pavillon soixante-quinze fois étoilé de la Confédération.


Francis Bennett, rey de los periodistas, sería hoy el rey de las dos Américas si los americanos pudiesen alguna vez aceptar la figura de un soberano cualquiera. ¿Usted lo duda? Los plenipotenciarios de todas las naciones y nuestros mismos ministros se apretujan en su puerta, mendigando sus consejos, buscando su aprobación, implorando el apoyo de su órgano todopoderoso. 

Calcúlese la cantidad de sabios que animaba, de artistas que mantenía, de inventores que subvencionaba. Realeza fatigosa la suya; trabajo sin descanso y, ciertamente, un hombre de otro tiempo no hubiera podido resistir tal labor cotidiana. Felizmente, los hombres de hoy son de constitución más robusta, gracias al progreso de la higiene y de la gimnasia, que ha hecho elevar de treinta y siete a cincuenta y ocho años el promedio de la vida humana, gracias también a la presencia de los alimentos científicos, mientras esperamos el futuro descubrimiento del aire nutritivo, que permitirá nutrirse... solo con respirar. 

Y ahora, si les interesa conocer todo lo que constituye la jornada de un director del Earth Herald, tómense la molestia de seguirlo en sus múltiples ocupaciones, hoy mismo, este 25 de julio del presente año de 2890.


À cette heure, Francis Benett, roi des journalistes, serait le roi des deux Amériques, si les Américains pouvaient jamais accepter un souverain quelconque. Vous en doutez ? Mais les plénipotentiaires de toutes les nations et nos ministres eux-mêmes se pressent à sa porte, mendiant ses conseils, quêtant son approbation, implorant l’appui de son tout-puissant organe. Comptez les savants qu’il encourage, les artistes qu’il entretient, les inventeurs qu’il subventionne ! Royauté fatigante que la sienne, travail sans repos, et, bien certainement, un homme d’autrefois n’aurait pu résister à un tel labeur quotidien. Très heureusement, les hommes d’aujourd’hui sont de constitution plus robuste, grâce aux progrès de l’hygiène et de la gymnastique, qui de trente-sept ans ont fait monter à soixante-huit la moyenne de la vie humaine, — grâce aussi à la préparation des aliments aseptiques, en attendant la prochaine découverte de l’air nutritif, qui permettra de se nourrir… rien qu’en respirant.

Et maintenant, s’il vous plaît de connaître tout ce que comporte la journée d’un directeur du Earth Herald, prenez la peine de le suivre dans ses multiples occupations, — aujourd’hui même, ce 25 juillet de la présente année 2889.


 



Francis Bennett se había despertado aquella mañana de muy mal humor. Hacía ocho días que su esposa estaba en Francia. Se encontraba, pues, un poco solo. ¿Es de creer? Estaban casados desde hacía diez años y era la primera vez que la señora Edith Bennett, la profesional Beauty, se ausentaba tanto tiempo. Habitualmente, dos o tres días bastaban en sus frecuentes viajes a Europa, y más particularmente a París, donde iba a comprarse sombreros.


Francis Benett, ce matin-là, s’est réveillé d’assez maussade humeur. Voilà huit jours que sa femme est en France et il se trouve un peu seul. Le croirait-on? Depuis dix ans qu’ils sont mariés, c’était la première fois que Mrs. Edith Benett, la professional beauty, fait une si longue absence. D’ordinaire, deux ou trois jours suffisent à ses fréquents voyages en Europe, et plus particulièrement à Paris, où elle va acheter ses chapeaux.

  
La primera preocupación de Francis Bennett fue, pues, poner en funcionamiento su fonotelefoto, cuyos hilos iban a dar a la mansión que poseía en los Campos Elíseos.

El teléfono complementado por el telefoto, una conquista más de nuestra época. Si desde hace tantos años se transmite la palabra mediante corrientes eléctricas, es de ayer solamente que se puede transmitir también la imagen. Valioso descubrimiento, a cuyo inventor Francis Bennett no fue el último en agradecer aquella mañana, cuando percibió a su mujer, reproducida en un espejo telefótico, a pesar de la enorme distancia que los separaba.


Francis Bennett ponía en funcionamiento su fonotelefoto, pudo así ver a su mujer, reproducida en un espejo telefótico, a pesar de la enorme distancia que los separaba [ella estaba en París y él en Centrópolis, la actual capital de los EE. UU. de las dos Américas.


Dès son réveil, Francis Benett mit donc en action son phonotéléphote, dont les fils aboutissent à l’hôtel qu’il possède aux Champs-Elysées.

Le téléphone, complété par le téléphote, encore une conquête de notre époque! Si la transmission de la parole par les courants électriques est déjà fort ancienne, c’est d’hier seulement qu’on peut aussi transmettre l’image. Précieuse découverte, dont Francis Benett ne fut pas le dernier à bénir l’inventeur, lorsqu’il aperçut sa femme, reproduite dans un miroir téléphotique, malgré l’énorme distance qui l’en séparait.

 
¡Dulce visión! Un poco cansada del baile o del teatro de la víspera, la señora Bennett está aún en cama. Aunque allá sea casi el mediodía, todavía duerme, su cabeza seductora oculta bajo los encajes de la almohada.

Pero de pronto se agita, sus labios tiemblan... ¿Acaso está soñando? ¡Sí, sueña...! Un nombre escapa de su boca: "¡Francis... querido Francis...!"


Douce vision! Un peu fatiguée du bal ou du théâtre de la veille, Mrs. Benett est encore au lit. Bien qu’il soit près de midi là-bas, elle dort, sa tête charmante enfouie dans les dentelles de l’oreiller.

Mais la voilà qui s’agite… ses lèvres tremblent… Elle rêve sans doute?… Oui! elle rêve… Un nom s’échappe de sa bouche: «Francis… mon cher Francis!…»

  
Su nombre, pronunciado con esa dulce voz, ha dado al humor de Francis Bennett un aspecto más feliz y, no queriendo despertar a la bella durmiente, salta con rapidez de su lecho y penetra en su vestidor mecánico.

Dos minutos después, sin que hubiese recurrido a la ayuda de ningún sirviente, la máquina lo depositaba, lavado, peinado, calzado, vestido y abotonado de arriba abajo, en el umbral de sus oficinas. La ronda cotidiana iba a comenzar. Fue en la sala de folletinistas donde Francis Bennett penetró primero.


Son nom, prononcé par cette douce voix, a donné à l’humeur de Francis Benett un tour plus heureux. Ne voulant pas réveiller la jolie dormeuse, il saute rapidement hors du lit et pénètre dans son habilleuse mécanique.
Deux minutes après, sans qu’il eût recours à l’aide d’un valet de chambre, la machine le déposait, lavé, coiffé, chaussé, vêtu et boutonné du haut en bas, sur le seuil de ses bureaux. La tournée quotidienne allait commencer.

Ce fut dans la salle des romanciers-feuilletonnistes que Francis pénétra tout d’abord.


Muy vasta, esta sala, coronada por una gran cúpula translúcida. En un rincón, diversos aparatos telefónicos por los cuales los cien literatos del Earth Herald narraban cien capítulos de cien novelas a un público enardecido.

Divisando a uno de los folletinistas que tomaba cinco minutos de descanso, le dijo Francis Bennett:
-Muy bueno, mi querido amigo, muy bueno, su último capítulo. La escena donde la joven campesina aborda con su enamorado unos problemas de filosofía trascendente es producto de una finísima observación. Jamás se han pintado mejor las costumbres campestres. ¡Continúe así, mi querido Archibald! ¡Ánimo! ¡Diez mil nuevos abonados, desde ayer, gracias a usted!



Francis Bennett felicita a un escritor de ficción, ilustración de George Roux



Très vaste, cette salle, surmontée d’une large coupole translucide. Dans un coin, divers appareils téléphoniques par lesquels les cent littérateurs du Earth Herald racontent cent chapitres de cent romans au public enfiévré.

Avisant un des feuilletonnistes qui prenait cinq minutes de repos:
«Très bien, mon cher, lui dit Francis Benett, très bien, votre dernier chapitre! La scène où la jeune villageoise aborde avec son galant quelques problèmes de philosophie transcendante est d’une très fine observation. On n’a jamais mieux peint les mœurs champêtres! Continuez, mon cher Archibald, bon courage! Dix mille abonnés nouveaux depuis hier, grâce à vous!


-Señor John Last -prosiguió volviéndose hacia otro de sus colaboradores-, estoy menos satisfecho con usted. ¡Su novela no parece verídica! ¡Corre usted muy rápido hacia la meta! ¡Pero bueno!, ¿y los métodos documentales? ¡Es necesario disecar! No es con una pluma que se escribe en nuestra época, es con un bisturí. Cada acción en la vida real es el resultado de pensamientos fugitivos y sucesivos, que hay que enumerar con esmero para crear un ser vivo. Y qué más fácil que servirse del hipnotismo eléctrico, que desdobla al hombre y libera su personalidad. ¡Observe cómo vive usted, mi querido John Last! Imite a su compañero a quien he felicitado hace un momento. Hágase hipnotizar... ¿Cómo? ¿Usted ya lo hace, me dice...? ¡No lo suficiente, entonces, no lo suficiente!


— Mr. John Last, reprit-il en se tournant vers un autre de ses collaborateurs, je suis moins satisfait de vous ! Ça n’est pas vécu, votre roman ! Vous courez trop vite au but ! Eh bien ! et les procédés documentaires ? Il faut disséquer, John Last, il faut disséquer ! Ce n’est pas avec une plume qu’on écrit de notre temps, c’est avec un bistouri ! Chaque action dans la vie réelle est la résultante de pensées fugitives et successives, qu’il faut dénombrer avec soin, pour créer un être vivant ! Et quoi de plus facile en se servant de l’hypnotisme électrique, qui dédouble l’homme et sépare ses deux personnalités ! Regardez-vous vivre, mon cher John Last ! Imitez votre confrère que je complimentais tout à l’heure ! Faites-vous hypnotiser… Hein ?… Vous le faites, dites-vous ?… Pas assez alors, pas assez ! »

 
Habiendo dado esta breve lección, Francis Bennett continúa la inspección y penetra en la sala de reportajes. Sus mil quinientos reporteros, situados entonces ante sendos teléfonos, les comunicaban a los abonados las noticias del mundo entero recibidas durante la noche. La organización de este incomparable servicio se ha descrito a menudo. Además de su teléfono, cada reportero tiene ante sí una serie de conmutadores que permiten establecer la comunicación con tal o cual línea telefótica. 

Así los abonados no sólo reciben la narración, sino también las imágenes de los acontecimientos, obtenidas mediante la fotografía intensiva.


Cette petite leçon donnée, Francis Benett poursuit son inspection et pénètre dans la salle du reportage. Ses quinze cents reporters, placés devant un égal nombre de téléphones, communiquaient alors aux abonnés les nouvelles reçues pendant la nuit des quatre coins du monde. L’organisation de cet incomparable service a été souvent décrite. Outre son téléphone, chaque reporter a devant lui une série de commutateurs, permettant d’établir la communication avec telle ou telle ligne téléphotique. Les abonnés ont donc non seulement le récit, mais la vue des événements. Quand il s’agit d’un « fait-divers » déjà passé au moment où on le raconte, on en transmet les phases principales, obtenues par la photographie intensive.


Francis Bennett interpela a uno de los diez reporteros astronómicos, destinados a este servicio, que aumentará con los nuevos descubrimientos ocurridos en el mundo estelar.

-¿Y bien, Cash, que ha recibido?

-Fototelegramas de Mercurio, de Venus y de Marte, señor.

-¿Es interesante este último?


«Puente interplanetario», 1844, por J. J. Grandville, caricaturista francés.



Francis Benett interpelle un des dix reporters astronomiques, — un service qui s’accroîtra avec les récentes découvertes faites dans le monde stellaire.

« Eh bien, Cash, qu’avez-vous reçu ?…

— Des phototélégrammes de Mercure, de Vénus et de Mars, Monsieur.

— Intéressant, ce dernier ?…


-¡Sí! Una revolución en el Imperio Central, en provecho de los demócratas liberales contra los republicanos conservadores.

-Como aquí, entonces. ¿Y de Júpiter?

-¡Aún nada! No logramos entender las señales de los jovianos. Quizás...

-¡Esto le concierne a usted y lo hago responsable, señor Cash! -respondió Francis Bennett, que muy disgustado se dirigió a la sala de redacción científica.


— Oui ! une révolution dans le Central Empire, au profit des réactionnaires libéraux contre les républicains conservateurs.

— Comme chez nous, alors ! — Et de Jupiter ?…

— Rien encore ! Nous n’arrivons pas à comprendre les signaux des Joviens. Peut-être les nôtres ne leur parviennent-ils pas ?…

— Cela vous regarde, et je vous en rends responsable, monsieur Cash ! » répondit Francis Benett, qui, fort mécontent, gagna la salle de rédaction scientifique.



Inclinados sobre sus calculadoras, treinta sabios se absorbían en ecuaciones de nonagésimo quinto grado. Algunos trabajaban incluso con fórmulas del infinito algebraico y del espacio de veinticuatro dimensiones como un escolar juega con las cuatro reglas de la aritmética.

Francis Bennett cayó entre ellos como una bomba.

-¿Y bien, señores, qué me dicen? ¿Aún ninguna respuesta de Júpiter? ¡Será siempre lo mismo! 

Veamos, Corley, hace veinte años que usted estudia este planeta, me parece...


Penchés sur leurs compteurs, trente savants s’y absorbaient dans des équations du quatre-vingt-quinzième degré. Quelques-uns se jouaient même au milieu des formules de l’infini algébrique et de l’espace à vingt-quatre dimensions, comme un élève d’élémentaires avec les quatre règles de l’arithmétique.
Francis Benett tomba parmi eux à la façon d’une bombe.
« Eh bien, Messieurs, que me dit-on ? Aucune réponse de Jupiter ?… Ce sera donc toujours la même chose ! Voyons, Corley, depuis vingt ans que vous potassez cette planète, il me semble…


-¿Qué quiere usted, señor? -respondió el sabio interpelado-. Nuestra óptica aún deja mucho que desear e incluso con nuestros telescopios de tres kilómetros...

-Ya lo oyó, Peer -interrumpió Francis Bennett, dirigiéndose al colega de Corley-, ¡la óptica deja mucho que desear...! ¡Es su especialidad, mi querido amigo! ¡Ponga más lentes, qué diablos! ¡Ponga más lentes!


Le gran télescope imaginé par Jules [Observatoire de Paris]



— Que voulez-vous, Monsieur, répondit le savant interpellé, notre optique laisse encore beaucoup à désirer, et, même avec nos télescopes de trois kilomètres…

— Vous entendez, Peer ! interrompit Francis Benett, en s’adressant au voisin de Corley. L’optique laisse à désirer !… C’est votre spécialité, cela, mon cher ! Mettez des lunettes, que diable ! mettez des lunettes !


Luego regresó con Corley:

-Pero a falta de Júpiter, ¿al menos obtenemos resultados con respecto a la Luna...?

-¡Tampoco, señor Bennett!

-¡Ah! Esta vez no acusará a la óptica. La Luna está seiscientas veces más cerca que Marte, con el cual, no obstante, nuestro servicio de correspondencia está establecido con regularidad. No son los telescopios los que faltan...


Puis, revenant à Corley :

« Mais, à défaut de Jupiter, obtenons-nous au moins un résultat du côté de la Lune ?…

— Pas davantage, monsieur Benett !

— Ah ! cette fois, vous n’accuserez pas l’optique ! La lune est six cents fois moins éloignée que Mars, avec lequel, cependant, notre service de correspondance est régulièrement établi. Ce ne sont pas les télescopes qui manquent…


-No, los que faltan son los habitantes -respondió Corley con una fina sonrisa de sabio.

-¿Se atreve a afirmar que la Luna está deshabitada?

-Por lo menos, señor Bennett, en la cara que nos muestra. Quién sabe si del otro lado...

-Bueno, Corley, hay un medio muy sencillo para cerciorarse de ello...

-¿Cuál es?

-¡Dar vuelta la Luna!


— Non ! mais ce sont les habitants, répondit Corley avec un fin sourire de savant truffé d’X !

— Vous osez affirmer que la Lune est inhabitée ?

— Du moins, monsieur Benett, sur la face qu’elle nous présente. Qui sait si de l’autre côté…

— Eh bien, Corley, il y a un moyen très simple de s’en assurer…

— Et lequel ?…

— C’est de retourner la Lune ! »

 
Y aquel día los sabios de la fábrica Bennett comenzaron a proyectar los medios mecánicos que debían llevar a la rotación de nuestro satélite.

Por lo demás Francis Bennett tenía motivos para estar satisfecho. Uno de los astrónomos del Earth Herald acababa de determinar los elementos del nuevo planeta Gandini. Es a mil seiscientos millones trescientos cuarenta y ocho mil doscientos ochenta y cuatro kilómetros y medio que este planeta describe su órbita alrededor del sol y para realizarla necesita doscientos setenta y dos años, ciento noventa y cuatro días, doce horas, cuarenta y tres minutos, nueve segundos y ocho décimas.

Francis Bennett estaba encantado con esa precisión.


Et, ce jour-là, les savants de l’usine Benett piochèrent les moyens mécaniques qui devaient amener le retournement de notre satellite.

Du reste Francis Benett avait lieu d’être satisfait. L’un des astronomes du Earth Herald venait de déterminer les éléments de la nouvelle planète Gandini. C’est à douze trillions, huit cent quarante et un billions, trois cent quarante-huit millions, deux cent quatre-vingt-quatre mille six cent vingt-trois mètres et sept décimètres, que cette planète décrit son orbite autour du Soleil, en cinq cent soixante-douze ans, cent quatre-vingt-quatorze jours, douze heures, quarante-trois minutes, neuf secondes et huit dixièmes de seconde.

Francis Benett fut enchanté de cette précision.


-¡Bien! -exclamó-, apresúrese a informar al servicio de reportajes. Usted sabe con qué pasión sigue el público estas cuestiones astronómicas. Quiero que la noticia aparezca en el número de hoy.

Antes de abandonar la sala de reporteros, Francis Bennett se acercó al grupo especial de entrevistadores y, dirigiéndose al que estaba encargado de los personajes célebres, preguntó:

-¿Ha entrevistado al presidente Wilcox?
 

« Bien ! s’écria-t-il, hâtez-vous d’en informer le service de reportage. Vous savez quelle passion le public apporte à ces questions astronomiques. Je tiens à ce que la nouvelle paraisse dans le numéro d’aujourd’hui ! »

Avant de quitter la salle des reporters, Francis Benett poussa une pointe vers le groupe spécial des interviewers, et s’adressant à celui qui était chargé des personnages célèbres :

« Vous avez interviewé le président Wilcox ? demanda-t-il.


-Sí, señor Bennett, y publico en la columna de informaciones que sin duda alguna sufre de una dilatación del estómago y que debe someterse a lavados tubulares de los más concienzudos.

-Perfecto. ¿Y este asunto del asesino Chapmann? ¿Ha entrevistado a los jurados que deben presidir la audiencia?

-Sí, y están todos tan de acuerdo en la culpabilidad que el caso ni siquiera será expuesto ante ellos. El acusado será ejecutado antes de haber sido condenado...

-¿Ejecutado... eléctricamente?

-Eléctricamente, señor Bennett, y sin dolor... se supone, pues aún no se ha dilucidado este detalle.


— Oui, monsieur Benett, et je publie dans la colonne des informations que c’est décidément une dilatation de l’estomac dont il souffre, et qu’il se livre aux lavages tubiques les plus consciencieux.

— Parfait. Et cette affaire de l’assassin Chapmann ?… Avez-vous interviewé les jurés qui doivent siéger aux Assises ?…

— Oui, et tous sont d’accord sur la culpabilité, de telle sorte que l’affaire ne sera même pas renvoyée devant eux. L’accusé sera exécuté avant d’avoir été condamné…

— Parfait !… Parfait !… »


La sala contigua, vasta galería de medio kilómetro de largo, estaba consagrada a la publicidad y fácilmente se imagina lo que debe ser la publicidad de un periódico como el Earth Herald.

Producía un promedio de tres millones de dólares al día. Gracias a un ingenioso sistema, una parte de esta publicidad se difundía en una forma absolutamente novedosa, debida a una patente comprada al precio de tres dólares a un pobre diablo que está muerto de hambre. Consiste en inmensos carteles, que reflejan las nubes, y cuya dimensión es tal que se los puede percibir desde toda una comarca.
En esa galería, mil proyectores se ocupaban sin cesar de enviar esos anuncios desmesurados a las nubes, que los reproducían en colores.


La salle adjacente, vaste galerie longue d’un demi-kilomètre, était consacrée à la publicité, et l’on imagine aisément ce que doit être la publicité d’un journal tel que le Earth Herald. Elle rapporte en moyenne trois millions de dollars par jour. Grâce à un ingénieux système, d’ailleurs, une partie de cette publicité se propage sous une forme absolument nouvelle, due à un brevet acheté au prix de trois dollars à un pauvre diable qui est mort de faim. Ce sont d’immenses affiches, réfléchies par les nuages, et dont la dimension est telle que l’on peut les apercevoir d’une contrée tout entière. De cette galerie, mille projecteurs étaient sans cesse occupés à envoyer aux nues, qui les reproduisaient en couleur, ces annonces démesurées.

 
Pero, aquel día, cuando Francis Bennett entró en la sala de publicidad, vio que los mecánicos estaban de brazos cruzados cerca de los proyectores inactivos. Se informa... Por toda respuesta, le muestran el cielo de un azul puro.

-¡Sí! ¡Buen tiempo -murmura- y la publicidad aérea no es posible! ¿Qué hacer? ¡Si no se tratase más que de lluvia, podríamos producirla! ¡Pero no es lluvia, sino nubes lo que necesitamos!

-Sí... hermosas nubes muy blancas -respondió el mecánico jefe.

-Bueno, señor Samuel Mark, se dirigirá usted a la redacción científica, servicio meteorológico. Les dirá de mi parte que se pongan a trabajar en el asunto de las nubes artificiales. Verdaderamente no podemos quedarnos así, a merced del buen tiempo.


Mais, ce jour-là, lorsque Francis Benett entre dans la salle de publicité, il voit que les mécaniciens se croisent les bras auprès de leurs projecteurs inactifs. Il s’informe… Pour toute réponse, on lui montre le ciel d’un bleu pur.

« Oui !… du beau temps, murmure-t-il, et pas de publicité aérienne possible ! Que faire ? S’il ne s’agissait que de pluie, on pourrait la produire ! Mais ce n’est pas de la pluie, ce sont des nuages qu’il nous faudrait !…

— Oui… de beaux nuages bien blancs ! répond le mécanicien chef.

— Eh bien ! monsieur Samuel Mark, vous vous adresserez à la rédaction scientifique, service météorologique. Vous lui direz de ma part qu’elle s’occupe activement de la question des nuages artificiels. On ne peut vraiment pas rester ainsi à la merci du beau temps ! »



Francis Benett entre dans la salle de publicité



Tras haber acabado la inspección de las diversas divisiones del periódico, Francis Bennett pasó al salón de recepción donde lo esperaban los embajadores y ministros plenipotenciarios, acreditados ante el gobierno americano. Estos caballeros venían a buscar los consejos del todopoderoso director

En el momento en que Francis Bennett entraba en el salón, estaban discutiendo con cierta animación.


Après avoir achevé l’inspection des diverses branches du journal, Francis Benett passa au salon de réception, où l’attendaient les ambassadeurs et ministres plénipotentiaires, accrédités près du gouvernement américain. Ces messieurs venaient chercher les conseils du tout-puissant directeur. Au moment où Francis Benett entrait dans ce salon, on y discutait avec une certaine vivacité. 

 
-Que su Excelencia me perdone -decía el embajador de Francia al embajador de Rusia-, pero para mí no hay nada que cambiar en el mapa de Europa. El Norte para los eslavos, ¡sea! ¡Pero el Sur para los latinos! Nuestra frontera común del Rin me parece excelente. Por otra parte, sépalo bien, mi gobierno resistirá cualquier maniobra que se haga contra nuestras prefecturas de Roma, Madrid y Viena.


« Que Votre Excellence me pardonne, disait l’ambassadeur de France à l’ambassadeur de Russie, mais je ne vois rien à changer à la carte de l’Europe. Le Nord aux Slaves, soit ! Mais le Midi aux Latins ! Notre commune frontière du Rhin me paraît excellente ! D’ailleurs, sachez-le bien, mon gouvernement résistera à toute entreprise qui serait faite contre nos préfectures de Rome, de Madrid et de Vienne !


-¡Bien dicho! -dijo Francis Bennett, interviniendo en el debate-. ¿Acaso, señor embajador de Rusia, no está satisfecho con su vasto imperio, que desde las orillas del Rin se extiende hasta las fronteras de China, un imperio cuyo inmenso litoral bañan el océano Glacial, el Atlántico, el mar Negro, el Bósforo y el océano Índico? Además, ¿para qué las amenazas? ¿Es posible la guerra con las invenciones modernas, esos obuses asfixiantes que se envían a cientos de kilómetros, esas centellas eléctricas, de veinte leguas de largo, que pueden aniquilar de un solo golpe un ejército entero, esos proyectiles que se cargan con microbios de la peste, del cólera, de la fiebre amarilla y que destruirían toda una nación en algunas horas?


— Bien parlé ! dit Francis Benett, en intervenant dans le débat. Comment, monsieur l’Ambassadeur de Russie, vous n’êtes pas satisfait de votre vaste empire, qui, des bords du Rhin, s’étend jusqu’aux frontières de la Chine, un empire dont l’Océan glacial, l’Atlantique, la mer Noire, le Bosphore, l’Océan indien, baignent l’immense littoral ? Et puis, à quoi bon des menaces ? La guerre est-elle possible avec les inventions modernes, ces obus asphyxiants qu’on envoie à des distances de cent kilomètres, ces étincelles électriques, longues de vingt lieues, qui peuvent anéantir d’un seul coup tout un corps d’armée, ces projectiles que l’on charge avec les microbes de la peste, du choléra, de la fièvre jaune, et qui détruiraient toute une nation en quelques heures?


-Ya lo sabemos, señor Bennett -respondió el embajador de Rusia-. Pero ¿podemos hacer lo que queremos? Empujados nosotros mismos por los chinos en nuestra frontera oriental, debemos intentar, cueste lo que costare, alguna acción hacia el Oeste...


— Nous le savons, monsieur Benett ! répondit l’ambassadeur de Russie. Mais fait-on ce que l’on veut ?… Poussés nous-mêmes par les Chinois sur notre frontière orientale, il nous faut bien, coûte que coûte, tenter quelque effort vers l’ouest...

-No es lo correcto, señor -replicó Francis Bennett con un tono protector-. ¡Bueno, como la proliferación china es un peligro para el mundo, presionaremos sobre los Hijos del Cielo. Tendrá que imponerles a sus súbditos un máximo de natalidad que no podrán superar bajo pena de muerte. Esto compensará las cosas.

-Señor cónsul-dijo el director del Earth Herald, dirigiéndose al representante de Inglaterra-, ¿qué puedo hacer por usted? 


— N’est-ce que cela, Monsieur ? répliqua Francis Benett d’un ton protecteur. Eh bien ! puisque la prolification chinoise est un danger pour le monde, nous pèserons sur le Fils du Ciel ! Il faudra bien qu’il impose à ses sujets un maximum de natalité qu’ils ne pourront dépasser sous peine de mort ! Un enfant de trop ?… Un père de moins ! Cela fera compensation. — Et vous, Monsieur, dit le directeur du Earth Herald, en s’adressant au consul d’Angleterre, que puis-je pour votre service ?…


-Mucho, señor Bennett -respondió este personaje inclinándose con humildad-. Basta que su periódico consienta iniciar una campaña en nuestro favor...

-¿Y con qué propósito?

-Simplemente para protestar contra la anexión de Gran Bretaña por los Estados Unidos.

-¡Simplemente! -exclamó Francis Bennett encogiéndose de hombros-. ¡Una anexión de ciento cincuenta años de antigüedad! ¿Pero los señores ingleses no se resignarán jamás a que, por un justo vuelco del destino, su país se haya convertido en colonia americana? Es pura locura. Cómo es posible que su gobierno haya creído que yo iniciaría esta campaña antipatriótica...


— Beaucoup, monsieur Benett, répondit ce personnage. Il suffirait que votre journal voulût bien entamer une campagne en notre faveur…

— Et à quel propos ?…

— Tout simplement pour protester contre l’annexion de la Grande-Bretagne aux États-Unis…

— Tout simplement ! s’écria Francis Benett, en haussant les épaules. Une annexion vieille de cent cinquante ans déjà ! Mais messieurs les Anglais ne se résigneront donc jamais à ce que, par un juste retour des choses d’ici-bas, leur pays soit devenu colonie américaine ? C’est de la folie pure ! Comment votre gouvernement a-t-il pu croire que j’entamerais cette antipatriotique campagne…


-Señor Bennett, la doctrina de Munro es toda América para los americanos, usted lo sabe, nada más que América, y no...

-Pero Inglaterra es solo una de nuestras colonias, señor, una de las mejores, convengo en eso, y no cuente con que consintamos en devolverla.

-¿Se rehúsa usted?

-¡Me rehúso, y si insiste, provocaremos un casus belli nada más que con la entrevista de uno de nuestros reporteros!


— Monsieur Benett, la doctrine de Munroë, c’est toute l’Amérique aux Américains, vous le savez, mais rien que l’Amérique, et non pas…

— Mais l’Angleterre n’est qu’une de nos colonies, Monsieur, l’une des plus belles. Ne comptez pas que nous consentions jamais à la rendre !

— Vous refusez ?…

— Je refuse, et si vous insistiez, nous ferions naître un casus belli, rien que sur l’interview de l’un de nos reporters!


-¡Entonces es el fin! -murmuró abatido el cónsul-. ¡El Reino Unido, Canadá y Nueva Bretaña son de los americanos, las Indias de los rusos, Australia y Nueva Zelanda son de ellas mismas! De todo lo que una vez fue Inglaterra, ¿qué nos queda? ¡Nada!

-¡Nada no, señor! -respondió Francis Bennett-. ¡Les queda Gibraltar!


— C’est donc la fin ! murmura le consul accablé. Le Royaume-Uni, le Canada et la Nouvelle-Bretagne sont aux Américains, les Indes sont aux Russes, l’Australie et la Nouvelle-Zélande sont à elles-mêmes ! De tout ce qui fut autrefois l’Angleterre, que nous reste-t-il ?… Plus rien !

— Plus rien, Monsieur ! riposta Francis Benett. Eh bien ! et Gibraltar ?»





Dieron las doce en ese momento. El director del Earth Herald terminó la audiencia con un ademán, abandonó el salón, se sentó en un sillón de ruedas y llegó en pocos minutos a su comedor, situado a un kilómetro de allí, en el extremo de su mansión.

La mesa está servida. Francis Bennett ocupa su lugar. Al alcance de su mano está dispuesta una serie de grifos y, ante él, se redondea el cristal de un fonotelefoto, sobre el cual aparece el comedor de su mansión de París. A pesar de la diferencia horaria, el señor y la señora Bennett convienen en tener sus comidas al mismo tiempo. Nada más encantador que almorzar así, frente a frente, a mil leguas de distancia, viéndose y hablándose por medio de aparatos fonotelefóticos.


Midi sonnait en ce moment. Le directeur du Earth Herald, terminant l’audience d’un geste, quitta le salon, s’assit sur un fauteuil roulant et gagna en quelques minutes sa salle à manger, située à un kilomètre de là, à l’extrémité de l’hôtel.

La table est dressée. Francis Benett y prend place. À portée de sa main est disposée une série de robinets, et, devant lui, s’arrondit la glace d’un phonotéléphote, sur laquelle apparaît la salle à manger de son hôtel de Paris. Malgré la différence d’heures, Mr. et Mrs. Benett se sont entendus pour déjeuner en même temps. Rien de charmant comme d’être ainsi en tête-à-tête malgré la distance, de se voir, de se parler au moyen des appareils phonotéléphotiques.



Pero en este momento la sala en París está vacía.

-Edith estará retrasada -se dice Francis Bennett-. ¡Oh, la puntualidad de las mujeres! Progresa todo, menos eso...

Y haciéndose esta muy justa reflexión, abre uno de los grifos.

Como todas las personas acomodadas de nuestra época, Francis Bennett, renunciando a la cocina doméstica, es uno de los abonados a la Gran Sociedad de Alimentación a Domicilio. Esta sociedad distribuye mediante una red de tubos neumáticos manjares de toda clase. Este sistema es costoso, sin duda, pero la cocina es mejor y tiene la ventaja de suprimir la exasperante raza de los cocineros de ambos sexos.


Mais, en ce moment, la salle de Paris est vide.

« Edith se sera mise en retard ! se dit Francis Benett. Oh ! l’exactitude des femmes ! Tout progresse, excepté cela !… »

Et, en faisant cette trop juste réflexion, il tourne un des robinets.

Comme tous les gens à leur aise de notre époque, Francis Benett, renonçant à la cuisine domestique, est un des abonnés de la grande Société d’alimentation à domicile. Cette Société distribue par un réseau de tubes pneumatiques des mets de mille espèces. Ce système est coûteux, sans doute, mais la cuisine est meilleure, et il a cet avantage qu’il supprime la race horripilante des cordons-bleus des deux sexes. 


Así que Francis Bennett almuerza solo, no sin pesar, y estaba terminando su café cuando la señora Bennett, que volvía a su residencia, apareció en el cristal del telefoto.

-¿Y de dónde vienes, mi querida Edith? -preguntó Francis Bennett.

-¡Vaya! -respondió la señora Bennett-. ¿Ya has terminado? ¿He llegado tarde...? ¿Que de dónde vengo...? ¡De mi sombrerero...! ¡Este año hay unos sombreros fascinantes! ¡Es más, ya no son sombreros siquiera... son domos, son cúpulas! Estaré un poco olvidadiza...


Francis Benett déjeuna donc seul, non sans quelque regret. Il achevait son café, lorsque Mrs. Benett, rentrant chez elle, apparut dans la glace du téléphote.

« D’où viens-tu donc, ma chère Edith ? demanda Francis Benett.

— Tiens ! répondit Mrs. Benett, tu as fini ?… Je suis donc en retard ?… D’où je viens ?… Mais de chez mon modiste !… Il y a, cette année, des chapeaux ravissants ! Ce ne sont même plus des chapeaux… ce sont des dômes, des coupoles !… Je me serai un peu oubliée !…


Étonné... les caprices de la mode! Le retour au vintage!



-Un poco, querida, puedes ver que ya he terminado mi almuerzo...

-Bueno, ve, querido mío, ve a tus ocupaciones -respondió la señora Bennett-. Aún tengo que hacerle una visita a mi modista-modelador.

Este modista era nada menos que el célebre Wormspire, aquel que tan acertadamente proclamó el principio: "La mujer no es más que una cuestión de formas".

Francis Bennett besó la mejilla de la señora Bennett sobre el cristal del telefoto y se dirigió a la ventana, donde esperaba su aerocoche.


Antoine Alves, Ilustrations



-¿Adónde va, señor? -preguntó el aerocochero.

-Veamos; tengo tiempo -respondió Francis Bennett-. Condúzcame a mis fábricas de acumuladores del Niágara. 


— Un peu, ma chère, si bien que voici mon déjeuner fini…

— Eh bien, va, mon ami… va à tes occupations, répondit Mrs. Benett. J’ai encore une visite à faire chez mon couturier-modeleur.»

Et ce couturier n’était rien moins que le célèbre Wormspire, celui qui a si judicieusement dit : « La femme n’est qu’une question de formes !»

Francis Benett baisa la joue de Mrs. Benett sur la glace du téléphote, et se dirigea vers la fenêtre, où l’attendait son aéro-car.

«Où va Monsieur ? demanda l’aéro-coachman.

— Voyons… j’ai le temps… répondit Francis Benett. Conduisez-moi à mes fabriques d’accumulateurs du Niagara.»


El aerocoche, admirable máquina, basada en el principio de lo más pesado que el aire, se lanzó a través del espacio con una velocidad de seiscientos kilómetros por hora. Bajo sus pies desfilaban las ciudades y sus aceras móviles que transportaban a los peatones a lo largo de las calles, los campos recubiertos de una inmensa telaraña, la red de hilos eléctricos.

En media hora Francis Bennett había llegado a su fábrica del Niágara, en la cual, después de haber utilizado la fuerza de las cataratas para producir energía, la vende o la alquila a los consumidores. 

Luego de finalizar su visita, volvió por Filadelfia, Boston y Nueva York a Centrópolis, donde su aerocoche lo dejó a las cinco de la tarde.



L´aéro-car s´élança à travers l´espace... [Antoine Alves, Ilustrations]



L’aéro-car, machine admirable fondée sur le principe du plus lourd que l’air, s’élança à travers l’espace, à raison de six cents kilomètres à l’heure. Au-dessous de lui défilaient les villes avec leurs trottoirs mouvants qui transportent les passants le long des rues, les campagnes recouvertes comme d’une immense toile d’araignée du réseau des fils électriques.

En une demi-heure, Francis Benett eut atteint sa fabrique du Niagara, dans laquelle, après avoir utilisé la force des cataractes à produire de l’énergie, il la vend ou la loue aux consommateurs. Puis, sa visite achevée, il revint par Philadelphie, Boston et New York à Centropolis, où son aéro-car le déposa vers cinq heures.




Había una muchedumbre en la sala de espera del Earth Herald. Acechaban el regreso de Francis Bennett para la audiencia diaria que concedía a los solicitantes. Eran inventores que mendigaban fondos, empresarios que proponían negocios, todos dignos de ser atendidos. Tras escuchar las diferentes propuestas, había que elegir, rechazar las malas, examinar las dudosas, aceptar las buenas.


Il y avait foule dans la salle d’attente du Earth Herald. On guettait le retour de Francis Benett pour l’audience quotidienne qu’il accorde aux solliciteurs. C’étaient des inventeurs quémandant des capitaux, des brasseurs d’affaires proposant des opérations, toutes excellentes à les entendre. Parmi ces propositions diverses, il faut faire un choix, rejeter les mauvaises, examiner les douteuses, accueillir les bonnes.

 
Francis Bennett despachó rápidamente a los que no aportaban más que ideas inútiles o impracticables. ¿No pretendía uno de ellos hacer revivir la pintura, un arte tan pasado de moda que el Ángelus de Millet se acababa de vender en quince francos, y esto gracias al progreso de la fotografía en color, inventada a fines del siglo XIX por el japonés Aruziswa-Riochi-Nichrome-Sanjukamboz-Kio-Baski-Kû, nombre que se ha vuelto popular con tanta facilidad? ¿No había encontrado otro el bacilo primigenio, que debía hacer al hombre inmortal tras ser introducido en el organismo humano bajo la forma de un caldo bacteriano? ¿No acababa de descubrir este, un químico práctico, un nuevo cuerpo simple, el nihilio, cuyo kilogramo costaba tres millones de dólares? ¿No afirmaba aquel, un osado médico, que si la gente moría aún, al menos moría curada? ¿Y este otro, aun más audaz, no pretendía poseer un remedio específico contra el catarro...?


Francis Benett eut rapidement expédié ceux qui n’apportaient que des idées inutiles ou impraticables. L’un ne prétendait-il pas faire revivre la peinture, cet art tombé en telle désuétude que l’Angélus de Millet venait d’être vendu quinze francs, et cela, grâce aux progrès de la photographie en couleur, inventée, à la fin du xxe siècle, par le Japonais Aruziswa-Riochi-Nichome-Sanjukamboz-Kio-Baski-Kû, dont le nom est devenu si facilement populaire ? L’autre n’avait-il pas trouvé le bacile bioogène, qui devait rendre l’homme immortel, après avoir été introduit dans l’organisme humain ? Celui-ci, un chimiste, ne venait-il pas de découvrir un nouveau corps, le Nihilium, dont le gramme ne coûtait que trois millions de dollars ? Celui-là, un médecin audacieux, ne prétendait-il pas qu’il possédait un spécifique contre le rhume de cerveau ?…

 
Todos estos soñadores fueron despedidos prontamente.
Algunos otros recibieron mejor acogida y primeramente un joven, cuya amplia frente anunciaba una profunda inteligencia.
—Señor —dijo—, si antiguamente se calculaban en setenta y cinco los cuerpos simples, este número se ha reducido actualmente a tres, ¿sabe usted?
—Perfectamente —respondió Francis Bennett.
—Bien, señor, estoy a punto de reducir estos tres a uno solo. Si no me falta el dinero, en algunas semanas lo habré logrado.
—¿Y entonces?


Tous ces rêveurs furent promptement éconduits.
 Quelques autres reçurent meilleur accueil, et, d’abord, un jeune homme, dont le vaste front annonçait la vive intelligence.
«Monsieur, dit-il, si autrefois on comptait soixante-quinze corps simples, ce nombre est réduit à trois aujourd’hui, vous le savez?
— Parfaitement, répondit Francis Benett.
— Eh bien, Monsieur, je suis sur le point de ramener ces trois à un seul. Si l’argent ne me manque pas, dans quelques semaines, j'aurai réussi.
— Et alors ?…


Entonces, señor, lisa y llanamente habré determinado lo absoluto.
—¿Y la consecuencia de este descubrimiento?
—Será la creación sencilla de cualquier materia, piedra, madera, metal, fibrina...
—¿Entonces pretendería usted llegar a fabricar una criatura humana...?
—Absolutamente... Solo le faltará el alma...
—¡Cómo no! —respondió irónicamente Francis Bennett, que, sin embargo, incorporó al joven químico a la redacción científica del periódico...


Alors, Monsieur, j’aurai tout bonnement déterminé l’absolu.
— Et la conséquence de cette découverte ?…
— Ce sera la création facile de toute matière, pierre, bois, métal, fibrine…
— Prétendriez-vous donc parvenir à fabriquer une créature humaine ?…
— Entièrement… Il n’y manquera que l’âme !…
— Que cela ! » répondit ironiquement Francis Benett qui attacha cependant ce jeune chimiste à la rédaction scientifique du journal.


Un segundo inventor, basándose en viejas experiencias que databan del siglo XIX y desde entonces repetidas muchas veces, tenía la idea de desplazar toda una ciudad en un solo bloque. Se trataba concretamente de la ciudad de Staaf, situada a unas quince millas del mar, la cual se transformaría en estación balnearia, tras haber sido llevada sobre rieles hasta el litoral. De donde resultaría un enorme beneficio para los terrenos edificados y por edificar.
Francis Bennett, seducido por este proyecto, consintió en ir a medias en el negocio.


Un second inventeur, se basant sur de vieilles expériences, qui dataient du xixe siècle, et souvent renouvelées depuis, avait l’idée de déplacer une ville entière d’un seul bloc. Il s’agissait, en l’espèce, de la ville de Saaf, située à une quinzaine de milles de la mer, et qu’on transformerait en station balnéaire, après l’avoir amenée sur rails jusqu’au littoral. D’où une énorme plus-value pour les terrains bâtis et à bâtir.
Francis Benett, séduit par ce projet, consentit à se mettre de moitié dans l’affaire.


Sabe, señor —le dijo un tercer postulante—, que, gracias a nuestros acumuladores y transformadores solares y terrestres, hemos logrado uniformar las estaciones. Transformamos en calor una parte de la energía de que disponemos y enviamos este calor a las regiones polares, donde fundirá los hielos...
—Déjeme sus planos —respondió Francis Bennett— y vuelva en una semana.

  
«Vous savez, Monsieur, lui dit un troisième postulant, que, grâce à nos accumulateurs et transformateurs solaires et terrestres, nous avons pu égaliser les saisons. Je me propose de faire mieux encore. Transformons en chaleur une part de l’énergie dont nous disposons, et envoyons cette chaleur aux contrées polaires dont elle fondra les glaces…
— Laissez-moi vos plans, répondit Francis Benett, et revenez dans huit jours!»


Por fin, un cuarto sabio llevaba la noticia de que una de las cuestiones que apasionaban al mundo entero iba ser resuelta esa misma noche.
Se sabe que un siglo atrás una temeraria experiencia había atraído la atención pública sobre el doctor Nathaniel Faithburn. Partidario convencido de la hibernación humana, es decir, de la posibilidad de suspender las funciones vitales y posteriormente hacerlas renacer luego de cierto tiempo, se había decidido a experimentar sobre sí mismo la excelencia del método. Después de haber indicado mediante testamento ológrafo las maniobras adecuadas para volverlo paulatinamente a la vida dentro de cien años, fue sometido a un frío de 172 grados; reducido entonces al estado de momia, el doctor Faithburn fue encerrado en una cripta por el periodo convenido.


Enfin, un quatrième savant apportait la nouvelle que l’une des questions qui passionnaient le monde entier allait recevoir sa solution ce soir même.
On sait qu’il y a un siècle, une hardie expérience avait attiré l’attention publique sur le docteur Nathaniel Faithburn. Partisan convaincu de l’hibernation humaine, c’est-à-dire de la possibilité de suspendre les fonctions vitales, puis de les faire renaître après un certain temps, il s’était décidé à expérimenter sur lui-même l’excellence de sa méthode. Après avoir, par testament olographe, indiqué les opérations propres à le ramener à la vie dans cent ans jour pour jour, il s’était soumis à un froid de 172 degrés ; réduit alors à l’état de momie, le docteur Faithburn avait été enfermé dans un tombeau pour la période convenue.


Ahora bien, era precisamente ese día, 25 de julio de 2890, cuando el plazo expiraba. Vinieron a proponerle a Francis Bennett que la resurrección esperada con tanta impaciencia se celebrase en una de las salas del Earth Herald. De este modo el público podría estar al tanto de la situación segundo a segundo.
La propuesta fue aceptada y como la operación no debía realizarse hasta las nueve de la noche, Francis Bennett se tendió en una reposera en la sala de audición. Luego, girando una perilla, se puso en comunicación con el Central Concert.


Or, c’était précisément ce jour-ci, 25 juillet 2889, que le délai expirait, et l’on venait offrir à Francis Benett de procéder dans l’une des salles du Earth Herald à la résurrection si impatiemment attendue. Le public pourrait de la sorte être tenu au courant seconde par seconde.

La proposition fut acceptée, et, comme l’opération ne devait pas se faire avant dix heures du soir, Francis Benett vint s’étendre dans le salon d’audition sur une chaise longue. Puis, tournant un bouton, il se mit en communication avec le Central Concert.


¡Después de una jornada tan ocupada, qué delicia encontró en las obras de los mejores músicos de la época, basadas en una sucesión de sabias fórmulas armónico-algébricas!
La oscuridad envolvía la sala y Francis Bennett, entregado a un sueño semiextático, ni siquiera se daba cuenta. Pero de pronto se abrió una puerta.
—¿Quién es? —dijo, girando un conmutador colocado bajo su mano.
Inmediatamente, por una sacudida eléctrica producida en el éter, el aire se volvió luminoso.


Après une journée si occupée, quel charme il trouva aux œuvres de nos meilleurs maestros, basées, comme on le sait, sur une succession de délicieuses formules harmonicoalgébriques!
L’obscurité s’était faite, et, plongé dans un sommeil demi-extatique, Francis Benett ne s’en apercevait même pas. Mais une porte s’ouvrit soudain.
«Qui va là ? dit-il en touchant un commutateur, placé sous sa main.
Aussitôt, par un ébranlement électrique produit sur l’éther, l’air devint lumineux.


¡Ah! ¿Es usted, doctor? -dijo Francis Bennett.
—Soy yo —respondió el doctor Sam, quien venía a hacer su visita diaria... del abono anual—. ¿Cómo se encuentra?
—Bien.
—Tanto mejor... Veamos su lengua.


« Ah ! c’est vous, docteur ? dit Francis Benett.
— Moi-même, répondit le docteur Sam, qui venait faire sa visite quotidienne — (abonnement à l’année). Comment va ?
— Bien !
— Tant mieux… Voyons cette langue ?


Y la observó bajo el microscopio.


—Voyons cette langue ? [Ilustración de Marcos Morán*]



—Bien... ¿Y su pulso?
Lo tomó con un sismógrafo, muy parecido a los que registran las vibraciones del suelo.
—¡Excelente! ¿Y el apetito?
—¡Este...!


Et il la regarda au microscope.
— Bonne… Et ce pouls?…
Il le tâta avec un pulsographe, analogue aux instruments qui enregistrent les trépidations du sol.
— Excellent !… Et l’appétit ?…
— Euh ! 


¡Sí, el estómago! ¡No anda muy bien! ¡El estómago ha envejecido! ¡Pero la cirugía ha progresado mucho! ¡Será necesario hacerle colocar uno nuevo! Usted sabe, tenemos estómagos de repuesto, con garantía de dos años...
—Ya veremos —respondió Francis Bennett—. Mientras esperamos, doctor, acompáñeme a cenar.
Durante la comida, la comunicación fonotelefótica fue establecida con París. Esta vez, Edith Bennett estaba sentada a la mesa y la cena, entremezclada con los chistes del doctor Sam, fue fascinante.
Luego, apenas terminaron:
—¿Cuándo calculas regresar a Centrópolis, mi querida Edith? —preguntó Francis Bennett.


Oui… l’estomac !… Il ne va plus bien, l’estomac ! Il vieillit, l’estomac ! Il faudra décidément vous en faire remettre un neuf !…
— Nous verrons ! répondit Francis Benett. En attendant, docteur, vous dînez avec moi ! »
Pendant le repas, la communication phonotéléphotique avait été établie avec Paris. Cette fois, Mrs. Benett était devant sa table, et le dîner, entremêlé des bons mots du docteur Sam, fut charmant. Puis, à peine terminé :
« Quand comptes-tu revenir à Centropolis, ma chère Edith ? demanda Francis Benett.


Voy a partir al instante.
—¿Por el tubo o el aerotren?
—Por el tubo.
—¿Entonces estarás aquí...?
—A las once y cincuenta y nueve de la noche.
—¿Hora de París?
—¡No, no! Hora de Centrópolis.
—Hasta pronto, entonces, y, sobre todo, no pierdas el tubo.
Estos tubos submarinos, por los cuales se venía de Europa en 295 minutos, eran preferibles a los aerotrenes, que solo iban a 1.000 kilómetros por hora.


Je vais partir à l’instant.
— Par le tube ou l’aéro-train ?…
— Par le tube.
— Alors tu seras ici ?…
— À onze heures cinquante-neuf du soir.
— Heure de Paris ?…
— Non, non !… Heure de Centropolis.
— À bientôt donc, et surtout ne manque pas le tube!»
Ces tubes sous-marins, par lesquels on vient d’Europe en deux cent quatre-vingt-quinze minutes, sont infiniment préférables en effet aux aéro-trains, qui ne font que mille kilomètres à l’heure.




El doctor se retiró, después de haber prometido regresar para asistir a la resurrección de su colega Nathaniel Faithburn, y Francis Bennett, queriendo determinar las cuentas del día, entró a su despacho. Enorme operación, cuando se trata de una empresa cuyos gastos diarios alcanzan los 1500 dólares. Afortunadamente, el progreso de la mecánica moderna facilita notablemente este tipo de trabajo. Con ayuda del piano-calculador eléctrico, Francis Bennett acabó su tarea en veinticinco minutos.


Le docteur s’étant retiré, après avoir promis de revenir pour assister à la résurrection de son confrère Nathaniel Faithburn, Francis Benett, voulant arrêter les comptes du jour, passa dans son bureau. Opération énorme, quand il s’agit d’une entreprise dont les frais quotidiens s’élèvent à huit cent mille dollars. Très heureusement, les progrès de la mécanique moderne facilitent singulièrement ce genre de travail. À l’aide du piano-compteur-électrique, Francis Benett eut bientôt achevé sa besogne.

  
Ya era hora. Apenas hubo golpeado la última tecla en el aparato totalizador, su presencia fue reclamada en la sala de experimentación. De inmediato se dirigió a ella y fue recibido por un numeroso cortejo de sabios, quienes se hallaban junto al doctor Sam.
Allí está el cuerpo de Nathaniel Faithburn, en su ataúd, que se halla colocado sobre caballetes en medio de la sala.
Se activa el telefoto y el mundo entero va a poder seguir las diversas fases de la operación.


Il était temps. À peine avait-il frappé la dernière touche de l’appareil totalisateur, que sa présence était réclamée au salon d’expérience. Il s’y rendit aussitôt et fut accueilli par un nombreux cortège de savants, auxquels s’était joint le docteur Sam.
Le corps de Nathaniel Faithburn est là, dans sa bière, qui est placée sur des tréteaux au milieu de la salle.
Le téléphote est actionné. Le monde entier va pouvoir suivre les diverses phases de l’opération.


Se abre el féretro... Se saca a Nathaniel Faithburn... Todavía parece una momia, amarillo, duro, seco.
Suena como la madera... Se le somete al calor... a la electricidad... Ningún resultado... Lo hipnotizan... Lo sugestionan... Nada puede vencer este estado ultracataléptico...
—¿Y bien, doctor Sam? —pregunta Francis Bennett.
El doctor Sam se inclina sobre el cuerpo, lo examina con la mayor atención... Le introduce por medio de una inyección hipodérmica algunas gotas del famoso elixir Brown-Séquard, que aún está de moda... La momia está más momificada que nunca.



—Ah! Ah!... La momie est plus momifiée que jamais.



On ouvre le cercueil… On en sort Nathaniel Faithburn… Il est toujours comme une momie, jaune, dur, sec. Il résonne comme du bois… On le soumet à la chaleur… à l’électricité… Aucun résultat… 
On l’hypnotise… On le suggestionne… Rien n’a raison de cet état ultra-cataleptique…
«Eh bien, docteur Sam ?… demande Francis Benett. 
Le docteur se penche sur le corps, il l’examine avec la plus vive attention… Il lui introduit, au moyen d’une injection hypodermique quelques gouttes du fameux élixir Brown-Séquard, qui est encore à la mode… La momie est plus momifiée que jamais.

Bien —responde el doctor Sam—, creo que la hibernación se ha prolongado en demasía...
—¿Y entonces?
—Entonces, Nathaniel Faithburn está muerto.
—¿Muerto?
—¡Tan muerto como se puede estar!
—¿Puede decir desde cuándo?
—¿Desde cuándo? —respondió el doctor Sam—. Desde el momento en que ha tenido la nefasta idea de hacerse congelar por amor a la ciencia...


Eh bien, répond le docteur Sam, je crois que l’hibernation a été trop prolongée…
— Ah ! ah !…
— Et que Nathaniel Faithburn est mort.
— Mort ?…
— Aussi mort qu’on peut l’être!
— Depuis quand serait-il mort ?…
— Depuis quand ?… répond le docteur Sam. Mais… depuis cent ans, c’est-à-dire depuis qu’il a eu la fâcheuse idée de se faire congeler par amour de la science !…


—¡Vamos —dijo Francis Bennett—, he aquí un método que necesita ser perfeccionado!
—Perfeccionado es la palabra —respondió el doctor Sam, mientras la comisión científica de hibernación se llevaba su fúnebre paquete.


— Allons, dit Francis Benett, voilà une méthode qui a besoin d’être perfectionnée!
— Perfectionnée est le mot, » répond le docteur Sam, tandis que la commission scientifique d’hibernation remporte son funèbre colis.


 
Francis Bennett, seguido por el doctor Sam, volvió a su habitación y, como parecía muy fatigado después de una jornada tan atareada, el médico le aconsejó tomar un baño antes de acostarse.
—Tiene razón, doctor... Así me repondré...
—Completamente, señor Bennett, y si lo desea, voy a ordenar al salir...
—No es necesario, doctor. Hay siempre un baño preparado en la mansión y ni siquiera tengo que molestarme en ir a tomarlo fuera de mi habitación. Mire, con solo tocar este botón, la bañera va a ponerse en movimiento y la verá presentarse ella sola con el agua a la temperatura de treinta y siete grados.


Francis Benett, suivi du docteur Sam, regagna sa chambre et, comme il paraissait très fatigué après une journée si bien remplie, le docteur lui conseilla de prendre un bain avant de se coucher. 
«Vous avez raison, docteur… cela me reposera…
— Tout à fait, monsieur Benett, et, si vous le voulez, je vais commander en sortant…
— C’est inutile, docteur. Il y a toujours un bain préparé dans l’hôtel, et je n’ai même pas l’ennui d’aller le prendre hors de ma chambre. Tenez, rien qu’en touchant ce bouton, la baignoire va se mettre en mouvement, et vous la verrez se présenter toute seule avec de l’eau à la température de trente-sept degrés!»


Francis Bennett acababa de presionar el botón. Un ruido sordo brotaba, crecía, se intensificaba...
Luego, se abrió una de las puertas y apareció la bañera, deslizándose eléctricamente sobre sus rieles.
¡Cielos! Mientras el doctor Sam se cubre la cara, unos grititos de pudor y espanto se escapan de la bañera...
Habiendo llegado hacía media hora a la mansión por el tubo transoceánico, la señora Bennett estaba dentro...


Francis Benett venait de presser le bouton. Un bruit sourd naissait, s’enflait, grandissait… Puis, une des portes s’ouvrit, et la baignoire apparut, glissant sur ses rails…
Ciel ! Tandis que le docteur Sam se voile la face, de petits cris de pudeur effarouchée s’échappent de la baignoire…
 Arrivée depuis une demi-heure à l’hôtel par le tube transocéanique, Mrs. Benett était dedans…



El día siguiente, 26 de julio de 2890, el director del Earth Herald volvía a comenzar su ronda de veinte kilómetros a través de sus oficinas y a la noche, cuando operó su totalizador, estimó los beneficios de aquella jornada en doscientos cincuenta mil dólares: cincuenta mil más que la víspera.
¡Qué buena ocupación, la de periodista a fines del siglo veintinueve!


Oui, un bon métier! [Antoine Alves, Ilustrations]

Le lendemain, 26 juillet 2889, le directeur du Earth Herald recommençait sa tournée de vingt kilomètres à travers ses bureaux, et, le soir, quand son totalisateur eut opéré, ce fut par deux cent cinquante mille dollars qu’il chiffra le bénéfice de cette journée — cinquante mille de plus que la veille.
Un bon métier, le métier de journaliste à la fin du vingt-neuvième siècle!


*     *     *


¿Qué les pareció este relato? ¿sorprende como habrá sorprendido en su momento? Seguro que no, ahora son distintas las reacciones, provoca otras liaisons. Por ejemplo, me pregunto qué habrá respondido para sí cada lector cuando el narrador [la voz del cuento] dice en ese preámbulo que es una sacudida al abúlico:

 Si compararan su vida con la del pasado, se darían cuenta del camino recorrido...

                                                                                         ¿Con qué habrán conectado?

Francis Bennett, el protagonista, no en vano agradece al inventor del fonotelefoto que le permite comunicarse, con voz e imagen, con su amada esposa Edith.

Pasado y presente; ayer, hoy mañana no parecen un largo camino para Julio Verne que nos conecta a través de cientos de años. Y así como nos reclama gratitud a los avances que nos mejoran la vida, también nos alerta hacia qué situaciones de peligro vamos con una sociedad masificada e hipertecnificada.
Ya vimos el ejemplo de la creación literaria reemplazada por mecanismos que aceleran su producción, novelistas serializados.
Algo de esto encontramos en el presente.

Adelantos científicos y tecnológicos, que con sus limitaciones e imperfecciones, cuestan vidas, nos llevan a replantearnos varios aspectos, límites y ética en la ciencia, entre otros. Los centros de llamadas y las videoconferencias son maravillosos medios de contacto, la obsesión por estar siempre comunicados y la exposición adictiva es otro decir.

La escena de la señora Bennett en la bañera, sorprendida por el doctor Sam, que se tapa los ojos con pudor, nos recuerda cómo ciertas imágenes del ámbito privado se filtran «sin querer» y son vistas [y muchas veces juzgadas] por quien no tendría por qué verlas.
Un botón mal apretado y ¡zas!

El reemplazo del papel y de los carteles de publicidad,... nos hacen admirar a un Verne genial en sus anticipaciones: de lectores de diarios por Internet [periódico telefónico en el relato] y el Mapping 3D [imágenes reflejadas en las nubes imagina J.V.].

Every morning, instead of being printed, as in antiquity, the Earth Herlad is «spoken», dice la versión inglesa y no hay nada para agregar.

Luego, encontrarán ustedes muchas conecciones más en cuanto a adelantos tecnológicos, científicos, políticos y sociales, como la planificación de ciudades, medios de transporte, servicios de entrega a domicilio, relaciones entre fuerzas físicas y químicas —y las vibraciones de las partículas etéricas para los más expertos—, etc.

El tema del periodismo es muy atractivo y digno de debate y cuestionamientos hoy, vemos que también lo fue en el pasado. Habrán notado un tono irónico pero firme para hablar de: principios éticos, su influencia y poder, la agitación en las redacciones, la importancia de la exclusividad e inmediatez, la manipulación de los lectores, cómo atrerlos, la necesidad de demostrar su poder y supremacía, la influencia en las decisiones de Estado, en la divulgación de aspectos privados de gente pública, en las distintas potencias mundiales y políticas,... prácticas periodísticas en definiva, ¿lo habrá leido Umberto Eco antes de escribir su Número Cero?

Ahora abro otro tipo de referencia y guiños, a lo personal, a otros personajes, ironías, etc. Desde los nombres que elige para sus personajes [Dr. Faithburn], un trastorno digestivo que sufre el protagonista del relato y el propio J. V., una profesión heredada bajo otra óptica, Francis Bennett, el magnate del periodismo de ficción, dueño del Earth Herald, con James Gordon Bennett Jr., hijo del fundador y editor del periódico New York Herald, una de las principales figuras de la industria periodística de Estados Unidos.
Acá no finalizan las señas.

La jornada transcurre en un día y lugar precisos, 25 de julio de 2889, en una ciudad estadounidense llamada Centrópolis, Capital de las dos Américas. Sin embargo intuimos, comparamos...

Muchos atribuyen este cuento a su hijo Michel, aunque otros más, estudiosos de su obra, que han elogiado este relato como «el salto más grande en la imaginación científica», expresan todo tipo de criterios acerca de su autenticidad*.

Voy a finalizar con mi valoración: con un estilo fluido, descripción y puesta en escena vívidos, equilibrio entre tecnología y humanismo, buen lenguaje, valoro su talento para unir la inteligencia con la ingenuidad y también frescura.
Las ilustraciones no aparecen en las versiones originales, son de mi elección.


*     *     *
 

Todos hemos leído a Julio Verne, y hemos experimentado en nuestra juventud esa fuerza que da alguien que incentiva tu imaginación. Y ahora lo releemos, y hemos descubierto quizá la profundidad de su literatura, muchas veces relegada injustamente al ámbito juvenil.

No dejen de disfrutar de estas lecturas que nos inician en tantos viajes, que son paseos que nos proyectan en el tiempo y en la imaginación.

La rueda del tiempo siempre está girando, los viajes tienen muchas connotaciones y las novedades siempre han despertado risas, burlas o aplausos desmesurados.

Un saludo cariñoso al «viajero novedoso» que es el lector medio, a mitad de camino entre el crítico profesional y el pasapáginas, el que lee la historia y va un poquito más allá.

C. G.




 


 Mis notas, lecturas, links y sitios de interés para visitar


- Museo Julio Verne, Nantes:
http://www.julesverne.nantesmetropole.fr/home.html


- Casa de Julio Verne en Amiens: Jules Verne vécut 34 ans [1871-1905] à Amiens. Il résida en tant que locataire durant 18 ans [de 1882 à 1900] dans la Maison à la Tour, aujourd’hui ouverte au public, au 2 rue Charles-Dubois.
http://www.amiens.fr/maison-jules-verne/maison-jules-verne.html


- Sociedad Hispánica Jules Verne:
 http://shjv.org/


- Poema de Julio Verne: «Vacilación» / Hésitation
 http://poesie.webnet.fr/lesgrandsclassiques/poemes/jules_verne/hesitation.html


- Blog de Marcos Morán: ilustrador, Barcelona.
 http://marcos-moran.blogspot.com.ar/


- ¿Quién fue Julio Verne?: «Julio Verne, por los abismos de la imaginación».






 



- París en el siglo XX, Julio Verne:
 http://www.ivoox.com/paris-siglo-xx-audios-mp3_rf_1064721_1.html?autoplay=true


- Michel Butor: [1926] escritor francés, Voyage avec Michel Butor:

https://books.google.com.ar/books?id=KuDd5-Yz634C&pg=PA213&lpg=PA213&dq=Michel+Butor+parle+du+jule+verne&source=bl&ots=c5w9fheeO6&sig=rOSlLoHiHWFyWLVcSk6b1SJhlnA&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjBt-LT6urKAhXBC5AKHdiqAjQQ6AEILTAD#v=onepage&q=Michel%20Butor%20parle%20du%20jule%20verne&f=false


- El tema del viaje en la Narrativa Francesa Contemporánea: Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Filología:
http://biblioteca.ucm.es/tesis/fll/ucm-t28741.pdf


- De Julio Verne a la actualidad: La palabra y la tierra / De Jules Vernes à nos jours: la parole et la terre, María Pilar Tresaco, Javier Vicente y María Lourdes Cadena. Editorial Prensas de la Universidad de Zaragosa. En castellano y en francés.

Aportaciones multidisciplinares y transnacionales que constituyen un conjunto homogéneo en cuanto a su temática general.

Tres son los pilares sobre los que se sustenta la obra que engloba distintos campos de interés científico: Julio Verne, Palabra y Tierra. Julio Verne es el escritor universal que compila en su trayectoria aspectos variados y todos ellos de gran actualidad. El término palabra engloba todo lo relacionado con la lengua y la literatura, el mundo del libro y la traducción. Tierra hace referencia a la geografía, los viajes, la navegación, los avances y descubrimientos de la ciencia, el conocimiento de la naturaleza, el contexto histórico y social. Los estudios de tres especialistas de países diferentes, España, Portugal y Francia, adornan cada uno de los tres pilares mencionados y muestran la cohesión y transversalidad de este libro.


- Isaac Asimov Home Page:
 http://www.asimovonline.com/asimov_home_page.html


- Libros y autores dedicados a la obra y vida de Julio Verne:
http://jgverne.cmact.com/Biografia/OtrasBios.htm


- «Aciertos, errores y curiosidades en la obra de Julio Verne», Claudio H. Sánchez:
http://www.eternacadencia.com.ar/blog/libreria/martes-de-eterna-cadencia/item/aciertos-errores-y-curiosidades-en-la-obra-de-julio-verne.html

- Cinco semanas en globo, mapa de África con la línea de movimiento seguido por tres pasajeros de la novela. 
http://f.hypotheses.org/wp-content/blogs.dir/165/files/2014/08/carte_Afrique_centrale0001.jpg


- La vuelta al mundo en 80 días, Julio Verne:
http://www.biblioteca.org.ar/libros/656605.pdf
En francés: http://jv.gilead.org.il/ebooksgratuits/verne_tour_du_monde_80_jours.pdf


- Miserias felices de tres viajeros en Escandinavia, Julio Verne: primer capítulo escrito en 1861, no publicado. El manuscrito original fue publicado recientemente en la revista GEO Hors, série Jules Verne, París, 2003.
https://horaahora.files.wordpress.com/2013/03/miserias-felices-de-tres-viajeros-en-escandinavia-1.pdf


- Revue Solaris: Science-fiction et fantastique. Jules Verne [1828-1905] au XXIe siècle. Études - Essais - Dossiers publiés depuis 2000, par Norbert Spehner:
http://www.revue-solaris.com/articles/solaris-156-dossier-bibliographique-jules-verne/



-Gaspard-Félix Tournachon, dît Nadar, 1820-1910:
http://www.pratique-photo.com/?p=779


- Jules Verne vu par Jean-Marie Le Clézio:
 http://www.parismatch.com/Culture/Livres/Jules-Verne-vu-par-JMG-Le-Clezio-134988



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