sábado, 16 de febrero de 2013

DESPUÉS DEL ALMUERZO, FINAL DEL JUEGO, JULIO CORTÁZAR





DESPUÉS DEL ALMUERZO


PARTE 3 del libro Final del Juego (1956)


2do cuento





un joven protagonista frente a la realidad de tener un hermano distinto
una sociedad prejuiciosa; creo que ha cambiado, faltaría que fuese un poco más colaboradora


Aunque nos debe llamar la atención que el autor en ningún momento hace hablar o intervenir a "los que miran raro", sino que todo parte de la percepción del joven protagonista.
Esa mirada de los demás es quizá lo que más le pesa.


-Recomiento leer el cuento completo antes de leer mi comentario, gracias.
Lo encontrarán facilmente en la web, o mejor aún si lo leen de un libro, ya sea papel o electrónico (eBook).
-Aquí les dejo uno de los sitios: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/despues.htm


-Mi comentario:


-El argumento me hizo acordar a una muy buena novela: La soledad de los números primos, de Paolo Giordano. Ya ustedes verán porque.
Los que no la leyeron todavía, se las recomiendo.
¿Se habrá inspirado el joven escritor turinés en Mattia (uno de los protagonistas de la novela) y en lo que a él le sucede con la hermana?


-En este cuento de seis páginas, el que nos habla, deduzco que es un joven, o un chico grande, del que tampoco conozco el nombre ni voy a saber como es físicamente.

Narración en 1era persona. El narrador es el protagonista. Transcurre en Buenos Aires de una manera cronológica, no hay analepsis/flashback como en el cuento anterior.

El título ya lo tenemos en la primera frase, o sea que aquí no encierra ningún misterio.

Pero sí hay algo que despierta mucha curiosidad:

Después del almuerzo, ..... vinieron papá y mamá a decirme que esa tarde tenía que llevarlo de paseo.


Y resalté "llevarlo" porque ese sí será "el misterio".


Nuestro narrador no desea obedecerlos. No le gusta salir con "él", pero no puede enfrentar a su padre. La madre: calladita.

Se viste, y a las dos de la tarde, está listo para ir a buscarlo a la pieza del fondo.

Tía Encarnación es la única que parece darse cuenta de la situación, se lo demuestra con la caricia en la cabeza y el billete que le pone, cómplice, en el bolsillo:

_Para que te compres alguna cosa. Y no te olvides de darle un poco, es preferible.


Y allí empieza un .... recorrido o "peregrinaje" de los dos.
Cumplir con el mandato: llevarlo de paseo.


El esfuerzo físico y mental del joven protagonista, la carga psicológica (¿infundida por los padres al darle esa responsabilidad?), los "malos" sentimientos que esa carga despierta en el "hermano responsable".


Todo esto:
desde el caminar por las veredas con baldosas rotas y mojadas, teniendo que cuidar que no de rienda suelta a sus caprichos de querer mojarse pisoteando, a limpiarlo empapando su pañuelo y ensuciándolo de barro y pedazos de hojas secas; desde soportar las miradas curiosas, a obligarlo a que se quedara a su lado, que no se escapara, a disimular todos estos actos.
Todo esto iba gestando ,o despertando quizá, esos sentimientos que son para ocultar. Esa "molestia" .....


Además yo estoy acostumbrado a andar por las calles con las manos en los bolsillos del pantalón, silbando o mascando chicle.


Luego el viaje en tranvía que los llevaría al centro.
La suerte o no de encontrar un asiento para los dos, vigilarlo, la mirada de los pasajeros y del guarda, el miedo por lo que podría suceder, la preocupación que no le daba tregua. Las ganas de hacer lo que tuviese ganas.


Si yo hubiera viajado solo me habría largado del tranvía para seguir a pie hasta el centro.


Pero eso era impensado, tendrían que llegar lo más cerca posible de Plaza de Mayo, un buen lugar para estar con él, sentarse allí, sin peligros, hasta la hora de volver a la casa. A menos que ....


Yo no sé en que momento me vino la idea de ......


Lo que sucede de ahí en más, lo que hace, lo que llega a pensar de los padres.
Y después de todo lo hecho ese ..........


No me acuerdo muy bien de lo que pasó en ese rato ....pero lo cierto es que estaba sudando 


Y necesitó sacar su pañuelo para secarse. Cuando lo hizo, se arañó el labio con una hoja seca del pañuelo sucio, ese mismo con el que lo había limpiado unas horas antes, a él, ¡esa hoja! esa hoja que creo, lo trae a la realidad, a esa otra realidad.



-Me gustó: 


Cómo nosotros los lectores tenemos que reconstruir la historia.
El tema del hermano que debe cuidar al otro (suponemos hermano), por necesitar de ayuda.
En este caso, adivino, un hermano con síndrome de Down, pero no necesariamente, puede ser otra discapacidad.
La presión de los padres, increíble que con tan solo unas líneas uno ya tiene la imagen:

papá se puso a mirarme de esa forma que no puedo resistir....

La falta de diálogo, como si ya fuera un adulto capaz de comprender todo. De lo que no se habla en una casa.

mamá en esos casos no dice nada y no me mira ....


Y lo que más me gustó, es con que sutileza, a la vez  con que claridad, es tratado el proceso interno del joven: desde sus sentimientos de bronca-odio a sentirse feliz; desde desconfiar de "la incapacidad" del hermano (no sabe si "se hace"), a ayudarlo y atenderlo todo el tiempo; desde su culpa, "lo abandoné", a la comprensión hacia sus padres ( a los que un momento antes quiso ver muertos), "los padres siempre están contentos de esas cosas", y quizá a ellos también les hubiese sucedido de "encontrar una hoja en el pañuelo que les lastimara la cara", que los trajera a la realidad, de la que se habían permitido escapar unos minutos.
El protagonista sale de sí, se corre y piensa en ellos con más generosidad.


El otro tema, el prejuicio de una sociedad que creo ha cambiado bastante. Felizmente.
Aunque al charlarlo con otro lector (A.G.), me daba otra mirada: esas miradas prejuiciosas todavía existen, los que cambiamos somos nosotros, con una mirada más adulta y evolucionada.

En fin, un cuento de una gran realidad.
Lo que aquí se describe, a lo que se le da importancia, es a las acciones y pensamientos del protagonista, todo lo demás lo ponemos nosotros los lectores.


No hacen falta muchas palabras para relatar una situación tal, para un gran escritor que nos deja un mensaje. Para mí, de compromiso y esperanza.

                                                                                        C.G.









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