El mundo de Guermantes
[1920, Le Côtè de Guermantes]
Libro III
En busca del tiempo perdido
[1913-1927, À la recherche du temps perdu]
Marcel Proust
[París, 1871-1922, ibidem]
Reflexiones desprendidas...
En el torbellino vertiginoso de la vida corriente, como la peonza que gira demasiado aprisa, todo parece gris, los nombres han perdido su color.
Suspendamos el movimiento perpetuo en que somos arrastrados y veamos qué aparece.
Quizá volvamos a ver los matices, yuxtapuestos, pero enteramente distintos unos de otros, y recuperemos esos nombres.
En las situaciones de este libro, como en todos, somos testigos de lo que sienten unos y otros, según van apareciendo los personajes.
De la manera en que lo expresa Proust, y según el detenimiento que le demos a nuestra lectura, hace que nuestras percepciones ante situaciones cotidianas, ya sea en nuestra relación con las personas o en los diferentes cambios en las etapas de vida, se intensifiquen.
También ante el contacto con la naturaleza.
Catarsis lectora, diría un importante crítico. O una química extraña que se desprende del mundo creado en À la recherche... que hace que todos lo terminemos habitando.
Y cuesta mucho elegir un párrafo, una idea que supere o abarque a otras, ¿qué podría decir de las excelentes páginas que describen la enfermedad y muerte de su querida abuela materna, Bathilde?
Uno de los temas en El mundo de Guermantes, libro III de la gran obra que es En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust son «los Nombres». La identificación que les otorgamos, la individualidad, que no solo abarca el universo físico. Le damos a los nombres propios un alma al capricho de nuestra imaginación que la nutre.
«El Nombre es un signo voluminoso siempre preñado de un espesor cargado de sentido» [R. Barthes].
Este tema lo acompaño con otras lecturas, como la de Roland Barthes, Marcel Proust. Miscelánea*:
Editorial Paidós
Pero, ¿que sucede con ese halo —hada lo llama Proust— cuando nos acercamos físicamente a la persona real a la que corresponde ese nombre? Pasa que «el Nombre empieza a reflejar a esa persona, y esta no contiene nada del hada; el hada puede renacer si nos alejamos de la persona, mas si permanecemos cerca de ésta, el hada, se muere definitivamente y con ella el nombre».
Claro que todas estas reflexiones, y lo que es más, estas experiencias, necesitan de tiempo y predisposición, un estado de observación detenido y sensible.
Y Proust lo dice así:
«En el torbellino vertiginoso de la vida corriente en que ya no tienen más que un uso enteramente práctico, los nombres han perdido todo color como una peonza prismática que gira demasiado aprisa y que parece gris, en desquite, cuando, ensoñando, reflexionamos, tratamos, para volver sobre el pasado, de moderar, de suspender el movimiento perpetuo en que somos arrastrados, poco a poco volvemos a ver que aparecen de nuevo, yuxtapuestos, pero enteramente distintos unos de otros, los matices que en el curso de nuestra existencia nos presentó sucesivamente un mismo nombre».
Estas, y otras que iré publicando son solo impresiones, sin ninguna otra pretensión del disfrute propio de detenerme en ciertos temas y compartirlo con ustedes.
Algo así como un diario de lectura, esto es mi blog.
Hasta el próximo encuentro,
Cecilia Olguin Gianelli
Notas
- El mundo de Guermantes, Libro III, En busca del tiempo perdido, Marcel Proust:
https://www.guao.org/sites/default/files/biblioteca/En%20busca%20del%20tiempo%20perdido%20III%20-%20El%20mundo%20de%20Guermantes.pdf
. Proust y los nombres, Roland Barthes
https://proassetspdlcom.cdnstatics2.com/usuaris/libros_contenido/arxius/52/51102_Marcel_Proust.pdf
- El Marcel Proust de Roland Barthes. Por Ricardo Labra. Zenda:
https://www.zendalibros.com/el-marcel-proust-de-roland-barthes/
- Proust y los signos, Gilles Deleuze:
https://archive.org/details/proust-y-los-signos-gilles-deleuze/page/n7/mode/2up