Imposible decir adiós
[2021]
Premio Médici, 2023
Premio Émile Guimet, 2024
Han Kang
[27-11-1977, Corea del Sur]
Premio Nobel de Literatura 2024
Editorial Random House, 256 págs.
Traducción del coreano: Sunme Yoon
Caía una nieve rala.
La llanura en la que me encontraba lindaba con una colina sobre cuya ladera había plantados miles de troncos negros. Gruesos como durmientes de ferrocarril, todos tenían alturas distintas, como personas de diferentes edades.
Sin embargo, no eran rectos como durmientes, sino ligeramente ladeados y curvos, como miles de hombres, mujeres y niños escuálidos andando cabizbajos bajo la nieve.
Así comienza Imposible decir adiós, la última novela de la laureada novelista Han Kang, quien en su discurso al recibir el premio Nobel de Literatura 2024 nos anticipó por donde iba a ir su narrativa: «¿Qué tan difícil es para nosotros seguir siendo humanos, pase lo que pase?»
La sensibilidad hacia el otro lo expresa en todos sus trabajos: en La vegetariana [2007], La clase de griego [2011], Actos humanos [2014], Blanco [2016] y en esta última, Imposible decir adiós [2021].
Y en este estado que ella nos contagia, estaremos. Encontrando, y encontrándonos, con una conmovedora intimidad de sentimientos profundos ante situaciones difíciles —las suyas y las nuestras que quizá evoquemos.
Todo lo que cuenta, lo hace con una minuciosidad y ritmo envolvente. Nos traslada a sus lugares. Nos hace sentir una empatía hacia esos seres por ella creados, hacia los protagonistas de sus historias.
Y siempre y cuando nos dejemos llevar, siempre y cuando nos encuentre, como lectores, en el momento justo de disponibilidad ante una historia inquietante, brutal y poéticamente narrada, nada nos parecerá irreal. Porque, debemos saber que ella juega con eso, construye realidades.
«Así debían ser los árboles que aparecían en mi sueño de los troncos, cuando todavía tenían vida y conservaban sus copas», piensa Gyeongha en su tremendo viaje a la casa de Inseon, en la aldea montañosa de la isla de Jeju, al sur de Corea.
A esta altura, se estarán preguntando de qué trata este libro, cuál es la historia.
Bien, primero les digo que es muy rica en imágenes. Esta es mi primera respuesta. Y al ser así, uno no puede escapar de algunas que se repiten, como los troncos oscuros que emulan siluetas humanas.
Comienza con el sueño reiterado de Gyeongha, escritora y una de las protagonistas.
Ella se encuentra en un presente de abatimiento personal con...
un cuerpo despojado de su caparazón que se arrastra despacio como una babosa sobre el filo de un cuchillo. Un cuerpo que desea vivir. Un cuerpo hendido y cortado. Un cuerpo que se escabulle, se abraza y se aferra. Un cuerpo que se arrodilla. Un cuerpo que ruega. Un cuerpo que no para de supurar algo como sangre, pus o lágrimas.
Es una mujer joven, la imagino de mediana edad, que ha sufrido varias despedidas personales, ¿una pareja?, ¿una madre?, ¿una hija? Algunas, dice, resultado de sus propias elecciones; otras, totalmente inesperadas, no queridas, «hubiera dado cualquier cosa por evitarlas».
En este proceso, Gyeongha reflexiona y se da cuenta de lo frágil que es la existencia humana.
Vive sola en un departamento que ha alquilado en las afueras de Seúl. Sin nadie a quien cuidar. Con el tiempo más que suficiente para escribir. El tiempo tantas veces deseado y, que ahora que lo tiene, de nada le sirve con el deseo desaparecido.
Hace calor y sufre de fuertes migrañas.
El sueño que tanto la perturba había comenzado después de publicar su libro sobre la masacre de Gwangju [lugar de nacimiento de la autora]. Al principio, creyó comprender su significado —el peligro de encontrar una explicación rápida y simplista a nuestras dudas.
Ahora, después de cuatro años, comienza a dudar.
¿Y si no fuera solamente acerca de esa ciudad y sus víctimas?
Quizá, ese sueño extraño pero no tanto, fuera un vaticinio de algo.
Después de este período de ostracismo voluntario, no es que se reconcilia con la vida, pero decide seguir adelante. Se levanta, come, camina, retoma algunas rutinas imprescindibles.
Un antiguo proyecto artístico con las imágenes del sueño recurrente surge en la narración que va y viene. No serían los miles de árboles los que tendría que conseguir, algo tan imposible, solo noventa y nueve —un número abierto al infinito.
Un proyecto pensado con un nombre especial: «Imposible decir adiós».
Acá, entra en escena Inseon, su amiga y ex compañera de trabajo en una revista, la otra protagonista. Alguien que va a tener su propia visión de ese sueño.
¿Cómo es ella?
Inteligente. Una de esas personas que no hablan por hablar. Alguien que no desperdicia un solo momento de su vida dejándose llevar por la impotencia o la confusión.
Es fotógrafa y documentalista. La persona ideal para ayudarla a hacer una breve película testimonial.
Un proyecto que ahí queda, en el pasado, sin concretarse.
Ha pasado un tiempo sin verse. Cuando, inesperadamente, Gyeongha recibe un mensaje de Inseon, donde le pide que vaya a verla.
¿Dónde?
Inseon no vive en Seúl, sino en un pueblo montañoso en la isla de Jeju. Allí vivía su madre —una madre que era como una abuela. Y allí había ido a cuidarla cuando la necesitó. Pero, una vez fallecida, Inseon no regresa a Séul, decide quedarse en la vieja casa familiar.
Vive sola, con dos cotorritas blancas y su taller de carpintería. Ha dejado su profesión y se dedica de lleno a hacer muebles.
Pero no es allí adonde debe ir Gyeongha. Inseon está internada en una clínica de Seúl, un centro especializado en cirugía de trasplantes. Ha sufrido un accidente en su taller de carpintería.
Acá comienza la historia. Una que no voy a revelar, ya que el descubrimiento paulatino de estos dos seres, estas dos mujeres impresionantes, fuertes y determinadas será algo muy personal de cada lector.
Una historia muy dura del país al que pertenecen y las consecuencias de sus búsquedas en este sentido, será, sin lugar a dudas, algo que los va a acompañar más allá del momento que den vuelta la última página.
Es una lectura que perdura.
Páginas impregnadas de nieve, mar y troncos oscuros. De sueños y vigilia. De recuerdos rastreados. De silencios y memorias recuperadas. De una madre que estaba lejos de ser una anciana débil, y de un padre que la escondía en una cueva. De una isla lejana y de una aldea arrasada. De luchas políticas en causas independentistas. De soldados japoneses, de policías norcoreanos arrestando gente y de aviones estadounidenses haciendo promesas incumplidas. De lugares aislados donde se murieron muchas personas ejecutadas. De archivos revelándolo todo.
Páginas con vivencias personales límite. De querer abandonarse, de sentirse al borde de las fuerzas, y... Pero está el pájaro.
Así, va profundizando en los trágicos eventos sucedidos en Corea, con la mirada de tres mujeres: las dos amigas y la madre de Inseon, Jeong-sim. Ellas y sus propias experiencias personales.
Es una lectura difícil de reseñar. Con espacios y tiempos intercalados: universos paralelos y un capítulo oculto de la historia coreana.
Conmueve y edifica.
Con un lenguaje poético Han Kang nos sumerge en su mundo y nos enseña significados:
No sé cómo las pesadillas se alejaron de mí.
No sé si es que yo gané al fin la batalla,
o si es que tras dejarme destrozada pasaron de largo.
Simplemente la nieve se arremolinó,
se acumuló y se congeló.
Imposible decir adiós es más que el título de un libro. Quizá las despedidas no existan. Quizá nunca se acaban. Quizá nunca nos separamos del todo.
El libro está dividido en dos: Primera parte llamada Los Pájaros [con los capítulos: Los cristales, Los hilos, La nevada, La penumbra y Los árboles] y la Segunda parte llamada La Noche [con los capítulos: Imposible decir adiós, La sombras, El viento, La quietud, El descenso y El fondo del mar].
Me despido con esta recomendación: no dejen de leer esta historia sobre la amistad de Gyeongha e Inseon. Dos amigas unidas por algo superior, inexplicable. Vivas o muertas, conectadas a través de un hilo que vibra sutilmente.
Cecilia Olguin Gianelli
Notas, referencias
- Han Kang. Website:
https://han-kang.net/
- Han Kang. Biografía:
https://han-kang.net/Biography
- Han Kang. Books:
https://han-kang.net/Books-All
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Conversar de libros, y de los caminos a donde ellos nos llevan, dar una opinión, contar impresiones, describir una escena, personaje favorito, nunca contarlo todo, aunque a veces, elijamos ir un poco más allá, y no está mal, no a todos les molesta.
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