jueves, 4 de febrero de 2016

«Entre actos», Virginia Woolf


Entre actos / Between the acts

1941

Virginia Woolf

25 de enero de 1882, Kensington, Londres, Reino Unido

28 de marzo de 1941, río Ouse, Reino Unido



Una pluma azul volando en el aire asciende, y paciente, se esconde... hasta allá, para perder lo que aquí nos ata.
 

Lumen narrativa, 2009. Traducción: Andrés Bosch



La novela comienza con una nota de Leonard Woolf, esposo de Virginia, y dice así:

Aunque Virginia Woolf ya había dado por terminado el original de esta obra, a su muerte todavía no había sido sometido a la última revisión previa a su entrega a la imprenta.
Aun así, considero que Virginia no habría hecho cambios grandes ni significativos, aunque probablemente sí muchas pero ligeras correcciones.

Leonard Woolf



Y esta nota cobra significado cuando conocemos los detalles de la muerte de Virginia y confrontamos las fechas.

Entre actos es la última novela escrita por Virginia antes de suicidarse en 1941, fue publicada póstumamente e inmediatemente valorada como una obra maestra.

Valoremósla por nuestra propia lectura:


Comentario y extractos de Entre actos, de Virginia Woolf

 


Era una noche de verano en la amplia estancia con ventanas que daban al jardín, año 1939. Allí estaban reunidos, la señora Haines, esposa de un caballero terrateniente, una mujer con cara de oca y ojos saltones, hablabando con afectación al señor Oliver, dueño de casa.

Pointz Hall no era una casa de las más majestuosas, ni los Olivers tenían parentescos con las familias de más abolengo, solo llevaban allí unos ciento veinte años.

Se oía el mugido de las vacas y gorjeos de los pájaros, murmullos de la vida campestre entraban naturalmente y se mezclaban con la conversación que giraba alrededor de temas como la alcurnia de la familia Haines —varios siglos viviendo en los alrededores de Liskeard [Cornwall], así lo demostraba las tumbas en el cementerio.



Historic, Heritage Property, Cornwall


El señor Oliver, un anciano que había sido funcionario de la administración pública de la India*, siguió la conversación, mal que le pesara a la señora Haines, sobre la ubicación del pozo negro y la promesa incumplida de llevar agua al pueblo. 

A través de la simple mención de ese pozo y de las huellas que allí habían dejado siglos de historia —la calzada romana, la casa solariega isabelina, colinas aradas durante guerras napoleónicas—, tenemos los lectores un indicio, un adelanto del divertimento que se prepara en la gran casa.

Pero nada más que un breve comentario, porque en ese momento interrumpe la escena la entrada de Isa, que es la esposa del hijo del señor Oliver, su nuera...

Entró deslizándose como un cisne, luciendo trenzas en el pelo.
Se detuvo y observó.



Beauty, John Everett Millais [1829-1896], Romanticism

Se sentó al lado del caballero terrateniente Rupert Haines, lo había visto en dos o tres ocasiones y siempre había advertido lo mismo: misterio en su cara desvastada y pasión en su silencio.

Cada uno en su mundo: el señor Oliver recordando cuando su madre le había dado las obras de Byron en esa misma estancia,


Camina bella, como la noche
De climas despejados y de cielos estrellados,
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Resplandece en su aspecto y en sus ojos,
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día*.  


Y luego, melancólico y grande, de edad y altura que conservaba, como sus ojos brillantes, ahora rodeados de arrugas...


Aunque la noche fue hecha para amar,
Y los días vuelven demasiado pronto,
Aún así no volveremos a vagar
A la luz de la luna*.



Isa escuchaba atentamente, alzó su cabeza y vió como...

 Las palabras formaban dos aros, 
dos aros perfectos, 
que los hacían flotar, 
a ella y al señor Haines
como dos cisnes deslizándose río abajo. 

Pero el pecho de él, 
blanco como la nieve, 
estaba rodeado por una maraña de sucias lentejas de agua; 
también ella tenía membranas en los pies, 
amarrada por su marido, el corredor de Bolsa.




Ophelia [1851-52], Sir John Everett Millais [1829-1896]


La señora Haines era consciente de la emoción que los embargaba a los dos, y de cómo la excluían. Ya se encargaría ella de destruir esa conexión, no allí. Mientras tanto no podía evitar que sus ojos lanzaran llamas hacia Isa. Miradas que parecían decir: «Por favor señora de Giles Oliver, tenga la bondad de...».


*     *     *


La señora Lucy Swithin, hermana viuda del viejo señor Oliver —él la llamaba Cindy—, pasaba también el verano en Pointz Hall, aunque siempre estuviese añorando estar en su propia casa, con su huerto; así, cuando llegaba el invierno huía a Hastings. 

Hermosos lugares del sur de Inglaterra, llenos de historia y leyendas, nombrados en la novela.

Esa mañana soleada leía su libro favorito: Resumen de historia —«otro continente, otra gente», pensaba—, era su reconstrucción del pasado con sus interpretaciones.



A Portrait of Effie Gray [1853], Sir John Everett Millais [1829-1896]



Y el tema de la historia vuelve y vuelve, preparándonos, como ya dije y me repito, para el divertimento. Siempre con el pensamiento de los personajes, en este tramo los de la anciana de nariz grande y mejillas enjutas, la señora Swithin... quien recordaba los retos de la madre en esa misma habitación: «Lucy, no te quedes ahí boquiabierta o terminarás cambiando la dirección del viento».

Lucy Swithin era una mujer dada a ampliar los límites del presente volando al pasado o al futuro; o recorriendo pasillos y galerías laterales.


*     *     *


La hora del desayuno irá pasando en Pointz Hall, la casa contruída en una hondanada, rodeada de grandes árboles con raíces que se hacían visibles de tanto en tanto, y cuyos huecos de musgo servían de lecho a las violetas y orquídeas silvestres. El camino alto que se podía recorrer bajo sus sombras terminaba en el estanque de nenúfares.
Las niñeras paseaban a los hijos de Isa, George y Caro, la bebé. Sohrab, el perro afgano siempre estará dando vueltas, saltando y trotando entre las flores. Esta y todas las escenas no están descritas de una manera habitual, y quedamos maravillados...

George arrancaba las hojas de una flor... Pétalo tras pétalo fue cayendo. Resplandecía un suave amarillo, una luz radiante bajo una capa de terciopelo; llenaba de luz las cavernas situadas detrás de los ojos. 
Todas aquellas tinieblas interiores se transformaban en una estancia de luz amarilla, con olor a hojas y a tierra.


*     *     *


Y esa escena la mira Isa, la señora de Giles Oliver, desde la ventana de su cuarto ve esa parte de la terraza con el cohecito, su hijo George y las dos niñeras.

¿Qué sentimiento le despertaba? 

Unos minutos antes, mientras peinaba su largo pelo, que había decidido no cortar jamás, había visto su rostro reflejado en el espejo del tocador. Un rostro de enamorada. Vió lo que había sentido aquella noche.

Pero afuera veía esa otra imágen. Y vió allí, al lado de sus cosas, los cepillos y cajas de el otro amor, el amor de de su marido, el corredor de Bolsa, el padre de sus hijos.



Portrait of Lillie Langtry [1878], by Sir John Everett Millais [1829-1896]

Su marido, mientras tanto, habría tomado el tren en Londres, el tren de cercanías que lo traería con ella y sus hijos, a ese lejano pueblo en el mismísimo corazón de Inglaterra.

Su suegro leía en la biblioteca acompañado por el indócil Sohrab y por los recuerdos de juventud, la India. Isa no se intimida por su presencia y no teme interrumpirlo... quizá sí le moleste al anciano  Bart Oliver, en un principio.
Pensándolo luego, agradece su joven presencia,... Isa, con su vestido de rayas y su afanoso andar, le alargaba el hilo de la vida, tan delgado, tan lejano, daba continuidad al anciano.

Él la conocía, sabía como irritarla, lo sabrán leyendo la historia.
Isa tenía la edad del siglo, treinta y nueve años, y como la mayoría de las mujeres de su generación, temía a los libros. Recorría con la vista... Keats, Shelley, Yats, Donne,... ¿cuál? ¿qué? ¿qué remedio podría encontrar ella a su edad? ¡en los libros!

Los silencios de Isa, o Isabella participando de manera inconfundible en los coloquios, tendrán un lugar con el que ya estamos familiarizados.


*     *     *


Lucy Swithin clavando el cartel en el granero del espectáculo al aire libre que estaba por comenzar, la ansiedad por el pronóstico del tiempo, los preparativos para que todos los vecinos tuviesen sus asientos —habrá público que prefiera el cesped—, el lugar para tomar el té, los chicos colgando las guirnaldas de colores, los actores detrás de las matas con su vestuario artesanal, las jarras de limonada que aplacan la sed, la vaca que asoma la cabeza,...¡cuánto alboroto!

Antes, el almuerzo familiar.

Y la despensa, que había sido capilla antes de la Reforma, llenándose de alimentos, y la visita inesperada de la señora Manresa, pura efusión ella, ¿y su joven acompañante?, William Dodge, nervioso, cabello color de estopa y cara contrahecha, ¡justo a la hora del almuerzo!

La señora Manresa será uno de los personajes que los atrapará, no me adelanto en detalles ni acciones. 

Y esta vida bucólica de su familia y amigos molestará a Giles,... todo tan hermoso aquí, piensa con rabia, aquí se dedican a contemplar el paisaje y a preparar esta tonta obra de teatro, mientras Europa entera erizada de cañones, cubierta de aviones.
Eran los días previos a la Segunda Guerra Mundial.

Pero los actores, vistiéndose apurados detrás de los arbustos, y la señorita La Trobe, revisando los diálogos que había escrito para la obra de teatro, estaban muy ajenos de todos esos escrúpulos.


*     *     *
 

Y entonces el famoso divertimento anunciado llega:
Lilacs, by John Everett Millais




¡la representación teatral anual!

La niña pequeña es la primera, avanza como un capullo 

color de rosa y dice:

Nobles y villanos, a todos me dirijo...

Inglaterra soy yo...







Y la representación ocupará la mayor parte del libro. Preparado para nosotros, los lectores, con la anticipación del ambiente y personajes, no dado desde un principio como lo presentan algunas reseñas y editoriales, sino que,... usando las palabras de la autora:

Con palabras que son como el primer toque de un campanilleo de varias campanas.
Mientras suena la primera, el lector oye la segunda, y luego la tercera traerá a la cuarta. 


Encontrarán los lectores de Virginia muchas señas, guiños, relaciones con otras obras y con la vida de la propia autora...

Fue en ese centro profundo, en ese negro corazón, donde la dama se ahogó.

Y seguramente se estremecerán, pero al momento virarán hacia la sonrisa frente a lo desopilante de ciertas escenas. 

Ellos actuarán, bailarán, cantarán, harán de todo en ese preciso instante, a las tres y media de un día de junio de 1939. No la familia que acaban de conocer que será el público, no, serán los que quedan por descubrir. Como así también descubrirán la obra elegida y su mensaje. No es tarea fácil, elegir un libro entre toda la literatura inglesa, opinan. Tampo lo será quedarse con una sola interpretación, como dice el señor Oliver, cada cual habrá visto algo diferente.

Ahora me despido porque se «abre el telón» o, se corren las ramas, hay movimiento tras las matas, ¡buena lectura! leerán una de las novelas más poéticas, con momentos de gran profundidad y otros de ironías no tan disimuladas.
C. G.




Mis notas, links, sitios de interés para completar la lectura y aclaraciones de vocabulario


- Las imágenes elegidas son de:
  • Mi libro, ilustración de la portada: Duncan Grant, papel pintado para el Queen Mary [1936], Victorian & Albert Museum, Londres.
  • John Everett Millais [1829-1896, Reino Unido]. Ofelia, personaje de Hamlet, William Shakespeare, cantando mientras flota, antes que se ahogara en un río de Dinamarca. 


- John Everett Millais: was a pioneering British painter and co-founder of the Pre- Raphaelite Brotherhood. A child prodigy, Millais was the youngest ever student to enter the prestigious Royal Academy Schools at just age 11.

Millais befriended the influential art critic John Ruskin, who supported the Pre- Raphaelites and promoted their work. Millais fell in love with Ruskin's wife Effie, and married her, after the Ruskins' marriage collapsed.

Millais' most controversial painting was Christ In The House Of His Parents. Critics disliked it because it represented Christ in a human way and portrayed his family as low-class workers, rather than divine figures.

He became increasingly popular and in later life created one of his best known works A Child's World (also known as Bubbles). It caused outcry when it was used to advertise Pears Soap after the company bought the painting's copyright. Some art critics felt this degraded the painting but Millais was powerless to stop it.
Other important works include The Princes In The Tower, Ophelia and The Order Of Release.
Look at his beautuful paintings:
http://www.bbc.co.uk/arts/yourpaintings/artists/john-everett-millais


- La India Británica incluyó los territorios de los actuales países de Paquistán, India y Bangladesh. A partir de 1886, incorporó Birmania que permaneció bajo esta administración unificada hasta 1937. Nunca tantos territorios tan disímiles habían estado bajo una sola soberanía como sucedió bajo el Gobierno británico. 

La Compañía de las Indias Orientales con asiento en Londres gobernó de hecho este vasto espacio hasta la disolución de dicha empresa después de la Revuelta de los cipayos. En 1858 la India se convirtió formalmente en una colonia británica y todas las posesiones de la Compañía pasaron a manos de la corona.

En sus comienzos, el nacionalismo hindú denunció la sangría de los recursos del país. La mayor parte de los ingresos de la colonia eran sustraídos por Gran Bretaña: los intereses del capital invertido, los beneficios garantizados a las empresas de ferrocarril, los elevados sueldos y pensiones de funcionarios ingleses, los elevados costos militares del mantenimiento del imperio. El Congreso también se manifestó contra la ruina de la artesanía local debido a la competencia de la producción fabril inglesa especialmente en el caso de los textiles. Además reivindicó una mayor inclusión de los indios en los más altos niveles de la administración. [...]
[Historia del mundo contemporáneo, La India Británica] 


- «Camina bella, como la noche...», Lord Byron: 
 http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ing/byron/camina_bella_como_la_noche.htm


- «No volveremos a vagar», Lord Byron:
 http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ing/byron/no_volveremos_a_vagar.htm


- Extractos elegidos para releer:


 «—Ha llegado el momento— dijo la señora Swithin —de ir y reunirse... —Dejó la frase inconclusa, como si participara de dos pareceres y cada uno de ellos aleteara, uno a la derecha y otro a la izquierda, cual dos palomas alzando el vuelo desde la hierba». [Pág. 76]


«El público se iba reuniendo. Aparecía por los senderos y se esparcía por el prado. Algunos eran ancianos, otros estaban en la flor de la vida. Entre ellos había niños... había representantes de las más respetadas familias: los Doyce de Denton, los... Algunos vivían allí desde hacía siglos y jamás habían vendido ni media hectárea. Por otra parte, estaban los nuevos, los Manresa, que se dedicaban a modernizar las casas... Y, luego, gente diversa... No gran cosa... también una población sin arraigo... Sin embargo, en términos generales, si Figgis hubiera estado presente y hubiese pasado lista, la mitad de las damas y los caballeros hubiera contestado "Adsum, estoy aquí, en lugar de mi abuelo o de mi bisabuelo", según fuera el caso». [Pág. 76]


 «Filas de sillas, sillas plegables, sillas doradas, sillas de mimbre alquiladas y sillas de jardín autóctonas habían sido arrastradas hasta la terraza... asientos suficientes para todos... algunos preferían sentarse en el suelo... La señorita La Trobe había exclamado en su momento: "¡Es el lugar ideal para un espectáculo popular!"... El prado era tan llano como la platea de un teatro. La terraza, alzada, constituía un escenario natural perfecto. Los árboles parecían las columnas de un escenario. Y la figura humana destacaba muchísimo contra el cielo. En cuanto al tiempo, era, contra todo pronóstico, muy bueno. Una tarde de verano perfecta». [Pág. 77]


«... una niña pequeña como un capullo de color rosa, avanzó, se puso sobre una alfombrilla, detrás de una caracola adornada con hojas, y pió:

Nobles y villanos, a todos me dirijo...
A todos me dirijo,
señores y villanos, 
que hoy aquí habéis venido
y os habéis reunido
para ver en escena
de esta isla el pasado.
Inglaterra soy yo...

—¡Música! ¡Música! —ordenó la señorita La Trobe.

Soy niñita nacida
y de la mar surgida,
por vientos de tormenta
de Francia y Alemania
desunida.
Soy esta isla.
......
Inglaterra soy yo
ahora pequeña y débil,
una niña me veis...»

 [Pág. 78-79]  










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