miércoles, 11 de septiembre de 2013

Yves Bonnefoy, premio FIL de Literatura, Guadalajara 2013



Feria Internacional del libro de Guadalajara

Premio FIL

 Yves Bonnefoy [Francia, 1923]

 

Yves Bonnefoy, fotografía del 2012

El poeta, traductor y ensayista Yves Bonnefoy [Tours, 1923] se ha convertido este lunes en el primer escritor francés —el cuarto de habla no española— en ganar el Premio en Lenguas Romances que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara [México].

Bonnefoy se ha caracterizado por construir una obra de «paradojas» para potenciar el uso de la palabra.


¿Es cierto, amiga mía,
Que no hay más que una palabra para nombrar
En la lengua que llamamos poesía
El sol de la mañana y el de la tarde,
Una para el grito de alegría y el de angustia,
Una para el desierto río arriba y los golpes de hacha,
Una para la cama deshecha y el cielo tormentoso,
Una para el niño que nace y el dios muerto?
Sí, lo creo, quiero creerlo, pero ¿qué sombras
Son esas que se lleva el espejo?

Est-il vrai, mon amie,
Qu´il n´y a qu´un seul mot pour désigner
Dans la langue qu´on nomme la poésie
Le soleil du matin et celui du soir,
Un seul le cri de joie et le cri d´angoisse,
Un seul l´amont désert et les coups de haches,
Un seul le lit défait et le ciel d´orage,
Un seul l´enfant qui naît et le dieu mort?
Oui, je le crois, je veux le croire, mais quelles sont
Ces ombres qui emportent le miroir?

«El adiós/ L´adieu» [fragmento]



          Me gusta mucho este poeta apasionado por las artes, con su decir sofisticado, a veces
hermético, otras fácil de leer, con claridad de matemático y profundidad de filósofo. Sabe transmitir, a partir de imágenes fragmentadas que articulan, ennoblecidas, partiendo de «lo sencillo»; sencillo porque es simplemente lo que miramos y nos rodea... un relato, nada simple.

Por eso considero que entraña un desafío, una necesidad de releer, revalorar y evocar los objetos que toma como temas, o el tema que toma como objeto. Se percibe no una seguridad, sino una verdad construyéndose. «La poesía no es otra cosa, en lo más intenso de su inquietud, que un acto de conocimiento».

Dice Yves Bonnefoy: «Considero que la poesía intensifica y potencia a las palabras de la misma manera que hacen los pintores con las imágenes. Veo un paralelismo entre poesía y pintura».

Hoy leía que Bonnefoy, de 90 años, ha dedicado buena parte de su vida a describir la majestad de las cosas sencillas.
Será porque es el mundo donde creció, siendo nieto de agricultores e hijo de un ferroviario y una maestra. Por los recuerdos de veranos pasados en casa de sus abuelos maternos, «su lugar».



Y yo querría
correr, como en los tiempos de la abeja, buscando
con el pie el balón blando, ya que acaso
duermo, y sueño, y voy por los caminos de la infancia.

La única rosa [fragmento]


Et je voudrais
Courrir, comme du temps de l´abeille, cherchant
Du pied la valle souple, car peut-être
Je dors, et rêve, et vais par les chemins d´enfance.

La seul rose


 
Dicción sencilla y sofisticación que renuevan el lenguaje contemporáneo.


Y como Adán y Eva caminaremos
Por última vez en el jardín.
Como Adán el primer pesar, como Eva la primera
Osadía, querremos y no querremos
Pasar por la puerta baja que se entreabre
Allá a lo lejos, en la otra punta del ronzal, coloreada 
Como auguralmente por un último rayo.
¿Se toma el porvenir en el origen
Cómo cabe el cielo en un cóncavo espejo?
¿Podremos recoger, de esa luz
Que fue de aquí el milagro,
En nuestras sombrías manos la simiente, para otros charcos
En el secreto de otros campos "cercados de piedras"?

 El adiós [fragmento]



Además de poeta, Bonnefoy es narrador, ensayista, crítico y traductor, miembro del Collège de France. Sus ensayos son fundamentales sobre arte y artistas del Barroco y del siglo XX, incluyendo a Goya, Miró y Giacometti.

Los poetas que le van a influir, por ser a su juicio los verdaderos revolucionarios en la lírica, son Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, a quien dedicó un libro pionero, y Stéphane Mallarmé; sobre todos ellos ha escrito páginas influyentes una y otra vez.

Trabaja en un pequeño departamento en Monmartre, su ventana da a un pequeño jardín, será uno de los pocos espacios que quedan sin construir. Litografías, estantes llenos de libros, fotografías de Rimbaud y Baudelaire ... un lugar a pocos pasos de su casa, su lugar, para trabajar tranquilo.

Hoy es considerado en Francia el más destacado e influyente poeta. Sus traducciones de las obras de Shakespeare están entre las mejores. Hace unos años también tradujo unos 50 poemas de Yeats.
Asiduo visitante de EE. UU. desde hace 30 años, ha dado clases y conferencias en sus universidades.
Casado con la pintora americana Lucy Vines, con quien tiene una hija, Mathilde.

—¿Cuándo decidió ser un poeta, dedicarse a escribir? —le preguntaron en una entrevista.

Una tía, su madrina, le había regalado para un cumpleaños un pequeño libro de antología poética, «Para mi ahijado, futuro poeta», fue la dedicatoria que presagiaba un destino.
«No hubo misterio, aprendí tempranamente a leer y a escribir para poder escribir poesía», dijo Bonnefoy.

—¿Cómo aparece un poema? ¿de dónde viene la idea?

—Nada me fue dado, nada me fue dictado por «la inspiración». Un poema siempre fue precedido por el sentimiento o el pensamiento que quería expresar. El deseo de encontrarme otra vez dentro de un lenguaje poético. Para eso es necesario que las palabras vengan libremente a mi mente. Palabras que escribo, las digo en voz alta, las escucho... comienzo a comprender, a ver mis fantasías, necesidades, recuerdos que están dentro mío.

—Su energía y producción es algo asombroso, admirable. Es inevitable hablar de la muerte, un tema presente en su poesía.

—La muerte es en el lenguaje conceptual, algo negativo, como un agujero, un vacío. Pero el discurso poético puede revertir esta idea.
Gracias a la poesía el mundo es más cercano, y su unidad más perceptible —como la hoja de un árbol, aún si se desprende de la rama y cae, eso ocurre en un instante que es eterno. Entonces, ¿qué es la muerte?
Tengo que aclarar que todo esto es verdad en teoría. La poesía haría de la muerte algo trascendental si no fuera inaccesible. Nosotros sólo podemos aproximarnos a ella.
Por eso es que uno no tendría que llamarse, a uno mismo, «poeta». Es pretencioso. Querría decir que uno ha resuelto los problemas poéticos presentes.
Poeta es una palabra que uno puede utilizar cuando está hablando de otros, si se los admira suficientemente.
Si alguien me pregunta a qué me dedico, digo: soy un crítico, o un historiador.
The Paris Revew



Recomiendo escuchar atentamente las palabras Carolyn Forché [poeta, editora y traductora]:







Carolyn Forché pays tribute to France’s Yves Bonnefoy at the Griffin Poetry Prize 2011 readings

« La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es la reunión editorial más importante de Iberoamérica y un extraordinario festival cultural. Fundada hace 27 años por la Universidad de Guadalajara, es una feria para profesionales en donde el público es bienvenido, lo que la distingue del resto de las principales ferias que se realizan en el mundo. Sin descuidar su vocación como un encuentro de negocios, la FIL fue concebida como un festival cultural en el que la literatura es la columna vertebral, con un programa en el que participan autores de todos los continentes y diferentes lenguas, así como un espacio para la discusión académica de los grandes temas que cruzan nuestra actualidad.

Durante los nueve días de la Feria, el público escucha a sus autores preferidos; la industria del libro convierte a Guadalajara en su corazón, y la ciudad se llena de música, arte, cine y teatro del país o región Invitado de honor; que este año es Israel».
http://www.fil.com.mx/info/info_fil.asp


Me despido con otro poema:



Una piedra
Todo era pobre, desnudo, transfigurable
Nuestros muebles eran simples como piedras
Tan solo nos gustaba la grieta en la pared
Era ese remolino donde conjurábamos mundos.
Desnudos, esa tarde
Los mismos de siempre, como la sed,
La misma tela roja, desgastada
Imagen, pasajera,
Nuestros inicios, nuestras prisas, nuestras confianzas.
Une Pierre


Tout était pauvre, nu, transfigurable,
Nos meubles étaient simples comme des pierres,
Nous aimions que la fente dans le mur
Fût cet épi dont essaimaient des mondes.

Nuées, ce soir,
Les mêmes que toujours, comme la soif,
La même étoffe rouge, dégrafée.
Imagine, passant,
Nos recommencements, nos hâtes, nos confiances


*     *     *




Bibliografía:


-Lugares y destino de la imagen, Yves Bonnefoy, Un curso de poética en el Collège de France; catédra: Estudios comparados de la función poética; pintura del barroco italiano: Carracci o Caravaggio; también: Shakespeare, Baudelaire, Mallarmé y Giacometti.


-Universos autosatisfechos, Falvio Lo Presti; informe de los cursos que el poeta francés Yves Bonnefoy dictó en el Collège de France entre 1981 y 1993. Un recorrido de los destinos de la imagen en la obra de algunos de los artistas más importantes de occidente.
«Ver en las imágenes del arte la presencia resistente de lo percibido y de los seres, a pesar de la veladura con la que el lenguaje los oculta».
«La imagen sería el resultado del proceso por el cual el arte selecciona algunos aspectos del mundo, aboliendo millones de otros rasgos y creando universos autosatisfechos, que a pesar de parecer un rescate de la realidad frente a la amenaza de la alienación, no son otra cosa que un «repliegue» del lenguaje sobre sí mismo».

«Resulta así un conflicto entre el "sueño" (las cristalizaciones ilusorias del lenguaje) y lo existente, en el cual la verdadera poesía no toma partido: mientras la poesía mediocre se contenta con una crítica de la ilusión, la gran poesía no puede evitar un tercer término sintético, la compasión, que le obliga a denunciar la imagen al mismo tiempo que amarla y escucharla. La poesía, dice Bonnefoy, es tan enemiga de la idolatría como de la iconoclasia».
-Una clase de poesía, cursos, seminarios: «La obra de Yves Bonnefoy, una de las grandes renovadoras de la poesía francesa contemporánea, se había abocado intensamente, además de la poesía y el teatro, a la traducción de Shakespeare y al estudio de las artes plásticas. En sus clases, la idea de una poética articulada a través de diversas disciplinas se extiende desde los simbolistas franceses hasta el Renacimiento y el surrealismo. Se trata de estudiar la imagen en su convergencia: la imagen como aquello que conservamos de la obra cuando la evocamos, como un mundo suficiente para sí».
«Sin embargo esta autosuficiencia no implica su deslinde de la realidad. En su clase inaugural, el autor propone a la poesía como punto de cruce de varios momentos de la historia del arte y de la humanidad, incluso como “un testigo de su propia época”».
«En el centro mismo de la escritura hay un cuestionamiento de la escritura. En esa ausencia, hay una voz que se obstina».
«La lengua poética debería redimir al lenguaje humano de su “caída” y su separación con las cosas, volviéndose posibilidad de intercambio, o mejor, una presencia, es decir, una experiencia que implique el contacto y la transformación».

«En este sentido, como crítico, docente y poeta afirma: “la poesía no es otra cosa, en lo más intenso de su inquietud que un acto de conocimiento”, un saber que se construirá concibiendo a su discurso como un “discurso de la presencia”. A lo largo de las clases el concepto de “imagen” busca esa impresión de realidad al fin encarnada, “el brillo que falta en lo grisáceo de los días”».
«¿Qué punto en común existe entre los artistas elegidos para el estudio de la poesía? La escultura de Alberto Giacometti, el contexto histórico de Shakespeare, los estudios sobre la pintura italiana, o las derivas de Baudelaire construyen un modo de iluminar los tópicos de su propia obra: la inefabilidad de la materia, la incomunicación entre el ser humano y su entorno, la capacidad de relatar mediante imágenes fragmentadas, la pregunta por la transposición del cuerpo en la obra artística.
Las clases de poética comparada de Bonnefoy elaboran una poesía de relaciones, que sólo a partir de su comparación alcanza su mayor poder de expresión».


-El hombre ilustrado: «Yves Bonnefoy hace una propuesta académica en que la poesía puede aparecer con tanto rigor como libertad en los objetos más insospechados.
Yves Bonnefoy es una rara avis entre los académicos franceses del siglo XX, ya que habiendo cursado estudios de matemática y filosofía, luego se dedicó por entero a la labor literaria, especialmente en lo que esta obra registra: la cátedra de Estudios Comparados de la Función Poética en el College de France, donde ejerció desde 1981 hasta 1993. Además de ser bastante célebre por sus traducciones de Shakespeare, es conocido por su relación con los poetas surrealistas y por sus propios textos poéticos».


-Lugares y destino de la imagen: «como su nombre lo indica, muestra los lazos entre las imágenes y las palabras, y plantea la poesía como testigo de su propia época en las grandes obras del pasado, a través de la observación de movimientos y circunstancias de creación dentro de lo que cada disciplina tiene de autónoma en cuanto a sus reglas, pero sin despreciar sus condiciones objetivas de producción y el tráfico con las series vecinas que las influencian (cuando no las condicionan), aunque más no sea indirectamente».

«“Toda palabra, aunque fuera una verdad científica, es un instrumento que utiliza un poder”, el autor propone situarse para poder recobrar nuestra libertad “fuera del poder”, hacer trampas con las palabras, burlarse de ellas jugando con ellas, todo lo que identifica un acto libre. De allí su interés por la poesía, a la que accede incluso desde disciplinas diversas, contrariamente a las posturas actuales, según él mismo expresa, que se plantean solo en términos de escritura, de intertextualidad, de deconstrucción de la experiencia explícita».

«Lugares y destinos de la imagen debe ser leído varias veces para entender que toda obra esconde en su ser, por autónoma que sean sus reglas, el reflejo de sus condiciones de producción (“no es la expresión de un mundo, por magníficas que sean las formas que por sí sola puede desplegar; antes bien diríamos que sabe que toda representación no es más que un velo que oculta lo verdaderamente real”). Bonnefoy plantea, en cambio, un estudio histórico como complemento necesario del pensamiento teórico porque toda referencia debe ser ubicada dentro de un contexto de época preciso».

-El mito de Ceres, Univ. Complutense de Madrid: su poesía se define por su dimensión existencial, ontológica, y por la función que asigna a la experiencia poética como espacio de búsqueda y cuestionamiento del ser. Para Yves Bonnefoy, la mitología debe ser considerada como una totalidad simbólica nacida del deseo de conocimiento.
El mito como pensamiento figural; un modo de pensamiento por figura y no por concepto, que permite aprehender un objeto en su totalidad.










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
.................................
.................................
..................................