domingo, 13 de enero de 2013

La Condición Humana, Andrè Malraux

La Condición Humana/ La Condition Humaine, André Malraux

Considerada como una de las mejores novelas del siglo XX, 1933

la vigencia de un clásico/¿cómo leerlo hoy?
el ser humano se cuestiona sobre sí: podemos ser magnánimos y mezquinos, idealistas e irresponsables, valientes y temorosos, espléndidos y ridículos, racionales e irracionales en el amor, apegados o desprendidos de ideas y creencias, tratamos de darle un sentido a la vida y a la muerte, y así los personajes de esta novela

Responder a la pregunta: ¿Cuál es la condición humana?
Después de leerlo, cada uno tendrá una o varias respuestas.
La soledad y la dignidad son dos temas importantes aquí, ya se ven en esta primera parte:

         

                                     

                                                                    enfrentarse solos a la libertad de elegir, ser responsables de las decisiones tomadas; aceptar la posibilidad de pagar un precio (a veces alto) por la dignidad; asumir el destino como fruto de una elección particular

                                      

                                                    pero ..... aceptando las propias limitaciones, ¿renunciar a la búsqueda del absoluto?, ya que ..... ¿nos alejaría esta búsqueda de los demás, de nuestra condición humana?

                                      

                                                no renunciar, sin embargo, a la individualidad 


"un hombre es la suma de sus actos, de los que ha hecho y de los que puede hacer", le responderá Ferral al viejo Gisors no en esta primera parte.


Traducción de César A. Comet

Editorial Sudamericana, Buenos Aires

Primera edición de "Sur", publicada en abril de 1936



Esta extraordinaria novela gira en torno a los hechos de 1927, ocurridos en China: La gran revolución que había unido a los partidos: Nacionalista Kuomintang y al Comunista Chino, contra la autocracia militar feudal de los conocidos como Señores de la Guerra. 
Considerada en la línea más pura del existencialismo.


Hacer esta segunda lectura, tan cuidadosa al querer publicar su contenido casi textual, acortando párrafos, me ha hecho descubrir otros significados. Si antes me vi envuelta por el argumento histórico y la realidad política, ahora profundicé en sus personajes. ¡Recomiendo su lectura o re-lectura!
Es una historia con hondura y con fuerza, que bucéa, a mi entender, en el complejo sustrato del ser.


Extractos/fragmentos con modificaciones: C.G.

                                                          PARTE PRIMERA

                                                          21 de marzo de 1927
                                                                             12 y media de la noche


Aquella noche en que el tiempo había dejado de existir, Chen escuchó el estrépito de los carruajes. Todavía había estrépito de carruajes allá, en el mundo de los hombres.

Aquel hombre que adivinaba, detrás de la muselina blanca del mosquitero del que emergía sólo aquel pie, debía morir, sin defenderse.
Aquel pie vivía, como un animal dormido.

Nauseado, Chen descubría en sí, no el combatiente que esperaba, sino a un sacrificador.
Bajo su sacrificio a la revolución surgía un mundo de profundidades...."Asesinar no es sólo matar..."

¿Cuál era la resistencia de la carne? Convulsivamente Chen se hundió el puñal que guardaba desnudo en su bolsillo, en el brazo izquierdo.
El dolor....la idea del suplicio seguro lo liberó por un segundo .....

Un solo movimiento, y el hombre quedaría muerto.
Matarlo no era nada: lo que resultaba imposible era tocarlo....tocar aquel cuerpo inmóvil.
...................................

.....tuvo la certidumbre de que aquel hombre estaba muerto....en la soledad de la habitación....allí no había más que silencio....Chen comenzó a temblar como una cuerda. Aquello no era miedo; era un espanto, a la vez atroz y solemne que no había vuelto a conocer desde su infancia: estaba solo con la muerte, solo en un lugar sin hombres, muellemente aplastado, a la vez, por el horror y por el placer de la sangre.

Chen salió....se encontró, de pronto, frente a Shanghai.


Army Tanks rolling through the streets of Shanghai, 1927 


Sacudida por su angustia, la noche bullía como una enorme humareda negra....abajo, muy abajo, las luces de medianoche ..... palpitaban con la vida de los hombres que no matan.

"Hay que escapar...."
Una sirena llenó todo el horizonte, más allá del río*: el relevo de los obreros de noche, en el arsenal. ¡Qué los imbéciles obreros fuesen a fabricar las armas destinadas a matar a quienes combatían por ellos! ¿Aquella ciudad iluminada continuaría poseída como un campo por su dictador militar, vendida hasta la muerte, como un rebaño, a los jefes de guerra y a los comercios de Occidente?

....la insurrección inminente que pretendía entregar Shanghai a las tropas revolucionarias no poseía doscientos fusiles. 
El muerto había negociado, momentos antes, la venta de armas con el gobierno.
El primer acto de los rebeldes debía ser desarmar a la policía para armar sus tropas.
Y para eso había vuelto a esa habitación de hotel, donde estaba el hombre que había matado minutos antes. Le sacó el documento y su billetera y se marchó .... _se esforzaba por caminar despacio.

                                                                                                                                 
                                                                                                                                  Una de la mañana 

Su angustia se debilitaba, volvía a encontrar a los hombres .....

En el extremo de la calle, las autoametralladoras, tan grises como los charcos, y los trazos claros de las bayonetas, llevadas por sombras silenciosas; el puesto, el final de la concesión francesa. 
Chen mostró su pasaporte falso, de electricista empleado en la concesión. El funcionario lo dejó pasar. ("Decididamente lo que acabo de hacer no se nota").

Delante de él, la avenida de las Dos Repúblicas, frontera de la mayor ciudad China.


Chen se ponía de acuerdo con su instinto, como adquiriendo una amistad súbita: aquel mundo nocturno, inquieto, no se oponía a su crimen.

Por fin, la tienda mugrienta. Golpeó el postigo. La puerta se abrió...los cuatro camaradas en mangas de camisa:
a la izquierda, muy orondo, Lu-Yu-Shuen, y la cabeza de boxeador inutilizado de Hemmelrich, rapado, con la nariz rota y los hombros hundidos. Detrás de la sombra, Katow, con su hermosa cabeza de Pierrot ruso_ojillos burlones y nariz al aire; condenado a cinco años de presidio en 1905, cuando, siendo estudiante de medicina, había tratado de derribar la puerta de la cárcel de Odesa. A la derecha Kyo Gisors...las comisuras caídas de su boca de estampa japonesa...su rostro mestizo (su madre era japonesa); él era uno de los organizadores de la insurrección y era hombre de gran valor y confianza para el comité central.

Invadidos por la necesidad de interrogar, todos miraron a Chen....pero no decían nada.

Chen podría informar a aquellos hombres; pero jamás podría explicarse.
"Nunca hubiese creído que fuese tan duro"_Eso es_dijo.
Y tendió la orden de entrega de armas (el documento robado).

Kyo leía el largo texto. _Sí; pero......
_Las armas no están pagas. Pagaderas a su entrega.

Chen sintió que la ira caía sobre él, como si hubiera sido estúpidamente robado.

_Creo que se podrá arreglar con los hombres de las secciones de combate_dijo Kyo.
_Con tal que podamos subir a bordo_respondió Katow_, todo marchará.

Kyo consultó su reloj; la una menos diez.
_Bien. Acabemos aquí, y larguémonos.
_Quiero ver a tu padre, Kyo_dijo Chen.
_¿Sabés que ESO será, sin duda, para mañana?

Todos sabían que era ESO: la llegada de las tropas revolucionarias a las últimas estaciones del ferrocarril, que debía determinar la insurrección.

_Sin embargo, quiero verlo.
_Ve esta noche; nunca duerme antes del alba.
_Iré a eso de las cuatro.

Por instinto, cuando se trataba de ser comprendido, Chen se dirigía a papá Gisors (padre de Kyo).

Chen se marchó, ya no tenía que hacer nada allí; Kyo estaba prevenido.
Los otros escucharon los discos falsos de enseñanza de idioma que escondían las órdenes.
El silbido del primer disco cubrió el segundo. Se oyó: enviar_; luego: treinta.

_Bueno. ¿Tienen que venir a buscar los discos esta noche?
_Los barcos partirán mañana, al amanecer, para Han-Kow....

Los discos silvadores utilizados por los revolucionarios eran expedidos por un barco; los discos de texto por otro.

"El día_pensaba Kyo_. ¡Cuántas cosas, antes de que llegue el día!..."
_Se necesitan voluntarios para las armas. Y algunos europeos, si es posible.
................
_Cada uno a su trabajo_pronunció Kyo_Katow y yo, a lo nuestro. Pasemos a buscar los tipos (entonces sabremos si atacamos mañana o no)....Ocurra lo que ocurra, lo esencial es cambiar el anclaje del barco. Así, si tratan de alcanzarlo, perderan por lo menos, tres horas antes de encontrarlo. Está en el límite del puerto.
...........................
_El capitán desconfiará.....
El semblante de Katow no expresaba casi nunca sus sentimientos: la alegría irónica subsistía en él. Sólo en aquel instante, el tono de la voz traducía su inquietud, cada vez más intensa.

_Conozco a un especialista en negocio de armas_dijo Kyo_. Con él, el capitán adquirirá confianza. No tenemos mucho dinero; pero podemos pagar una comisión.....nos servimos del papel para subir a bordo, y ya nos las arreglaremos después.

Kyo y Katow estrecharon fuertemente la mano a Hemmelrich. Salieron.
Abandonaron inmediatamente la avenida y entraron en la ciudad china....del lado de las concesiones_el enemigo. El prolongado grito de una sirena, el viento, que traía el rumor casi extinto de la ciudad en estado de sitio y el silbido de los vapores, que volvían hacia los barcos de guerra.
Bombillas miserables, callejones sin salida. En torno a las callejuelas unos muros de los que emanaba una eternidad sórdida. Oculto por aquellos muros, había medio millón de hombres: los de las hilanderías, que trabajaban durante 16 horas diarias, desde la infancia; el pueblo de la úlcera, de la escoliosis, del hambre.

Kyo pensó que había dejado de ver esas calles, no caminaba ya por el barro .....
Desde hacía más de un mes, que, de comité en comité, preparando la insurrección....la agitación de los millones de modestas vidas cotidianas desaparecía.

Después del fracaso de las sublevaciones de febrero, el comité central del partido comunista chino había encargado a Kyo la coordinación de las fuerzas insurrectas. En cada una de aquellas calles silenciosas, el número de militantes se había duplicado.

Kyo había organizado 192 grupos de combate de unos 25 hombres, todos provistos de sus jefes. Sólo aquellos jefes estaban armados. (Y había 300 revólveres en aquel Shang-Tung, que dormía con los ojos abiertos en medio del río chapoteante).

Los refuerzos que defendían Shanghai contra los revolucionarios venían de Nankín; los obreros ferroviarios habían decretado la huelga, los guardias blancos y los soldados del ejército gubernamental obligaban a los que apresaban a que condujeran los trenes militares, bajo pena de muerte.

_Uno de los obreros ferroviarios detenido ha hecho descarrilar el tren que conducía. Muerto.
_Que se generalice el sabotaje_dijo Kyo.
_Por todo acto de sabotaje, los guardias blancos fusilan ....
_El comité lo sabe. Nosotros fusilaremos también.

Katow y Kyo se separaron.
Katow iba a buscar a los hombres. Kyo tomó un taxi hacia el Black Cat. 
En el camino .... algunas patrullas de voluntarios europeos. "Las tropas de 8 naciones vigilan aquí_decían los periódicos.
Poco importaba; no entraba en las intenciones del Kuomintang atacar a las concesiones.

Kyo encuentra al barón de Clappique en el club de jazz, vestido de smoking.


El jazz estaba en el colmo de la nerviosidad. Desde hacía cinco horas mantenía, no la alegría, sino una embriaguez salvaje a la que cada pareja se aferraba ansiosamente.
En el fondo los clientes; a los lados las danzarinas profesionales: chinas, con sus vestidos de brocato; rusas y mestizas, con su ticket para el baile o para la conversación. Un viejo trasnochado no se atrevía a volver a su casa, negociantes próximos a la ruina, danzarinas y prostitutas. Irían a acostarse, anonadados, al amanecer_cuando el paso del verdugo comenzase de nuevo en la ciudad china.
La voz bufonesca, directamente inspirada por Polichinela*, parecía llegar de una columna. Por encima de una confusión de espaldas y de pechos, un Polichinela delgado y sin joroba, aunque con una voz muy apropiada, dirigía un discurso bufonesco, a una rusa quien le preguntaba:_¿es usted húngaro?
_De ningún modo. Soy francés. (¡Y me fastidia lo-ca-men-te!) Pero mi madre era húngara.

La mestiza filipina, sentada también a su mesa, escuchaba los cuentos de su familia.
Desvariaba, invadido por sus sueños, por el alcohol y por la calma súbita.

Kyo estaba decidido a no abordarle allí; esperaría a que saliese. Sabía que proposiciones debía hacerle; pero lo conocía mal, aunque su padre lo conocía bien; y peor aún en aquel papel.

El barón se despide de sus amigas y Kyo lo alcanza en el pasillo vacío.
Clappique lo reconoció. _¿Usted aquí? .... ¡Es inaudito! Pero ....
"¡Se pervierte usted, joven!"
_¡Bah! ....
Ya salían....dieron algunos pasos.....

_En el puerto_dijo Kyo_hay un vapor cargado de armas. _El Shang-Tung_. Hay una proposición del gobierno a 30 dólares por revólver. Yo tengo comprador a 35 más 3 de comisión. Aquí está el contrato. ¿Conoce usted al capitán?
_Lo conozco.
_Me avisará usted a mi casa cuando eso quede terminado.
_Entendido.

Mientras tanto Katow se encuentra en en tchon_una de las organizaciones de combate comunistas que Kyo y él habían creado en Shanghai.
Organizan las armas (granadas, revólveres, cartuchos) ....en cada una de las 40 habitaciones donde se preparaba la insurrección...._no hay pólvora.
Había que practicar tiro al blanco con los fusiles y las ametralladoras. Una vez que se apoderaran de los fusiles de la policía.
El peligro eran los tanques: se consideraban desarmados contra ellos.
Katow les enseñó a unir las granadas, disipó sus dudas y temores ..... la atmósfera quedó un poco menos pesada.

Después fue a reencontrarse con Kyo. Cada uno dió a conocer al otro lo que había hecho.
Entraron a una tienda de un comerciante de peces. Aquel almacén era una de las ochenta pertenencias del Kuomintang por las que transmitían las noticias.

_¿Oficial?
_Sí. El ejército está en Tcheng-Tcheu. Huelga general a las 12.

Kyo y Katow salieron y tomaron un taxi. Necesitaban los trajes de policía para los 12 hombres que tomarían el barco. Katow se ocuparía.


Kyo llega a su casa donde vive con su padre. El jardín, el hall, los cuadros de Song, unos fénix azules de Chandin, un Buda de la dinastía Ewi, una mesa de opio.....
Su padre estaba despierto; le contó de Clappique pero no de las armas. No quería comprometerlo. Aunque el antiguo profesor de sociología de la Universidad de Pekín, sustituído a causa de sus enseñanzas, había formado el mejor de los grupos revolucionarios de la China del Norte, no participaba en la acción.
Ese hombre de dedos delgados y manos bellas, de cabellos largos y mentón anguloso, desde hacia 20 años dedicaba su inteligencia a hacerse querer de los hombres justificándolos, y ellos le estaban reconocidos ante una bondad cuyas raíces no adivinaban nacidas en el opio. Se le atribuía la paciencia de los budistas; era la de los intoxicados.

Hablaron de Clappique, quien había sido el primer anticuario de Pekin. El hijo criticaba la manera desproporcionada con que gastaba el dinero, como si fuese rico.
_Si tiene necesidad de considerarse rico, ¿qué no intentará para enriquecerse?
_¿Para qué se gasta todo su dinero en una noche, si no es para hacerse la ilusión de que es rico?
_Su mitomanía es un medio de negar la vida, ¿no?; de negar y no de olvidar.
"Es como si hubiese querido demostrarme ayer que, aunque haya vivido durante dos horas como un hombre rico, la riqueza no existe. Porque entonces la pobreza no existe tampoco. Nada existe: todo es un sueño.

El padre justificaba a ese hombre que traficaba con las armas, quizá también con las drogas, que colaboraba con pequeños trabajos con una policía a la que detestaba. Un hombre sin profundidad .....

Kyo trató de descansar....Acostado, para tratar de debilitar su cansancio, esperaba...
No era él quien pensaba en la insurrección; era la insurrección la que pesaba sobre él, hasta el punto que ya no era más que inquietud y espera.
Al día siguiente. No: enseguida.
Cuestión de rapidez: desarmar a la policía, y con los 500 Máusers, armar los grupos de combate, antes que los soldados del tren blindado gubernamental entrasen en acción.
La insurrección debía comenzar a la una_la huelga general, por tanto, a las 12_, y era preciso que la mayor parte de los grupos de combate estuvieran armados.

Las masas se hallaban dispuestas.
La mitad de la policía, abrumada por la miseria, se pasaría, sin duda, a los insurrectos.

Quedaba lo otro. "La China soviética"_pensaba.
Victoria o derrota.
El destino del mundo, aquella noche, vacilaba allí.
A menos que el Kuomintang, después de tomada Shanghai, no tratase de aplastar a sus aliados, los comunistas .....


Se sobresaltó: la puerta del jardín se abrió.
¿Su mujer? .... Escuchaba: la puerta de la casa se volvió a cerrar.

May, entró. Su capuchón de cuero azul, de un corte casi militar, acentuaba lo que había de viril en su andar y hasta en su semblante_boca grande y sensual, nariz corta, pómulos abultados, propios de las alemanas de Norte, ojos muy grandes y transparentes.

_¿Es eso para ahora mismo, Kyo?
_Sí.

May era médica de uno de los hospitales chinos, pero venía de la sección de mujeres revolucionarias, cuyo hospital clandestino dirigía.

_Siempre la misma cosa, ¿sabés? Acabo de ver a una muchacha de 18 años que ha intentado suicidarse  con una hoja de afeitar ..... la obligaban a casarse con un bruto respetable ..... La madre iba detrás: una sombra minúscula, que sollozaba, como es natural ..... Cuando le hice saber que su hija no se moriría me dijo: "¡Pobrecilla! Sin embargo, casi sería una suerte para ella que se muriera ..."
Una suerte .... Eso dice más que nuestros discursos acerca del estado de las mujeres aquí ....


Alemana, aunque nacida en Shanghai. Doctora de Heidelberg y de París, hablaba el francés sin acento extranjero.
Arrojó su boina sobre la cama. Sus cabellos ondulados echados hacia atrás.
Él sintió deseos de acariciarlos.
La frente muy despejada, tenía también algo de masculino; pero, desde que había cesado de hablar, se feminizaba.... el abandono de la voluntad dulcificaba sus facciones, porque el cansancio las distendía.

Aunque ella no era muy bonita, él pensó modificando la frase de Otelo: "¡Oh querida guerrera mía!..."

_En el hospital_dijo ella_han entrado esta noche unas 30 mujeres jóvenes de la propaganda, escapadas de las tropas blancas .... Heridas. Cada vez ocurre esto con más frecuencia. Dicen que el ejército está muy cerca. Y que hay muchos muertos .......
_Y la mitad de las heridas morirán ..... El sufrimiento no puede tener sentido más que cuando no conduce a la muerte, y conduce a ella casi siempre.
May reflexionó.
_Sí_dijo, al fin_, Y, sin embargo, quizá sea esa una idea masculina. En mi opinión, para la mujer, el sufrimiento más hace pensar en la vida que en la muerte .... A causa de los partos, quizá ....

_Es preciso que te diga una cosa que acaso te moleste un poco ....


Él la interrogó con la mirada. May era inteligente y valiente; pero, con frecuencia, torpe.
_Acabé por acostarme con Langlen, esta tarde.

Kyo se encogió de hombros, como para decir: "¡Allá tú!" Pero su gesto y la expresión violenta de su rostro se compaginaban mal con aquella indiferencia.
Ella lo contemplaba, extenuada, con los pómulos acentuados por la luz vertical.
También él contemplaba sus ojos sin mirarla, sumidos en la sombra, ...... y no decía nada.
Se preguntaba si la expresión de sensualidad de su semblante vendría de .......

Ella se sentó en la cama y luego le tomó una mano. A él le faltó poco para retirarla, pero la dejó. May notó, sin embargo, su movimiento.

_¿Te disgustó?
_Ya te he dicho que eres libre ..... No pido demasiado_añadió, con amargura.
"Eres libre_repitió_. Lo demás, poco importa."
_En fin, yo debía decírtelo. Hasta por mí.
_Sí.


Continuaba, sin embargo, contemplándola, para darle a entender que ella podía hacerle sufrir, pero que, desde hacía unos meses, la contemplase o no, ya no la veía; algunas expresiones, a veces .... Aquel amor, frecuentemente crispado, que los unía ...... ; aquel sentido común de su vida y de su muerte; aquella correspondencia carnal entre ambos, nada de todo aquello existía frente a la fatalidad que decolora las formas de que están saturadas nuestras miradas. "¿La amaré menos de lo que creo?"_pensó. No. Hasta en aquel momento estaba seguro de que, si ella muriese, él no servirá ya a su causa con esperanza, sino con desesperación, como un muerto.

Kyo hacía un esfuerzo intenso para rechazar los pensamientos odiosos o bajos, listos para justificar y alimentar su cólera. Y la miraba; la miraba como si aquel semblante hubiera debido volver a encontrar, por el sufrimiento que infligía, toda la vida que él había perdido.

_Pero, Kyo, precisamente era hoy cuando eso no tenía importancia ..... y .....
Iba a añadir: "él lo deseaba tanto". Frente a la muerte, aquello suponía tan poco....

_Kyo, voy a decirte algo singular, y que es verdadero, sin embargo.... Hasta hace cinco minutos, creí que te sería igual. Quizá eso me hacía creerlo .... Hay llamadas, sobre todo cuando se está tan cerca de la muerte (es de las otras de las que yo tengo costumbre, Kyo ....) que no tienen nada que ver con el amor ......

Sin embargo los celos existían, tanto más turbios cuando el deseo sexual que ella le inspiraba descansaba sobre la ternura.
Con los ojos cerrados, todavía apoyado sobre el codo, trataba_triste oficio_de comprender.
Su herida venía en primer lugar de que atribuía al hombre que acababa de acostarse con May (¡sin embargo, no puedo llamarle su amante!) desprecio hacia ella.

Era uno de los antiguos camaradas de May; apenas él lo conocía. Pero conocía la misoginia fundamental de casi todos los hombres.


Para May, la sexualidad no comprometía a nada. Era preciso que aquel tipo (el que se acostó con su esposa) lo supiese. Que se acostase con ella, bueno; pero que no se imaginara que la poseía.

Pero no podía hacer nada, y aquello no era lo esencial: lo sabía.
Lo esencial; lo que le trastornaba hasta producirle angustia, era que, de pronto, se había separado de ella, no por odio_aún cuando existiese el odio en él_; no por los celos (¿o es que, precisamente, aquello eran celos?), sino por un sentimiento sin nombre, tan destructor como el tiempo y la muerte: no acertaba con ello.


¿Qué ser humano era ese cuerpo deportivo y familiar, ese perfil perdido....?
¿Quién era su mujer? ¿La que acababa de copular? .... Pero, ¿no era, también, la que soportaba sus debilidades, sus dolores, sus irritaciones; la que había cuidado con él a sus camaradas heridos, velado con él a sus amigos muertos? .......

La suavidad de su voz todavía en el aire. No se olvida lo que se quiere.

Se le escapaba por completo. Y, a causa de ello, quizá, la llamada rabiosa de un contacto intenso con ella le cegaba; cualquiera que fuese .....

Se levantó, se acercó a ella. Sabía que se hallaba en un estado de crisis....estaba frente a ella como ante una agonía; y, como hacía una agonía, el instinto le impulsaba hacia ella: tocar, palpar, retener a los que nos abandonan, aferrarse a ellos ....¡Con qué angustia le contemplaba ella ....!
La revelación de lo que quería cayó, por fin, sobre él; acostarse con ella; refugiarse allí ....

Desde que su madre había muerto, May era el único ser para quien él no era Kyo Gisors, sino la más estricta complicidad.
"Una complicidad consentida, conquistada, elegida"_pensó.
"Los hombres no son mis semejantes; son los que me ven y me juzgan; mis semejantes son aquellos que me aman y no me miran; los que me aman contra todo; los que me aman contra la decadencia, contra la bajeza, contra la traición; a mí, y no lo que yo haya hecho o haga ..... Sólo con ella tengo en común este amor, desgarrado o no, como otros, juntos......

Sólo para May no era lo que había hecho; sólo para él, ella era otra cosa completamente distinta de su biografía. El abrazo, mediante el cual el amor mantiene a los seres unidos el uno al otro contra la soledad, no era al hombre al que proporcionaba su ayuda; era al loco, al monstruo incomparable .....

Aquello no era, por cierto, la felicidad; era algo primitivo que concordaba con las tinieblas y hacía subir hasta él un calor que acababa en una opresión inmóvil, como de una mejilla contra otra mejilla_la única cosa en la que él era fuerte como la muerte.


Un llamado los interrumpe.
Demasiado pronto para Kaow. ¿Estaría descubierta la insurrección?
Llamaron de nuevo.
Kyo extrajo su revólver de debajo de la almohada, atravesó el jardín, y fue a abrir, en pijama.
No era Katow.
Era Clappique que continuaba vestido de smoking.
_¿Qué hay?
_Ante todo le devuelvo su documento: aquí está. Todo marcha bien, el barco ha salido; va a anclar a la altura del consulado de Francia, casi al otro lado del río.
_¿Dificultades?
_Ni una palabra. Antigua confianza. En estos asuntos, joven, la confianza es tanto mayor cuanto menos razón se tiene .....
Kyo pagó la comisión convenida. El barón dió media vuelta y salió.

Oyó una tos, y la reconoció: Katow; todos se apresuraban esa noche.
_Todo va bien. ¿Y el barco?
_Frente al consulado de Francia. Lejos del muelle. Dentro de media hora.
_El vapor y los hombres están a cuatrocientos metros de allí. ¿Vamos?
_¿Y los trajes?
_No se necesitan. Los tipos están completamente listos.

Volvió a entrar y se vistió en un instante: pantalón y tricota.
Estaba listo.
May le tendió los labios.
El espíritu de Kyo quería besarla; su boca, no.
La besó, por fin, mal. Ella lo miró con tristeza, con los párpados abatidos; sus ojos plenos de sombra.
Kyo salió.
Caminaba al lado de Katow, una vez más. No podía, sin embargo, librarse de ella....No la conozco. No la conozco. No la conozco más que en la medida en que la amo, en el sentido en que la amo.
No se posesiona uno de un ser, sino de lo que cambia en él, dice mi padre.....


                                                                                                                         4 de la mañana

En casa de Gisors:

_Es bueno que existan la sumisión absoluta de la mujer, el concubinato y la institución de las cortesanas. La mujer está sometida al hombre, como el hombre está sometido al Estado.
Aquel hombre aferrado a su pasado era un chino muy viejo visitante de Gisors.

Se va y entra el joven Chen; el viejo Gisors estaba ansioso de volver a ver a su antiguo alumno.
_Yo he sido quien ha matado a Tang-Yen-Ta_dijo._Estoy extremadamente solo.

Gisors estaba turbado. No quería responder por medio de prejuicios, no podía hacer otra cosa que aprobarlo. Le costaba, no obstante. "He envejecido"_pensó.

Que Chen recurriese a él, no le extrañaba: había sido durante años, su maestro, en el sentido chino de la palabra.
Desde que sus padres habían muerto, Gisors era, sin duda, el único hombre del que tenía necesidad Chen.
Los demás terroristas los sabían, sí, pero no que había sido la primera vez que había matado a alguien.

_Crees que ya no saldrás de eso ....y es contra esa .... angustia, contra la que vienes a .... defenderte junto a mí.
_Una angustia, no_dijo, por fin, Chen entre dientes_. ¿Una fatalidad?
_Entonces hay que pensar en ella y llevarla al extremo. Y si, quieres vivir con ella ....
_Pronto me matarán.

Ya nada podía decir Gisors: cada palabra habría tenido un sentido falso, frívolo, imbécil.
_Gracias_dijo Chen, y se marchó.

Gisors pensaba en su hijo, ¿qué sabía en realidad de él? Un deseo intenso de volver a verlo le invadió.
Chen había entrado al mundo del crimen, entraba a la vida terrorista como en una cárcel.
Podría ser apresado, torturado y muerto. Mientras tanto, sus ideas le hacían vivir.... pero iban a matarle.

Y precisamente por esto era por lo que Gisors sufría.
Kyo, su hijo, impulsaba a matar, estaba en su papel. Estaba bien hecho. Pero se hallaba espantado ....
Comprendía qué mal había ayudado a Chen .... no había sido capaz de darle lo que necesitaba. ¡Cuán solitario es el crimen!
Kyo se alejaba de él.
"No existe conocimiento de los seres".
Los recuerdos permiten conocer a los hombres. ¿A Chen lo conocía?
La primera educación de aquel adolescente huérfano había sido religiosa. Sus padres habían muerto en el saqueo de Kalgan.
Luego el tío, para nada de acuerdo con la educación que un pastor luterano le estaba dando, con la idea del infierno sobre todo, con el conocimiento de Cristo, pero no de Satanás ni de Dios .... él que lo había enviado con los misioneros para que simplemente aprendiese inglés y francés .... se espanta ante la clase de sobrino que encuentra.
Lo llama a su casa y a la semana siguiente lo envía a la Universidad de Pekín.

Gisors pensaba en todo eso y en lo que se había convertido, en su espíritu religioso. Porque Kyo, su hijo, jamás lo tuvo.
"¿Porqué tendré la impresión de conocerle mejor que a mi hijo?"

Era que veía mucho mejor en que lo había modificado con sus enseñanzas.
Sabía que Chen no podría vivir de una ideología que no se transformase inmediatamente en actos.
En cuanto a sus creencias cristianas, le había opuesto otras formas de grandeza; la fe se le había desvanecido entre los dedos a Chen, poco a poco, sin crisis, como si fuese arena.
¿Qué hacer de un alma, no existiendo ni Dios ni Cristo?

Aquí Gisors pensó en su hijo indiferente al cristianismo. La educación japonesa ( Kyo había vivido en Japón desde los 8 años hasta los 17) le había impuesto la convicción de que las ideas no debían ser pensadas, sino vividas. Kyo había elegido la acción de una manera grave y premeditada. Había abandonado a su padre y vivido en Cantón y en Tientsin .... la vida da las maniobras y de la excitación de los coolies para organizar los sindicatos.


los coolíes eran peones mal pagos, casi exclavizados, viviendo en condiciones deplorables

Chen_ habiendo sido apresado su tío, y no habiendo podido pagar su rescate, por lo que fue ejecutado_se había encontrado a los 24 años, sin dinero, y con unos diplomas sin valor. Trabajó como chofer de camión y en otros trabajos sin importancia. Todo lo precipitaba hacia la acción política: la esperanza de un mundo diferente. Eso daba un sentido a su soledad. 

En cambio en Kyo todo era más simple. El sentido heroico se le había dado como una disciplina, no como una justificación de vida. Su vida tenía un sentido, y él lo conocía; poner a cada uno de aquellos hombres, a quienes el hambre, hacía morir como una peste lenta, en posesión de su propia dignidad.
Él era uno de ellos: tenía los mismos enemigos. "No hay dignidad posible ni vida real para un hombre que trabaja 12 horas al día, sin saber para que trabaja."

Gisors .... desde la partida de su hijo, no había servido más que para justificarlo. En cada estudiante al que le daba clases, veía a su hijo. Cuando les decía: "el marxismo no es una doctrina; es una voluntad; es, para el proletariado y los suyos, vosotros, la voluntad de conocerse, de sentirse como tales, de vencer como tales; no debéis ser marxistas para tener razón, sino para vencer sin traicionaros".

Se levantó, abrió el cajón de la mesa baja donde guardaba su platillo de opio.....tenía 70 años ....su sentido tan puro del arte chino ...... que 30 años antes había sabido tan bien aprovechar con sens de bonheur_no era más que una delgada cubierta bajo la cual despertaban, como perros ansiosos que se agitaran al final del sueño, la angustia y la obsesión de la muerte.

La edad no había extinguido su pasión por el mundo y por los hombres.
Cinco bolitas. Desde hacía algunos años, se limitaba a ellas, no sin pena; no sin dolor, a veces.
Se sentía penetrar, por su conciencia intrusa, en un dominio que le pertenecía .... donde nadie vendría nunca a unírsele.
Todo se sumergía con lentitud hacia un universo liberado. Se acordó de un lago, de los vastos campos de nenúfares, del perfume de las maderas olorosas que ardían, se perdían ahora los campesinos recogiendo en su abanico todo el agobio del mundo, pero un agobio sin amargura, llevado por el opio a una pureza suprema. 
Con los ojos cerrados, Girors contemplaba su soledad: una desolación que se unía a lo divino, al mismo tiempo que se ensanchaba hasta lo infinito aquella estela de serenidad que recubría suavemente las profundidades de la muerte. 

                                                                                                                         4 y media de la mañana
                                                                                                                         (ya termina la 1era parte)

Vestidos ya como soldados del gobierno, con los capotes sobre las espaldas, los hombres descendían, uno a uno, al vapor, balanceados por los remolinos del río.

_Dos de los marinos son del partido. Habrá que interrogarles, deben saber donde están las armas_dijo Kyo a Katow.

El vapor se separó del muelle, tomó finalmente impulso y desapareció detrás de un junco.
Mientras avanzaban, Katow no apartaba la vista del Shang-Tung, que parecía aproximarse poco a poco.....el recuerdo que acudía a él tomaba poseción de su espíritu. Sobre el frente de Lituania, su batallón había sido apresado por los blancos. Los hombres desarmados estaban alineados en la inmensa llanura de nieve.
"_¡Qué los comunistas salgan de las filas!" La muerte; lo sabían.
"_¡Quitaos las túnicas!"  "¡Cavad la fosa!"
La cavaban con lentitud.
Los guardias blancos con un revolver en cada mano.
El silencio no tenía límites; tan vasto como aquella nieve, que se perdía de vista.
Detrás de ellos, más allá de sus camaradas, mujeres, niños, viejos de la aldea estaban amontonados, a medio vestir, envueltos en unas mantas, movilizados para que presenciaran aquel ejemplo.



"_¡Quitaos los pantalones" Porque eran escasos los uniformes. Los condenados vascilaban, a causa de las mujeres. "_¡Quitaos los pantalones!" Las heridas habían aparecido, una a una, vendadas con arapos, .... casi todos estaban heridos en las piernas.
Muchos doblaban los pantalones ..... Se habían alineado de nuevo, al borde de la fosa esta vez.





Estornudaban sin cesar, unos después de otros, y aquellos estornudos eran tan intensamente humanos, en aquel amanecer de ejecución.....que los soldados esperaban, esperaban a que la vida fuese menos indiscreta.









Al día siguiente los rojos recuperaban la aldea: 17, mal armados, entre ellos Katow.

Aquellas sombras estaban allí, en la lluvia y en la noche china, frente a la sombra del Shang-Tung.

Si el capitán pedía el dinero que no tenían ..... Katow de un salto estaba en la escalera.
_¿El documento?_preguntó el hombre del saltillo, quien permaneció con el revólver empuñado.
Era preciso, pues, que el capitán reconociese su propio documento; era probable que lo hubiese hecho cuando Clappique se lo había comunicado.
Volvió el mensajero. "_Puede usted subir."
Uno de los hombres que hablaba inglés, abandonó el vapor, y siguió al mensajero que lo condujo adonde estaba el capitán: un noruego con la cabeza rapada.

_Venimos a recoger las armas_dijo el teniente en inglés.
Los generales habían pagado siempre las armas, la venta de éstas habían sido negociadas clandestinamente......

_Well! Aquí está la llave.
En el mismo instante oyó; detrás de él: "¡Arriba las manos!"  Katow le apuntaba.
El capitán ya no entendía nada. Las cajas de armas no valían lo que su vida. "Un viaje que habrá que pasar a pérdidas y ganancias."
Ataron fuertemente al capitán, .... empezaron a trasladar las cajas con las armas. Cuando estuvo la última caja en el vapor, amenazaron al capitán para que no se moviese, y se marcharon todos, los revolucionarios y los dos del barco que eran los informantes. Se cambiaron los trajes, encantados pero ansiosos.
Allí les esperaba un camión con Kyo. _¿Qué hay?
_Nada. Negocio de principiantes.
El reparto de armas determinado por Kyo fue llevado a cabo; algunas a las organizaciones de combate secundarias.
Tenían que visitar más de 20 puestos.
No tenían que temer más que la traición: aquel camión ruidoso, conducido por un chofer con uniforme gubernamental, no despertaba desconfianza alguna.
El día llegaba.


                                                                                                                            Fin de la primera parte.



-Aclaración: los personajes de esta primera parte están definidos, el argumento trazado; si bien es un extracto de texto, he intentado mantener el clima y el argumento; de todas maneras, desde ya, aliento a leer la novela completa.
Por ahora la obra está en escena.....

Personajes destacados de esta primer parte:

*Chen: el joven que debe asesinar a un hombre por la causa, por su compromiso político; sus planteos sobre ese acto terrible; esos actos que no traspasan el rostro; su soledad; cuenta con el consejo adulto y protector de Gisors, el anciano.
*Kyo: el jefe y coordinador de la insurrección; creo que todo lo realiza con poder y voluntad, sobre los demás y sobre sí mismo; es el héroe.
*Barón de Clappique: aristócrata extravagante; en ese mundo grave y profundo, él representa el humor, el absurdo, es casi como un respiro (aunque quede feo decirlo), aligera el ambiente con su irresponsabilidad; es mentiroso, inventa historias y se inventa a sí mismo; también es refinado y excéntrico, vive con poco como si tuviese mucho.
Dicen que el mismo Malraux fue a la vez Chen y Clappique.
*Polichinela: personaje burlesco de las farsas; el nombre proviene de Paolo Cinelli, comediante italiano del siglo XVI; se los relaciona con Clappique.
*Katow: el ruso; gran determinación, él es "la revolución", un hombre de acción; recuerda los enfrentamientos en Rusia, su lucha; el Ejército Rojo, con los izquierdistas y grupos revolucionarios, y el Ejército Blanco con muchos aliados extranjeros.
*May: esposa de Kyo; la médica sensible al sufrimiento de los demás, ama a su marido, es capaz de sacrificarlo todo por él y por lo que cree; es sensual sin proponérselo, atrae por su fuerza y convicción.

-Información: en marzo de 1927, los obreros de Shanghai, China, se alzaron en una insurrección triunfante que tomó el control de la ciudad, en un momento en que toda China se veía envuelta en una agitación. Un mes más tarde esa insurrección resultó completamente aplastada por las fuerzas de Kuomintang, el Partido Nacionalista dirigido por Chiang Kai-chek, héroe de la Revolución Nacional China.

*La ciudad de Shanghai está dividida en dos por le río Guangpu, uno de los afluentes del Yangtze.

Fotos: por supuesto no son del libro, las busqué para ilustrar mejor "el ambiente"; Lituania, fotos de archivo histórico, e imágenes; mis libros.

http://www.gutenscape.com/documentos/8eb0eadf-47b2-48fb-9e12-0ad85bc6f9d3.pdf: en este sitio pueden leer el libro completo.











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Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
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