miércoles, 13 de marzo de 2024

«Sobre la lectura», Marcel Proust

Sobre la lectura

[«Sur la lecture», 1905]

Marcel Proust 

[1871-1922, París, Francia]


Libros del Zorzal


Marcel Proust publicó por primera vez Sobre la lectura [Sur la lecture] en la revista La Renaissance [1905], luego fue el largo prefacio de Sésamo y los lirios [1865], un libro de John Ruskin [1819-1900] —estudio que el escritor británico hizo sobre la lectura [1868] —donde Proust no ahorra sus diferencias.
Finalmente, volvió a publicarlo en 1919, con otro título, Pastiches et Mélanges.

Así comienza este inspirador ensayo. Recuerdos íntimos de un lector, sus gustos, los ambientes, el lugar que ocupa la lectura en la vida de las personas, todo sobre los libros y la lectura, en solo 67 maravillosas páginas:

Il n´y a peut-être pas des jours de notre enfance que nous ayons si pleinement vécus que ceux que nous avons cru laisser sans les vivre, ceux que nous avons passés avec un livre préferé.




No hay quizá días de nuestra infancia que hayamos vivido tan plenamente como aquellos que pasamos con uno de nuestros libros preferidos.




La lectura que no quiere ser interrumpida. Concentración. Gimnasia intelectual. Historias que quedarán grabadas. Horas apacibles e inviolables. Y si alguien altera este aislamiento necesario, volvemos rápidamente a traer de la lejanía esas últimas palabras que nuestros ojos ya leyeron. Y retomamos. 

El niño que recuerda vive en París pero pasa largas temporadas en Combray, Baja Normandía, en casa de sus abuelos. Valora la intimidad de su cuarto. Los objetos que lo pueblan, la vida silenciosa y diversa que allí tiene, el misterio, una suerte de capilla, con el sol entrando en lo alto de las ventanas y el eco de las campanas que llegan. 
Piensa en la Primavera de Botticelli y en William Morris, la belleza inútil... nada inútil puede ser realmente hermoso. 

Sobre la lectura es uno de los textos más exquisitos que he leído. 
Podemos elogiar la lectura de diversas maneras, seguramente lo hemos hecho. Lo lectores tenemos ese hábito. Queremos «arrastrar» a todo el que se nos acerca a este placer —formación de la persona por añadidura. 
Este libro tan pequeño, sustituye las palabras que podríamos usar en esos casos de la mejor manera, y constituye todo un estímulo. 
Con el plus de saber que, tanto por su estilo como por sus ideas, es la antesala de En busca del tiempo perdido, la gran obra de Proust.

El lugar donde se lee tiene gran importancia para Proust, y seguramente para William Morris, en este libro varias veces nombrado. 
Un lugar donde todo será creación, un cuarto o un parque donde vidas diferentes a las nuestras tendrán su lenguaje, donde no hay pensamiento consciente, donde la imaginación se exalta y cada ruido no sirve más que para revelar el silencio, donde, sin quererlo, la persona posa como un modelo. Y nos gusta mirarlo.




Acá, Julia, con su lectura antes de dormir, en la familiaridad de su cuarto —encantadoras lecturas de infancia.
No importa si sucede en Combray o Chattanooga o Mar del Plata —distancias de almas que no se miden por kilómetros o millas—, se es amo y señor de esta vida secreta que se construye, íntima, encerrada para siempre, creando el recuerdo que buscará volver en algún momento impensado.

El lector se demora por muchos caminos. Caminos que se desvían y recrean, en su espíritu, es el acto psicológico llamado lectura, con una fuerza suficiente como para seguir con las reflexiones.
Y acá me detengo, para que sean ustedes los que tengan el placer de descubrir a Ruskin y su Life and Work y Sésamo y lirios, el valor de los libros y de las bibliotecas públicas. O a Descartes y frases como esta: «La lectura de todos los buenos libros es como una conversación con las personas más interesantes de los siglos pasados que fueron sus autores».

La lectura, esa compulsión deliciosa, impulso exterior, motor del pensamiento y creación propia, horas vividas plenamente, hasta podrán parecer, ante los demás, dejadas de vivir. Pero no, porque no reemplaza la vida. Sí nos da herramientas, o nos ayuda a descubrir las que ya tenemos. Nos saca de la haraganería de pensar, del estancamiento de las ideas. Nos despierta a la vida personal del espíritu. 

Proust acá cita a un escritor que le gustaba leer una bella página antes de ponerse a trabajar, también a Emerson, quien leía a Platón antes de escribir su propia obra, y a Dante, conducido por Virgilio hasta el mismo umbral del paraíso. 
Victor Hugo leía a Molière, Horacio, Ovidio,... Daudet a Pascal, Montaigne, Diderot,... Y así podría uno seguir, y extenderlo a todas las artes, pintores consagrados que van al Louvre o músicos que releen antiguas partituras. Rescatar lo mejor del pasado.

Resume la tesis de Ruskin con una frase de Descartes: «La lectura de todos los buenos libros es como una conversación con las personas más interesantes de los siglos pasados que fueron sus autores». Y desarrolla el concepto de la limitación que tenemos para elegir a nuestros amigos... Sin embargo, cuán gratificante, dice Ruskin, es conversar con personas mucho más sabias e interesantes, los autores en sus obras.
Según Proust, Ruskin no quiso ir al corazón mismo de la lectura. Y recatar el poder de la inspiración, ese fecundo trabajo sobre uno mismo.

El libro no es en sí mismo un ídolo inmóvil, sino un amigo, el ángel que se vuela después de habernos abierto las puertas... no es bueno ese respeto fetichista que algunos practican, es insano. 




Encontrar algunos trazos de nuestro propio pensamiento, ¡qué felicidad! No se trata de leer miles de libros, sino de leerlos y elegirlos bien. Proust cita a Schopenhauer: «Compilar no es mi meta».

Termino con un párrafo que engloba y cierra muy bien los conceptos tan ricos que van a encontrar:

Un espíritu original logra subordinar la lectura a su actividad personal. Se trata para él de la más noble de las distracciones, la más enaltecedora, ya que solamente la lectura y el saber otorgan los «buenos modales» del espíritu. El poder de nuestra sensibilidad e inteligencia no podemos desarrollarlo más que en nosotros mismos, en las profundidades de nuestra vida espiritual. 

Espero que quieran leer este hermoso libro. Les aseguro que es para leer y releer. Encontrarse con Marcel Proust y con autores con mayúscula, con todo su fino espesor, a los que nunca deberíamos ignorar. 

Hasta el próximo encuentro,

Cecilia Olguin Gianelli

Notas 

- Sur la lecture, Marcel Proust:
https://beq.ebooksgratuits.com/auteurs/Proust/Proust-lecture.pdf

- Vivre comme on lit. Sur la lecture, Marcel Proust:
https://books.openedition.org/pufr/9876?lang=es#:~:text=La%20lecture%2C%20activit%C3%A9%20contrari%C3%A9e%2C%20exige,au%20monde%2C%20active%20et%20cr%C3%A9ative.

- Marcel Proust. Días de lectura:
https://ministeriodeeducacion.gob.do/docs/biblioteca-virtual/xChS-proust-marcel-dias-de-lecturapdf.pdf

- Sobre la lectura, Marcel Proust:
https://www.actualidadliteratura.com/wp-content/uploads/2009/01/marcel-proust-sobre-la-lectura.pdf

- Audiolibro:


https://www.youtube.com/watch?v=udCD_6uL0zU



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