lunes, 16 de mayo de 2022

A 100 años de «Trilce»

 A 100 años de «Trilce»

[1922]

César Vallejo

[Perú, 1892-1938, Francia]


«El más grande poeta universal después de Dante»
Thomas Merton



César Vallejo, poeta y escritor peruano, dueño de una lucidez y conciencia social notables. Autor de Trilce [1922], su poemario más vanguardista y famoso que, este año cumple nada menos que cien años de su publicación. 
Se lo festeja en muchas partes del mundo, así. leyéndolo.

Y en ese año, 1922, se publicaron otras dos obras fundamentales para la literatura: Ulysses, de James Joyce, y The Waste Land, de T. S. Eliot.

Desde Los heraldos negros* [1919], su primer libro de poesía, escrito a los 25 años, hasta  España, aparta de mí este cáliz* [1939], publicado después de su muerte, pasando por sus Poemas en prosa* [1923-1928] y otras publicaciones, produjo la mayor revolución poética del siglo XX: Trilce.

Los poemas que encontramos en Trilce no son fáciles de abordar para un lector común de poesía, discontinuo, ni de delinear en pocas palabras. Tampoco lo son los otros. 
Lo comprenderán mejor, si nunca los han leído, cuando lleguemos a ellos y vean la fragmentación, la temporalidad alterada [su manera de actualizar el pasado y señalar su pervivencia], el uso de los modos y tiempos verbales que practica [su manera de revelar la vacilación e indeterminación del individuo], las metáforas con lógica propia, las imágenes irracionales o fantásticas: «... una gallina, no ajena ni poderosa, sino brutal y negra "cloqueaba en mi garganta"», en el poema «Lánguidamente su licor». La gallina cloqueando en la garganta, expresa el dolor reprimido, que no puede ser expresado, por mandato paterno.
Vallejos se/nos sumerge en las profundidades ciertos sentimientos, de la condición humana como antes no se había hecho.

Leamos este poema muy conocido, intenso, considerado una obra maestra, del que toma el nombre, Los heraldos negros, donde alterna rima con verso libre, alejandrinos y endecasílabos:

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si entre ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma, 
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

*

El título del libro España, aparta de mí este cáliz se inspira en un pasaje de los Evangelios. Escrito en 1937 e impreso en 1939, tiene aspectos políticos, además de los religiosos. Vallejo identifica al miliciano republicano con el Cristo sufriente. Sufre, muere y trasciende a una dimensión cósmica. 
Le habla a los niños del mundo en el poema del mismo nombre. 
Hay que ubicar el contexto histórico. La pobreza y las familias rotas de posguerra. El surgimiento de Mussolini y Hitler.

Leamos uno de los poemas más celebrados de este libro: «Masa». Nos hace acordar a la historia de Lázaro. Observemos cómo la repetición del estribillo «Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo», le da al poema un enfásis y un ritmo persistente que hace que, cuando sucede por fin el milagro, cobre otro significado al ser producido por la fuerza de la masa.

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras; te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, 
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la 
      muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quedate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

«Masa», 10 Nov 1937,
en el libro España, aparta de mí este cáliz [1939].

*

En sus Poemas en prosa vemos cómo lo poético se inserta en lo narrativo. Publicación póstuma que ha merecido muchas discusiones que no vienen al caso. 
La poesía en prosa de Vallejo no se limita a esta recopilación, ni a un período determinado, ya que la desarrolla en forma paralela a su escritura de poemas en verso. Es más, también encontramos una relación poética-narrativa en sus relatos. 
Ritmo, repetición y una temporalidad poética —personal y subjetiva—, alusiones bíblicas; elementos narrativos al principio y en el medio, y poéticos al final del poema, son algunas de sus características. 
Poemas escritos lejos de Perú, en París, en un momento muy especial en su vida, de nostalgia —la madre, la infancia—, de planteos, de recordar el pasado trayéndolo a su presente: «Hay, madre, un sitio en el mundo, que se llama París» [«El buen sentido»]. Escrito en presente a pesar de ser un recuerdo y de que su madre ya había fallecido. Una manera de darle universalidad, su madre es todas las madres.

Leamos:

 ¡Señores! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento, para saborear esta emoción formidable, espontánea y reciente de la vida, que hoy, por primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas. 
Mi gozo viene de lo inédito de mi emoción. Mi exultación viene de que antes no sentí la presencia de la vida. No la he sentido nunca. Miente quien diga que la he sentido. Miente y su mentira me hiere a tal punto que me haría desgraciado. Mi gozo viene de mi fe en este hallazgo personal de la vida, y nadie puede ir contra esta fe. Al que fuera, se le caería la lengua, se le caerían los huesos y correría el peligro de recoger otros, ajenos, para mantenerse de pie ante mis ojos. 
[...]
¡Cuán poco tiempo he vivido! Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad de medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía! Señores: soy tan pequeñito que el día apenas cabe en mí.
Nunca, sino ahora, oí el estruendo de los carros, que cargan piedras para una gran construcción del boulevard Haussmann. Nunca, sino ahora, avancé paralelamente a la primavera, diciéndole: «Si la muerte hubiera sido otra...». Nunca, sino ahora, vi la luz aúrea del sol sobre las cúpulas del Sacré-Cœur. Nunca, sino ahora, se me acercó un niño y me miró hondamente con su boca. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta y el canto cordial de las distancias.
¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.

«Hallazgo de la vida», 
Poemas en prosa [1923-1929]

*

Y llegamos a Trilce —ruptura total—, su poemario más famoso, ¡un gran grito de libertad!, y que en este año se le rinde tantos homenajes.
«Quién hace tanta bulla», se preguntaría, sorprendido, Vallejo.  
Libro que originariamente se llamó Cráneos de bronce y estuvo firmado con el seudónimo «César Perú».

Escrito en Perú, desde la cárcel, editado por los Talleres de Penitenciaría, publicado en Lima en 1922, y recibido por la crítica con bastante indiferencia. Muy pocos lo valoraron y cayó en el olvido. 
Al año siguiente Vallejo viajó a Europa y no regresó nunca más a su patria. Vivió mayormente en París, donde murió a los 46 años.

Claro, el inventar palabras, que alterara la sintaxis, que forzara el lenguaje al máximo, que lo redujera a lo indispensable, que escribiera casi sin pensar, toda esta estética era demasiado nueva para esa parte del mundo. Un poemario que entabla una continuidad con el pasado en la consciencia de que la vida es una muerte progresiva. La muerte está siempre presente.

El momento en que lo escribe, era muy especial también, estuvo marcado por estos tristes hechos: el fallecimiento de su novia y madre y el injusto encarcelamiento.
Por suerte, en el año 1930 se publica una segunda edición corregida en Madrid y, a partir de ahí, comienza su difusión para el mundo.

Por qué lo recomiendo.
El poemario es un tránsito, un viaje sin ruta que debemos emprender. Una de las razones es porque concentra todo lo que podemos sentir: tristezas, fracasos, imposibilidades, ternuras, pasiones, el cariño hacia los recuerdos. Lo sentimos nuestro porque habla también de mí.
Otra razón sería porque desplazarnos en ellos, los poemas de vanguardia vinculados a una temporalidad no lineal, a este modo nuevo de concebir el tiempo, un tiempo fragmentado y alterado; a una lengua que, para dar cuenta de esto, se deforma, se destruye y conforma en una nueva manera de decir, sin orden lógico, nos aliviana, nos despoja, hace que salgamos de nuestro minúsculo cuarto y nos contagiemos de ese darlo todo, de algo de su libertad en el completo sentido.

Leamos:

Tiempo   Tiempo.

Mediodía estancado entre relentes.
Bomba aburrida del cuartel achica
tiempo tiempo tiempo tiempo.

          Era Era.

Gallos cancionan escarbando en vano.
Boca del claro día que conjuga
era era era era.

         Mañana Mañana.

El reposo caliente aún de ser.
Piensa el presente guárdame para
mañana mañana mañana mañana.

          Nombre Nombre.

¿Qué se llama cuándo eriza nos?
Se llama Lomismo que padece
nombre nombre nombre nombrE.

«Trilce II»,
Trilce [1922]

*

El poemario es un tránsito también por el erotismo. Aún en su fragmentación y hermetismo: el encuentro erótico aparece. 
Con la insistencia, la repetición, la animalidad y la identificación con lo que se pierde cuando dice Y hembra es el alma mía.

Leamos:

Vusco volvvver de golpe el golpe.
Sus dos hojas anchas, su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador,
su condición excelente para el placer,
todo avía verdad.

Busco volvver de golpe el golpe.
A su halago, enveto bolivarianas fragosidades
a treintidós cables y sus múltiples,
se arrequintan pelo por pelo
soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,
y no vivo entonces ausencia
                             ni al tacto.

Fallo bolver de golpe el golpe.
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo
de egoísmo y de aquel ludir mortal
de sábana,
desque la mujer esta
                 ¡cuánto pesa de general!

Y hembra es el alma de la ausente
Y hembra es el alma mía.

«Trilce IX»,
Trilce [1922]

*

Seguimos, y aparece también la risa en los poemas trílcicos. Vallejo, admirador de Chaplin. Un humor especial el suyo, tragicómico, surrealista, negro como el de Kafka. Juega con las ideas,  con el lenguaje, y crea un efecto risible en la tristeza: Entonces la ojeras se irritan divinamente/y solloza la sierra del alma/se violentan oxígenos de buena voluntad,/arde cuando no arde y hasta/el dolor dobla el pico en risa. ¡Qué genial este último verso, de LIV!
Con un enfoque múltiple —común en esta poesía—, pasa del yo al nosotros, vuelve al yo y termina en nosotros. Articula así una visión plural. Y siempre el extrañamiento «y hasta yo he olvidado / de quién seré». El hombre, consciente de la incomunicación, pasa por la vida sin entender el mundo. 

Trilce XLIX

Murmurado en inquietud, cruzo,
el traje largo de sentir, los lunes
                              de la verdad.
Nadie me busca ni me reconoce,
y hasta yo he olvidado
                              de quién seré.

Cierta guardarropía, solo ella, nos sabrá
a todos en las blancas hojas
                               de las partidas.
Esa guardarropía, ella sola,
al volver de cada facción,
                              de cada candelabro
                               ciego de nacimiento.

Tampoco yo descubro a nadie, bajo
este mantillo que iridice los lunes
                             de la razón;
y no hago más que sonreír a cada púa
de las verjas, en la loca búsqueda
                               del conocido.

Buena guardarropía, ábreme
                            tus blancas hojas:
quiero reconocer siquiera al 1, 
quiero el punto de apoyo, quiero
                               saber de estar siquiera.

En los bastidores donde nos vestimos,
no hay, no Hay nadie: hojas tan solo
                          de par en par.
Y siempre los trajes descolgándose
por sí propios, de perchas
como ductores índices grotescos,
y partiendo sin cuerpos, vacantes,
                              hasta el matiz prudente
de un gran clado de alas con causas
y lindes fritas.
Y hasta el hueso!

*

Trilce XVII

[...]
Junio, eres nuestro. Junio, y en tus hombros 
me paro a carcajear, secando
mi metro y mis bolsillos
en tus 21 uñas de estación.

*

Trilce LIV

[...]
A veces doyme contra todas las contras,
y por ratos soy el alto más negro de todos los ápices 
en la fatalidad de la Armonía.
Entonces las ojeras se irritan divinamente,
y solloza la sierra del alma,
se violentan oxígenos de buena voluntad,
arde cuando no arde y hasta
el dolor dobla el pico en risa.

*


Sigamos leyendo a César Vallejo, releyendo su obra y descubriéndolo cada vez, trayéndolo hacia nuestro presente. Como así también a otros poetas peruanos, Blanca Varela [1926-2009] y Jorge Eduardo Eielson [1924-2006], por ejemplo.

Lo volví a leer a raíz de un curso en la 46.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, un muy buen estímulo para profundizar su lectura. Porque, más allá de Trilce, la obra de Vallejo es enorme.
Rendirle homenaje a los cien años de la publicación de su obra cumbre, leyéndola, es una buena excusa. Y nos llevará, seguramente, a los otros géneros que abordó: cuentos, novelas, ensayos, crónicas periodísticas, fue el escritor peruano más completo.

En cuanto a poesía, recomiendo mi libro, el que muestro en la foto Poesía completa, Editorial Visor Libros, pero debajo encontrarán los links para una lectura bien completa de todo lo nombrado, y más.
Espero que hayan disfrutado de esta publicación, hasta el próximo comentario.

Cecilia Olguin Gianelli
Cee

Notas, lecturas, sitios de interés para consultar


- Los heraldos negros, César Vallejo:
https://fundacionbbva.pe/wp-content/uploads/2018/05/libro_000007.pdf

- Análisis del poema «Los heraldos negros»: 
https://www.culturagenial.com/es/poema-los-heraldos-negros-de-cesar-vallejo/

-España, aparta de mí este cáliz, César Vallejo:
https://fundacionbbva.pe/wp-content/uploads/2016/04/libro_000017.pdf

- Los poemas en prosa de César Vallejo. La transición de lo narrativo a lo poético:
file:///Users/Cecilia/Downloads/58456-Texto%20del%20art%C3%ADculo-119840-3-10-20180508.pdf

- Poemas humanos, César Vallejo:
https://fundacionbbva.pe/wp-content/uploads/2016/04/libro_000025.pdf

- El Tungsteno, César Vallejo:
https://fundacionbbva.pe/wp-content/uploads/2018/05/libro_000002.pdf

- Paco YunqueCésar Vallejo:
https://biblioteca.org.ar/libros/158038.pdf

- La poesía peruana, Ina Salazar:
https://www.academia.edu/44718779/Ina_Salazar_La_poes%C3%ADa_ante_la_muerte_de_Dios

- 1922: Acercamiento a los contextos y alrededores de Trilce. Diana Rodríguez Sánchez. Univeridad de Guanajuato.
http://www.scielo.org.mx/pdf/valencia/v5n10/v5n10a8.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
.................................
.................................
..................................