Decamerón
[Decamerone, 1351-1353]
Giovanni Boccaccio
[Certaldo, Florencia, 1313-1375, ibidem]
Proemio
La dedicatoria a las mujeres,
a los que han sufrido por amor,
por descontentos e incapacidades.
Devolver el alivio alguna vez recibido.
Memoria y gratitud.
The Decameron [1916], los jóvenes protagonistas.
John William Waterhouse [1849-1917].
COMIENZA EL LIBRO LLAMADO DECAMERÓN, APELLIDADO PRÍNCIPE GALEOTO, EN EL QUE SE
CONTIENEN CIEN NOVELAS CONTADAS EN DIEZ DÍAS POR SIETE MUJERES Y POR TRES HOMBRES
JÓVENES.
HUMANA cosa es tener compasión de los afligidos, y aunque a todos conviene sentirla, más propio es que la sientan
aquellos que ya han tenido menester de consuelo y lo han encontrado en otros: entre los cuales, si hubo alguien de él
necesitado o le fue querido o ya de él recibió el contento, me cuento yo. Porque desde mi primera juventud hasta este tiempo
habiendo estado sobremanera inflamado por altísimo y noble amor (tal vez, por yo narrarlo, bastante más de lo que parecería
conveniente a mi baja condición aunque por los discretos a cuya noticia llegó fuese alabado y reputado en mucho), no menos
me fue grandísima fatiga sufrirlo: ciertamente no por crueldad de la mujer amada sino por el excesivo fuego concebido en la
mente por el poco dominado apetito, el cual porque con ningún razonable límite me dejaba estar contento, me hacía muchas
veces sentir más dolor del que había necesidad.
...por el excesivo fuego concebido en la mente por el poco dominado apetito, el cual porque con ningún razonable límite me dejaba estar contento, me hacía muchas veces sentir más dolor del que había necesidad.
Y en aquella angustia tanto alivio me procuraron las afables razones de algún
amigo y sus loables consuelos, que tengo la opinión firmísima de que por haberme sucedido así no estoy muerto. Pero cuando
plugo a Aquél que, siendo infinito, dio por ley inconmovible a todas las cosas mundanas el tener fin, mi amor, más que
cualquiera otro ardiente y al cual no había podido ni romper ni doblar ninguna fuerza de voluntad ni de consejo ni de
vergüenza evidente ni ningún peligro que pudiera seguirse de ello, disminuyó con el tiempo, de tal guisa que sólo me ha dejado
de sí mismo en la memoria aquel placer que acostumbra ofrecer a quien no se pone a navegar en sus más hondos piélagos, por
lo que, habiendo desaparecido todos sus afanes, siento que ha permanecido deleitoso donde en mí solía doloroso estar.
...tanto alivio me procuraron las afables razones de algún amigo y sus loables consuelos...
Pero,
aunque haya cesado la pena, no por eso ha huido el recuerdo de los beneficios recibidos entonces de aquéllos a quienes, por
benevolencia hacia mí, les eran graves mis fatigas; ni nunca se irá, tal como creo, sino con la muerte. Y porque la gratitud, según lo creo, es entre las demás virtudes sumamente de alabar y su contraria de maldecir, por no parecer ingrato me he
propuesto prestar algún alivio, en lo que puedo y a cambio de los que he recibido (ahora que puedo llamarme libre), si no a
quienes me ayudaron, que por ventura no tienen necesidad de él por su cordura y por su buena suerte, al menos a quienes lo
hayan menester. Y aunque mi apoyo, o consuelo si queremos llamarlo así, pueda ser y sea bastante poco para los necesitados,
no deja de parecerme que deba ofrecerse primero allí donde la necesidad parezca mayor, tanto porque será más útil como
porque será recibido con mayor deseo.
...aunque haya cesado la pena, no por eso ha huido el recuerdo de los beneficios recibidos...
...la gratitud...
...me he propuesto prestar algún alivio...
¿Y quién podrá negar que, por pequeño que sea, no convenga darlo mucho más a las
amables mujeres que a los hombres? Ellas, dentro de los delicados pechos, temiendo y avergonzándose, tienen ocultas las
amorosas llamas (que cuán mayor fuerza tienen que las manifiestas saben quienes lo han probado y lo prueban); y además,
obligadas por los deseos, los gustos, los mandatos de los padres, de las madres, los hermanos y los maridos, pasan la mayor
parte del tiempo confinadas en el pequeño circuito de sus alcobas, sentadas y ociosas, y queriendo y no queriendo en un punto,
revuelven en sus cabezas diversos pensamientos que no es posible que todos sean alegres. Y si a causa de ellos, traída por
algún fogoso deseo, les invade alguna tristeza, les es fuerza detenerse en ella con grave dolor si nuevas razones no la
remueven, sin contar con ellas son mucho menos fuertes que los hombres; lo que no sucede a los hombres enamorados, tal
como podemos ver abiertamente nosotros.
...convenga darlo mucho más a las amables mujeres ...
Ellos, si les aflige alguna tristeza o pensamiento grave, tienen muchos medios de
aliviarse o de olvidarlo porque, si lo quieren, nada les impide pasear, oír y ver muchas cosas, darse a la cetrería, cazar o pescar,
jugar y mercadear, por los cuales modos todos encuentran la fuerza de recobrar el ánimo, o en parte o en todo, y removerlo del
doloroso pensamiento al menos por algún espacio de tiempo; después del cual, de un modo o de otro, o sobreviene el consuelo
o el dolor disminuye. Por consiguiente, para que al menos por mi parte se enmiende el pecado de la fortuna que, donde menos
obligado era, tal como vemos en las delicadas mujeres, fue más avara de ayuda, en socorro y refugio de las que aman (porque a
las otras les es bastante la aguja, el huso y la devanadera) entiendo contar cien novelas, o fábulas o parábolas o historias, como
las queramos llamar, narradas en diez días, como manifiestamente aparecerá, por una honrada compañía de siete mujeres y tres
jóvenes, en los pestilentes tiempos de la pasada mortandad, y algunas canciones cantadas a su gusto por las dichas señoras. En
las cuales novelas se verán casos de amor placenteros y ásperos, así como otros azarosos acontecimientos sucedidos tanto en
los modernos tiempos como en los antiguos; de los cuales, las ya dichas mujeres que los lean, a la par podrán tomar solaz en
las cosas deleitosas mostradas y útil consejo, por lo que podrán conocer qué ha de ser huido e igualmente qué ha de ser
seguido: cosas que sin que se les pase el dolor no creo que puedan suceder. Y si ello sucede, que quiera Dios que así sea, den
gracias a Amor que, librándome de sus ligaduras, me ha concedido poder atender a sus placeres.
... en socorro y refugio de las que aman...
... siete mujeres y tres jóvenes...
...en los pestilentes tiempos de la pasada mortandad...
...las ya dichas mujeres que los lean, ...
...conocer qué ha de ser huido e igualmente qué ha de ser seguido...
Giovanni Boccaccio, Decameron, Proemio, Giornata prima, Introduzione
Audiolibri italiani
https://www.youtube.com/watch?v=Iizsookzdes
Notas
- Proemio del Decameron: La dedica alle donne e piacevoli ragionamenti.
https://online.scuola.zanichelli.it/testiescenari/files/2009/10/a2_pp525-527.pdf
- Proemio del Decameron. Análisis y comentario:
https://library.weschool.com/lezione/boccaccio-proemio-decameron-4510.html
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Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
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