D. H. Lawrence
[Eastwood, Inglaterra, 1885-1930, Vence, Francia]
El novelista imaginativo más grande de nuestra generación.
E. M. Forster
D. H. Lawrence |
Poeta, novelista, ensayista, dramaturgo y pintor inglés, D. H. Lawrence fue un autor que generó grandes controversias e incomodidad del poder. Hicieron de su obra una lectura sesgada.
Más tarde sería reconocido por su integridad artística y su seriedad moral, lo que situó a buena parte de su ficción dentro de la «gran tradición» canónica de la novela en Inglaterra.
Con el tiempo, las nuevas corrientes y la apertura de pensamiento, la imagen de Lawrence se ha afianzado como la de un pensador visionario al exponer una problemática que aún era tabú para sus contemporáneos. Es un gran representante del modernismo en el marco de la literatura inglesa. Esto no borró las críticas feministas que consideraban en malos términos su actitud hacia las mujeres y su visión de la sexualidad que percibían en sus obras. La misma Virginia Woolf lo criticó en su momento. Lawrence se les atrevía, un hombre de origen humilde, de clase media baja, enfrentaba lo más alto de la esfera cultural y se liberaba de las estrecheces de la sociedad inglesa. Lo hacía con una gran capacidad para la narrativa, la poesía, la dramaturgia y la crítica literaria.
Cuatro escritores legendarios:
Virginia Woolf, T. S. Eliot, D. H Lawrence y E. M. Forster.
1922, el año del nacimiento del Modernismo.
Amazon; 352 págs. |
D. H. Lawrence, ¿el último romántico o el primer hippie?, se pregunta Manuel Hidalgo*. Hijo de un minero que casi no sabía leer y de una madre muy lectora y posesiva, y partiendo de un pueblo donde tuvo su primera formación educativa, fue de estas situaciones aparentemente adversas de donde se nutrió para muchas de sus famosas obras, como las novelas El amante de Lady Chatterley [1928]—censurada y retirada del mercado en el período de entreguerras—, Hijos y amantes [1913], Mujeres enamoradas [1920], La virgen y el gitano [1930] y el relato «El caballito de madera» [1926, The Rocking-horse Winner]. Es allí donde plasma sus ideas y convicciones: La sexualidad debe manifestarse sin trabas. La espiritualidad no está reñida con el sexo.
Lawrence, un protestante conectado con planteamientos panteístas y budistas. Sus novelas fueron tildadas de obscenas y prohibidas por su transgresión, más allá de lo sexual. Una carrera literaria difícil. Incomprensión y rechazo de una época.
También tuvo problemas con sus pinturas eróticas, consideradas obscenas, fueron confiscadas por la policía en varias oportunidades. No eran muy buenas y él lo sabía.
De la estancia de D. H. Lawrence en Taos, Nuevo México |
Justo antes de cumplir los treinta años, en el verano de 1915, mientras escapaba del tumulto de la Primera Guerra Mundial, en el balneario inglés de Littlehampton, Lawrence contempló la relación entre el mundo humano cada vez más artificial y la autenticidad inmutable del mundo natural. Lo expresa en una carta a su amiga Lady Cynthia Asquith. La pueden leer en el libro The Letters of D. H. Lawrence [Biblioteca Pública]*—género en el que también se destacó.
Littlehampton Beach, West Sussex, Inglaterra |
Al igual que Walt Whitman [1819-1892], y dejando de lado el simbolismo sexual que, tanto alboroto desató, dañino en su mayor parte, también Lawrence tuvo un gran amor por la naturaleza.
La política, la convivencia, el amor,... todo se desgasta y trae insatifacción. En cambio la naturaleza prevalece. Es lo que cree Lawrence y escribe:
«Hemos vivido unos días a la orilla del mar, con las olas golpeándonos. También sobre el río. Más allá del transbordador está el mundo plano y plateado, como al principio, intacto: con arena pálida y mucha espuma blanca, fila tras fila, viniendo de debajo del cielo, en la tarde plateada. Y no gente, nada de gente, ni casas, ni edificios, sólo un pajar al borde de la teja y un viejo molino negro. Por lo demás, el mundo llano e inacabado corriendo con espuma, ruido y luz plateada, y algunas gaviotas balanceándose como un pensamiento a medio nacer. Es maravilloso darse cuenta de que el mundo original todavía está allí, perfectamente limpio y puro...»
Edición bilingüe. Visor de poesía, 204 págs. |
Además de sus famosas novelas, muchas de ellas llevadas al cine, y pese a su corta vida [44 años], Lawrence compuso cerca de ochocientos poemas, recopilados en varias colecciones de poesía: D. H. Lawrence, Selected Poems, The Complete Poems of D. H. Lawrence, The Last Poems of D. H. Lawrence, en inglés. Y Poemas escogidos, versión bilingüe.
Sus primeras obras lo ubican en la escuela de poetas georgianos, su poesía posterior a la tradición modernista. Influenciado por el poeta estadounidense Walt Whitman, comenzó a escribir poesía siendo muy joven, y fue una obra que tampoco contó con la buena valoración de la crítica —más por su contenido que por su estilo.
Pero Lawrence, finalmente, recibió su merecida apreciación, y hoy se lo considera tan buen poeta como novelista y cuentista.
Su poesía está impregnada de una filosofía de vida que se mantiene actual, aunque haya pertenecido a su tiempo.
¿Qué estoy transmitiendo?, nos podríamos preguntar en este, nuestro tiempo cuando la palabra «transmitir» se escucha tanto desde hace meses relacionada con el COVID-19. Ya lo sabemos: se transmite principalmente entre personas a través del contacto y de gotículas respiratorias en el aire o en los objetos.
Pero hoy, corrámonos un momento y miremos esta misma palabra en otro contexto, en este hermosísimo poema de D. H. Lawrence.
Porque podemos elegir transmitir alegría de hacer algo, placer sin culpa, vitalidad, incluso exuberancia… o escasez, distracción, desánimo.
En este momento elijo el placer, de leer un buen poema y compartirlo, sentir cómo un propósito superior puede alimentar el espíritu.
Aca está el poema elegido, «We are Transmitters» / «Somos transmisores», ¡espero que lo disfruten y que sientan toda la fuerza vital que cada uno tiene!!!
We are Transmitters
As we live, we are transmitters of life.
And when we fail to transmit life, life fails to flow through us.
That is part of the mystery of sex, it is a flow onwards.
Sexless people transmit nothing.
And if, as we work, we can transmit life into our work,
life, still more life, rushes into us to compensate, to be ready
and we ripple with life through the days.
Even if it is a woman making an apple dumpling, or a man a stool,
if life goes into the pudding, good is the pudding
good is the stool,
content is the woman, with fresh life rippling in to her,
content is the man.
Give, and it shall be given unto you
is still the truth about life.
But giving life is not so easy.
It doesn't mean handing it out to some mean fool, or letting the living dead eat you up.
It means kindling the life-quality where it was not,
even if it's only in the whiteness of a washed pocket-handkerchief.
And when we fail to transmit life, life fails to flow through us.
That is part of the mystery of sex, it is a flow onwards.
Sexless people transmit nothing.
And if, as we work, we can transmit life into our work,
life, still more life, rushes into us to compensate, to be ready
and we ripple with life through the days.
Even if it is a woman making an apple dumpling, or a man a stool,
if life goes into the pudding, good is the pudding
good is the stool,
content is the woman, with fresh life rippling in to her,
content is the man.
Give, and it shall be given unto you
is still the truth about life.
But giving life is not so easy.
It doesn't mean handing it out to some mean fool, or letting the living dead eat you up.
It means kindling the life-quality where it was not,
even if it's only in the whiteness of a washed pocket-handkerchief.
Somos transmisores
Mientras vivimos somos transmisores de la vida.
Y cuando dejamos de transmitirla, la vida deja de fluir por nosotros.
Esto es parte del misterio del sexo, es un flujo hacia delante.
La gente asexuada no transmite nada.
Y si cuando trabajamos, podemos inyectar vida a lo que hacemos,
vida, más vida nos invade, nos inunda y compensa,
nos alista,
y vibramos con vida a través del curso de los días.
Aunque sólo fuera una mujer haciendo torta de manzana,
o un hombre creando una silla,
si la vida entra en la torta, buena es la torta
buena es la silla:
contenta la mujer, con fresca vida manando en su interior,
contento el hombre.
Da y te será dado
es todavía la verdad acerca de la vida.
Pero dar vida no es tan fácil.
No significa entregarla al primer miserable, o dejar que
los muertos en vida te devoren.
Significa propiciar el fuego de la vida donde no lo había,
aun cuando sólo fuera en la blancura de un pañuelo lavado.
Y cuando dejamos de transmitirla, la vida deja de fluir por nosotros.
Esto es parte del misterio del sexo, es un flujo hacia delante.
La gente asexuada no transmite nada.
Y si cuando trabajamos, podemos inyectar vida a lo que hacemos,
vida, más vida nos invade, nos inunda y compensa,
nos alista,
y vibramos con vida a través del curso de los días.
Aunque sólo fuera una mujer haciendo torta de manzana,
o un hombre creando una silla,
si la vida entra en la torta, buena es la torta
buena es la silla:
contenta la mujer, con fresca vida manando en su interior,
contento el hombre.
Da y te será dado
es todavía la verdad acerca de la vida.
Pero dar vida no es tan fácil.
No significa entregarla al primer miserable, o dejar que
los muertos en vida te devoren.
Significa propiciar el fuego de la vida donde no lo había,
aun cuando sólo fuera en la blancura de un pañuelo lavado.
*
Hasta el próximo encuentro.
Cecilia Olguin Gianelli
Notas
- The D. H. Lawrence Society:
- The Letters of D. H. Lawrence:
- Sexo, de veras: D. H. Lawrence [El Mundo]. Manuel Hidalgo:
- Fotografía de Andy Grimshaw:
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